viernes, 25 de mayo de 2012


  
DEL VIAJE O LOS LUGARES DE LA MEMORIA


Odiseo

Es casi un lugar común comparar la vida con un viaje que va desde la nada anterior al propio nacimiento hasta la muerte, esa otra nada que nos engulle al final del camino y mar común a donde van a morir todos los ríos, “caudales y más chicos”, como escribiera con inmortales versos el gran Jorge Manrique. Que las metas últimas de partida y llegada sean las mismas para todos los humanos no quiere decir que el trayecto recorrido entre una y otra sea idéntico ni muchísimo menos: no es lo mismo un viaje circular alrededor del propio ombligo, que para algunos dura lo que la vida misma, que aventurase a explorar selvas, mares recónditos o el espacio exterior a nuestro planeta. En nuestro universo hay muchos mundos posibles y somos nosotros los que, a veces, tenemos la posibilidad de elegir qué viaje preferimos acometer en función de nuestras predilecciones.

Aún antes de ser una metáfora del cambio, el viaje es la peripecia de la mente, la ocasión que se concede la ilusión deseante para recorrer los lugares vinculados a la memoria, no importa si reales o imaginarios, ya que aunque parezca imaginario, el traslado físico se refiere siempre a enclaves reales que asumen una relevancia concreta e ideal. Los lugares del recuerdo, de la memoria y del olvido se identifican con los espacios de la peregrinación del hombre a lo largo del tiempo, el cual observa las cosas, las dispone en un determinado orden y trata de modificar ese orden para extraer de los objetos de su atención algunas connotaciones ocultas, sagradas a veces cuando el viajero es también buscador de lo trascendente que se esconde tras los velos de las apariencias. El viaje, en suma, resume la curiosidad humana, desde el momento en que el significado de las mismas parece prestarse tanto a la representación escénica como a la argumentación lógica, en tanto en cuanto los mapas físicos del viaje a emprender se corresponden también con una cartografía del espíritu.

Odiseo y Penélope

Los viajes de Odiseo

La Odisea” es el primer viaje de nuestra civilización occidental que resume los temores y las curiosidades del viajero racionalizador que describe la gran epopeya homérica, en esa narración de pasiones, conflictos y reconocimientos que hacen de la recordación el motivo conductor de la aventura. El viaje y la historia fijada en la memoria contienden en el escenario representativo de los seres humanos: todo lo que se aprehende en un lugar puede ser confirmado en otro a través de una cadena sin visible final en la que el terminal emotivo de la experiencia se configura como patrimonio de conocimientos y expectativas que la cultura humana procura conservar.

Del mismo modo que el hecho de nacer en el seno de una determinada cultura y no en otra condiciona nuestras vidas, también ejerce su influencia en las referencias y adhesiones personales que sustentan nuestras decisiones para visitar unos lugares por encima de otros, ya que nuestra memoria personal no es solo una cualidad individual, sino que, precisamente por ser seres culturales, se inscribe en una larga y riquísima tradición que influye en nuestros recuerdos e ilusiones deseantes, así como en nuestra esperanza de recibir una gratificación que premie el esfuerzo que siempre implica moverse hacia un espacio diferente al que normalmente ocupamos. Es indudable que la idea de “viaje” implica desplazamiento (deriva de vía:camino) y sobre todo supone “partida” desde un punto que se considera estable o habitual, por lo que a la connotación geográfica de naturaleza espacio-temporal es preciso añadir la mudanza mental que todo auténtico viaje debe suponer y que encuentra su correlación en una transformación espiritual, siempre deseable por converger en un estado del ser más pleno o abarcador, más sabio, en una palabra, que cuando partió de su Itaca natal: en este sentido, todos los verdaderos viajes son iniciáticos. Esta percepción la expresa el gran poeta alejandrino Constantino Cavafis en su inmortal poema Itaca:


Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
pide que tu camino sea largo,
rico en aventuras y conocimiento.
A Lestrigones, Cíclopes
y al furioso Poseidón no temas,
en tu camino no los encontrarás
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes
ni al fiero Poseidón nunca hallarás
si no los llevas en tu alma,
si no es tu alma que ante ti los pone.

Pide que tu camino sea largo.
Que muchas mañanas de verano hayan en tu ruta
en que con placer, felizmente
arribes a puertos nunca vistos.
Detente en los emporios fenicios
para comprar finos objetos:
madreperla y coral, ámbar y ébano,
sensuales perfumes, -tantos como puedas-
y visita numerosas ciudades egipcias
para aprender de sus sabios.
Lleva a Itaca siempre en tu pensamiento,
llegar a ella es tu meta.
Mas no apresures el viaje,
mejor que dure muchos años
y viejo seas cuando a ella llegues,
rico con lo que has ganado en el camino
sin esperar que Itaca te recompense.

A Itaca debes el maravilloso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino
y ahora nada tiene para ofrecerte.
Si pobre la encuentras, Itaca no te engañó.
Hoy que eres sabio, y en rico en experiencias,
comprendes qué significan las Itacas.

  
El sueño de Polifemo

Constantino Cavafis

Anteriormente he mencionado la palabra memoria y, desde luego, no es una alusión banal. Nuestras vidas y las decisiones que a lo largo de ella adoptamos encuentran su sustento en la memoria, ese don tan mal valorado en los tiempos que corren, porque sin memoria no vamos a ninguna parte. Olvidarse de la memoria es quedarse sin la propia sombra, como aquel personaje de Adalberto von Chamisso. El gran novelista, insuficientemente valorado hoy, que fue Gonzalo Torrente Ballester, a quien tuve el privilegio de conocer y tratar, dijo alguna vez que “la memoria no inventa; sobre la memoria se inventa”. Y así es. La memoria es el depósito aluvional, la materia bruta sobre la que la imaginación, aliada de la experiencia personal, construye nuestras expectativas vitales y decide el rumbo de los viajes que acometemos, sean estos interiores o exteriores, aunque para mí tengo que, para cualquiera que sea consciente de su propia memoria, todos los viajes son, al mismo tiempo, exteriores e interiores. Yo pienso, siento y vivo instalado en mi memoria, proyecto o selecciono desde mi memoria. Así pues, no me cabe duda de que la memoria es el factor desencadenante de la curiosidad y de los intereses culturales que nos llevan a embarcarnos en unos viajes determinados y no en otros. En el transcurso de cada itinerario uno va consolidando, seleccionando y aprovechando la memoria, que constituye el eslabón que enlaza entre sí todos los viajes concretos que podamos realizar, de tal modo que, a la postre, todos son recorridos de un único viaje: aquél que nos lleva a un mejor conocimiento de nosotros mismos, lo que puede equivaler a ser más “personas”, en el sentido auténtico de este concepto según el vocablo griego del que en nuestra lengua deriva.

No quiero dejar de señalar que en esa calamidad nacional llamada “educación pública”, el ejercicio de la memoria está proscrito en la práctica docente por psicólogos y educadores, como si de una enfermedad se tratara. Y así nos va. Para mí no existe peor cochambre colectiva que esa desmemoria en la que vivimos instalados y que los medios de comunicación no dejan de fomentar con tantos subproductos generados directamente desde las cloacas del sistema. Un espanto para cualquier conciencia medianamente despierta.

Desde esta razonable perspectiva, parece evidente que para mí no tenga las mismas resonancias una palabra derivada de una lengua romance que tiene su base en la lengua latina, que otras palabras pertenecientes a lengua eslavas o polinesias, pongamos por caso. Esta apreciación no cabe deslegitimarla en base al relativismo paleto que hoy se estila y que solamente es atribuible a la ignorancia. A este respecto viene a mi memoria una anécdota muy ilustrativa. Ocurrió en un Consejo de Ministros, presidido por Franco, en el que se discutía la procedencia de eliminar o no el latín de nuestros planes docentes. D. José Solís, natural de la localidad cordobesa de Cabra y por aquel entonces Ministro Secretario General del Movimiento era firme partidario de suprimir la lengua latina, porque, en su opinión, no servía para nada, postura a la que se oponía con firmeza el Ministro de Educación, creo que se trataba de D. Manuel Lora Tamayo. Para darle fuerza a su argumento, Solís requirió a Lora Tamayo para que le explicara para qué servía el latín. Sin alterarse, el Ministro de Educación lo fulminó con la siguiente respuesta: “Pues mire usted, don José, el latín sirve, entre otras cosas, para que los nacidos en Cabra se llamen egabrenses y no de otro modo”.

Si es propio de la cultura sentir predilecciones en un terreno tan íntimo y profundo como es el campo lingüístico, no me cabe duda que la misma validez sirve para los lenguajes del arte. La expresión, comprensión y valoración de la obra de arte corresponde a un elemento tan definitorio del ser humano que es válido para señalar la frontera, esquiva a veces, que separa el ser del hombre de la pura animalidad. Abundando en esta línea de razonamiento, tampoco me parece discutible que las metas volantes que preferimos visitar en nuestros viajes tengan que ver con esas coordenadas culturales que hacen de nosotros seres civilizados y no bárbaros. No es lo mismo apuntarse como turista a los viajes organizados por las agencias de viajes y decididos a boleo que elegir un destino y organizar el viaje por uno mismo, utilizando mapas, guías y todos los recursos que hoy nos ofrece Internet. Tampoco lo es viajar a Benidorm que hacerlo a Florencia o preferir Disney World a los Museos Vaticanos: las diferencias señalan no solo referencias culturales distintas, sino también la existencia de una jerarquía, que en esta España nuestra, abarrotada de gente montaraz, casi nadie está dispuesto a aceptar porque eso les colocaría sin remisión posible ante el espejo de su ignorancia o, lo que es peor, de su irremisible idiocia. Cuando el viajero escoge y prepara su propio viaje, recorre el camino al menos tres veces: al idearlo, cuando lo lleva a cabo y cuando al regreso lo reconstruye a través de la memoria, muchas veces apoyado por el material fotográfico o literario recopilado.

Arte maya. Incensario con máscaras del Dios Sol

Sarcófago S. III. Museo Terme di Diocleziano
Arte maya. Friso de Cancuen

Dioses Olímpicos. Friso del Partenón, de Fidias

Ante el Galo moribundo, de los Museos Capitolinos

Cabeza del Galo moribundo

Arte azteca. Coatlicue

Para justificar despropósitos es, por desgracia, demasiado frecuente oír que todas las opiniones son válidas, dichas por los mismos que cuando se ponen enfermos siguen las prescripciones del médico y no los consejos del tendero de la esquina o del vecino del segundo. En una reciente edición del concurso de Miss España, las finalistas fueron sometidas a una sencilla batería de preguntas para saber el nivel aproximado de su formación cultural. Reciente todavía el último tsunami que asoló Japón, a la pregunta de “¿qué cree usted que hubiese pasado si el epicentro hubiese estado en el mismo Tokyo?”, Miss Donostia respondió sin titubear: “Bueno, pienso que ellos también tienen derecho, pues si Donostia tiene un Multicentro, Durango tiene un Megacentro, entonces, ¿por qué Tokyo no puede tener un Epicentro?

Miss Almería no se quedó atrás cuando a la pregunta de qué opinaba sobre los últimos acontecimientos ocurridos en el Japón, respondió sin cortarse un ápice: “Lamentable, muy lamentable. No entiendo cómo se metió tanta agua en Japón teniendo allí la muralla china”.

No se trata de chistes fáciles, sino de la constatación dramática de los niveles de barbarie acultural en los que se mueve una parte nada despreciable de la juventud española, esa misma juventud de la que los políticos no se cansan de repetir que “es la mejor preparada de nuestra Historia”. Así que cuando alguien trate en nuestra presencia de dejar sentado ese relativismo consistente en declarar que todas las opiniones son igualmente válidas, ya sabemos entre qué clase de ganado lo podemos estabular. Como decía Einstein, “tal vez todos seamos ignorantes, lo que pasa es que no todos desconocemos las mismas cosas”. 


Albert Einstein

Y, añado yo, que hasta hay un género de palurdos, muy abundante por estos pagos, que sin saber nada de nada, opina de todo lo divino y humano, casi siempre coincidente en la denostación con calificativos terribles de nuestra Historia y de la cultura que a lo largo de ella ha desarrollado la civilización Occidental, a la cual pertenecemos todos los que, a causa de la información recibida y procesada, somo capaces sentir con orgullo esa noción de pertenencia. El desprecio a lo propio es lo que, por ejemplo, hace que tanto jumento vaya pregonando admiraciones propias de converso después de haber visto los frisos escultóricos de los mayas o aztecas en su último viaje exótico, sin tener ni puñetera idea del trasfondo que representan ni de la mayor excelencia técnica, simbólica, artística y hasta moral de los del Partenón de Atenas que guarda el Mueso Británico o los del Ara Pacis de Roma, emplazados ambos en nuestra vieja Europa y no en continentes lejanos, cuya visita, por distante, resulta mucho más onerosa para nuestros bolsillos. Y es que no hay apuesta ética si no se sustenta en un afán de unidad y de equilibrio, que no es otra la razón última de la estética: es el concepto del areté, tan empleado por Homero, una palabra que podría significar “virtud”, pero en un sentido laico, desprovisto de matices morales de índole religiosa. Esta fue la gran aportación espiritual de la Grecia clásica, que proyectó su luz y su aliento a la civilización romana, para fundirse a lo largo de dos milenios en el ancho río de nuestra civilización cristiana occidental, integradora también de las aportaciones musulmana y judía. Despreciar el filón que supone esta excepcional herencia cultural para buscarla en inconsistencias exóticas es, sin duda alguna, una alienación, un expolio. Una cosa es la aventura y otra bien distinta el “aventurismo” rampante que hoy se estila. Con toda razón, la sentencia pindárica comenta: “La raza más loca entre los hombres / es aquella que desprecia lo que tiene en torno y dirige la mirada más allá / persiguiendo lo inconsistente con vana esperanza”.

Fachada del Panteón

Fachada de la Basílica de San Juan de Letrán

La elección impecable del viaje y la superación de las seguras dificultades que encontraremos en el camino forman parte de la recompensa que nos espera al regreso tras su feliz realización y que conlleva el acceso a un nuevo tipo de excelencia en la que se funden la perfección moral y el anhelo de una perfección formal que no cuenta su propia historia, sino que se ofrece a la mirada que ve su propia realización.

De todo lo ya dicho se desprende que, desde luego, ante nosotros se abre un enorme abanico de desplazamientos posibles que solo en sentido turístico pueden denominarse "viajes", de los cuales muchos son irrelevantes y hasta negativos de cara a profundizar en las señas de identidad que nos son propias y, por eso mismo, en nosotros mismos: el esplendor, si existe, está en la mente, por eso cada viaje auténtico supone también un camino iniciático que convierte al viajero, o acaso más bien peregrino, en iniciado, esto es, portador de una verdad que para los demás es insostenible, porque no cabe enmarcarla en los límites de la pura racionalidad. Tal vez por eso, Henry Miller escribió en El coloso de Marusi: “Si los hombres dejan de creer que un día se convertirán en dioses, entonces con toda seguridad no pasarán de ser gusanos”.


La Artemis de los Museos Capitolinos. Roma 

Mientras consulto nuevamente libros ya leídos, realzo con el rotulador vías, monumentos o carreteras en los mapas recientemente adquiridos que aparecen desplegados en mi mesa de trabajo y acumulo anotaciones detalladas sobre los lugares que me propongo visitar en mi próximo y casi inmediato viaje, que será a Israel, pienso en la sociedad de alma seca y espíritu dormido desde la que parto y que tanto me anima a salir, siquiera sea para olvidarme durante un tiempo de los fantasmas y odios viscerales que emponzoñan los aires de este lóbrego patio de vecinos mal avenidos en el que se ha visto convertida España. Por eso, y porque ya no me queda mucho tiempo para seguir aprendiendo, un cosquilleo nace de mi alma cuando compruebo el camino ya recorrido en la preparación adecuada para la aventura de conocimiento que me espera, sobre todo en mi sueño de Jerusalén, cruce de culturas, de religiones, de ángeles y de demonios, botín de guerreros, atalaya de visionarios y meta de peregrinos desde hace miles de años: Jerusalén, la ciudad más sagrada, la ciudad más impía. ¡Oh, Jerusalén...!



El Valle de Josafat o del Cedrón y el Domo de la Roca desde el Monte de los Olivos

Judío ortodoxo leyendo la Torah ante el Muro de las Lamentaciones

Duomo de la Roca y Explanada de las Mezquitas. Jerusalén 

Lugar señalado como del nacimiento de Jesús en la Basílica de la Natividad. Belén

En el fonicular, subiendo a la Fortaleza de Masada, con el Mar Muerto al fondo

El río Jordán en Yardenit, a su salida del Mar de Galilea

Barrio árabe de Jerusalén

Rosa de Sión, Jardín del Convento del Pater Noster, en el Monte de los Olivos. Jerusalén 

jueves, 10 de mayo de 2012

                          
                         LASCIATE OGNI SPERANZA 


NOTA AÑADIDA EN DICIEMBRE DE 2012: En vista de que el trío Zapatero - Elena Salgado - Fernández Ordóñez era difícilmente empeorable, cuando en mayo último elaboré este informe sobre las Cajas de Ahorros, albergaba la ilusión de que el Gobierno de Mariano Rajoy actuaría con racionalidad económica y sensibilidad social, es decir, que  sus decisiones paliarían los efectos del saqueo indiscriminado que se había venido produciendo desde hacía más de una década. Hoy, apenas trascurridos seis meses de gestión, he perdido toda esperanza. Y no solamente en materia económica. Por eso no me cabe añadir otra cosa que que no se puede decepcionar más y a mayor número de gente en menos tiempo.                  
  

                     AL FINAL DE LA ESCAPADA:

TODOS SON CULPABLES DEL SAQUEO DE LAS CAJAS DE AHORROS




Si alguna conclusión evidente cabe extraer de la crisis que nos asola es la la insostenibilidad de la organización autonómica del Estado, al menos en las condiciones actuales. A excepción de los dirigentes políticos y de sus terminales mediáticas que, sin apenas exclusiones, defienden el modelo porque en él encuentran el mejor campo posible para ejercer y extender su prepotencia, no hay nadie medianamente serio en España que con argumentos racionales pueda demostrar las ventajas de nuestro sistema autonómico frente al modelo centralizado que prevalece en nuestro entorno europeo, a imagen y semejanza del Estado francés legado por la Revolución Francesa. Por el contrario, apenas si se necesitan argumentos para ver que en nuestro Estado de la Autonomías no es ni será posible una reducción del déficit público, ni una renovación de las bases del crecimiento económico si las administraciones regionales siguen considerándose exentas por imperativos “ideológicos” del compromiso de solidaridad y rigor presupuestario que exige la desesperada situación por la que atravesamos.
  
Al final de la escapada
              

                                    Una historia penosa

Es cierto que los bancos y cajas españoles no tenían vinculaciones con los créditos subprime norteamericanos ni con otros instrumentos tóxicos del sistema financiero en la sombra, que fueron los que tumbaron a la banca mundial en 2008. Pero aquí teníamos nuestro propio subprime: el crédito promotor concedido a manos llenas con valoraciones disparatadas y garantías que, muchas veces, no eran más que testimoniales y sin ningún control ante el riesgo que asumían. Y esa bomba de relojería tenía que estallar más temprano que tarde.


El Banco de España consideró que la burbuja inmobiliaria no era una bolsa tóxica de simples documentos sin cobertura, sino que representaba una estructura financiera con base real. Así que primero puso en marcha la política de que las entidades redujeran beneficios -acostumbrados a crecimientos superiores al 20% anual- para ir provisionando estos créditos poco a poco. A ver si, con suerte, no hacía falta más y la cosa se quedaba en un susto. Pero el mercado inmobiliario se derrumbó, no se vendía un piso y ningún promotor podía hacer frente a sus obligaciones crediticias. La crisis económica disparaba la mora y acababa con la demanda de crédito, pero las Cajas de Ahorros tenían escondida mucha más porquería de la que se pensaba. Y encima, estas entidades tenían como problemas añadidos el mangoneo de los políticos, la concesión de crédito a sus estructuras clientelares y la financiación arbitraria de infraestructuras faraónicas carentes de funcionalidad o de viabilidad económica.

Terminal del aeropuerto de Ciudad Real
                      


El fracaso de la estrategia del Banco de España se certificó con la quiebra de Caja Castilla-La Mancha en marzo de 2009. Aquello fue el primer anuncio del fin del mundo. Nadie sabía cómo salir del paso y había mucho miedo a que detrás viniera la quiebra técnica de otras muchas entidades. Así que se decidió intervenir la CCM, gastándose enteramente el Fondo de Garantía de Depósitos para rescatarla y, de facto, regalársela a cualquiera que estuviera dispuesto a asumir el “marrón”, que fue entonces Cajastur. Eso sí, con todo tipo de garantías para que no quebrara también la caja asturiana y forzando la ley si hacía falta (cosa que acabó en los Tribunales). Por dinero no iba a quedar, aunque la broma costase a las arcas públicas la friolera de 9.000 millones de euros.

Pero después del escándalo por el enorme coste del rescate y su absoluta opacidad, el Gobierno decidió que había que crear un instrumento permanente para resolver nuevas crisis. O mejor aún, que se inyectara dinero antes de que ninguna entidad quebrase, es decir, de forma preventiva. Así nació el FROB. A cambio de recibir dinero, las Cajas tendrían que fusionarse -algo que intentaron colar como la panacea que salvaría el sistema- y reducir un 25% de su plantilla, porque la enloquecida expansión de los años del boom había degenerado en una situación insostenible. Para que no se considerasen ayudas subvencionadas del Estado, se acordó que las entidades pagarían un 7,75% de interés.

Entonces comenzó el baile de las fusiones, con especial interés por salvar a las dos grandes cajas con problemas que podían representar un riesgo para la estabilidad de todo el sistema: Caixa Catalunya y Caja Madrid. Pero pronto el supervisor se topó con las resistencias autonómicas a perder “su” caja y a la encarnizada batalla política por salvar poderes y prebendas. Era imposible lograr fusiones entre cajas de distintas regiones (para Catalunya se toleró la “solución catalana” de Montilla) y hubo que inventar la figura de la fusión virtual o SIP. Ahí sí entró el grueso del sistema: Caja Madrid protagonizó dos avalanchas de fusiones, primeramente con cinco pequeñas entidades, pero como no le aportaban el tamaño suficiente para apelar al FROB, tuvo que entrar Bancaja, otra de las entidades apestadas, Además, se cambió la LORCA para que los SIP pudieran convertirse en bancos o, al menos, emitir cuotas con derechos políticos para poder captar capital privado, lo que ha producido, como ahora sabemos, una de las mayores estafas de la historia a los pequeños ahorradores que confiaron en sus Cajas de toda la vida.

Por el camino se vino abajo CajaSur en mayo de 2010, la entidad andaluza más directamente afectada por los mangoneos políticos de la Junta de Andalucía y la nefasta gestión de Castillejo, el cura-banquero, cuyo escandaloso rastro, con Magdalena Álvarez de por medio, cabe seguir en las hemerotecas.

"Mandatela" Álvarez

Esta vez el Banco de España pretendió demostrar que había aprendido de sus monumentales errores y, tras la intervención, realizó una subasta rapidísima, transparente y justa, que consiguió que la vasca BBK sólo se llevara 392 millones de euros en garantías, a cambio de quedarse con la gran caja tóxica de la Andalucía socialista, al menos oficialmente. Todo parecía solucionado por fin, pero entre mayo y junio el rescate de Grecia dio paso a un violento ataque de los mercados a la deuda española, que cogió por sorpresa al Gobierno de ZP, que venía pregonando su eterna cantinela de que nuestro sistema financiero era el más sólido del mundo mundial, poniendo la nación al borde del abismo.

El Señor de las Moscas




Zapatero tuvo que dejar de mirar para otro lado y asumir un duro programa de recortes sociales para reducir el déficit. Eso calmó momentáneamente a los mercados, pero pronto se reavivaron las viejas sospechas sobre la verdadera situación de nuestro sistema financiero. El Banco de España lanzó entonces lo que hizo pasar la bomba definitiva para que las entidades ganaran credibilidad: los famosos test de estrés, que no sirvieron más que para aprobar con buenas notas el grueso del sistema, a excepción de Banca Cívica, tal como estaba previsto que sucedería.

Las previsiones de Fernández Ordóñez se vieron nuevamente desmentidas por los acontecimientos, ya que en cuanto pasó el verano de 2010, volvieron los ataques a la Deuda española, esta vez claramente dirigidos contra el sector financiero, del que absolutamente nadie se fiaba fuera de nuestras fronteras. Sus cuentas, balances y declaraciones resultaban simplemente increíbles. Hasta los intocables Banco de Santander y BBVA se hundían día a día en la Bolsa, afectados por la falta de confianza en todo lo que oliese a España. Entonces, los grandes banqueros presionaron al Gobierno para que actuase de una vez: había que parar la espiral del descrédito internacional o el hundimiento financiero que se veía venir los arrastraría también a ellos.





El Banco de España, que había estado dando una de cal y otra de arena -endurecimiento del calendario de provisiones a cambio de no apuntarse las pérdidas en Deuda Pública-, apretó el acelerador de las reformas: las Cajas tenían que completar sus aportaciones antes de Navidad y los SIP podían olvidarse de mantener las identidades de cada Caja, apostando por las entidades únicas resultantes de las fusiones. Además, mandó unos formularios en los que cada banco o caja debía detallar su exposición inmobiliaria y su situación de liquidez, proponiendo la realización de nuevos test de estrés... Nada que no hubiera demostrado con creces su inutilidad práctica.




Las cosas habían llegado demasiado lejos y la catástrofe inminente flotaba ya en el aire. Las actuación de Fernández Ordóñez era un completo fracaso que ponía en entredicho no sólo la salud del sistema, sino la confianza en la idoneidad del Banco regulador. Ni siquiera le apoyo de la CECA, cada vez más obsoleta, inútil y apartada de la realidad, sirvió para que la confianza se restableciera sin llegar al rescate masivo. La réplica del terremoto en enero de 2011 terminó por empujar a Zapatero, con el apoyo de los bancos, a llevar a cabo el saneamiento radical que el sector se había negado a realizar hasta ese momento. Por supuesto, eso implicaba unas necesidades de capital cifradas entonces en un mínimo de 30.000 millones de euros, que tendrían que salir de las arcas del Estado, ante el rechazo del capital privado a poner más dinero en estas entidades, que ni siquiera pudieron emitir deuda desde el mes de octubre de ese año. Aceptando de antemano que la Deuda Pública se dispararía, el Gobierno esperaba acabar definitivamente con las sospechas y la desconfianza.





Esta gran inyección de capital -esta vez capital sin remuneración, nada de preferentes como en el primer FROB- suponía la nacionalización, al menos parcial, de las Cajas. Se consideró que de forma temporal, ya que con el tiempo el Estado iría privatizando sus participaciones para recuperar los fondos aportados. Para esto se reformó la LORCA, obligándose de manera indirecta a que las Cajas se convirtieran en bancos. Pero estos artificios de simple ingeniería contable no tardaron en verse arrollados por una realidad implacable que puso en entredicho tanto a la impresentable Elena Salgado, Vicepresidenta del Gobierno y titular del Ministerio de Economía, como al no menos impresentable Miguel Ángel Fernández Ordoñez, cuya gestión al frente del Banco de España ha resultado ser mucho más catastrófica de lo que muchos temíamos, tal como queda demostrado en los artículos que inserto al final de esta larga entrada. En ellos podrá ver todo aquél que los leyere, que no todos los sindicatos del sector de la Cajas de Ahorros se han comportado a lo largo de esta crisis con el servilismo interesado que cabe reprochar a los dos grandes sindicatos, pomposamente autodenominados “de clase”: CC.OO. y UGT, tan corresponsables del desastre provocado por el estallido de Bankia, a causa de su incondicional apoyo a otro de los grandes responsables de la punible gestión llevada a cabo en Caja Madrid por su anterior Presidente, Miguel Blesa.

http://www.elconfidencial.com/opinion/palo-alto/2012/05/19/bankia-la-sombra-de-blesa-conduce-hasta-aznar-9221/

Miguel Blesa: aquellos polvos trajeron estos lodos...

La saga no acaba aquí. Las medidas adoptadas por el Gobierno de Rajoy en el Consejo de Ministro del pasado viernes, que han hecho salir de Bankia a Rodrigo Rato, son demasiado recientes para saber si bastarán para resolver la situación del sector financiero español, pero cabe decir, lo cual es mucho, que van en la dirección correcta.

Para cualquier analista medianamente objetivo, comparar a ZP o Elena Calamity Salgado con De Guindos supone un insulto a la inteligencia. Es la misma distancia que existe entre un Presidente que se negó a escuchar las “recomendaciones”, más bien exigencias imperativas de Bruselas, alegando “razones ideológicas” para atrincherarse en la hamaca de su reino de las Batuecas, a Mariano Rajoy, sobre todo después de escuchar sus recientes declaraciones hechas el pasado lunes, día 7 de mayo: “Haré lo que sea para sacar a España de ésta, incluso lo que he dicho que no iba a hacer”. Más claro, agua. Ese es el camino. A ver cuándo llega el turno de meter en cintura el caos autonómico y a las multimillonarias prebendas sindicales, que son las otras dos asignaturas que es urgente aprobar para que ese tinglado insostenible llamado España se tenga en pie. Porque, no lo olvidemos, las manipulaciones sectarias practicadas por los políticos autonómicos y los dirigentes de los dos grandes sindicatos incrustados en las ruedas del sistema, son las aberraciones extra económicas que ahora están pasando factura a las Cajas de Ahorros españolas.





Ha sido necesario que nos enfrentemos al abismo del rescate exterior para que las instancias europeas nos urjan sin ambigüedades institucionales a coger el toro por los cuernos y resolver la difícil papeleta de reconducir la situación actual, que me atrevo a llamar “feudal”, y exigir al Gobierno central, el único elegido por todos los españoles, que se dote de los medios que le son imprescindibles para desempeñar el papel dirigente que debe desempeñar en los tiempos que corren. Entre el abuso del «hecho diferencial», la excitación del patrioterismo regionalista, los agravios comparativos y la pluralidad de las fuentes legislativas repartidas por los diecisiete parlamentos autonómicos, la sobreabundancia de administraciones públicas ha degenerado en un Estado central residual, contra el que compiten entidades que desde su interior han asumido en la práctica el papel de microestados, vaciando de contenido todas las disposiciones emanadas del Gobierno de la nación y sancionadas por el único parlamento común, que es el que se asienta en la madrileña Carrera de San Jerónimo. Ver a los gobiernos regionales, ¡y hasta a ayuntamientos técnicamente quebrados!, detraer cuantiosas partidas presupuestarias para subvencionar a asociaciones o instituciones extranjeras de existencia más que dudosa, mientras las colas de indigentes se multiplican de día en día a las puertas de los comedores de Cáritas, produce escándalo, indignación, alarma social y hasta algunas cosas más de las que no quiero dejar constancia escrita, pero fácilmente imaginables.

http://www.libremercado.com/2012-05-14/espana-pago-150000-euros-para-mantener-un-observatorio-de-genero-en-camboya-1276458534/

Fusilamiento de Torrijos. Cuadro de Gisbert

Aunque la casta política instalada en el poder se niegue obstinadamente a admitirlo, a estas alturas está más que claro que los tan cacareados beneficios de la descentralización de las administraciones para con el ciudadano son un cuento chino que hoy poca gente sensata está dispuesta a admitir. En un mundo en el cual la revolución cibernética ha convertido la comunicación y la información en fenómenos globales, hablar de mayor acercamiento de la administración a sus administrados por el hecho de que, pongamos por caso, Málaga esté más cerca de Sevilla que de Madrid, porque se tarde una hora menos de AVE para recorrer la distancia que las separa, es una auténtica burrada. Por otra parte, y a mayor abundamiento, semejante argumento ya era una falacia desde que el ferrocarril llegó a Málaga a finales del siglo XIX: Para cualquier malagueño es una evidencia absoluta que, desde entonces al menos, Málaga se ha considerado siempre mucho más cerca de Madrid que de Sevilla, digan lo que digan los políticos. Y esto que rotundamente afirmo acerca de Málaga, porque es el caso que mejor conozco, tiene validez para la mayor parte del territorio peninsular: es una consecuencia, entre otras circunstancias, de la configuración geográfica de la Península: no hace falta más que mirar el mapa para ver que su centro es el punto más próximo y común de todas las periferias.

La deriva autonómica ha hecho que, en casi todo los aspectos, en nuestro Estado autonómico se ha ido más lejos que en modelo federal, donde, por serlo en virtud de exigencias históricas muy concretas, se ha dotado a las instituciones centrales de poderes de armonización y legislación básica más fuertes que los que tienen a su disposición el Gobierno y el Parlamento españoles. Desde luego, nada de esto ha sucedido en virtud de una fatalidad inevitable, sino por intereses materiales muy concretos de las oligarquías políticas locales, que han visto el engorde del poder autonómico como mercancía de reparto, agencia de colocación para sus allegados o afines, saco sin fondo para corruptelas de todo tipo y sectaria escuela de mandarines. Deja sin aliento saber que mientras la población española ha crecido un 20 % desde la muerte de Franco en 1975, la burocracia que sostenemos y padecemos se ha visto incrementada en más del 400 %. Sobran palabras.




Si la avidez y rapacidad de las oligarquías políticas locales ha carecido de límites o escrúpulos, es un hecho constatable que las Cajas de Ahorros fueron las primeras instituciones que asaltaron, en las que han trepado como enredaderas envenenadas y han echado raíces. Desde sus órganos de gobierno han hecho y desecho, han especulado con el boom del ladrillo, han cubierto los agujeros negros de los partidos, ¡de todos los partidos!, convirtiendo los fondos de sus impositores en botín de conquista del que han dispuesto para sus fines sectarios y lucrativos con total impunidad, sin pausa ni medida, hasta dejarlas en esa bancarrota en la que ahora se encuentran y que constituye el problema más acuciante de nuestro sistema financiero. Y todo ello sin asumir responsabilidades de ningún tipo y, lo que resulta mucho más esperpéntico todavía, recibiendo indemnizaciones multimillonarias cuando, después de resistirse hasta límites escandalosos, han terminado por ser desalojados de sus cargos.


Torre Europa I, sede de Bankia: todo un símbolo

Los tres monos capitalistas
El vergonzoso espectáculo ofrecido por Bankia es fiel reflejo de lo ocurrido, en mayor o menor medida, en todas Cajas de Ahorros españolas. Los que señalan la culpabilidad del Sr. Fernández Ordóñez, Gobernador del Banco de España, tienen razón. Y también la tienen los que señalan la culpabilidad del Gobierno de Zapatero, que por primera vez en la Historia nombró para el cargo a una persona con carné de partido. No menos razón tienen los que señalan como culpables los sucesivos Ministerios de Economía, cuyos titulares no solamente miraron hacia otro lado, sino que engañaron a la nación entera haciéndoles creer en las excelencia de un sistema financiero que, según proclamaron con insistencia digna de mejor causa, era el más firme y seguro del mundo. Pero estas culpabilidades compartidas no disminuyen las de las cúpulas rectoras de estas entidades, incluyendo a los representantes sindicales de UGT y CC.OO sentados en sus Consejos de Administración, que en vez de velar por la sana gestión de sus intereses, se plegaron a las voluntades políticas de los prebostes autonómicos y municipales que han terminado por arruinarlas. A la quiebra de las Cajas de Ahorros han contribuido todos, y, por lo tanto, todos son culpables, por lo que también todos se irán de rositas y, desde luego, con los bolsillos llenos, para afrontar desde la seguridad de sus situaciones económicas de privilegio, la crisis actual y todas las que tengan que venir. Así que, si este estado de cosas es propio de una “democracia”, que venga Dios y lo vea.



Este introducción explicativa quiero utilizarla como encuadre para la inclusión en esta entrada de los tres siguientes artículos: “Más que crisis, desplome económico”, “Bailando con lobos” y “Las Cajas de Pandora”, publicados a lo largo de los tres últimos años en la revista “El Dedo Digital”, del Sindicato SECAR, en los que junto con otros de corte parecido, abordé el silenciado escándalo del saqueo de las Cajas de Ahorros. Sirvan estos artículos como demostración inapelable de que quien no se ha enterado de lo que estaba pasando y de lo que inexorablemente terminaría por suceder es porque no ha querido. Como decía Einstein, “tal vez todos seamos ignorantes, lo que pasa es que no todos ignoramos las mismas cosas”.


Impunidad de los políticos españoles

 El despretigio del Banco de España tiene nombre.
Se llama Miguel Ángel Fernández Ordóñez

Voy a permitirme una última consideración: Si una persona como yo, sin cargo institucional alguno y alejado de cualquier centro de poder político o económico, ha sido capaz de ver y denunciar lo que estaba pasando, ¿es creíble que los gabinetes de documentación y análisis de las propias Cajas de Ahorros, del Banco de España, del Gobierno de España y de los gobiernos autonómicos no supieran calibrar el desastre que se estaba generando? Que la repuesta es un no rotundo es tan obvia que cualquier consideración ulterior sobra. ¿O acaso no tengo razón?






Sindicato SECAR. Circular informativa
Lunes, 16 de febrero de 2009

Más que crisis, desplome económico

Para nadie es un secreto que la situación económica es gravísima y lo más alarmante de todo es que, según los expertos, lo peor está por llegar. Metafóricamente hablando, la verdad es que el Titanic se hunde mientras la banda de música del Gobierno interpreta valses y el agua empieza a entrar a borbotones por el corte producido por su choque con la realidad. De nada ha servido ignorar una situación que lleva anunciándose desde hace más de dos años, porque la desaceleración de la economía española ya había comenzado cuando estalló la crisis financiera internacional a mediados de 2007. Esa es la situación de la nación y no otra. Ya no hay marcha atrás que valga a una trayectoria económica tanto tiempo errática: no es un secreto que el Gobierno ha reconocido la evidencia demasiado tarde y, forzado por las circunstancias, las medidas económicas adoptadas para paliar la catástrofe son más propagandísticas que reales.





La construcción, un negocio que impulsó la recuperación española en los noventa, se fue de las manos hace mucho tiempo. Según los datos del propio Gobierno, el “ladrillo” tenía a principios de 2008 un peso del 17,9% en el Producto Interior Bruto (PIB) y daba empleo al 13% de la población activa. Las cifras son aún mayores si se tiene en cuenta su influencia indirecta en otros sectores, lo que supondría alrededor de un 34% del PIB. Así, la suma de constructoras endeudadas en miles de millones de euros y el desboque del desempleo ha hecho que las tasas de morosidad de bancos y cajas de ahorros aumenten de forma imparable en los últimos meses. Y ello, en un ciclo continuo, provoca que el acceso a créditos sea más difícil, lo que entorpece todavía más la viabilidad de cualquier tipo de crecimiento.

Como consecuencia son bastantes las instituciones financieras que atraviesan por una situación delicada, consecuencia de los excesos cometidos con el crédito promotor y la borrachera hipotecaria. A 31 de diciembre pasado, y según datos de la CECA, la tasa de morosidad media del sector era de 3,65%, cuando hace justamente un año, en diciembre de 2007, se situaba en el 0,89%. La tasa de cobertura media a finales de diciembre pasado apenas llegaba al 60,6% y bajando. En dicha fecha, hasta siete Cajas tenían una morosidad superior al 4,5%.

Hasta ahora, el récord de morosidad estaba en manos de Caja Madrid, con un 4,87%, seguido por la valenciana Bancaja, que el jueves pasado hizo pública una mora del 4,28%. Pero ninguna entidad había superado el 5% como anunció el viernes Caixa Cataluña. Con esta espectacular tasa de morosidad, la cobertura se ha desplomado hasta el 56,7%. No obstante, en este capítulo la caja catalana no es la peor: la superan la CAM con un 50,1% y Caja Madrid, cuya cobertura ha caído hasta el 46,6%.

Miguel Blesa deja a Rodrigo Rato una herencia envenenada

El déficit de España, que se situó en el 3,4% del PIB en 2008, se disparará este año hasta el 6,2% debido a la caída de los ingresos fiscales, el aumento de las prestaciones por desempleo y las recientes medidas adoptadas para intentar camuflar la situación, que sólo servirán para incrementar el gasto público y el nivel de endeudamiento. Ante la magnitud del desastre, la Comisión Europea lanzará esta semana un procedimiento sancionador contra España por superar el límite del 3% de déficit público respecto al PIB previsto en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC).

Ante semejante panorama, no podemos dejar de llamar la atención a los trabajadores sobre la complicidad de CC.OO y U.G.T, las dos grandes centrales sindicales que se nutren de los fondos públicos y que desde el año 2004 hasta febrero de 2009, han recibido del Gobierno andaluz 122.433.196 euros U.G.T. y 143.049.447 euros CC.OO., sin contar las subvenciones recibidas por el Gobierno central, ni la obtenidas por las fundaciones y organizaciones afines que controlan estos sindicatos, así como otros ingresos de las arcas públicas que son muy difíciles de cuantificar por su opacidad y que escapan de cualquier posible control. Llama la atención que los mismos sindicatos “de clase” que aquí proclaman la necesidad de arrimar el hombro al Gobierno, hayan sido hace apenas una quincena, los convocantes de la primera huelga general en Francia de la era Sarkozy para protestar por la política económica del Gobierno y el descontento contra el apoyo unilateral que el Estado francés brinda a los bancos y a la industria mediante el paquete de medidas para reactivar la coyuntura económica y para exigir el mantenimiento del poder adquisitivo de los trabajadores, cuando la tasa de paro no llega en el país vecino al 8%.




No está de más recordar que durante el segundo mandato de Aznar, cuando la economía española generaba más empleo que los restantes países europeos, vimos a los piquetes de CC.OO y G.G.T en pie de guerra, cortando las calles, montando bronca y organizando una huelga general. Y es que tanto sectarismo apesta, mientras que la defensa de los intereses de la clase trabajadora queda relegada o defendida tan sólo por los sindicatos verdaderamente independientes, como es el caso del CIC-SECAR.





Sindicato SECAR. Revista "El Dedo". Febrero de 2010

Bailando con lobos

Por José Baena

Han bastado unas semanas, desde Copenhague aquí, para que Europa se haya dado cuenta de la deriva económica que arrastra al Gobierno de España. La foto de Zapatero en Davos, junto al griego Papandreou y el letón Zatlers, los dos campeones del desastre económico continental es más elocuente que ninguna otra consideración o discurso. Y es que, como dice el refrán, una imagen vale más que mil palabras para situar a España como candidata de honor para entrar en el club de las finanzas públicas insostenibles. Estamos ante la célebre frase: "Se puede engañar a algunos todo el tiempo y se puede engañar a todos algunas veces, pero es imposible engañar a todos todo el tiempo". A Rodríguez Zapatero le han calado fuera de nuestras fronteras y los mercados no perdonan, sino todo lo contrario, buscan sacar tajada.


ZP en Davos, ¿se enteró de algo?
http://www.youtube.com/watch?v=5QlADKdvPyQ

Hace casi exactamente un año, en nuestra circular informativa del 16 de febrero de 2009, titulada “Más que crisis, desplome económico”, escribimos: “Para nadie es un secreto que la situación económica es gravísima y lo más alarmante de todo es que, según los expertos, lo peor está por llegar. Metafóricamente hablando, la verdad es que el Titanic se hunde mientras la banda de música del Gobierno interpreta valses y el agua empieza a entrar a borbotones por el corte producido por su choque con la realidad”.

Entonces, algunos nos criticaron por alarmistas. Un año después todos los datos apuntan a que la situación de nuestra economía ha empeorado tanto que en cualquier momento puede sobrevenir, tomando ejemplo de la meteorología, “la tormenta perfecta” que ponga patas arriba nuestro sistema social y político, porque el Gobierno sigue en su deriva autista y a la economía nacional no le cabe ni un anuncio mesiánico más, sino poner manos a la urgente tarea de hacer realidad las medidas de choque que Zapatero prometió en Alemania, pero que no se ven por ninguna parte.

El nefasto tándem ZP - Cándido Méndez

La anómalas intervenciones del Rey, seguida de la campaña publicitaria a favor de un pacto político que sirva de tregua al desgobierno imperante, patrocinada por Telefónica (César Alierta) y por el Banco Santander (Emilio Botín) y en la que participan las principales empresas del Ibex con cerca de 300.000 euros cada una, han encendido todas mis alarmas. Huelo que el derrumbe se acerca a una velocidad mayor de la que preveía. Tengo miedo porque nadie sabe a ciencia cierta qué es lo malo que va a sobrevenir. Me temo lo peor. Apenas si quedan márgenes para maniobrar y parece lógico pensar que cuanto más consistente sea la recuperación económica europea, más asfixiada se sentirá la economía española. Si ahora, que los tipos de interés están en mínimos históricos, hay muchas familias con enormes dificultades para pagar sus hipotecas y las colas del paro no hacen más que alargarse, ¿qué pasará cuando el Euribor comience a subir y con ellos los intereses de nuestra deuda? Un solo dato, pero mareante: A finales de noviembre el Estado tuvo una necesidad de endeudamiento de 108.842 millones, frente a la necesidad de endeudamiento de 36.203 millones del mismo periodo del año anterior.

Como a estas alturas parece impensable que el Gobierno vaya a recortar el gasto o sea capaz de adoptar medidas impopulares para estimular la competitividad y acometer la reforma del mercado laboral, muchos expertos no ven otra alternativa que España sea “invitada” a abandonar la zona euro, lo que le permitiría devaluar su moneda y ganar la suficiente competitividad para volver a crecer, aunque la corriente mayoritaria de pensamiento económico apuesta que ningún Gobierno se arriesgaría al caos financiero que tal decisión podría desencadenar. ¿Entonces?

Bailando con lobos
Aquellos que piensan que España es demasiado grande e importante para fracasar dentro de la UME y que, por lo tanto, siempre sería rescatada antes de que quebrara, simplemente, no tienen en cuenta el tamaño de la hipotética operación de rescate. Nuestro país es algo más del 12% del PIB de toda la zona euro, por lo que muy pocos países estarían en condiciones de rescatarnos con las tensiones financieras presentes. Es más, los franceses y alemanes ya han dejado claro que no están dispuestos a dar más ayudas a Grecia, preguntándose a dónde fue a parar todo el dinero de los fondos estructurales y de cohesión. Si ahí es donde se albergan todas las reticencias para rescatar a la economía griega, el problema trasladado a España se vuelve inmanejable, toda vez que el conjunto de las administraciones públicas españolas necesita diez veces más financiación que la griega para salir adelante. La inercia presente es clave para que un creciente número de analistas cuestionen que España pueda seguir en el euro y se han multiplicado las opiniones que se inclinan por una solución impuesta desde el exterior; no se sabe muy bien si incluso extracomunitaria, vía Fondo Monetario Internacional.

Estamos ante una pescadilla que se muerde la cola y que tiene todas las trazas de convertirse en una espiral centrípeta que cada vez paralice más la economía, entrando en conflicto con la espiral centrífuga del aumento de la deuda. Estos dos movimientos de singular intensidad y de direcciones opuestas pueden entrañar desgarrones interiores no sólo en el sistema económico, sino en la estructura social del país y, finalmente, en la estructura política, sin que los dos grandes sindicatos mayoritarios a los que se agarra el Gobierno puedan hacer otra cosa que lanzar nuevas soflamas vacías de verdadero contenido, poner la mano y corear la propaganda gubernamental.





La banca y las cajas de ahorros todavía no han reconocido una parte importante de su agujero negro y del que generarán en los próximos dos años, a medida que vayan venciendo las líneas de crédito concedidas al sector inmobiliario. Como muchos temían, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) no ha servido de nada. El resultado es que, aprobado en junio pasado y con final marcado por Bruselas a junio próximo, de los 99.000 millones previstos solo se ha dotado con 12.000, de los cuales no se ha utilizado un euro a día de hoy, porque no se ha hecho ninguna operación. Y ello cuando apenas le restan cuatro meses de vida legal. Cuando eso ocurra el Estado, ya anegado por el déficit público, no podrá conceder nuevas ayudas… Ni tiene dinero, ni el electorado toleraría un nuevo empujoncito a bancas y cajas que ni siquiera contribuiría a abrir el crédito, ni Bruselas va a permitirlo. Así pues, en los meses venideros, bancas y cajas no van a estar en otro juego que el de aumentar sus provisiones por morosidad para fortalecerse ante el tsunami que se ve venir.


El tsunami que se ve venir

En mi modesta y personal opinión, y ante semejante panorama, sin FROB ni FRAB en el horizonte, nada más deseable para los intereses de Unicaja que la negociación social con Cajasur se prolongue, dando lugar a que, como ya se está viendo venir, el Banco de España intervenga y el iniciado proceso de fusión se quede en agua de borrajas, como los anteriores con Cajasol y Caja Castilla La Mancha. Porque una cosa es negociar fusiones impuestas y otra, mucho más peligrosa, bailar con lobos en tiempos de tormenta. Así que yo me daría con un canto en los dientes por que nos quedásemos, como diría un castizo, “cada uno en su casa y Dios en la de todos”.



Sindicato SECAR. Revista "El Dedo". Marzo de 2010

Las cajas de Pandora
o corazones con freno y marcha atrás

Por José Baena

La mitología cuenta que cuando Pandora, la primera de las mujeres sobre la tierra, fue destinada a Prometeo, los dioses la colmaron de dones y presentes, de los cuales el más misterioso era la singular caja cerrada que le regaló Zeus para que la ofrendara a su esposo, con la advertencia de que no la abriera. Prometeo, astuto por naturaleza, receló de los presentes y no quiso recibir ni a Pandora ni la caja. Su hermano Epimeteo, en cambio, no pudo resistir los encantos de Pandora y, después de desposarse con ella, abrió la caja misteriosa. En ella estaban guardados todos los males que podían afligir a la raza humana que, a partir de ese momento, se esparcieron por el mundo.

La Caja de Pandora

Como en la historia de Pandora, las cajas de ahorros españolas tenían buen aspecto y mejor prensa, productos de una larga historia en la que conjugaron, unas con mayor acierto que otras, una buena gestión económico-financiera y una obra social que, como aquella célebre máxima aplicable al buen entendimiento de la justicia, empezaba por su propio personal. Eso fue hace mucho tiempo: aquellos magníficos logros son calificados despreciativamente hoy como “paternalismo”. Avatares del tiempo y de la desmemoria.

Con la instauración de la democracia las cajas bancarizaron sus aspectos sociales y benéficos, su gestión y su avidez de beneficios, pero, a diferencia de los bancos, guardaron en su interior la mala hierba del clientelismo político. En un movimiento pendular nunca antes visto con tal velocidad, de ser inexistentes, los partidos políticos se desplegaron por doquier como yedras venenosas ocupando todos los resquicios de la sociedad civil, desde las asociaciones de consumidores, de vecinos o de lo que fueran, pasando por un largo etcétera que incluyó, desde un primerísimo momento, los consejos de administración de las cajas de ahorros. Una vez que esto ocurrió, lo que resulta casi milagroso es que los vahos maléficos que se han ido acumulando en su interior durante los tres últimos decenios, no terminaran por reventar, contaminando el ya de por si, oscuro panorama económico: no nos engañemos y que nadie nos engañe, la crisis no ha provocado los males que cada día convierten en crónica de sucesos el pulso económico de la nación, sino que es consecuencia de estos, así como de su repentina y escandalosa visibilidad. Son la consecuencia de una manera de hacer y de entender la política y que, de forma pintoresca, podríamos sintetizar en aquella frase de una ministra que se ha hecho de un lugar preeminente en la historia del pensamiento económico: que el dinero público no es de nadie. Carmen Calvo dixit.

Carmen Calvo: "El dinero público no es de nadie"

Hace poco más de un siglo que el insigne economista Joaquín Costa resumió en dos palabras los males que empobrecían a los españoles: oligarquía y caciquismo. En esas mismas estamos. Los nuevos caciques están en todas partes y, desde luego, las cajas de ahorros no podían constituir una excepción. Al intervencionismo de los políticos de cualquier signo o bando todas las libertades ciudadanas les parecen sospechosas siempre que no estén encauzadas por ellos o a través de sus mariachis. A este paso, la única libertad que nos va quedando es la libertad de risa. Por eso, me temo que, al paso que vamos, moriré de una estruendosa carcajada. Que, en cualquier caso, siempre será mejor que hacerlo víctima de la desesperación de ver llegar el fin de mes, de uno y otro mes, y comprobar que para llenar las trampas y el estómago, sólo nos encontramos con la cháchara vana de los políticos que, incapaces de engañar por más tiempo a la inmensa mayoría ciudadana, han utilizado su capacidad corrosiva para, como el buen Dios, colarse en todas partes y acorazarse como oligarquía dirigente, convertida también, en la plutocracia más iletrada, altanera e irresponsable de nuestra historia contemporánea.




El espectáculo ofrecido por el Ministerio de Economía y el Banco de España (el Banco del Gobierno de España, quiero decir) en el caso de la anunciada fusión, absorción, integración o como rayos quisiera llamársele, de la Caja de Ahorros de Castilla-La Mancha por Unicaja, sería patético si no pareciese sacado de aquella obra cómica de Enrique Jardiel Poncela titulada “Corazones con freno y marcha atrás”. Cuesta trabajo entender que si al final se iba a intervenir la CCM, ¿qué necesidad había de pregonar fusiones que al final no se llevarían a cabo, provocando no sólo el pánico entre los impositores de la entidad manchega, sino proyectando dudas entre la clientela de Unicaja? ¿Cómo es posible tanta torpeza junta? Si no se pensaba conceder una dote a la convenida boda que fuera consonante con los riesgos de la operación, ¿por qué dilatar en el tiempo una situación de descapitalización que, finalmente, ha terminado conociéndose y ha proyectado una oleada de fundadas sospechas sobre todas las cajas de ahorros españolas? ¿Y qué decir de la insensata petición hecha por D. Narciso Serra de que todas las cajas, absolutamente todas, sean recapitalizadas con el dinero de los contribuyentes en un país en el que casi la mitad de los parados no percibe seguro de desempleo alguno? Si hubiese un poco de decencia, o tal vez de justicia, estos señores deberían dejar sus poltronas para siempre como medida de elemental higiene y, desde luego, responder acto seguido de sus responsabilidades penales, si las hubiere a causa de su despilfarradora gestión. Pero, qué va. En España no: aquí nadie responde de nada. Si ante una película estuviéramos, el nombre aparece bien claro: “Toma el dinero y corre”. ¿O no?

¡Toma el dinero y corre!

Como quien no se consuela es, según el dicho popular, porque no quiere, pondré punto final a estas reflexiones con un final que nos resulte consolador para nuestras expectativas de futuro. Y es que en esta desquiciada historia, el final tiene nombre y apellido: se llama Braulio Medel. Como el receloso Prometeo de la antigua mitología griega, antes de quedarse con la caja, mejor “paquete”, de Pandora, después de recibir las presiones que todos hemos conocido por los medios informativos, persistió con firmeza en su postura de exigir unas seguridades del Estado que, al serle denegadas en la cuantía requerida, puso fin a la ceremonia de confusión auspiciada desde el poder político y decidió que su Unicaja, nuestra Unicaja, se quedara tal como estaba y que a quien Dios se lo dé, San Pedro se lo bendiga, sencillamente porque para semejante viaje eran necesarias otras alforjas.

Pese a la corrupción general del sistema, afortunadamente no todos los presidentes de cajas se llaman Juan Pedro, Narciso o similares. Como sucede en la lotería, en muchas cosas sigue rigiendo el azar y, acaso sea por eso, todavía quede alguno por ahí que bien pudiera llamarse Prometeo. Mejor así. Punto y seguido, que no punto final porque, o mucho me equivoco, o colorín colorado este cuento no se ha acabado.






Sindicato SECAR. Revista "El Dedo". AÑO XIV, Nº40  NOVIEMBRE DE 2011

TIERRA QUEMADA

Por José Baena 

El torbellino económico que amenaza con arrasarnos lo vengo anunciando hace mucho tiempo. Desde mis colaboraciones en estas páginas de “El Dedo” a mis artículos en periódicos, pasando por mis conversaciones privadas, no he dejado de manifestar la certeza de que ante el derrumbe de la credibilidad económica de España, resultado de la catastrófica gestión económica de nuestro Gobierno, cualquier shock de la economía internacional colocaría a nuestro país contra las cuerdas y que entonces los mercados serían mucho más reticentes para darnos otra oportunidad sin haber puesto medidas efectivas sobre la mesa. Aunque no resulte original decirlo, "se puede engañar a algunos todo el tiempo y se puede engañar a todos algunas veces, pero es imposible engañar a todos todo el tiempo", que ha sido la táctica inveterada de nuestro hoy más que desaparecido Gobierno, reencarnados sus peores carencias y excesos en el esperpéntico candidato Rubalcaba.





Desde bastante antes de las últimas elecciones generales, vengo comparando el inexorable desmoronamiento de nuestra situación económica y política con el hundimiento del Titanic, concretamente con el trágico episodio, tantas veces llevado al cine, en el que la banda de música interpretaba valses mientras el navío iluminado comenzaba a ser engullido por las frías aguas del Atlántico norte. Pero el hundimiento al que ahora me refiero y que tenemos en puertas no es, precisamente, de índole marítima.

Era cuestión de tiempo que la realidad acabara filtrándose por las paredes, como pasa con los muertos de Don Juan Tenorio. Y en esta hora crucial para España, la única realidad palpable y atemorizante es la parálisis de nuestra economía. Todo lo demás son palabras, ignorancia supina o demagogia populista. La razón, por otra parte, es bien sencilla de entender: cualquier propuesta política, por nimia que parezca, tiene una inmediata traslación económica, que viene representada por su coste en euros. Así de simple son las cosas. Por eso, después de casi ocho años de despropósitos económicos de toda laya, desde la venta en 2007 de ciento treinta y tres toneladas de oro por el Banco de España, que representaron el 32% de unas reservas que hoy valdrían el doble, hasta las subvenciones a las energías renovables, que costaron a los españoles 7.200 millones de euros en 2010 (el 25% del recibo de la luz), podemos afirmar que la política llevada a cabo ha sido de pe a pa un penoso disparate que ahora nos está pasando la factura. Para mayor peligro, no hace falta ser muy listo para saber que la deuda real generada por las comunidades autónomas y ayuntamientos es, como la de todas las instituciones del Estado en su conjunto, mucho mayor que la que oficialmente reconocen nuestros gobernantes. De ella y de su descontrol ha surgido una corrupción escandalosa que cada día nos indigna con noticias de nuevas tramas venenosas alimentadas por los caudales públicos, consecuencia directa de creer que, como afirmó la ministra Carmen Calvo, “el dinero público no es de nadie”. De este convencimiento surge el deporte nacional mejor practicado: la deriva millonaria de euros hacia organismos parasitarios en donde desaparecen por arte de birlibirloque, canalizados hacia redes clientelares, repartidos a través de subvenciones directas o como suministro a mecanismos mafiosos gracias a los cuales cada uno afana lo que puede y mientras puede.





La simple enumeración de las barbaridades que anteceden sirve para evidenciar que el infierno económico en el que nos encontramos no se debe tanto a las repercusiones de la crisis global o al derrumbamiento de la denominada economía del ladrillo como a los dislates perpetrados desde las páginas del Boletín Oficial del Estado y de las cuales es exclusivo responsable el Gobierno de Rodríguez Zapatero. A estas alturas, ¿cómo demonios cabe escudarse en la crisis mundial para justificar nuestros incomparables índices de paro, la inseguridad jurídica generada por la diarrea legislativa de nuestros diecisiete gobiernos autonómicos, la ineficacia productiva, el desastre educativo palpable en el fracaso escolar generalizado, el altísimo coste de nuestra energía o el arbitrismo desmesurado de nuestras decisiones económicas? Si en menos de ocho años, los mismos que lleva gobernando Zapatero, Alemania pasó de la devastación total ocasionada por la II Guerra Mundial al milagro económico, ¿cómo es posible sostener que nuestro hundimiento económico ha sido inevitable por efecto de una coyuntura exterior especialmente desfavorable?

En una conferencia pronunciada en el Casino de Madrid en marzo del pasado año, el doctor Juergen Donges, catedrático emérito de Ciencias Económicas de la Universidad de Colonia, director del Instituto de Política Económica de esa misma Universidad y reputado sabio internacional en el mundo de la Economía, citó la "teoría de la tierra quemada", táctica militar consistente en destruir todo lo que pueda ser de utilidad para el enemigo. Textualmente dijo: "Si Zapatero piensa que en las próximas elecciones no va a ganar, es perfectamente racional su política económica porque deja tal herencia al siguiente que no podrá hacer nada”.

Juergen Donges

Y es que pedirle a la camarilla gobernante que reduzca el gasto público es como pedirle al conde Drácula que beba Red Bull, porque eso es lo único que sabe hacer. De igual manera, pedirle al PSOE que no incremente los impuestos es como pedirle a un adolescente que se aguante el acné: el saqueo de la renta ciudadana y su dispendio es la política económica que ha patentado como propia nuestra casta política gobernante, ni más ni menos. Solamente con los fondos públicos despilfarrados en los dos planes E “de economía y empleo” y las célebres devoluciones de los cuatrocientos euros habría sobrado para ajustarnos al déficit del 6% marcado por Bruselas, sin tener que recurrir a recortes salariales ni a la vergonzante congelación de las pensiones. A nadie parece preocuparle que casi el 60% de los ingresos del Estado se utilice para pagar intereses de deuda y atender gastos que no generan PIB. De juzgado de guardia, vamos.


Deuda basura

Que ninguna propaganda interesada nos engañe. El crash que pende sobre nuestras cabezas no se debe a que los españoles hayamos pedido la cabeza gastando sin son ni son, ni por ningún contagio externo: la peor cualificación que tiene España para su crédito exterior es la gestión errática del Gobierno encabezado (o descabezado) por un presidente de tan escasa capacidad intelectual como iluminado visionario y su corte de las maravillas, en la que el Gobernador del Banco de España ha rivalizado en incompetencia y arrogancia con el ministro Solbes y la nulidad patética de la Sra. Salgado, actual titular de Economía y Hacienda.



Durante el último año transcurrido, ¡otro año entero perdido!, hemos visto cómo con mentirosa insistencia la Sra. Salgado nos ha dicho una y otra vez que al final del ejercicio cumpliríamos escrupulosamente con la tasa de déficit señalado por la Unión Europea. Hoy, a cinco días de las elecciones generales ha reconocido que eso es imposible, cuando estamos asistiendo a la debacle griega y al desmoronamiento en picado de Italia a causa de la ineficacia de sus respectivos gobiernos para atajar la crisis con la adopción de medidas reales que otorgaran alguna confianza a los mercados. Aquí, entre los “brotes verdes”, la perogrullesca afirmación de que “España no es Grecia”, las predicciones de inmediatas recuperaciones nunca acontecidas y el manejo de la propaganda habitual, coreada sectariamente por las cúpulas de los dos grandes sindicatos “de clase”, la ciudadanía sigue viviendo en la inopia, a pesar del permanente escándalo que suponen unas tasas de paro absolutamente inasumibles para cualquier país medianamente desarrollado.


Espero con ansia un titular informativo que alguna vez diga algo así como que “el Ibex cae porque las estimaciones de PIB y beneficios son incorrectas” o “la prima de riesgo sube porque las instituciones ya no pueden absorber más deuda de la que les han colocado”. Y es que la prima de riesgo no sube por ningún ataque misterioso. Lo hace porque los tenedores de bonos estatales, que ven nuestro estancamiento económico y cómo la deuda no para de aumentar, no pueden vender sus carteras de bonos soberanos y buscan protección porque no pueden vender por la baja liquidez, porque no hay compradores y, en cualquier caso, porque en en la próxima subasta de deuda se les pedirá que vuelvan a comprar. La deuda soberana que durante décadas nos han contado que no tenía riesgo no es más que una milonga parecida a la de que “las casas nunca bajan”. Con un problema añadido: la capacidad de compra de los mercados está mermada por saturación y porque las necesidades de refinanciación de los estados endeudados no cesan de aumentar.

La crisis de deuda soberana tiene muchas similitudes con la burbuja inmobiliaria. A un activo sobrepreciado (en este caso la deuda estatal, al haberse considerado injustificadamente como activo sin riesgo) y a un aumento brutal del inventario (todos los países emitiendo, utilizando los fondos de pensiones y la seguridad social para comprar más deuda) sigue inevitablemente un gran estallido cuando la capacidad de crédito se maximiza. El final en este caso, como en el de las hipotecas/basura, es el mismo: una devaluación del activo subyacente (la deuda soberana) acorde a la demanda real. En el caso español las fases son sobradamente conocidas: primero, sorpresa (“pero si nuestro sistema financiero es el más sólido del mundo”), luego enfado de dignidad ofendida (“España no es Portugal o Grecia”), luego negar la realidad (la prima sube por contagio externo o por oscuras conspiraciones de los mercados”) para, finalmente, acabar tirando la toalla y cometer el disparate postrero, o más bien “póstumo”, de convocar elecciones ¡a cuatro meses vista! Y encima, con Rubalcaba como candidato de un partido, todavía en el Gobierno aunque no lo parezca, vendiendo a los incautos crecepelos milagrosos, atizando rencores entre sus incondicionales y pregonando, como medidas para salir de la crisis, un impuesto “a los ricos” y plantarse en Bruselas para forzar a que las instituciones europeas nos concedan dos años más de despilfarro: ¡Qué espectáculo de bochorno! ¡Qué desvergüenza! ¡Como para generar confianza en nuestro futuro económico!


La casta política es responsable de nuestra ruina

A pesar de lo vivido, debemos estar prevenidos porque lo peor está todavía por llegar. Mientras que los gobiernos griego e italiano estarán dentro de escasos días en condiciones de aprobar medidas de gobierno para atender sus perentorias necesidades (que lo consigan hacer es otro cantar), España sigue capeando el temporal a la deriva, sin presupuesto público para el año entrante y sin que, al menos en dos meses, seamos capaces de arbitrar decisión alguna para protegernos de la tempestad que descarga su furia sobre nuestras cabezas. Parafraseando a Churchill, y con exactitud verificable, podemos afirmar que nunca antes en la historia de nuestra democracia, tantos españoles se han visto tan gravemente perjudicados por tan pocos.



Sin las elecciones del domingo, Zapatero habría sido obligado a abandonar el poder a la fuerza, como ha ocurrido con los primeros ministros de Grecia e Italia y la situación todavía sería más desesperada de lo que ya lo es. Así pues, tomemos buena nota y preparémonos para lo que está por llegar. Y quien sea creyente, que rece: otra cosa no se me ocurre.



       ¡¡NO HAY NACIÓN QUE SOPORTE ESTE SAQUEO!!

 Políticos de PP, PSOE e IU, sindicalistas y empresarios recibieron en 2011 elevadas retribuciones por formar parte de los consejos de administración

JAVIER TORRES 20-02-2012

Son datos aportados a finales de año por el Banco Financiero y de Ahorros al estar obligado por el organismo "regulador", el Banco de España. Y son datos que se corresponden a los consejos de administración de tres entidades: el propio Banco Financiero, propietario único de Bankia, resultado de la fusión de siete cajas de ahorro. La entidad ha recibido 4.600 millones de euros de ayudas públicas.


Entre esas cajas se encuentra Caja Madrid, cuyos datos son públicos también. Realmente, las retribuciones de Caja Madrid son las más bajas de los tres consejos, aunque algunos de sus miembros acumulan pagos de las otras sociedades.Y así, por ejemplo, Arturo Fernández que es el presidente de la patronal madrileña CEIM acumuló unos ingresos de 263.000 euros.

Hay sindicalistas que ganaron más que el líder de UGT Madrid, José Ricardo Martínez, con un ingreso de 181.000 euros. Por ejemplo Francisco Baquero, de Comisiones Obreras, que recibió 260.000 euros. No fueron los sindicalistas quienes más dinero ganaron el año pasado. Políticos populares, socialistas e incluso de Izquierda Unida recibieron incluso retribuciones muy superiores.

Estanislao Rodríguez Ponga, que fue secretario de Estado con el Gobierno de Aznar, ganó 326.000 euros. La popular Mercedes de la Merced, exconcejal del ayuntamiento de Madrid, logró 211.000 euros. El exministro Ángel Acebes, 59.000 euros. El socialista Virgilio Zapatero ganó bastante más, 339.000 euros, pero menos que lo recibido por José Antonio Moral Santín, de IU, a quien se abonó 455.000 euros.


Entre las personas que cobran un sueldo por ser miembros del Consejo de Administración de Bankia se encuentra Carmen Cavero Mestre, cuñada del vicepresidente del gobierno regional, Ignacio González, quien percibió 173.000. Y todo esto, sin mencionar los sueldos de Rodrigo Rato y de su colaborador más directo, el popular José Manuel Fernández Norniella, que casi alcanzó los 600.000.

Hay que recordar que Bankia recibió a finales de 2010 para su saneamiento 4.600 millones de euros del presupuesto público. Las cifras a las que nos referimos, correspondientes al ejercicio del año pasado, pueden ser consultadas en esta web.