viernes, 11 de marzo de 2016

 
  EL 11-M FRENTE A LA HISTORIA

                       
                         Los pueblos también son responsables 
                         por aquello que deciden ignorar.
                                                            
                                                            MILAN KUNDERA




William Faulkner escribió una vez que el pasado todavía está sucediendo. Puede que esto ocurra siempre y en todas partes, pero en la España de nuestros días es particularmente cierto desde el 11 de marzo de 2004. Aunque las imágenes de los muertos y heridos despanchurrados entre la chatarra de los trenes de cercanías de Madrid hayan sido vetadas en las pantallas de las televisiones para que no perturben nuestras digestiones, en una manifestación más de lo que resulta políticamente correcto. Las lamentaciones hipócritas, las condolencias cínicas de las instituciones y los comentarios desinformados o sectarios de periodistas o contertulios no pueden ocultar la terrible realidad de que tanto la investigación como el posterior juicio de la Casa de Campo formaron parte de componendas inconfesables y fueron cerrados en falso. 

Al cabo del tiempo transcurrido desde entonces, vivimos instalados en una secuencia temporal de atentados atribuidos al terrorismo islamista cometidos en suelo europeo en una cadena sangrienta de la que aquel nefasto día de marzo de hace doce años es el primer eslabón. La principal característica de todos ellos radica en que el conjunto de hechos que lo constituyen sólo se entienden cuando se comprende su alcance y su sentido. Pero entender también es, por esencia, valorar al mismo tiempo. Una realidad histórica descansa empíricamente sobre una multitud de hechos particulares compilados y seleccionados, pero de ellos solos no resulta nada. Solo mediante su comprensión seremos capaces de entender la dinámica que decide cuáles de sus efectos perduran en el tiempo para convertirse en genuinamente significativos para su conocimiento inteligente. La visión general a la que entonces se accede comprende, al mismo tiempo, entendimiento y valoración, supone estar prendidos, cogidos por ella, porque nos atañe directamente, porque nos importa como historia nuestra, pero no solo como pasado inmediato, del cual conocemos de qué manera se ha producido, sino como pasado cuya capacidad potencial para seguir actuando se repite y comienza una y otra vez de manera indefinida.





El método de análisis científico, común a todas las ciencias y que también los historiadores empleamos, está basado en el postulado de racionalidad y se construye bajo la premisa del principio de falsabilidad resaltado por Karl Popper (esto es, que todas las hipótesis explicativas de la realidad a describir cambiarán en función de los datos empíricos que vayan apareciendo durante el proceso de investigación u observación) y el de complementariedad circular descrito por Von Weizsäcker, por el que las partes que componen la investigación, o sea, los hechos observados, se vertebran entre sí de manera natural, sin forzamientos. La ciencia de la Historia comparte la metodología científica del resto de las ciencias, sin que le afecte el hecho de que sus verificaciones no puedan ser reproducidas en el laboratorio de manera experimental. Pero eso ya pasa, pongamos por caso, con una gran parte de la Astrofísica o de la Física Cuántica, cuyas teorías no pueden ser comprobadas más que por sus resultados a la hora de explicar, sin contradicciones internas de consideración, determinados fenómenos que sí son observables. La valoración en el campo de la investigación histórica es tan fundamental como en el ejercicio de la medicina. Con los mismos datos, determinados médicos pueden llegar fácilmente a establecer diagnósticos fiables, mientras que otros tardan más o, simplemente, se equivocan. Pero al "ojo clínico" del buen especialista no se llega por iluminaciones, sino que es producto de un largo camino dedicado al estudio y al trabajo continuado realizado empleando la experiencia adquirida. 

El físico David Bohm

Según el eminente físico David Bohm, la realidad clásica se ha centrado en manifestaciones secundarias, en el aspecto desplegado de los fenómenos y no en su fuente. Estas apariencias se abstraen de un flujo intangible, invisible, que no se compone de partes. Se trata de una interconexión inseparable: Se podría considerar que la totalidad del universo se revela o se expresa en sus acontecimientos individuales, pero la visión que hay que alimentar para conocer la realidad es aquella que trata de descubrir lo que está escondido y se niega a construir empalizadas que lo oculten aún más: la totalidad que se manifiesta en su manifestación desplegada, esto es, las vinculaciones e interdependencias con el orden implicado, que es subyacente, pero que está presente en todas y cada una de sus partes.



Si colocamos unas limaduras de hiero sobre un tablero bajo el cual colocamos un imán, las limaduras se agrupan en función a su campo magnético, una fuerza que no vemos, pero que se manifiesta en en movimiento de las limaduras para situarse de acuerdo con el orden implicado en el campo magnético desplegado. Con las piezas que componen el rompecabezas fabricado para ocultar la terrible realidad que se oculta tras la masacre de Madrid y que constituyen el material que ha servido para construir la "verdad oficial" recogida en la sentencia del Juicio de la Casa de Campo ocurre exactamente lo mismo: basta conocer el orden implicado que nos han ocultado para que se revele con nitidez el perfil criminal de la inteligencia que diseñó y realizó los atentados del 11-M. He dedicado muchas horas de mi vida a investigar y a reflexionar sobre ello para llegar a conclusiones que estén en consonancia con la naturaleza de su orden implicado y que cabe deducir de las piezas del puzzle, porque todas han sido desplegadas en función de un orden que trasciende cualquier azar. Creo que la aproximación al mismo contenida en las doce entradas que he dedicado al examen de las atentados de marzo de 2004 son más que suficientes para que quien se tome la molestia de leerlos sea capaz de desvelar por su cuenta la inteligencia que se oculta detrás de la sangre y de los hierros retorcidos de los trenes que fueron explosionados en las estaciones madrileñas.



Dimitri Mendéleiev, basándose en el peso atómico de cada elemento simple, estableció la tabla periódica general de todos los elementos químicos, con tal precisión que colocó huecos para colocar en ellos los elementos que en su época todavía no habían sido descubiertos. Con todas las partes de que se compone la versión oficial del 11-M cabe hacer lo propio, de tal manera que del orden desplegado en ellas y por ellas cabe deducir su orden implicado, es decir, a quien debemos apuntar para despejar la identidad de la inteligencia autora de la masacre, así como el por qué de su persistente ocultación.



Todas estas consideraciones son pertinentes con referencia al 11-M como elemento clave para la comprensión de nuestra realidad actual. Tan es así que, sin el 11-M no resulta explicable nada de que lo viene sucediendo en el mundo desde entonces, sobre todo en el incendiado marco del Oriente Medio. La dinámica geoestratégica de violencia bélica provocada en los países musulmanes cercanos al Mediterráneo, de los que Iraq, Libia y Siria son sus mayores exponentes, viene desarrollándose a una velocidad que produce escalofríos. Por estar insertada en esta dinámica maquiavélica la comisión de los atentados de Madrid, los cerebros que decidieron, planearon y ejecutaron los atentados del 11-M sabían con total certeza que, como la verdad en ningún caso podría ser revelada, tanto el Gobierno del Partido Popular entonces en el poder como la oposición socialista, se encargarían de dirigir la investigación oficial fabricando las pruebas falsas que llevarían a la autoría islamista, que era lo previsto. No obstante, en el hipotético y casi imposible caso de que hubiese fallado este plan, o sea, que hubiera prevalecido la idea de que fue ETA, el resultado habría sido semejante (de ahí que podamos hablar de un “atentado reversible”), ya que ambas autorías estaban destinadas al “consumo externo”, por así decirlo, lo que se tradujo en el enfrentamiento partidista que arrastró a tantos españoles de buena fe, un encono que todavía subsiste, provocando una humareda venenosa que sigue afectando a todo lo que está en relación con el mayor atentado terrorista cometido en Europa.



Está claro que los hechos deben ser examinados porque son esenciales para comprender. Pero debemos saber desde un principio que todos los presuntos hechos relacionadas con los atentados del 11-M aparecen sesgados desde su mismo origen para ocultar su orden implicado: en el mejor de los casos, son discutibles o confusos y, en el peor, absolutamente falsos. Estamos ante un maldito juego de ocultaciones en el que, por unas u otras razones, todo el mundo hace trampas. Por eso hay que guardarse de convertir los datos oficlamente aceptados en fetiches: por sí solos no nos brindarán ninguna respuesta definitiva a la fatigosa e imprescindible pregunta de qué es lo que sucedió aquella fatídica mañana del jueves 11 de marzo de 2004. Las tortugas se arrastran a ras del suelo y, por eso, casi carecen de horizonte; sin embargo, las aves vuelan y ven las cosas desde arriba. Actuemos, pues, como las aves. Que no nos pase como aquella hormiga del cuento que cuando trepaba por la pata de un elefante, creyó que subía por el tronco de un árbol; cuando marchaba sobre su lomo, lo confundió con una inmensa llanura y, finalmente, cuando bajaba por la trompa del paquidermo, concluyó que se encontraba en el cuerpo de una enorme serpiente.

Fernando Múgica

Como declaró Fernando Múgicael periodista de investigación que antes que nadie se acercó al terrible fondo del 11-M hasta el extremo de poner en riesgo su vida, declaró en VeoTV durante un programa emitido en marzo de hace siete años: "Yo siempre pensé: “el que ideó los atentados ideó la trama de enmascaramiento posterior”. Ahora no lo creo en absoluto. Yo creo que una cosa son los atentados y otra cosa es toda la versión oficial y la trama de enmascaramiento. Yo no creo que ningún policía, ni ningún miembro del CNI, ni ningún político, ni del partido socialista ni del PP, esté implicado en los atentados. No lo creo, con toda sinceridad. Lo que sí creo, lo sé y lo afirmo es que existe una trama de enmascaramiento para llegar a una versión oficial de los hechos basados en pruebas que no son reales. Eso estoy absolutamente convencido. Lo que no quiere decir que esta gente tenga nada que ver con los atentados, insisto."


La desasosegante realidad que describe Múgica es tan surrealista como el conocido diálogo de los hermanos Marx:

̶  Oye, en la casa de al lado hay un tesoro.
̶  Pero si al lado no hay ninguna casa...
̶  Está bien, ¡construiremos una...!

Y es que una de las características más relevantes de la inteligencia criminal que realizó los atentados de Madrid está en que sabía con total certeza que ninguna instancia pública o privada se atrevería a señalar su autoría, ni siquiera a título de sospecha, ya que lo contrarío pondría en peligro la estabilidad misma del Estado, por lo que tanto el gobierno del Partido Popular como la oposición en su conjunto, encabezada por el Partido Socialista, colaborarían en aportar los elementos necesarios para construir la versión oficial de los atentados, cómplices desde entonces en la gran falsificación que viene infectando cualesquiera de los aspectos relacionados con los atentados del 11 de marzo de 2011 y, por tal causa, pudriendo las raíces mismas sobre las que se asienta el Estado, al margen del partido que en cada momento esté al frente de su dirección.

©  Copyright José Baena Reigal
Permitida la reproducción citando su procedencia.  


   




     ENTRADAS SOBRE EL 11-M EN ESTE BLOG


CARTA A UN AMIGO ACERCA DE LOS ATENTADOS DEL 11-M

11- M: EL HUMO NEGRO ASTURIANO
(15 de Marzo de 2013)

11-M: SAGA-FUGA DEL MAYOR ATENTADO DE NUESTRA HISTORIA
(25 de Abril de 2013)

EL 11-M Y LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA. 1. El Gran Hermano
(8 de noviembre de 2013)

EL 11-M Y LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA. 2. Trama Gladio: la mano negra de la OTAN
(11 de noviembre de 2013)

EL 11-M Y LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA. 3. Red internacional de mentiras
(28 de noviembre de 2013)

EL 11-M Y LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA. 4. La gran trampa: un atentado con freno y marcha atrás
(11 de diciembre de 2013)

EL 11-M Y LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA. 5. La autoría reversible
(15 de diciembre de 2013)

EL 11-M Y LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA. 6. A la sombra de las Torres Gemelas
(11 de enero de 2014)

11-M: La semilla del Diablo
(11 de marzo de 2014)

11-M: UNA RESPUESTA NECESARIA
(14 de marzo de 2014)

11-M: ACERCA DEL MALDITO ASUNTO DE LA AUTORÍA
(10 de marzo de 2015)






Post-scríptum:

El pasado 22 de mayo, a los dos meses y once días de la publicación de mi artículo, apareció en “El Español” una magnífica síntesis acerca de la investigación realizada hasta la fecha de los atentados en los trenes de cercanías de Madrid. Dado su interés, he considerado oportuno reproducir su enlace para información de todos los interesados en conocer cómo se fabricó “la verdad oficial” de aquella horrible masacre, que, contra toda razón, sigue siendo adjudicado al terrorismo islamista, en connivencia con la mayoría de los medios de comunicación españoles:      


La enorme patraña del 11-M