¿RATO EN EL PAPEL DE TELONERO...?
«Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras»
Miguel de Cervantes
El
espectáculo, entre circense y patético, ofrecido con la no
detención de Rodrigo Rato resulta inexplicado con las ofrecidas por
algunos miembros del Gobierno y de las manifestaciones hechas hoy por
su presidente, Mariano Rajoy. Tampoco valen gran cosa los
innumerables comentarios aparecidos en los medios de comunicación y,
muchísimo menos todavía, las habituales e incendiarias condenas
expresadas por muchos dirigentes políticos de la oposición. Y es
que, en este país nuestro. en donde la más apestosa marrullería
subterránea suele caracterizar buena parte de la vida política,
todo apunta a que tras las bambalinas de la escena hay gato
encerrado.
Si
Rodrigo Rato venía siendo investigado desde hace tiempo, como ha
afirmado la Fiscalía de Madrid, parece lógico pensar que el fiscal
que ha pedido con tan rara precipitación la actuación del juez de
guardia, habría de tener en su poder mucho más que sospechas o
indicios para organizar el linchamiento mediático del
ex-vicepresidente del Gobierno, ofrecido en directo con imágenes que
inmediatamente han dan dado la vuelta al mundo y no, precisamente,
para mejorar el buen nombre de España. Quiero decir que, si a tenor
de las pruebas ya existentes no se ha procedido al encarcelamiento de
Rato, ¿por qué se ha presentado un simple registro domiciliario
como si fuera la quema de un reo condenado por la Inquisición en la
hoguera encendida en medio de una plaza pública? Me reitero en la
impresión que en todo este montaje hay cosas que se nos escapan y
hasta puede que se trate de las más importantes. Mi impresión es
que hemos asistido al primer acto de una función que no ha hecho más
que empezar.
Esta
sensación de pieza inacabada no se habría producido si, después
del bochornoso espectáculo montado “urbi et orbi”, Rodrigo Rato
Hubiese sido arrestado y conducido a la cárcel bajo acusaciones tan
concretas como bien especificadas. Pero no, ¡qué va!, después de
ser exhibido como un Ecce Homo, Rato queda en libertad sin cargos y
se va a su casa tan campante en vez ser conducirlo al calabozo.
¿Tanto ruido para eso?
Como
esto no es razonable, en España casi nada lo es, me atrevo a pensar
que Rato ha sido utilizado como telonero de una corrida que no ha
hecho más que empezar y en la que, por seguir con el símil taurino,
los primeros espadas todavía no han iniciado el paseíllo. Si mi
intuición se cumple, no tardaremos en ver que el cartel que nos han
preparado será de verdadero “tronío” y, desde luego, compuesto
por figuras no pertenecientes al Partido Popular. Después del
precedente ofrecido con Rato, nadie podría acusar al Gobierno de
utilizar a la Justicia con la turbia intención de influir en los
resultados de los próximos comicios. Si algún destacado elemento
del Partido Socialista fuese detenido y mostrado ante la plebe con el
mismo sambenito infamante usado con el que fuera vice-presidente del
Gobierno y director del Fondo Monetario Internacional, el Gobierno de
Mariano Rajoy podría decir, con sobrada razón y muchas
posibilidades de ser creído, lo mismo que en esta ocasión ha
declarado García Montoro, ministro de Hacienda: que no le preocupan
“lo más mínimo ni nombres ni apellidos” y que si “la ley está
por encima de amigos y compañeros”, ¿por que no va a estarlo
cuando el delincuente o delincuentes pertenecen a partidos de la
oposición?
No cabe duda que poner a Mariano Rajoy en el papel de adalid en la lucha contra la corrupción, que aflora por todas partes a donde se mire, sería una jugada maestra de alta estrategia política. El tiempo lo dirá...
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