SIRIA:
LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO
2. Apuntes para la Historia
El pasado sábado redacté los párrafos iniciales a la continuación de mi mi
artículo La
guerra del fin del mundo, publicado el pasado jueves 18 de febrero. Pero desde que el pasado 30 de septiembre el Senado de Rusia autorizó al presidente Vladimir Putin que ordenara
intervenir en Siria, después de que el presidente sirio, Bashar Al-Assad
solicitara ayuda militar para combatir a los terroristas, los
acontecimientos vienen sucediéndose a tal velocidad que su contenido
ha quedado sobrepasado en apenas dos días. No obstante, he
preferido dejarlo tal como lo escribí para que sirva como testimonio
del cambio radical que ha experimentado el conflicto sirio durante el
transcurso del pasado fin de semana. Entonces escribí:
"La
guerra siria está en su momento álgido. El Estado Islámico y sus
diversas facciones sufren la embestida durísima del ejército sirio
con apoyo ruso. Las últimas victorias de las Fuerzas Armadas de
Damasco en colaboración con las milicias kurdas y el apoyo de la
aviación rusa han cortado las vitales líneas de comunicación entre
la retaguardia turca y los frentes de batalla, un punto de inflexión
que la Turquía de Erdogan intenta impedir a costa de lo que sea,
aunque en su apuesta no parece contar con el apoyo de Washington, ya
que Obama, en la recta final de su presidencia, no se atreve a involucrar de manera directa a sus militares
en una confrontación total con la poderosa maquinaria bélica
desplegada por Rusia en suelo sirio. Ya sabemos que la estrategia de
la Casa Blanca viene consistiendo en apostar a que peones
interpuestos le resuelvan la partida, tal como ocurrió en Libia, en
donde el trabajo sucio lo realizó Francia, con el apoyo y la
cobertura de la OTAN.
"Las
actuales conversaciones de paz en Ginebra se enmarcan dentro de este
contexto. Para EE.UU. ya no será posible poner encima de la mesa la
capitulación del gobierno sirio y entregar el país a los Hermanos
Musulmanes, como ha venido pretendiendo desde el 2011 con su apoyo al
terrorismo yihadista, organizado y financiado por las petromonarquías
sunitas del Golfo, con la activa colaboración turca y la menos
visible de Jordania, así como con el apoyo de la OTAN, a remolque
de las posiciones más claramente belicistas representadas por
Francia y Gran Bretaña, cuya declarada voluntad de derrocar a
Al-Assad es igual, o mayor si cabe, que la que viene demostrando
Estados Unidos. Tal como está la situación bélica, la única
salida para Obama debiera ser la colaboración con Rusia para
negociar un alto el fuego efectivo, organizar la nueva Constitución
y preparar unas elecciones abiertas a todos los grupos políticos
sirios no vinculados al terrorismo, dentro de un proceso de
normalización que sirviera para integrar a los grupos opositores en
un proceso de reconciliación nacional."
Hasta aquí lo escrito, sin saber que al día siguiente, domingo, me aguardaba una extraordinaria sorpresa. Todavía estupefacto, escribí en mi muro de Facebook:
"Puedo asegurarles que cuando esta mañana me he acercado al kiosko para adquirir la prensa dominical, me he quedado tan pasmado que me ha costado trabajo reaccionar cuando he visto la portada del diario "El País". A cuatro columnas, en primera plana y con una foto del presidente sirio Bashar Al-Asad aparece: “EL PAÍS ENTREVISTA AL PRESIDENTE SIRIO EN UN MOMENTO CRUCIAL PARA EL CONFLICTO”. Bashar el-Asad dice: “Hay 80 países que apoyan a los grupos terroristas en Siria. Las guerras son malas, no hay una guerra buena, porque siempre habrá civiles y siempre habrá inocentes que paguen el precio".
El presidente Al-Assad durante la entrevista concedida al diario El País |
Hasta aquí lo escrito, sin saber que al día siguiente, domingo, me aguardaba una extraordinaria sorpresa. Todavía estupefacto, escribí en mi muro de Facebook:
"Puedo asegurarles que cuando esta mañana me he acercado al kiosko para adquirir la prensa dominical, me he quedado tan pasmado que me ha costado trabajo reaccionar cuando he visto la portada del diario "El País". A cuatro columnas, en primera plana y con una foto del presidente sirio Bashar Al-Asad aparece: “EL PAÍS ENTREVISTA AL PRESIDENTE SIRIO EN UN MOMENTO CRUCIAL PARA EL CONFLICTO”. Bashar el-Asad dice: “Hay 80 países que apoyan a los grupos terroristas en Siria. Las guerras son malas, no hay una guerra buena, porque siempre habrá civiles y siempre habrá inocentes que paguen el precio".
A la pregunta formulada por los periodistas de cómo explica a su pueblo que existe un Ejército extranjero (aludiendo al ruso) operando en su territorio que ha causado víctimas civiles, el presidente de Siria responde con contundencia: "No, no existe ninguna prueba de que los rusos hayan atacado blancos civiles. Ellos son muy precisos en sus ataques y siempre atacan, todos los días, bases y posiciones terroristas. Son los norteamericanos los que asesinaron a numerosos civiles en la parte norte de Siria. Hasta el momento no ocurrió un solo incidente ruso relacionado con los civiles, ya que los rusos no atacan a los civiles y sus ataques ocurren principalmente en zonas rurales."
Después
de cinco años de referirse al presidente sirio como “el dictador
El-Assad, al igual que el resto de los medios “informativos”
españoles, de pronto vuelve otra vez a ser “el presidente
El-Asad”. ¿Qué ha pasado o está pasando para que el diario “El
País”, uno de los boletines oficiales del poder americano y de la
OTAN, haya dado semejante giro y vuelva a dar al presidente del
Gobierno de Damasco la voz y la palabra que le ha negado durante los
cinco años que dura el conflicto sirio?
A
los que se hayan tomado la molestia de leer los artículos que desde
hace cuatro años vengo publicando en mi blog “El Saco del Ogro” no les resultará difícil dar con
la respuesta acertada a mi pregunta y hasta podrán resumirla en tres
cortísimas palabras: ha pasado Putin."
Vladimir Putin durante su histórica comparecencia en la Asamblea General de la Naciones Unidas celebrada en septiembre de 2015 |
Ha
bastado el transcurso de otro día más para comprender el alcance
del despliegue informativo de "El País", que, como fiel
portavoz del gobierno estadounidense, ha actuado como mensajero
elegido para prepararnos a recibir la gran noticia que apareció
anoche mismo en la edición digital del mencionado diarios y hoy en
la edición en papel: el anuncio conjunto realizado por EE.UU. y
Rusia de un alto
el fuego para Siria a partir de las 0:00 del sábado (hora de
Damasco, una hora más en España peninsular).
En
una comparecencia televisada, Vladimir Putin ha detallado las
condiciones del acuerdo. "Antes del mediodía del próximo 26 de
febrero, todas las partes que combaten en Siria deben confirmar a
EE.UU. o Rusia su compromiso con el cese del fuego".
"Los
militares rusos y estadounidenses determinarán en los mapas y de
manera conjunta los territorios en los que actuarán estos grupos y
ni las Fuerzas Armadas de Siria ni de Rusia ni la coalición liderada
por EE.UU. podrán realizar operaciones de combate contra ellos",
ha precisado el mandatario ruso.
"Los
opositores, a su vez, detendrán las acciones de combate contra las
Fuerzas Armadas de la República Árabe Siria y los grupos que les
prestan ayuda. En cuanto al Estado Islámico, Frente al Nusra y otras
organizaciones terroristas, reconocidas como tales por el Consejo de
Seguridad de la ONU, serán completamente excluidas del cese del
fuego. Los ataques contra ellos van a continuar", ha señalado
Putin, quien ha enfatizado que "Rusia llevará a cabo la labor
necesaria con Damasco, el Gobierno legítimo de Siria" y ha
añadido que "contamos con que EE.UU. haga lo mismo con sus
aliados y los grupos a los que apoya".
"Estoy
convencido de que las acciones conjuntas acordadas con la parte
estadounidense son capaces de cambiar drásticamente la situación de
crisis en Siria. Ha aparecido, por fin, una oportunidad real de poner
fin a la violencia y el derramamiento de sangre de muchos años. Como
resultado, debe facilitarse el acceso humanitario a todos los
ciudadanos sirios necesitados", ha enfatizado Putin. Asimismo,
el presidente ruso ha hecho hincapié en que "se crean las
condiciones para lanzar un proceso político verdadero a través de
un diálogo 'intersirio' amplio en Ginebra bajo la égida de la ONU".
Habrá que esperar días o semanas para saber el alcance efectivo del acuerdo anunciado, ya que su efectividad dependerá de cómo sea interpretado y aplicado sobre el terreno. Pronto veremos si se trata de una concesión táctica de Washington para frenar la victoriosa campaña militar de las tropas de Damasco y ganar tiempo para preparar un plan B que sea prolongación de la estrategia mantenida por Obama durante cinco años, consistente en derrocar al gobierno de Bashar Al-Assad y dividir Siria en compartimentos siguiendo criterios étnico-religiosos que sirvan de tapadera a la voluntad de acabar definitivamente con la nación siria como Estado unificado. Mucho me temo que jueguen a la negociación con una mano, mientras que apoyan los atentados de los terroristas infiltrados con la otra.
En el larguísimo y tortuoso camino para llegar al reciente acuerdo de alto el fuego, Siria ha sufrido una devastación que, aún en el caso de que el proceso de paz no sea saboteado y llegue a buen puerto, costará décadas reconstruir en lo material, sin contar las pérdidas irrecuperables en su patrimonio monumental y, sobre todo, las vidas inocentes sacrificadas y la inmensa carga de sufrimiento humano ocasionado a su población. Como resumido testimonio y verdadera crónica de lo que en Siria ha venido sucediendo no puedo menos que referirme al último artículo publicado por el más reputado periodista de investigación estadounidense, Seymour M. Hersh, a quien ya me he referido en la primera parte de esta entrega. Cualquiera que se detenga en su lectura podrá comprobar que, hasta en los menores detalles, su análisis es coincidente con lo que sobre el conflicto sirio yo he venido escribiendo en mi blog. Quiero resaltar este punto, especialmente a los que se han mostrado escépticos a mi enfoque del drama sirio, porque son incapaces de mirar de otra manera distinta a la señalada por los medios de comunicación españoles, siempre supeditada a la visión de la OTAN.
En el larguísimo y tortuoso camino para llegar al reciente acuerdo de alto el fuego, Siria ha sufrido una devastación que, aún en el caso de que el proceso de paz no sea saboteado y llegue a buen puerto, costará décadas reconstruir en lo material, sin contar las pérdidas irrecuperables en su patrimonio monumental y, sobre todo, las vidas inocentes sacrificadas y la inmensa carga de sufrimiento humano ocasionado a su población. Como resumido testimonio y verdadera crónica de lo que en Siria ha venido sucediendo no puedo menos que referirme al último artículo publicado por el más reputado periodista de investigación estadounidense, Seymour M. Hersh, a quien ya me he referido en la primera parte de esta entrega. Cualquiera que se detenga en su lectura podrá comprobar que, hasta en los menores detalles, su análisis es coincidente con lo que sobre el conflicto sirio yo he venido escribiendo en mi blog. Quiero resaltar este punto, especialmente a los que se han mostrado escépticos a mi enfoque del drama sirio, porque son incapaces de mirar de otra manera distinta a la señalada por los medios de comunicación españoles, siempre supeditada a la visión de la OTAN.
Entre
otras muchos detalles no conocidos suficientemente o desconocidos por
completo, Seymour M. Hersh revela en sus artículos el enfrentamiento
entre los halcones de la administración del presidente Obama y
muchos de los jefes militares del Pentágono respecto a la
disparatada estrategia seguida por la Casa Blanca, revelando cómo el
general Martin Dempsey y los demás jefes del Estado Mayor Conjunto
estadounidense hicieron llegar información a la República Árabe
Siria a espaldas de la Casa Blanca, con lo que demuestra la
envergadura de la rebelión de los generales estadounidenses ante la
irresponsabilidad de sus políticos, vinculados a los intereses de lo
que Eisenhower llamó “el complejo industrial-militar”.
Resulta
curioso que su siempre bien documentadas informaciones jamás hayan
aparecido en los medios de información españoles. Pero si nos
detenemos en ellas encontraremos rápidamente la respuesta: la
estrategia militarista de la OTAN queda totalmente desacreditada ante
la aplastante evidencia de sus revelaciones, que deberán ser tenidas
en cuenta por los investigadores y especialistas a la hora de
escribir la historia contemporánea del Oriente Medio.
Pese a su longitud, he creído conveniente rematar esta entrada con la transcripción íntegra del artículo "De militar a militar", publicado
el día 7 de enero pasado en "The
London Review of Books" y reproducido en español por la Red
Voltaire el pasado 11 de febrero. La única intervención por mi
parte ha sido la de intercalar unos epígrafes para señalizar los
puntos más interesantes del texto y, al mismo tiempo, facilitar su
lectura al lector interesado.
El laureado periodista de investigación Seymour M. Hersh |
DE
MILITAR A MILITAR. Por Seymour M. Hersh
Derrocamiento de Al-Assad e invención de los "rebeldes moderados".
La constante insistencia de Barack Obama en afirmar que el presidente Bashar al-Assad tiene que abandonar sus funciones –y que existen en Siria grupos de rebeldes «moderados» capaces de vencerlo– ha suscitado durante los últimos años moderadas disensiones, e incluso muestras de abierta oposición entre algunos de los oficiales más experimentados del Estado Mayor del Pentágono. Las críticas de estos militares se concentraban en lo que consideran una obsesión de la administración sobre el principal aliado de Assad: Vladimir Putin. Para estos militares, Obama está atrapado en una lógica de guerra fría en todo lo concierne a Rusia y China, y no ha adaptado su discurso sobre Siria al hecho que tanto Rusia como China comparten la angustia de Washington sobre la propagación del terrorismo dentro y fuera de Siria. Al igual que Washington, estos dos Estados estiman que hay que poner fin a las acciones del «Estado Islámico».
Financiación y suministro de armamento a los terroristas del Estado Islámico y del Frente Al-Nusra.
La oposición de los militares se remonta al verano de 2013, cuando un
informe ultrasecreto, redactado conjuntamente por la Defense
Intelligence Agency (DIA, la agencia de inteligencia del Departamento
de Defensa) y el Estado Mayor Conjunto, cuyo jefe era en aquel
momento el general
Martin Dempsey, preveía que la caída de Assad conduciría
al caos y posiblemente al control de Siria por parte de los
extremistas yihadistas, como ya había sucedido anteriormente en
Libia. Un ex-consejero del Estado Mayor Conjunto me dijo que aquel
documento era una evaluación proveniente de fuentes múltiples,
basado en informes sobre intercepciones, datos de inteligencia
provenientes de fuentes humanas o satelitales, y que lanzaba una
mirada sombría sobre la incoherencia de la administración Obama,
que consistía en seguir financiando y entregando armamento a los
grupos de supuestos rebeldes moderados. Hasta aquel momento, durante
más de un año la CIA había organizado con sus aliados del Reino
Unido, Arabia Saudita y Qatar, un complot con el que enviaba a Siria
armamento y otros medios –desde Libia y a través de Turquía–
que debían ser utilizados para derrocar a Assad. Los últimos datos
de inteligencia identifican a Turquía como principal obstáculo ante
la política siria de Obama.
General Martin E. Dempsey |
El
documento mostraba, según el consejero: «que lo que había
comenzado como un programa secreto estadounidense para armar y apoyar
a los rebeldes moderados que combaten a Assad había sido adoptado
por Turquía y se había convertido en un programa general a nivel
técnico, de armamento y logística a favor del conjunto de la
oposición, incluyendo al Frente al-Nusra y el Estado Islámico.
Los supuestos moderados se habían evaporado y el Ejército Sirio
Libre (ESL) no era más que un vestigio de lo que alguna vez existió
en una base aérea en Turquía». La conclusión era desastrosa:
no existía tal oposición «moderada» viable contra Assad y Estados
Unidos estaba entregando armamento a extremistas.
El
general general
Michael Flynn, director de la DIA entre 2012 y 2014, ha
confirmado que esa agencia alimentó a la dirección política con un
flujo regular de advertencias clasificadas [secretas] sobre las
consecuencias nefastas que tendría un derrocamiento de Assad. Los
yihadistas, dijo el general Flynn, controlaban la oposición.
Turquía no hacía lo suficiente para poner fin al tráfico de
combatientes extranjeros y de armas que transitaba por la frontera.
«Si el público estadounidense estuviera al corriente de los datos
de inteligencia que nosotros producimos diariamente, al nivel más
confidencial, se caería de espaldas», me aseguró Flynn. «Nosotros
entendíamos la estrategia a largo plazo de Daesh y sus ofensivas, y
discutíamos también sobre el hecho que Turquía daba la espalda
cuando se hablaba del avance del Estado Islámico en Siria». Los
informes de la DIA, dijo el general Flynn, «eran rechazados con
firmeza» por la administración Obama. «Yo tenía la impresión
de que no querían oír la verdad.»
General Michael Flynn |
La
alternativa a Al-Assad son los fundamentalistas islámicos
«Nuestra
política de armar a la oposición contra Assad era un fracaso y
mostraba impactos negativos», declaraba el ex consejero del Estado
Mayor Conjunto. «Este último [el Estado Mayor Conjunto] pensaba que
Assad no debía ser reemplazado por fundamentalistas. La política de
la administración era incoherente. Querían que Assad dejara el
poder pero la oposición estaba dominada por extremistas. Entonces,
¿quién iba a sustituirlo? Una cosa era decir que Assad tenía que
irse, pero si usted continúa la reflexión –resulta que hay que
poner a otro cualquiera. Era sobre la cuestión del “serviría otro
cualquiera” que el Estado Mayor Conjunto estaba en desacuerdo con
la política de Obama.»
Los
jefes del Estado Mayor Conjunto opinaban que una oposición directa a
la política de Obama «tenía cero posibilidades de éxito». Así
que en el otoño de 2013 decidieron tomar medidas contra los
extremistas sin pasar por los canales tradicionales de la política,
proporcionando datos de inteligencia estadounidenses a los militares
de otros países, calculando que dichos datos serían retransmitidos
al ejército sirio y utilizados contra el enemigo común: el Frente
al-Nusra y el Estado Islámico.
Colaboración encubierta con el Gobierno de Damasco
Yihadistas del Estado Islámico |
Colaboración encubierta con el Gobierno de Damasco
Alemania,
Israel y Rusia estaban en contacto con el ejército sirio y podían
influir en ciertas decisiones de Assad –a través de esos países
serían compartidos algunos datos de inteligencia de Estados Unidos.
Cada uno de esos países tenía sus propias razones para cooperar con
Assad: Alemania temía lo que pasaría entre su población –que
incluye seis millones de musulmanes– si el Estado Islámico llegaba
a desarrollarse; Israel estaba preocupado por la seguridad de sus
fronteras; Rusia mantenía dese hace mucho tiempo una alianza con
Siria y estaba preocupada por la amenaza que se cernía sobre su
única base naval en el Mediterráneo, en el puerto sirio de Tartús.
Según
el consejero: «No teníamos ninguna intención de disentir de la
política oficial de Obama. Pero compartir nuestras conclusiones, a
través de las relaciones entre militares, con otros países era algo
que podía resultar productivo. Estaba claro que Assad necesitaba
mejores datos de inteligencia de carácter táctico y consejos
operacionales. El Estado Mayor Conjunto llegó a la conclusión de
que si convergían esas necesidades, ello mejoraría la lucha contra
el terrorismo. Obama no estaba al corriente, pero Obama no sabe
constantemente lo que hacen los jefes de estado mayor, y eso sucede
con todos los presidentes.»
Cuando comenzó el flujo de datos de inteligencia estadounidense, Alemania, Israel y Rusia comenzaron a transmitir al ejército sirio información sobre las localizaciones e intenciones de los grupos yihadistas radicales. A cambio, Siria proporcionaba información sobre sus propias capacidades e intenciones. No había contacto directo entre Estados Unidos y los militares sirios. En vez de ello, dijo el consejero, «nosotros proporcionamos información –incluyendo análisis a largo plazo sobre el futuro de Siria, provenientes de personal contratado o de una de nuestras escuelas militares– y esos países podían hacer lo que querían con esa información, incluso comunicársela a Assad. Nosotros les decíamos a los alemanes y a los demás: “Aquí tienen algunas informaciones bastante interesantes y tenemos un interés común.” Fin de la conversación. El Estado Mayor podía concluir que algo positivo saldría de eso. Pero se trataba de una relación entre militares, no de una especie de complot siniestro de los jefes de estado mayor para evitar a Obama y respaldar a Assad. Era algo mucho más hábil que eso. Si Assad se mantenía en el poder, no era por lo que nosotros habíamos hecho. Era porque él mismo era lo bastante inteligente como para utilizar los datos y consejos tácticos apropiados que nosotros entregábamos a otros.»
Obama es saludado por el general Demsey |
Cuando comenzó el flujo de datos de inteligencia estadounidense, Alemania, Israel y Rusia comenzaron a transmitir al ejército sirio información sobre las localizaciones e intenciones de los grupos yihadistas radicales. A cambio, Siria proporcionaba información sobre sus propias capacidades e intenciones. No había contacto directo entre Estados Unidos y los militares sirios. En vez de ello, dijo el consejero, «nosotros proporcionamos información –incluyendo análisis a largo plazo sobre el futuro de Siria, provenientes de personal contratado o de una de nuestras escuelas militares– y esos países podían hacer lo que querían con esa información, incluso comunicársela a Assad. Nosotros les decíamos a los alemanes y a los demás: “Aquí tienen algunas informaciones bastante interesantes y tenemos un interés común.” Fin de la conversación. El Estado Mayor podía concluir que algo positivo saldría de eso. Pero se trataba de una relación entre militares, no de una especie de complot siniestro de los jefes de estado mayor para evitar a Obama y respaldar a Assad. Era algo mucho más hábil que eso. Si Assad se mantenía en el poder, no era por lo que nosotros habíamos hecho. Era porque él mismo era lo bastante inteligente como para utilizar los datos y consejos tácticos apropiados que nosotros entregábamos a otros.»
La
decisión de desestabilizar a Siria y derrocar a Al-Assad se tomó
durante la presidencia de Bush y es mantenida por Obama.
La
historia oficial de las relaciones entre Estados Unidos y Siria
durante las últimas décadas está llena de gestos inamistosos.
Assad había condenado los atentados del 11 de septiembre, pero se
opuso a la guerra contra Irak. Durante toda su presidencia, George W.
Bush asoció repetidamente a Siria con los tres países miembros del
«Eje del Mal» –Irak, Irán y Corea del Norte. Cables del
Departamento de Estado dados a conocer por WikiLeaks prueban que la
administración Bush trató de desestabilizar Siria y que esos
esfuerzos prosiguieron bajo la administración Obama.
George W. Bush disfrazado de militar |
En
diciembre de 2006, William Roebuck, entonces a cargo de la embajada
de Estados Unidos en Damasco, entregó un análisis sobre los «puntos
débiles» del gobierno de Assad y enumeró los métodos que
«aumentarían la probabilidad» de aprovechar las oportunidades de
desestabilización. Recomendó que Washington cooperara con Arabia
Saudita y con Egipto para reforzar las tensiones sectarias y
focalizar la atención en «los esfuerzos de los sirios por combatir
los grupos extremistas» –facciones disidentes kurdas y sunnitas–
«con el fin de dar a entender que había debilidades, señales de
inestabilidad y réplicas incontroladas». Recomendó también que
«el aislamiento de Siria» debía estimularse a través del apoyo
estadounidense al Frente de Salvación Nacional, encabezado por Halim
Khaddam, un ex vicepresidente sirio cuyo gobierno en el exilio –en
Riad– estaba financiado por los sauditas y la Hermandad Musulmana.
Financiación
de opositores en el extranjero para crear un frente contra Al-Assad
Otro
cable de 2006 mostró que la embajada [de Estados Unidos en Damasco]
había gastado 5 millones de dólares para financiar disidentes que
se presentaban como candidatos independientes a la Cámara del
Pueblo. Los pagos prosiguieron incluso cuando los servicios de
inteligencia sirios ya sabían lo que se tramaba. Un cable de 2010
advertía que el financiamiento de un canal de televisión, con sede
en Londres, dirigido por un grupo de oposición sirio sería
considerado por el gobierno sirio «como un acto disimulado y hostil
al régimen».
Pero,
durante el mismo periodo, existe también una historia paralela de
cooperación secreta entre Siria y Estados Unidos. Los dos países
colaboraron contra al-Qaeda, su enemigo común. Un consejero de mucho
tiempo del Mando Conjunto de Operaciones Especiales afirmó que
después del 11 de septiembre «Bachar fue, durante años,
extremadamente valioso para nosotros, mientras que por nuestra parte,
en mi opinión, nosotros nos mostrábamos mezquinos y torpes en el
uso que hacíamos de las preciosas informaciones que él nos
proporcionaba. Aquella cooperación silenciosa prosiguió entre
ciertos elementos, incluso después de la decisión (de la
administración Bush) de demonizarlo».
Bashar Al-Assad con el vicepresidente John Kerry |
En
2002, Assad autorizó a los servicios de inteligencia sirios a
entregarnos cientos de documentos internos sobre las actividades de
la Hermandad Musulmana en Siria y en Alemania. Durante aquel mismo
año, la inteligencia siria impidió un atentado de al-Qaeda contra
el cuartel general de la Quinta Flota estadounidense en Bahrein y
Assad aceptó entregar a la CIA el nombre de un informante vital de
al-Qaeda. Violando el acuerdo entre las partes, la CIA contactó
directamente al informante. Este último rechazó el intento de
acercamiento y rompió relaciones con los sirios que se ocupaban de
él. Assad también entregó secretamente a Estados Unidos varios
parientes cercanos de Sadam Husein que habían buscado refugio en
Siria y –al igual que otros aliados de Estados Unidos en Jordania,
Egipto, Tailandia y otros países– hizo torturar, por cuenta de la
CIA, a varios sospechosos de terrorismo en una prisión de Damasco.
Fue
esta historia de cooperación lo que permitió que, al parecer en
2013, Damasco diera su consentimiento a una nueva entrega indirecta
de datos de inteligencia a Estados Unidos. Los jefes de estado mayor
hicieron saber que, en pago, Estados Unidos solicitaría cuatro
cosas: 1ª) Que Assad impidiera que el Hezbollah atacara Israel. 2ª)
Que aceptara retomar con Israel las negociaciones suspendidas sobre
los Altos del Golán. 3ª) Que aceptara la ayuda de consejeros
militares rusos y de otros países y 4ª) Que se comprometiera a
realizar después de la guerra elecciones abiertas con la
participación de una gran diversidad de facciones.
«Nosotros
teníamos reacciones positivas de parte de los israelíes, que se
entusiasmaban con esa idea, pero que necesitaban conocer la reacción
de Irán y de Siria», me cuenta el consejero de los jefes de estado
mayor. «Los sirios nos dijeron que Assad no tomaría ninguna
decisión unilateral, que necesitaba el apoyo de su ejército y de
sus aliados alauitas. Lo que inquietaba a Assad era que Israel dijera
“sí” y que después no respetara las condiciones del arreglo.»
Un
consejero que llevaba mucho tiempo en el Kremlin a cargo de los
asuntos del Medio Oriente, me contó que a finales de 2012, después
de haber sufrido toda una serie de reveses y deserciones en su
ejército, Assad se había acercado a Israel, a través de un
contacto en Moscú, proponiendo reabrir las negociaciones sobre los
Altos del Golán. Los israelíes rechazaron la proposición, porque
«dijeron que Assad estaba acabado», me confesó el dirigente ruso.
«Está cerca del fin.» Me dijo que los turcos habían dicho lo
mismo a los rusos. Sin embargo, hacia mediados de 2013, los sirios
pensaban que lo peor ya había pasado y querían garantías de que
los estadounidenses y otros países eran serios en sus proposiciones
de asistencia.
Benjamin Netanyahu con el general Martin Dempsey |
Arabia Saudita quiere acabar con Al-Assad y financia la oposición al gobierno de Damasco.
Durante las primeras fases de las discusiones, el consejero me dijo que los jefes de Estado Mayor trataron de entender lo que Assad necesitaba como prueba de sus buenas intenciones. La respuesta les llegó a través de uno de los amigos de Assad: «Tráiganme la cabeza del príncipe Bandar.» Los jefes de estado mayor no respondieron a aquel pedido.
Bandar ben Sultan había sido durante décadas jefe de la inteligencia y de la Seguridad Nacional de Arabia Saudita y había sido embajador en Washington D.C. durante 20 años [A Bandar ben Sultan lo llamaban «Bandar Bush», por sus estrechos vínculos con la familia Bush]. Durante los últimos años, era conocido como partidario de eliminar a Assad a cualquier precio. Aparentemente en mal estado de salud, Bandar ben Sultan renunció el año pasado a su cargo de director del Consejo de Seguridad Nacional de Arabia Saudita. Pero ese país sigue siendo la principal fuente de financiación de la oposición siria, que la inteligencia estadounidense estimó en 700 millones de dólares durante el año pasado 2015.
Durante las primeras fases de las discusiones, el consejero me dijo que los jefes de Estado Mayor trataron de entender lo que Assad necesitaba como prueba de sus buenas intenciones. La respuesta les llegó a través de uno de los amigos de Assad: «Tráiganme la cabeza del príncipe Bandar.» Los jefes de estado mayor no respondieron a aquel pedido.
Bandar ben Sultan había sido durante décadas jefe de la inteligencia y de la Seguridad Nacional de Arabia Saudita y había sido embajador en Washington D.C. durante 20 años [A Bandar ben Sultan lo llamaban «Bandar Bush», por sus estrechos vínculos con la familia Bush]. Durante los últimos años, era conocido como partidario de eliminar a Assad a cualquier precio. Aparentemente en mal estado de salud, Bandar ben Sultan renunció el año pasado a su cargo de director del Consejo de Seguridad Nacional de Arabia Saudita. Pero ese país sigue siendo la principal fuente de financiación de la oposición siria, que la inteligencia estadounidense estimó en 700 millones de dólares durante el año pasado 2015.
Tráfico
secreto de armas procedente de Libia organizado por la CIA
En
julio de 2013, los jefes de Estado Mayor habían descubierto una
manera más directa de demostrar a Assad que su deseo de ayudarlo era
serio. En aquella época, un tráfico de armas organizado en secreto
por la CIA, desde Libia hacia la oposición siria y a través de
Turquía, venía desarrollándose desde hacía más de un año (desde
la muerte de Kadhafi, el 20 de octubre de 2011). La operación se
dirigía en gran parte desde un anexo de la CIA en Bengazi, con el
consentimiento del Departamento de Estado. El 11 de septiembre de
2012, el embajador de Estados Unidos en Libia, Christopher
Stevens, resultaba muerto durante una manifestación
anti-estadounidense que terminó con el incendio del consulado de
Estados Unidos en Bengazi. Periodistas del Washington Post
descubrieron copias de la agenda del embajador entre los escombros
del edificio. Aquellos documentos demostraban que el día anterior
[10 de septiembre de 2011], el embajador Stevens había tenido una
reunión con el jefe de la estación local de la CIA. Al día
siguiente, poco antes de su muerte, el embajador se había reunido
también con un representante de Al-Marfa Shipping and Maritime
Services, una firma de flete marítimo con base en Trípoli, que
–según el consejero de los jefes de Estado Mayor– era conocida
por encargarse del envío de armamento.
El embajador Christopher Stevens, torturado y asesinado después del asalto al consulado de Estados Unidos en Bengazi |
A
finales del verano de 2013, el informe de la DIA había sido
ampliamente difundido. Pero, aunque muchos miembros de la comunidad
estadounidense de inteligencia estaban al tanto de que los
extremistas dominaban la oposición siria, el tráfico de armas
organizado por la CIA seguía teniendo lugar, planteando un problema
constante al ejército de Assad. Los alijos de armas que Kadhafi
había acumulado se habían convertido en una verdadera caverna de
Alí Babá del armamento internacional, a pesar de que se vendían a
precios elevados. «No había manera de detener las entregas de
armas que habían sido autorizadas por el presidente [Obama]», según
el consejero de los jefes de Estado Mayor. «La solución era invocar
la chequera. Un representante de los jefes de Estado Mayor contactó
a la CIA con una sugerencia: había armas mucho más baratas y
disponibles en Turquía y podían ser entregadas a los rebeldes
sirios en pocos días sin necesidad de utilizar la vía marítima.»
Pero no sería la CIA la única en utilizarlas. «Nosotros
trabajábamos con turcos que no eran leales a Erdogan», según el
consejero, «y los incitamos a entregar a los yihadistas que operaban
en Siria todo el armamento obsoleto de su arsenal, incluyendo
carabinas M1 de los tiempos de la guerra de Corea y muchas armas
soviéticas. Era un mensaje que Assad podía entender: “Tenemos la
posibilidad de limitar los efectos de la política presidencial”».
Turquía, Arabia Saudí y Qatar incrementan sus ayudas de dinero y armas al Estado Islámico y al Frente Al-Nusra.
El flujo de inteligencia estadounidense que se transmitía al ejército sirio y la degradación de la calidad del armamento entregado a los rebeldes llegaron en un momento crítico. El ejército sirio había sufrido grandes pérdidas en la primavera de 2013, luchando contra el Frente al-Nusra y otros grupos extremistas, y había perdido el control de la capital de la provincia de Raqqa. Ataques esporádicos de las fuerzas aéreas y terrestres sirias se sucedieron durante meses, sin éxitos notables, hasta que se tomó la decisión de abandonar Raqqa y otras zonas poco pobladas y difíciles de defender en el norte y el oeste para concentrar el fortalecimiento del control gubernamental en Damasco y en las zonas densamente pobladas que vinculan la capital con Latakia, en el noreste. Pero, mientras el ejército [sirio] se fortalecía gracias a la ayuda de los jefes de estado mayor, Arabia Saudita, Qatar y Turquía elevaron su financiamiento y sus entregas de armas al Frente al-Nusra y el Estado Islámico, que a finales de 2013 había avanzado enormemente en territorios situados a ambos lados de la frontera entre Siria e Irak. Los rebeldes no fundamentalistas que quedaban se vieron bruscamente luchando y perdiendo en verdaderas batallas contra los extremistas. En enero de 2014, el Estado Islámico había tomado control total de Raqqa y de las zonas tribales de Al-Nusra y había convertido esa ciudad [siria] en su capital. Assad seguía controlando el 80% de la población siria, pero había perdido gran parte de su territorio.
Turquía, Arabia Saudí y Qatar incrementan sus ayudas de dinero y armas al Estado Islámico y al Frente Al-Nusra.
El flujo de inteligencia estadounidense que se transmitía al ejército sirio y la degradación de la calidad del armamento entregado a los rebeldes llegaron en un momento crítico. El ejército sirio había sufrido grandes pérdidas en la primavera de 2013, luchando contra el Frente al-Nusra y otros grupos extremistas, y había perdido el control de la capital de la provincia de Raqqa. Ataques esporádicos de las fuerzas aéreas y terrestres sirias se sucedieron durante meses, sin éxitos notables, hasta que se tomó la decisión de abandonar Raqqa y otras zonas poco pobladas y difíciles de defender en el norte y el oeste para concentrar el fortalecimiento del control gubernamental en Damasco y en las zonas densamente pobladas que vinculan la capital con Latakia, en el noreste. Pero, mientras el ejército [sirio] se fortalecía gracias a la ayuda de los jefes de estado mayor, Arabia Saudita, Qatar y Turquía elevaron su financiamiento y sus entregas de armas al Frente al-Nusra y el Estado Islámico, que a finales de 2013 había avanzado enormemente en territorios situados a ambos lados de la frontera entre Siria e Irak. Los rebeldes no fundamentalistas que quedaban se vieron bruscamente luchando y perdiendo en verdaderas batallas contra los extremistas. En enero de 2014, el Estado Islámico había tomado control total de Raqqa y de las zonas tribales de Al-Nusra y había convertido esa ciudad [siria] en su capital. Assad seguía controlando el 80% de la población siria, pero había perdido gran parte de su territorio.
Fracaso
en crear un frente moderado
Los
esfuerzos de la CIA por entrenar las fuerzas rebeldes moderadas
también resultaban un fracaso. «El campo de entrenamiento de la CIA
estaba en Jordania y se hallaba bajo control de un grupo tribal
sirio», me contó el consejero de los jefes de estado mayor. Se
sospechaba que algunos de los voluntarios para el entrenamiento en
realidad eran soldados regulares del ejército sirio sin uniforme.
Era algo que ya había sucedido en el momento más fuerte de la
guerra de Irak, cuando miles de miembros de milicias chiitas se
presentaron en campos de entrenamiento estadounidenses para recibir
uniformes nuevos, armas y algunos días de entrenamiento y
desaparecer después en el desierto. Un programa de entrenamiento
diferente, organizado por el Pentágono en Turquía, no tuvo mejor
resultado. El Pentágono había reconocido en septiembre que sólo «4
o 5» de sus reclutas seguían luchando contra el Estado Islámico;
días después 70 de ellos se pasaron al Frente al-Nusra
inmediatamente después de haber cruzado la frontera siria.
En
enero de 2014, desesperado ante aquella falta de progreso, John
Brennan, el director de la CIA, convocó a los jefes de la
inteligencia estadounidense y a los árabes sunnitas de todo el Medio
Oriente a una reunión secreta en Washington, para persuadir a Arabia
Saudita de que cesara su respaldo a los combatientes extremistas en
Siria. «Los sauditas nos dijeron que estarían felices de oír lo
que queríamos decirles», me contó el consejero de los jefes de
estado mayor, «así que todo el mundo vino a Washington para oír a
Brennan decirles que tenían que ponerse del lado de los
autotitulados moderados. Su mensaje consistía en decir que si todo
el mundo en la región ponía fin a su respaldo a Al-Nusra y Daesh,
estos últimos acabarían por quedarse sin armas ni municiones y los
moderados podrían vencerlos». Los sauditas ignoraron el mensaje de
Brennan, según el consejero, «regresaron a su país para reforzar
su apoyo a los extremistas pidiéndonos más respaldo técnico. Y
nosotros dijimos “OK” y nos encontramos respaldando a los
extremistas».
Turquía
y Arabia Saudí patrocinan el envío a Siria de yihadistas
extranjeros
Pero
los sauditas estaban muy lejos de ser el único problema: la
inteligencia estadounidense había coleccionado los mensajes
interceptados e informaciones de origen humano que mostraban que el
gobierno [turco] de Erdogan había respaldado al Frente al-Nusra
durante años y que ahora estaba haciendo lo mismo con el Estado
Islámico. «Nosotros podemos manejar a los sauditas», dijo el
consejero. «Podemos manejar a los sauditas. Usted puede discutir que
en realidad todo el equilibrio en el Medio Oriente está basado en
una forma de destrucción mutua asegurada por Israel y el resto del
Medio Oriente, y que Turquía puede destruir ese equilibrio –lo
cual es el sueño de Erdogan. Nosotros le dijimos [a Erdogan] que
queríamos que pusiera fin al flujo ininterrumpido de yihadistas
extranjeros que llegan a Turquía. Pero él tiene un sueño –que es
restaurar el Imperio Otomano– y no se da cuenta en qué medida
pudiera lograrlo.»
Buenas relaciones entre los militares rusos y estadounidenses.
Buenas relaciones entre los militares rusos y estadounidenses.
Una
de las constantes en la política de Estados Unidos desde el derrumbe
de la Unión Soviética ha sido la relación entre sus militares y
Rusia. Después de 1991, Estados Unidos gastó miles de millones de
dólares para ayudar a Rusia a garantizar la seguridad de su
armamento nuclear, incluyendo una operación conjunta ultrasecreta
para evacuar el uranio de uso militar de los depósitos de Kazajstán,
cuya seguridad no estaba garantizada. Los programas conjuntos para
garantizar la seguridad de las materias fisibles prosiguieron durante
las dos décadas siguientes. Durante la guerra en Afganistán, Rusia
concedió diariamente autorizaciones de sobrevuelo a los aviones
estadounidenses de carga y de reabastecimiento en vuelo y permitió
el flujo de los enormes volúmenes de armas, municiones, alimentos y
agua que necesita la máquina de guerra de Estados Unidos. El
ejército ruso proporcionó datos de inteligencia sobre los
escondites de Osama ben Laden y ayudó a Estados Unidos a negociar
los derechos de uso de una base aérea en Kirguistán. Los jefes de
Estado Mayor [estadounidenses] han estado en contacto con sus
homólogos rusos durante todo el conflicto sirio, y esos vínculos
entre las fuerzas armadas [de Estados Unidos y Rusia] comienzan en lo
más alto de la jerarquía.
En
agosto, semanas antes de su retiro como jefe del Estado Mayor
Conjunto, el general Dempsey hizo una visita de despedida al cuartel
general de las Fuerzas de Defensa Irlandesas, en Dublín, y anunció
a su auditorio que durante el cumplimiento de sus funciones había
considerado como una cuestión de honor el mantenerse en contacto con
el jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Rusia, el general
Valeri Guerasimov. «De hecho, le sugerí que íbamos a
terminar nuestras carreras como las habíamos comenzado», declaró
Dempsey: uno como comandante de tanques en Alemania occidental y el
otro en Alemania oriental.
General Valeri Guerasimov |
Implicación
de Putin en la guerra contra el yihadismo
Tratándose
de arremeter contra el Estado Islámico, Rusia y Estados Unidos
tienen muchas cosas que compartir. En la dirección y la jerarquía
del Estado Islámico son numerosos los que han luchado durante más
de una década contra Rusia en las dos guerras de Chechenia, que
comenzaron en 1994, y el gobierno de Putin está profundamente
implicado en la lucha contra el terrorismo islámico. «Rusia conoce
la dirección de Daesh», nos dijo el consejero de los jefes de
estado mayor, «conoce perfectamente sus técnicas operativas y tiene
muchos datos de inteligencia que compartir». En cambio, agregó,
«nosotros tenemos excelentes formadores con años de experiencia en
el entrenamiento de combatientes rebeldes, experiencia que Rusia no
posee». El consejero no mencionará lo que la inteligencia
estadounidense también puede proponer: una capacidad para obtener
datos sobre objetivos, a menudo pagando enormes sumas de dinero,
datos provenientes de fuentes en el seno de las milicias rebeldes.
Un
ex-consejero de la Casa Blanca sobre asuntos rusos me dijo que, antes
del 11 de septiembre [de 2001], «Putin acostumbraba a decirnos:
“Nosotros [rusos y estadounidenses] tenemos las mismas pesadillas
sobre lugares diferentes”. Hacía con ello alusión a sus problemas
con el califato de Chechenia y a nuestros problemas anteriores con
al-Qaeda. Actualmente, después del atentado contra el avión [ruso]
de Metrojet sobre el Sinaí y las masacres perpetradas en París y en
otros lugares, es difícil evitar la conclusión de que hoy estamos
teniendo las mismas pesadillas en los mismos lugares».
Sin
embargo, la administración Obama sigue condenando a Rusia por su
respaldo a Assad. Un diplomático retirado que trabajó en la
embajada estadounidense en Moscú expresó compasión ante el dilema
de Obama como dirigente de la coalición occidental que se opone a la
agresión rusa contra Ucrania: «Ucrania es un problema grave y Obama
lo ha tratado seriamente mediante sanciones. Pero nuestra política
hacia Rusia a menudo carece de concentración ya que eso no tiene que
ver con nuestra acción en Siria. Se trata de garantizar que Bashar
no sea derrotado en Siria. La realidad es que Putin no quiere ver el
caos de Siria extenderse a Jordania o al Líbano, como sucedió en
Irak, y no quiere que Siria acabe cayendo en manos de Daesh. Lo más
contraproducente que Obama ha hecho, y eso perjudicó muchísimo
nuestros esfuerzos por poner fin a los combates, ha sido declarar que
“Assad tiene que irse como condición previa a las negociaciones”.»
El
diplomático también se hizo eco de un punto de vista que algunos
defienden en el Pentágono, al mencionar un factor de daños
colaterales dando a entender la decisión de Rusia de realizar
incursiones aéreas en respaldo al ejército sirio el 30 de
septiembre: Putin quiere evitar a Assad el funesto destino de
Kadhafi. A este ex diplomático le dijeron que Putin vió tres veces
el video de la muerte atroz de Kadhafi, donde se muestra cómo el
líder libio fue sodomizado con una bayoneta. El consejero de los
jefes de estado mayor también me habló de un informe de la
inteligencia estadounidense que concluía que Putin se había quedado
consternado con el fin de Kadhafi: «Putin se reprochó el haber
abandonado a Kadhafi, no haber desempeñado un papel más importante
en segundo plano» en la ONU cuando la coalición occidental
presionaba para obtener autorización para realizar los golpes aéreos
que destruyeron el régimen [libio]. «Putin creía que, si no se
implicaba junto a él, Bashar al-Assad sufriría la misma suerte –la
mutilación– y que él mismo vería la destrucción de sus aliados
en Siria.»
Obama miente
En
un discurso pronunciado el 22 de noviembre, Obama declaró que los
«principales blancos» de los ataques aéreos [rusos] «habían sido
la oposición moderada». Es una versión de la que la administración
[Obama] –al igual que los principales medios de prensa
estadounidenses– se han separado muy raramente. Los rusos insisten
en el hecho que ellos apuntan contra todos los grupos rebeldes que
amenazan la estabilidad de Siria –incluyendo el Estado Islámico.
El consejero ruso del Kremlin sobre el Medio Oriente explicó en una
entrevista que la primera serie de golpes aéreos rusos estaba
destinada a reforzar la seguridad alrededor de la base aérea rusa de
Latakia, un bastión alauita. El objetivo estratégico, declaró, era
establecer un corredor libre de yihadistas desde Damasco hasta
Latakia y la base naval rusa de Tartús, e ir moviendo
progresivamente los blancos hacia el sur y el este, con una
concentración más importante de las misiones de bombardeo sobre el
territorio ocupado por el Estado Islámico. Desde inicios de octubre
se realizaron golpes aéreos rusos sobre blancos del Estado Islámico
en Raqqa y sus alrededores. En noviembre hubo otros golpes aéreos
contra las posiciones del Estado Islámico cerca de la ciudad de
Palmira y en la provincia de Idlib, bastión encarnizadamente
disputado cerca de la frontera turca.
Derribo del cazabombardero ruso por Turquía y apoyo de Obama a Erdogan.
Derribo del cazabombardero ruso por Turquía y apoyo de Obama a Erdogan.
Las incursiones rusas en el espacio aéreo turco comenzaron poco después de que Putin autorizara los bombardeos y la aviación rusa desplegó medidas de interferencia electrónica que afectaron los radares turcos. El mensaje enviado a la aviación turca, nos dijo el consejero de los jefes de estado mayor, era el siguiente: «Enviaremos nuestros aviones de combate adonde nos parezca necesario y cuando lo creamos necesario e interferimos los radares de ustedes. No se metan con nosotros. Putin les estaba anunciando a los turcos con quién estaban lidiando.» La agresión de Rusia trajo nuevas protestas turcas y denegaciones rusas así como patrullajes fronterizos más agresivos por parte de la aviación turca. No hubo incidentes significativos hasta el 24 de noviembre, cuando dos cazas F-16 turcos, actuando aparentemente según reglas de enfrentamiento más agresivas, derribaron un cazabombardero ruso Su-24M que había penetrado en el espacio aéreo turco por más de 17 segundos (Versión oficial y errónea,ya que el avión ruso fue abatido al regreso de su misión de bombardeo sobre territorio sirio).
Durante
los siguientes días, Obama expresó su respaldo a Erdogan y, después
de su encuentro privado del 1º de diciembre, declaró en una
conferencia de prensa que su administración se mantenía «muy
comprometida con la seguridad y la soberanía de Turquía». Obama
declaró que mientras Rusia siguiera siendo aliada de Assad «muchos
recursos rusos estarán dedicados a atacar a los grupos de oposición
(…) que nosotros respaldamos (…) Así que no creo que nosotros
debamos alimentar la ilusión de que Rusia atacará exclusivamente
blancos de Daesh. No es lo que está sucediendo ahora. Nunca lo ha
sido. Eso no sucederá en las próximas semanas».
Los terroristas moderados no existen
El consejero del Kremlin para el Medio Oriente, al igual que los jefes de estado mayor y la DIA, rechazan a los «moderados» que gozan del respaldo de Obama, considerándolos como grupos islámicos extremistas que luchan junto al Frente al-Nusra y el Estado Islámico («No hay que jugar con las palabras y separar los grupos terroristas en moderados y no moderados», declaró Putin el 22 de octubre en un discurso). Los generales estadounidenses los consideran milicias agonizantes que se han visto obligadas a concluir acuerdos con el Frente al-Nusra y con el Estado Islámico para poder sobrevivir.
Los terroristas moderados no existen
El consejero del Kremlin para el Medio Oriente, al igual que los jefes de estado mayor y la DIA, rechazan a los «moderados» que gozan del respaldo de Obama, considerándolos como grupos islámicos extremistas que luchan junto al Frente al-Nusra y el Estado Islámico («No hay que jugar con las palabras y separar los grupos terroristas en moderados y no moderados», declaró Putin el 22 de octubre en un discurso). Los generales estadounidenses los consideran milicias agonizantes que se han visto obligadas a concluir acuerdos con el Frente al-Nusra y con el Estado Islámico para poder sobrevivir.
A
finales de 2014, el periodista alemán Jurgen Todenhofer, quien fue
autorizado a pasar 10 días en Irak y en Siria, en territorios bajo
control del Estado Islámico, declaró a CNN que los dirigentes del
Estado Islámico «se ríen constantemente del Ejército Libre Sirio
(ELS). No lo toman en serio. Dicen: “Nuestro mejor proveedor de
armas es el ELS. En cuanto tienen buen armamento, nos lo venden.”
No los toman en serio. Toman en serio a Assad. Toman en serio las
bombas, por supuesto. Pero no temen a nada y el ELS no desempeña
ningún papel».
Campaña
anti-rusa dirigida por Washington y orquestada por la prensa
occidental
La
campaña de bombardeos de Putin provocó una serie de artículos
anti-rusos en la prensa estadounidense. El 25 de octubre, el New York
Times publicó un artículo, que citaba fuentes oficiales de la
administración Obama, según el cual los submarinos y barcos-espías
rusos operaban «agresivamente» cerca de los cables submarinos por
donde transita la parte esencial del tráfico mundial de internet
–aunque, como reconocía el artículo, no había «ninguna prueba
hasta ahora» de un intento ruso de interrumpir ese tráfico. Diez
días antes, el Times había publicado un resumen de las intrusiones
rusas en las antiguas repúblicas satélites y describía los
bombardeos rusos en Siria como «en cierto sentido un regreso a las
iniciativas militares ambiciosas del pasado soviético». Aquel
artículo mantenía en silencio el hecho que el gobierno de Assad
había invitado a los rusos a intervenir en su país y omitía
indicar que los ataques aéreos estadounidenses en Siria se
desarrollaban desde septiembre [de 2014] sin ninguna autorización de
Siria. En octubre, un editorial publicado en el mismo diario y
escrito por Michael McFaul, el embajador de Obama en Rusia entre 2012
y 2014, decía que la campaña rusa de golpes aéreos apuntaba contra
«todo menos el Estado Islámico». Los artículos anti-rusos no
cesaron después de la catástrofe del avión de Metrojet, cuya
responsabilidad reclamó el Estado Islámico. En el gobierno y los
medios de prensa estadounidenses fueron pocos los que se plantearon
la cuestión de saber por qué el Estado Islámico atacaría un avión
civil ruso y sus 224 pasajeros si la aviación rusa estaba atacando
solamente a los sirios «moderados».
Guerra
económica contra Rusia y Siria
Mientras
tanto, las sanciones económicas contra Rusia siguen en vigor por lo
que un gran número de estadounidenses consideran como crímenes de
guerra de Putin en Ucrania. Lo mismo sucede con las sanciones del
Departamento del Tesoro contra Siria y contra los estadounidenses que
hacen negocios en ese país. En un artículo sobre las sanciones
publicado a finales de noviembre, el New York Times volvió a agitar
una afirmación vieja y sin fundamento, según la cual las medidas
del Tesoro estadounidense «subrayan el litigio presentado por la
administración sobre Assad, tratando de incitar a Rusia a retirarle
su apoyo: que, aunque él afirme estar en guerra contra los
terroristas islamistas, mantiene una relación de simbiosis con el
Estado Islámico, lo cual le ha permitido aferrarse al poder».
Los
cuatro elementos fundamentales de la política siria de Obama siguen
siendo los mismos hoy en día: 1) Su insistencia en la salida de
Assad. 2) Que no es posible ninguna coalición con Rusia contra el
Estado Islámico. 3) Que Turquía sigue siendo un aliado sólido en
la guerra contra el terrorismo y 4) Que realmente existe una fuerza
de oposición moderada significativa con respaldo de Estados Unidos.
Los
atentados perpetrados en París el 13 de noviembre de 2015, con saldo
de 130 víctimas, no han modificado el discurso oficial de la Casa
Blanca, aunque varios dirigentes europeos, incluyendo a Francois
Hollande, han reclamado una mayor cooperación con Rusia y han estado
de acuerdo en coordinar más estrechamente sus acciones con la
aviación rusa. También hay discusiones sobre la necesidad de
mostrar mayor flexibilidad en cuanto al calendario de salida de Assad
del poder.
El 24 de noviembre, el [presidente francés] Hollande viajó a Washington DC para discutir cómo deberían colaborar Francia y Estados Unidos para luchar contra Daesh. Durante una conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca, Obama dijo que él y Hollande habían estado de acuerdo en que «los bombardeos rusos contra la oposición moderada sólo sirven para sostener el régimen brutal de Assad ayudándolo a fortalecer el ascenso» del Estado Islámico. Hollande no llegó tan lejos, pero dijo que un proceso diplomático en Viena «conducirá a la salida de Assad… Se requiere unidad en el gobierno». La conferencia de prensa no logró resolver el principal obstáculo existente entre ellos [Obama y Hollande] en lo tocante a Erdogan. Obama apoyó el derecho de Turquía a defender sus fronteras. Hollande dijo que es urgente que Turquía tome las medidas necesarias contra los terroristas.
Obama recibe a François Hollande en la Casa Blanca |
El 24 de noviembre, el [presidente francés] Hollande viajó a Washington DC para discutir cómo deberían colaborar Francia y Estados Unidos para luchar contra Daesh. Durante una conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca, Obama dijo que él y Hollande habían estado de acuerdo en que «los bombardeos rusos contra la oposición moderada sólo sirven para sostener el régimen brutal de Assad ayudándolo a fortalecer el ascenso» del Estado Islámico. Hollande no llegó tan lejos, pero dijo que un proceso diplomático en Viena «conducirá a la salida de Assad… Se requiere unidad en el gobierno». La conferencia de prensa no logró resolver el principal obstáculo existente entre ellos [Obama y Hollande] en lo tocante a Erdogan. Obama apoyó el derecho de Turquía a defender sus fronteras. Hollande dijo que es urgente que Turquía tome las medidas necesarias contra los terroristas.
Marginación
de la ONU en la resolución del conflicto sirio: el problema es Turquía
El
consejero de los jefes de estado mayor me dijo que el principal
objetivo del viaje de Hollande a Washington era convencer a Obama de
unirse a la ONU en una declaración de guerra contra Daesh. Obama se
negó. Los europeos no se unieron para hacer una declaración de ese
tipo en el seno de la OTAN, siendo Turquía miembro de esa alianza
militar. «El problema es Turquía», dijo el consejero de los jefes
de estado mayor.
Naturalmente,
Assad no acepta que un grupo de dirigentes extranjeros pueda decidir
su futuro. Imad Mustafa, actualmente embajador de Siria en China, era
rector de la facultad de la Universidad de Damasco en materia de
tecnologías de la información y consejero cercano de Assad cuando
fue nombrado embajador de Siria en Estados Unidos, cargo que ocupó
durante 7 años. Mustafa es conocido como una personalidad que sigue
siendo cercana a Assad y se puede confiar en él para interpretar su
pensamiento [de Assad]. Me dijo que, para Assad, abandonar el poder
equivalía a capitular ante «grupos terroristas armados» y que los
ministros de un gobierno de unión nacional –tal y como lo proponen
los europeos– serían considerados como deudores de las potencias
extranjeras que los nombrasen. Esas potencias podrían recordar
entonces al nuevo presidente «que ellas podrían reemplazarlo tan
fácilmente como antes lo hicieron con su predecesor (…) Assad
tiene ese deber para con su pueblo: él no puede irse porque quienes
están pidiendo su salida son los enemigos históricos de Siria».
La
preocupación de China por el terrorismo yihadista
Mustafa
también abordó el caso de China, un aliado de Assad que
aparentemente ha previsto asignar 30.000 millones de dólares a la
reconstrucción de Siria cuando termine la guerra. China también
está preocupada por el Estado Islámico. «China considera la crisis
siria según tres perspectivas», dice Mustafa: 1ª) La legislación
y la legitimidad internacional. 2ª) El posicionamiento estratégico
mundial y 3ª) Las actividades de los yihadistas uigures, en la
provincia del extremo oeste de Xinjiang.
Esta
[provincia china] tiene fronteras con ocho países –Mongolia,
Rusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán y
la India– y, desde el punto de vista de China, sirve de pasarela al
terrorismo mundial y dentro de China. Muchos combatientes uigures en
Siria son conocidos como miembros del Movimiento Islámico del
Turquestán oriental –una organización separatista, a menudo
violenta, que pretende instalar un Estado islamista uigur en la
provincia de Xinjiang. «El hecho que estén disponiendo de ayuda de
la inteligencia turca para pasar de China hacia Siria atravesando
Turquía ha provocado enorme tensión entre los servicios de
inteligencia chinos y turcos», afirma Mustafa. «China está
preocupada por el hecho que el papel de Turquía en el apoyo a los
combatientes uigures en Siria podría extenderse en el futuro al
apoyo de los proyectos de Turquía en el Xinjiang. Nosotros [los
sirios] ya proveemos a la inteligencia china con información sobre
los terroristas y las vías que utilizan para viajar hasta Siria».
Las
preocupaciones de Mustafa han hallado eco en un analista de
relaciones exteriores de Washington que ha seguido de cerca el
tránsito de los yihadistas hasta Siria a través de Turquía. Este
analista, a cuyas opiniones recurren regularmente personalidades de
la cúpula del gobierno [estadounidense], me dijo que «Erdogan llevó
uigures a Siria mediante transportes especiales mientras que su
gobierno apoya la lucha [de los uigures] en China. Los terroristas
uigures y los musulmanes birmanos que huyen hacia Tailandia obtienen
pasaportes turcos y parten entonces por avión hacia Turquía, en
tránsito hacia Siria». Agregó que desde China hacia Kazajstán
también existía una verdadera red que organizaba el paso de los
uigures, con un posible tránsito a través de Turquía –los
estimados van desde varios cientos a varios miles al año– y de
allí pasan al territorio bajo control del Estado Islámico en Siria.
«La inteligencia de Estados Unidos no recibe información correcta
sobre esas actividades porque quienes las conocen y están
descontentos con la política no hablan con ella», señaló el
analista. También dijo que no estaba claro si los responsables
oficiales de la política hacia Siria en el Departamento de Estado y
la Casa Blanca «estaban muy al corriente». La publicación
especializada estadounidense IHS-Jane’s Defense Weekly estimó en
octubre que cerca de 5.000 voluntarios uigures decididos a luchar
habían llegado a Turquía desde 2013, y que 2.000 de ellos habían
entrado en Siria. Mustafa afirmó que él mismo tenía informes según
los cuales cerca de 860 combatientes uigures están actualmente en
Siria.
Las crecientes preocupaciones de China sobre el problema uigur y su vínculo con Siria y Daesh han sido fuente de trabajo para Christina Lin, una universitaria que estudia temas chinos desde hace una década, mientras trabajaba en el Pentágono en tiempos de Donald Rumsfeld. «Yo crecí en Taiwán y llegué al Pentágono siendo una crítica de China», me dijo Lin. «Acostumbraba a demonizar a los chinos como ideólogos, y están lejos de ser perfectos. Pero, al cabo de los años, al verlos abrirse y evolucionar, comencé a cambiar mi punto de vista. Yo considero a China como un socio potencial en diversos desafíos mundiales, particularmente en el Medio Oriente. Hay muchos lugares –Siria es uno de ellos– donde Estados Unidos y China deberían cooperar a favor de la seguridad regional y en materia de contraterrorismo.»
Yihadistas chinos en el conflicto sirio |
Las crecientes preocupaciones de China sobre el problema uigur y su vínculo con Siria y Daesh han sido fuente de trabajo para Christina Lin, una universitaria que estudia temas chinos desde hace una década, mientras trabajaba en el Pentágono en tiempos de Donald Rumsfeld. «Yo crecí en Taiwán y llegué al Pentágono siendo una crítica de China», me dijo Lin. «Acostumbraba a demonizar a los chinos como ideólogos, y están lejos de ser perfectos. Pero, al cabo de los años, al verlos abrirse y evolucionar, comencé a cambiar mi punto de vista. Yo considero a China como un socio potencial en diversos desafíos mundiales, particularmente en el Medio Oriente. Hay muchos lugares –Siria es uno de ellos– donde Estados Unidos y China deberían cooperar a favor de la seguridad regional y en materia de contraterrorismo.»
Chistina
Lin me dijo que, varias semanas después, China y la India, ex
enemigos de la guerra fría, que «se odiaban más que China y
Estados Unidos, realizaron una serie de ejercicios conjuntos de
contraterrorismo. Y hoy en día China y Rusia quieren cooperar ambas
con Estados Unidos sobre los problemas de contraterrorismo». Desde
el punto de vista chino, sugiere Lin, los militantes uigures que
han llegado a Siria son entrenados por el Estado Islámico con
técnicas de supervivencia destinadas a servirles de ayuda cuando
regresen para realizar ataques terroristas en territorio chino.
«Si Assad pierde», dice Lin en un artículo publicado en
septiembre, «los combatientes yihadistas de la Chechenia rusa, del
Xinjiang chino y de la Cachemira india volverán a su patria para
continuar allí la yihad, con apoyo de una base de operaciones nueva
y bien pertrechada en Siria, en pleno corazón del Medio Oriente.»
Destitución
del general Flynn por decir la verdad acerca del conflicto sirio
El
general Dempsey y sus colegas del Estado Mayor Conjunto mantuvieron
sus disensiones fuera de los canales burocráticos y así conservaron
sus cargos. El general Michael Flynn no lo hizo. «Flynn se ganó la
antipatía de la Casa Blanca al insistir en que se dijera la verdad
sobre Siria», declaró Patrick Lang, un coronel retirado que ocupó
durante cerca de una década las funciones de responsable civil de la
DIA para el Medio Oriente. «Flynn pensaba que lo mejor era decir la
verdad y ellos lo marginaron. Pero él no quería callarse.»
El general Flynn fue destituido por decir la verdad |
El propio Flynn me dijo que su problema iba más allá de Siria. «Yo estaba cambiando las cosas en la DIA –y no me limitaba a reinstalar las sillas en la cubierta del Titanic. Era una reforma radical. Yo tuve la impresión de que la dirección civil no quería oír la verdad. Eso me costó caro pero no me arrepiento.» En entrevista concedida recientemente a Der Spiegel, Flynn era categórico en cuanto a la entrada de Rusia en la guerra de Siria: «Tenemos que trabajar de manera constructiva con Rusia. Nos guste o no, Rusia tomó la decisión de intervenir militarmente. Están allí y eso cambió completamente la dinámica. Así que usted no puede decir que Rusia actúa mal y que tienen que regresar a su casa. Eso no sucederá. Miren las cosas de frente.»
En
el Congreso de Estados Unidos son pocos los que comparten ese punto
de vista. Una de las excepciones es Tulsi
Gabbard, una representante demócrata de Hawai, miembro de la
Comisión de la Cámara de Representantes sobre las fuerzas armadas.
Como mayor de la Guardia Nacional, Tulsi Gabbard ha servido dos veces
en el Medio Oriente. En entrevista concedida a CNN en octubre
declaró: «Estados Unidos y la CIA deberían poner fin a esa guerra
ilegal y contraproducente destinada a derrocar el gobierno sirio de
Assad y deberían concentrarse en la lucha contra (…) los grupos
extremistas islamistas.»
La congresista Tulsi Gabbard |
El
periodista le preguntó: «¿A usted no le preocupa que el régimen
de Assad haya dado muestras de brutalidad, matando al menos 200.000 o
quizás 300.000 ciudadanos de su propio pueblo?»
«Las
cosas que se cuentan sobre Assad en este momento», respondió
Gabbard, «son las mismas que se decían sobre Kadhafi, las mismas
que se decían sobre Sadam Husein por parte de quienes se
pronunciaban a favor de que Estados Unidos (…) derrocara esos
regímenes (…) Si eso sucede en Siria, llegaremos a una situación
donde habrá mucho más sufrimiento, mucha más persecución de
minorías religiosas y de cristianos en Siria, y nuestro enemigo será
mucho más fuerte.»
«O
sea», agregó el periodista, «¿lo que usted dice es que la
implicación militar rusa al nivel aéreo y la de Irán en tierra
son, de hecho, un favor que se le hace a Estados Unidos?»
«Ellos
están trabajando por la derrota de nuestro enemigo común»,
respondió Tulsi Gabbard.
La
propia Gabbard me dijo posteriormente que muchos de sus colegas en el
Congreso, tanto demócratas como republicanos, le agradecieron en
privado por haberse expresado de esa manera. «En el público hay
mucha gente, incluso en el Congreso, que necesita que se le expliquen
las cosas claramente», dijo Gabbard. «Pero es difícil, por tanto
engaño que hay sobre lo que en realidad sucede. No se dice la
verdad.»
No
es usual ver a un político desafiar la política exterior de su
propio partido dirigiéndose directamente a la prensa. Para alguien
que está realmente al tanto de lo que pasa, que dispone de acceso a
la información más confidencial, hablar tan abiertamente y de
manera crítica puede significar el fin de su carrera. Una disensión
bien informada puede transmitirse a través de una relación de
confianza entre un periodista y personas bien informadas, pero eso
implica invariablemente que no haya mención de nombres.
Sin
embargo, la disensión existe. El consejero que trabajó durante
mucho tiempo con el Mando Conjunto de Operaciones Especiales no pudo
ocultar su desprecio cuando le pregunté su punto de vista sobre la
política de Estados Unidos en Siria. «La solución en Siria está
delante de nuestras narices», dijo. «La amenaza principal para
nosotros es Daesh y todos –Estados Unidos, Rusia y China– tenemos
que trabajar juntos. Bashar se quedará en el poder y cuando la
situación en el país se haya estabilizado habrá una elección. No
hay otra alternativa.»
Los
halcones del Pentágono apuntan a Rusia como principal enemigo de
Estados Unidos
El
canal militar indirecto hacia Assad desapareció cuando Dempsey pasó
a retiro, en septiembre [de 2015]. Su sucesor a la cabeza de los
jefes de estado mayo, el general Joseph Dunford, compareció ante la
Comisión del Senado para las Fuerzas Armadas en julio, 2 meses antes
de asumir sus funciones. «Si ustedes quieren hablar de una nación
que podría constituir una amenaza existencial para Estados Unidos,
tengo que designar a Rusia», declaró Dunford. «Si observan ustedes
su comportamiento, este es alarmante».
En
octubre, como presidente de los jefes de estado mayor, Dunford negó
los resultados de los bombardeos rusos en Siria, declarando ante la
misma comisión que Rusia «no combate el Estado Islámico». Agregó
que Estados Unidos debería «trabajar con sus socios turcos para
garantizar la seguridad en la frontera norte de Siria» y «hacer
todo lo que podamos para permitir a las verdaderas fuerzas de
oposición sirias [entiéndase a los rebeldes “moderados”]
combatir a los extremistas.».
Obama dispone ahora de un Pentágono más complaciente. Ya no habrá desafío indirecto de los dirigentes militares ante su política de desprecio hacia Assad o su respaldo a Erdogan. Dempsey y sus compañeros siguen asombrados ante el hecho que Obama continúa defendiendo a Erdogan, a pesar de las numerosas pruebas que la inteligencia estadounidense ha logrado acumular en contra del presidente turco. «Nosotros sabemos que ustedes trafican con los radicales en Siria», dijo el presidente al director de los servicios de inteligencia de Erdogan, en medio de una tensa reunión en la Casa Blanca. Los jefes del Estado Mayor Conjunto y la DIA han seguido informando a los dirigentes de Washington sobre la amenaza que representan los yihadistas en Siria y el respaldo que Turquía les aporta, mensaje que nunca ha sido escuchado. ¿Por qué?
Obama dispone ahora de un Pentágono más complaciente. Ya no habrá desafío indirecto de los dirigentes militares ante su política de desprecio hacia Assad o su respaldo a Erdogan. Dempsey y sus compañeros siguen asombrados ante el hecho que Obama continúa defendiendo a Erdogan, a pesar de las numerosas pruebas que la inteligencia estadounidense ha logrado acumular en contra del presidente turco. «Nosotros sabemos que ustedes trafican con los radicales en Siria», dijo el presidente al director de los servicios de inteligencia de Erdogan, en medio de una tensa reunión en la Casa Blanca. Los jefes del Estado Mayor Conjunto y la DIA han seguido informando a los dirigentes de Washington sobre la amenaza que representan los yihadistas en Siria y el respaldo que Turquía les aporta, mensaje que nunca ha sido escuchado. ¿Por qué?
Seymour
M. Hersh
Fuente:
London Review of Books
Preparación intelectual, honestidad profesional e independencia son algunas de las cualidades demostradas por Seymour M. Hersh a lo largo de su dilatada carrera periodística, una excepción cuando la trivilialidad informativa es rebotada una y mil veces, a todas horas y en todas partes hasta convertirse en porquería manipulada, en basura viral. Resulta urgente volver a la esencia del mejor periodismo: investigación y rigor. La búsqueda de la verdad y del sentido, la causalidad, el porqué de las cosas, saber a quién benefician y a quién perjudican, entender la realidad y revelar todo lo que se oculta, con independencia plena de los poderes establecidos, de los conglomerados políticos, financieros y empresariales, que monopolizan las grandes agencias para desactivar los entendimientos, desacreditar las opiniones críticas y hacernos tragar como necesario lo que es intolerable. Como escribió François Mauriac, el inigualable autor del "blog de notas", en 1954, tras un secuestro de L'Express: "Dudo de que exista para la prensa un delito de indiscreción. Pero existe un delito de silencio. A la hora de arreglar cuentas, no se nos acusará de haber hablado sino de haber callado."
Preparación intelectual, honestidad profesional e independencia son algunas de las cualidades demostradas por Seymour M. Hersh a lo largo de su dilatada carrera periodística, una excepción cuando la trivilialidad informativa es rebotada una y mil veces, a todas horas y en todas partes hasta convertirse en porquería manipulada, en basura viral. Resulta urgente volver a la esencia del mejor periodismo: investigación y rigor. La búsqueda de la verdad y del sentido, la causalidad, el porqué de las cosas, saber a quién benefician y a quién perjudican, entender la realidad y revelar todo lo que se oculta, con independencia plena de los poderes establecidos, de los conglomerados políticos, financieros y empresariales, que monopolizan las grandes agencias para desactivar los entendimientos, desacreditar las opiniones críticas y hacernos tragar como necesario lo que es intolerable. Como escribió François Mauriac, el inigualable autor del "blog de notas", en 1954, tras un secuestro de L'Express: "Dudo de que exista para la prensa un delito de indiscreción. Pero existe un delito de silencio. A la hora de arreglar cuentas, no se nos acusará de haber hablado sino de haber callado."