ANGELA
DAVIS:
LAS MOMIAS PROGRES NUNCA MUEREN
Aunque a estas alturas uno esté curado de espantos, me ha llamado la atención que entre las organizadoras de la marcha de mujeres de Washington esté Angela Davis, Premio Lenin de la Paz, quien dirigió una vibrante arenga feminista (PINCHAR AQUÍ), sin duda para calentar los ánimos en el frío invernal de la capital federal estadounidense.
Angela
Davis, quien fuera un icono del progresismo mundial durante los años
60 y 70 del pasado siglo, en los que estuvo en el movimiento de los
Panteras Negras y que en 1997 se definió a sí misma como
“comunista, feminista y lesbiana” en la revista Out, publicó en
1974 (cuando contaba 28 años) una “Autobigrafía”, reeditada
hace poco en España, siempre a la vanguardia de la modernidad. Pero,
lo más interesante del asunto es que su libro lleva el prólogo de
un ilustre conocido nuestro, defensor sin tacha de las libertades
democráticas. Su nombre: ¡Nada menos que Arnaldo Otegui...!
A
pesar de que desconozco qué derechos concretos de las mujeres están
amenazados por Trump, no deja de parecerme penoso que estas señoras
(no sé si este subjuntivo les sonará a ofensa), nunca se hayan
hayan manifestado contra las sangrientas guerras de Obama o contra la
terrible situación de los refugiados en Europa. Tal vez para su
particular sensibilidad hembrista (que es la verdadera categoría
opuesta al machismo) estas catástrofes humanitarias sean peccata
minuta y sus preocupaciones no sean otras que polarizar todavía más
la sociedad norteamericana para que, cuando llegue el momento, se
pueda justificar el golpe de Estado, blando todavía, que la mayoría
de los medios de comunicación y buena parte del establishment de
Washington vienen alentando contra el presidente Donald Trump desde
que fue proclamado ganador de las recientes elecciones. El tiempo lo
dirá.
Angela Davis con Erich Honecker, último presidente de la República Democrática Alemana, encarcelado tras la caída del Muro de Berlin |
Está visto que, como siempre, la izquierda no sabe perder, pero eso sí, en incordiar y en dar la murga son verdaderos maestros.
ResponderEliminar¡Caramba! Es que no le han dado ni veinticuatro horas.