domingo, 8 de julio de 2012


Comentario subido a Facebook el lunes 2 de julio

NUNCA TANTOS DEBIERON TANTO A TAN POCOS

Del mismo modo que la gran democracia ateniense honró a sus héroes olímpicos, otra vez vez Madrid, Villa y Corte, ha representado con Matrícula de Honor su papel de puerto común y crisol de todas las Españas, porque si en los siglos del Imperio Americano, “las Españas” servían como denominación oficial para designar los vastos territorios de ultramar agrupados bajo una Corona común, hoy podría servirnos para ilustrar la mayoritaria voluntad de unidad de un pueblo que, de Valencia a La Coruña, de Bilbao a Málaga, de Oviedo a Murcia, de Mérida a Palma de Mallorca o de Santiago de Compostela a Santa Cruz de Tenerife, se siente portador de la idea de pertenencia a una Nación en la que cabemos todos, a pesar de los desmanes y traiciones cometidos por la casta política desde la Transición hasta el día de hoy.




Los redactores norteamericanos de “The Wall Street Journal” no han sido conscientes de lo escrito con titulares de cabecera en la primera página del diario financiero más importante del mundo: “El reino de España continúa”, que viene a querer decir entre nosotros que España sigue existiendo porque los españoles nos seguimos sintiendo compatriotas, aunque a los sectores más fanáticos y antidemocráticos de Cataluña o de las provincias vascongadas, aprovechándose de la falta de miras de los partidos nacionales, pugnen por desintegrar la apabullante realidad de una de las naciones más viejas y mejor identificadas desde los tiempos del Imperio Romano de todo Occidente.

El recibimiento apoteósico ofrecido por Madrid a nuestra Selección, escoltada con todos los honores por la Escuadra Montada del Ayuntamiento, muestra mejor que cualquier discurso tópico o patriotero que España no solamente se mantiene viva y que en ella los que nos sentimos españoles, sin más calificativos, somos la inmensa mayoría, sino que, ante las fuerzas disgregadoras que intentan destruirnos, apostamos por seguir juntos ante la Historia. Tal vez como reacción a tanta dejadez culpable y a tanta indignidad como la que nos hacen tragar cada día nuestros políticos, los españoles tenemos sed, sed de España.

Contra los independentismos que se alimentan de nuestros bolsillos, la gran mayoría de españoles desea, necesita todavía más España. Y si para conseguirlo es preciso, como las circunstancias implacablemente se están encargando de demostrar, cambiar la Constitución de la Disgregación, que el Partido Popular hoy gobernante tome nota y se entere de una vez que ese es el camino a seguir, el único camino que nos podrá llevar al puesto que en justicia nos corresponde en esa gran apuesta plurinacional que es la Unión Europea. Dejémonos de una vez para siempre de apostar por lo que nos separa, empezando por la forma monárquica de la Jefatura del Estado, y concentrémonos en superar los tremendos retos del presente para que podamos tener un futuro, tomando como modelo solidario el ofrecido por los muchachos de nuestra Selección Nacional, procedentes de todos los rincones de España y, por eso, igualmente españoles todos: Piqué haciendo pucheros mientras era aclamado por los madrileños durante la presentación de Reina en la Plaza de la Cibeles ha sido mucho más que una imagen episódica. Para mí, ver reflejada la felicidad en las caras de nuestros jóvenes futbolistas ha sido más que gratificante, sobre todo en los momentos difíciles que atravesamos.




Hoy es mal día para los separatistas. El océano de banderas con el escudo constitucional de España, la proliferación extraordinaria de objetos y prendas de vestir con los colores nacionales debe de habérseles atragantado: ¿No queréis caldo, canallas? ¡Pues tomad tres tazas! Que a partir de ahora nadie se arrugue con pudores idiotas si cuatro desalmados, ignorantes y enfermos de odio, llama fachas a los que nos sentimos representados por la simbología que la Constitución establece, porque los símbolos son importantes desde que el mundo es mundo y, sobre todo, porque somos los mismos que apostamos por una España culta, unida y verdaderamente democrática, por encima de las miserias partidistas de una gentuza que no nos representa.









Ante el fantástico espectáculo de unidad ofrecido en la ciudad de Madrid no cabe menos que dedicar a los jugadores de nuestra Selección Nacional aquellas memorables palabras de Wiston Churchill: “Nunca tantos debieron tanto a tan pocos.”

Con la emoción sentida ante el espectáculo que Pepe Reina sigue presentando todavía en Cibeles, me uno a ellos y a todos los que nos sentimos honrosamente españoles con el grito de ¡Viva España, coño!

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