11-M: LA BURDA TRAMOYA DE LOS
EXPLOSIVOS ASTURIANOS
EXPLOSIVOS ASTURIANOS
"La
verdadera ignorancia no es la
ausencia
de conocimientos, sino
el
hecho de negarse a adquirirlos".
Karl
Popper
Cadáveres de las víctimas en la estación de El Pozo |
Han
pasado ya nueve años desde que el 11 de marzo de 2004 nos
despertamos con las terribles imágenes de la masacre de los trenes
de cercanías de Madrid, que estallaron a hora punta en las
estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, dejando 191 muertos y
cerca de 2000 heridos, muchos de los cuales continúan hoy con
secuelas prácticamente irreversibles.
En
esta entrada no me propongo volver a relatar la cadena de
acontecimientos extraordinarios que tuvieron lugar a partir de
entonces a una velocidad que nos dejó a todos sin aliento, desde la
detención inicial de Jamal Zougam a la explosión del piso de
Leganés, por no hablar de las sesiones de la escandalosa parodia en
la que se convirtió el juicio de la Casa de Campo, en el que el juez
Javier Gómez Bermúdez alcanzó el estrellato mediático y
posteriormente recibió del Sr. Rubalcaba, entonces omnipotente
Ministro del Interior y Vicepresidente del Gobierno, todas las condecoraciones
y medallas habidas y por haber, así como su fulgurante ascenso
en la carrera judicial, como agradecimiento a los servicios
prestados en orden a dejar atado y bien atado el tenebroso asunto de
la autoría, tanto intelectual como material, de la masacre de
Madrid.
No hace falta ser un lince para ver que el mensaje de la sentencia dictada por el Tribunal del 11-M, presidido por el juez Gómez Bermúdez no pudo estar más claro: el funcionamiento de los aparatos del Estado no se discute, su policía ni se toca y los Servicios Secretos son como los ectoplasmas de los espiritistas, que sólo aparecen si los convoca el médium. Y pobre del que no esté de acuerdo, porque será sometido a escarnio público y el rebaño entero lo pondrá en la picota por el delito extraordinario de no conformarse de las mentiras flagrantes con las que se construyó la verdad "oficial" de lo que sucedió aquel funesto jueves de marzo de 2004. ¡Qué gratificante para tantas conciencias poco rigurosas resguardarse con una “verdad legal” que suplante a la verdad real, y todo para que la Justicia que soportamos salga fortalecida, que las dos principales fuerzas políticas queden empatadas y exoneradas de toda responsabilidad y libres para seguir apostando por ocupar el Poder, sin tener que preocuparse en esclarecer cual fue la mano criminal responsable de la sangre que se derramó en Madrid aquel siniestro 11 de marzo de 2004.
El juez Javier Gómez Bermúdez |
No hace falta ser un lince para ver que el mensaje de la sentencia dictada por el Tribunal del 11-M, presidido por el juez Gómez Bermúdez no pudo estar más claro: el funcionamiento de los aparatos del Estado no se discute, su policía ni se toca y los Servicios Secretos son como los ectoplasmas de los espiritistas, que sólo aparecen si los convoca el médium. Y pobre del que no esté de acuerdo, porque será sometido a escarnio público y el rebaño entero lo pondrá en la picota por el delito extraordinario de no conformarse de las mentiras flagrantes con las que se construyó la verdad "oficial" de lo que sucedió aquel funesto jueves de marzo de 2004. ¡Qué gratificante para tantas conciencias poco rigurosas resguardarse con una “verdad legal” que suplante a la verdad real, y todo para que la Justicia que soportamos salga fortalecida, que las dos principales fuerzas políticas queden empatadas y exoneradas de toda responsabilidad y libres para seguir apostando por ocupar el Poder, sin tener que preocuparse en esclarecer cual fue la mano criminal responsable de la sangre que se derramó en Madrid aquel siniestro 11 de marzo de 2004.
Una oscura historia
Si
miramos hacia atrás y examinamos la investigación del 11-M, resulta
evidente que para determinar la autoría de los atentados era preciso
que, tras conocer la composición de los explosivos
usados en la voladura de los trenes, fuera
determinada su procedencia. Al día siguiente de la masacre, viernes
12 de marzo, fueron puestas en circulación las dos ecuaciones siguientes: Titadyne = ETA y Goma 2 Eco = terrorismo
islamista, dicotomía falaz que sagazmente manipulada fue utilizada de inmediato para cambiar la autoría del atentado, descartando la
inicial atribución a ETA y vinculando la autoría de los
atentados al terrorismo islamista, según apareció a toda portada en la prensa nacional e internacional, operación que
fue acompañada de una maniobra mediática sin precedentes, diseñada
para cambiar el signo electoral que marcaban las encuestas en
las elecciones celebradas dos días más tarde.
Esta perversa manipulación sirvió entonces para que nadie viera algo esencial: que se utilizaron pruebas falsas para ocultar el explosivo usado en los atentados o, dicho de otra manera, que se ocultó el explosivo para introducir en la versión oficial las pruebas falsas que sirvieron para endosar la autoría de la masacre al terrorismo islamista.
El
primera circunstancia pone el acento en que después de cometidos los atentados,
se fabricaron apresuradamente pruebas falsas para desviar la
investigación y que no se llegara a saber quienes fueron los que
idearon y ejecutaron, pudiéndose dar el caso de que
los autores fueran unos y otros distintos los que falsificasen las
pruebas llevados por el único interés de ocultar la verdad. La atribución islamista podía suponer algo peor: que en el plan
ideado por los autores intelectuales de la masacre estuviera desde el
primer momento la idea de manejar la autoría para que el Gobierno presidido por José María Aznar quedara en evidencia y
poder acusarlo de estar mintiendo en las mismas vísperas electorales. Ante tal situación cabían dos hipótesis de trabajo:
1ª)
Que la voluntad criminal que decidió, organizó y ejecutó la
masacre en los trenes de cercanías tenía conexiones con los que
desde los cuerpos policiales hicieron desaparecer las huellas
materiales de los atentados por el inteligente procedimiento de
colocar en su lugar pruebas falsas que pudieran
conducir, según fuesen las circunstancias, a dos conclusiones
alternativas y reversibles respecto a la autoría: ETA o islamistas.
2ª)
Que los dos tipos de explosivos que sirvieron de base para establecer la dicotomía, Titadyne y Goma 2 Eco, fueron simples cebos para encarrilar y encasillar la investigación policial y justificar la autoría de los
atentados, que fueron cometidos por un tercer tipo de explosivo, cuyo
rastro jamás debería aparecer en la investigación ni, en consecuencia, en la versión oficial de los atentados.
En las primeras fases de las investigaciones realizadas fue ganando adeptos la primera hipótesis, que al día de hoy cabe descartar absolutamente. Contra lo que los medios de comunicación no se cansan de seguir proclamando, el 11-M no fue un golpe de Estado, al margen del partido político que estuviera o esté al frente del Gobierno de la nación. No obstante, a falta de disponer de los medios probatorios que permitieran considerar la segunda posibilidad en los días
inmediatamente posteriores a la masacre, la sustitución de la autoría
etarra por la islamista sirvió para encender un enconado debate
entre los defensores de una u otra opción, con lo que se sustrajo de
la escena pública lo que importaba: saber a ciencia
cierta qué había pasado. La voluntad de conocer quienes fueron los
que cometieron los atentados fue sustituida por el enfrentamiento
sectario y enrarecido en el que las elecciones fueron celebradas.
Caer en la tentación de dar cuerda al viejo cainismo español, con
los muertos de los trenes como armas de combate, constituyó un
espectáculo miserable y, lo que es peor, sirvió para facilitar que
la investigación de los hechos sucedidos fuese usurpada por
un enfrentamiento radical que ha servido, entre otras cosas, para
convertir en tabú todo lo que desde entonces ha tenido que ver con
el 11-M.
La
prueba pericial de explosivos ordenada por el tribunal del 11-M
pasará a la historia como uno de los mayores escándalos de un país acostumbrado a que la Justicia sea un auténtico
esperpento. Repasemos los hechos:
─
Incumpliendo el
protocolo, esas muestras no se llegaron a enviar a la Policía
Científica para su análisis.
─
Los vagones explotados
se comenzaron a desguazar sólo 48 horas después de la masacre, en
lugar de conservarlos hasta el juicio, como marca la Ley de
Enjuiciamiento Criminal. También las toneladas de restos recogidos
en los vagones desaparecieron como por arte de magia, sin que sepamos
qué fue de ellas., de tal modo que centenares de objetos de las
víctimas (incluyendo ropas, documentación, calzado) fueron quemados
en el vertedero de Valdemingómez.
─
Decenas de restos
electrónicos recogidos en los trenes fueron reducidos a polvo en una
trituradora industrial de las afueras de Madrid.
─
En la Comisión de
Investigación del 11-M, el entonces jefe de los Tedax afirmó que se
había encontrado nitroglicerina en los focos de explosión, lo que
echaba por tierra la hipótesis de que hubiera podido emplearse
Goma2-ECO en las bombas, porque ese explosivo no contiene
nitroglicerina. Cuando se señaló la contradicción, el jefe de los
Tedax achacó sus palabras a un error.
─
Después de dos años
de instrucción sumarial, jamás se llegó a incluir en el sumario un
informe en el que se detallara qué componentes de explosivo se
habían encontrado en cada uno de los focos. Cuando se le preguntó
en el juicio a la jefa del laboratorio de los Tedax por qué no había
indicado los componentes encontrados, contestó que "porque
nadie le había preguntado".
─
Ante la inexistencia
de pruebas respecto al explosivo utilizado en los trenes, el Tribunal
ordenó realizar una prueba pericial para aclarar esa cuestión. Para
evitar posibles manipulaciones, ordenó que esa prueba pericial fuese
grabada en vídeo en su total integridad.
─
A pesar de haberse
recogido en su día toneladas de muestras, a los peritos se les
entregó para su análisis un minúsculo conjunto de ellas, la
mayoría lavadas previamente con agua y acetona, sin ningún tipo de
garantía de no haber sido previamente manipuladas y sin ningún
soporte documental que acreditara que efectivamente procedían de los
trenes. De alguno de los focos de explosión no se les llegó a
entregar a los peritos prueba alguna.
─
A pesar de todo, en
ese análisis pericial de los explosivos aparecieron componentes que
no forman parte de esa Goma2-ECO, que la versión oficial sostenía
que se había utilizado.
─
Cuando apareció por
primera vez uno de esos componentes que no forman parte de la
Goma2-ECO, la grabación en vídeo de la prueba se interrumpió,
debido a un providencial corte del fluido eléctrico.
─
Al repetirse los
análisis empezaron a aparecer en las muestras todo tipo de
componentes que antes no habían aparecido.
El perito químico Antonio Iglesias |
En
cualquier otro país con una Justicia digna de ese nombre, el
Tribunal habría interrumpido o anulado el juicio y adoptado las
medidas necesarias para que se pusieran a disposición del juez
instructor todas las pruebas recogidas en los escenarios de
explosión. Pero el Tribunal presidido por Gómez Bermúdez, con el
apoyo insistente y hasta estridente de la fiscal Olga Sánchez, dio
por válido que en los trenes se había utilizado Goma2-ECO, sin
pedir que se aclarara el destino de las muestras recogidas y si
exigir que se repitieran unos análisis que habían resultado un
completo escándalo, sin pedir explicaciones a quienes durante dos
años de instrucción sumarial habían ocultado los componentes
aparecidos en los focos de explosión y sin investigar los
misteriosos cortes de luz que determinaron la imposibilidad de
garantizar que no se hubieran realizado manipulaciones durante la
realización de la prueba pericial.
Como
cualquiera puede concluir fácilmente, la autoría reversible para
jugar desde el principio a dos bandas, ETA e islamistas, requería
también la determinación fehaciente del explosivo utilizado para
permitir el juego de las dos opciones que correspondían a los dos
tipos de explosivos objetos del cambalache: Goma-2 ECO y Titadyne.
Dos magníficas cortinas de humo casi tan impenetrables como si
hubieran sido de acero y que impidieron, de hecho, que nadie buscara
inmediatamente la posibilidad de un tercer tipo de explosivos que rompiera la
dualidad inicialmente establecida, ya que si se hubiese demostrado, toda la versión oficial habría saltado hecha añicos. Y tal cosa no podía consentirse de ninguna de las maneras.
Lo
mismo que cualquiera de las dos opciones de la autoría reversible
fueron consecuencias de un montaje fabricado para ocultar la verdad, con
los explosivos reversibles sucede otro tanto: que fueron utilizados
para oscurecer desde el inicio las claves de la investigación y
ocultar la identidad del verdadero explosivo empleado para volar los
trenes, que no fue ni goma-2 ECO, ni Titadyne, sino un tercer
explosivo mucho más mortífero, de tal modo que la cantidad
requerida para producir la devastación deseada fuese menor, su transporte
resultara más fácil y su colocación más segura. Más tarde, para
asegurar definitivamente la ocultación buscada, terminaron
espolvoreando el guiso final con metenamina, un compuesto que fue
utilizado para contaminar las escasas muestras conservadas por la
policía, permitiendo que sobre la chapuza de la versión oficial, el
juez Gómez Bermúdez cocinara nuevas indefiniciones durante la
celebración del Juicio, que terminó incluyendo en la Sentencia que
finalmente dictó.
En
opinión de muchos expertos independientes, el estudio de los focos
de explosión apunta a que se emplearon artefactos mucho más
manejables y seguros que los que pudieran ser transportados en
mochilas y que, desde luego, ni siquiera quepa asegurar que las
explosiones provocadas en los vagones de los trenes fueran producidas
por la colocación de las mochilas-bombas que aparecen de manera
harto atrabiliaria en la versión oficial y, gracias a los medios de
comunicación, en la memoria colectiva de los españoles. Y es que lo
más probable es que para reventar los trenes se utilizara semtex o
un explosivo de uso militar muy parecido. Este tipo de explosivos es
moldeable, inodoro, fácil de usar, estable durante muchos años,
apto para ser combinado con otros explosivos y sus cargas son fáciles
de armar, estabilizar y detonar.
El
empleo de semtex explicaría el misterio de la rápida desaparición
de los vagones afectados por las explosiones, así como de todos los
objetos pertenecientes a las víctimas de la masacre, o incluso la
quema del cadáver del GEO Torrenteras, ya que con la exhumación de
sus restos hubieran podido analizarse restos de orina, sangre o ADN,
demostrándose que estuvo en contacto con este temible explosivo, con
todo lo que tal cosa habría implicado para el atrezzo del episodio
de Leganés. En mayor abundamiento, cuando los primeros TEDAX
llegaron a los lugares de los atentados y observaron los efectos de
las explosiones, su impresión inicial fue que lo que había
estallado era un alto explosivo militar, C3 o C4, que lo hacen a unos
8300 m/sg, o tal vez semtex, que lo hace a 9000 m/sg.
La
consecuencia más directa e importante de esta autoría, que
podríamos llamar “reversible”, está en que pasara lo que
pasara, siempre cabría acusar al Gobierno de haber mentido,
constituyendo un montaje que no podía fallar, una especie de comodín
adaptable a cualquier posible situación posterior.
Quiero
dejar bien claro que la realización de esta maquiavélica operación
no la vinculo, ni directa ni indirectamente, con nadie perteneciente
al Partido Socialista, que resultó ganador de las elecciones
celebradas el domingo 14 de marzo de 2004. Otra cosa bien distinta es
que fuera utilizada para desprestigiar la gestión realizada por el
Gobierno y sirviera para influir en el electorado en contra del
Partido Popular. Basta recordar cómo actuó la cúpula socialista,
con Rubalcaba a la cabeza, para aprovecharse de la confusión
generada y acusar al Gobierno de mentir, versión que, pese a las
evidencias en contra, todavía sostiene buena parte de la opinión
pública española, que sigue sin advertir que la gran patraña en
que se convirtió la versión oficial del 11-M fue el resultado final
del pacto entre los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE. Pero
esta es una cuestión que merece un análisis diferenciado respecto a
la cuestión relativa a la procedencia de los explosivos usados en
los atentados, qu es el objeto de esta entrada.
Siguiendo
el rastro de los explosivos usados en el 11-M, resulta lógico
comprender que para encaminar la investigación hacia las
conclusiones deseadas, después de la “identificación” del
explosivo y de los detonadores utilizados, el paso siguiente no podía
ser otro que determinar su procedencia. Lo más fácil fue elegir el
origen asturiano, señalándose a Mina Conchita como el lugar de
donde los explosivos fueron robados. Para decirlo en pocas palabras,
eligieron a Mina Conchita porque era la salida que encontraron más a
mano, pues había servido durante años como pantalla para el tráfico
de explosivos manejado por las fuerzas de seguridad que utilizaban la
red de Antonio Toro, confidente policial, para poder colocarla,
evidente marcada para que fuese detectable, en los depósitos de los
terroristas vinculados a ETA. Como Antonio Toro no podía resultar
condenado, fue utilizado su cuñado, Antonio Suárez Trahorras, como
a el tonto útil que terminó apechugando con la culpabilidad de
haber suministrado los explosivos a los terroristas islamistas que
supuestamente cometieron los atentados. Antes de la celebración del
juicio, Trashoras nunca supo que era usado como cortafuegos para
proteger a su cuñado desde mucho antes del 11-M.
Antonio Toro |
La
dinamita que vendía Toro, según testigos investigados por el
periodista Fernando Múgica, venía directamente de fábrica. Toro
utilizaba a su cuñado y a esa mina como señuelo para que los
compradores vinculados al, entramado etarra no sospecharan su
verdadera procedencia. Por eso podía ofrecer centenares de kilos a
la semana, una cantidad que nunca hubiera podido sustraerse ni
siquiera de la mina peor vigilada de España.
El
extraño viaje
La
investigación que sigue, muy poco divulgada, fue elaborada por
Silvia Velasco. Con el título de “El extraño viaje”, se publicó
en cuatro capítulos los días 18, 22, 25 y 29 de junio de 2009 en
“Asturias Liberal. Periódico Digital de información y noticias”.
Su indudable rigor, al margen de las otras investigaciones paralelas
llevadas a cabo, resulta definitivo para establecer que la atribución
a Mina Conchita de ser lugar de origen de los explosivos utilizados
es tan falsa como todas las demás conclusiones incorporadas a la
versión oficial del 11-M, que sirvió al juez Bermúdez para
elaborar esa componenda pactada entre el Partido Popular y el PSOE
que se llamó “sentencia”, orientada para cerrar el paso a nuevas
investigaciones tendentes a aclarar quien o quienes fueron los
autores intelectuales que decidieron, elaboraron y coordinaron la
ejecución material de los atentados a los trenes de cercanía en las
estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Engracia en la triste mañana
del 11 de marzo de 2004.
Uno
de los aspectos más controvertidos de la investigación de los
atentados del 11M fue determinar el tipo y el origen de los
explosivos utilizados. Durante el período de instrucción se dio por
hecho que fue goma 2 ECO robada en una explotación asturiana llamada
Mina Conchita. Sin embargo, el Tribunal presidido por Bermúdez no lo
tenía tan claro y ordenó una pericial para que se analizaran los
escasos restos que quedaban de los focos de las explosiones. Estas
son las conclusiones a las que llegó el Tribunal
1ª)
El explosivo utilizado por los terroristas fue, en todos los casos,
dinamita plástica, "tipo goma 2".
2ª)
No se sabe con absoluta certeza la marca de la dinamita que explotó
en los trenes, pero sí que toda o gran parte de ella procedía de
mina Conchita.
La
interpretación que hizo el Tribunal de los resultados de esta prueba
pericial ha sido posteriormente cuestionada por Antonio Iglesias, el
perito nombrado por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M,
en un informe donde se demuestra que en al menos uno de los focos
aparecieron muestras de Titadyn. Lo cual no sirve para demostrar de
manera inequívoca que alguno de los dos tipos de explosivos
mencionados fuese el utilizado por el grupo terrorista que cometió
los atentados, dada la novelesca trapisonda que resultó ser el
proceso de su determinación por parte de la policía, cuyas
folletinescas vicisitudes ocupa miles de folios de las actas
procesales del Juicio de la Casa de Campo.
Pero
centrémonos en lo que nos dice la sentencia de la Audiencia Nacional
sobre la procedencia de la dinamita y sobre cómo los terroristas se
hicieron con ella. El juez Bermúdez da por probado que la noche del
28 al 29 de febrero de 2004 tres de ellos robaron la mayor parte de
la goma 2 ECO en Mina Conchita con la ayuda de Trashorras y Gabriel
Montoya Vidal. Merece la pena analizar con detalle la versión
oficial de cómo se desarrolló el robo de los explosivos en Asturias
durante ese último fin de semana de febrero de 2004.
Así
se relata en la Sentencia la llegada de los marroquíes a Asturias y
lo que hicieron la tarde noche del 28:
"En
la tarde del 28 de febrero de 2004 Suárez Trashorras fue a buscar a
Montoya Vidal en el (automóvil) Toyota Corolla. Le acompañaba Jamal
Ahmidan, alias el Chino o Mowgly, a quien Montoya conocía por
haberle entregado la bolsa con explosivos en Madrid a principios de
mes. Iban acompañados por otro vehículo marca Volkswagen, modelo
Golf, de color negro, en el que iban los fallecidos Mohamed Oulad
Akcha y Abdennabi Kounjaa.
"Ambos
vehículos se dirigían hacia la mina cuando Emilio Suárez
Trashorras recibió una llamada de su mujer, la procesada Carmen Toro
Castro, por lo que se dio la vuelta y se dirigió a su domicilio en
Avilés. Allí cogió unas botas que prestó al Chino y emprendió a
continuación el camino hacia la mina.
"Una
vez allí, Suárez y el Chino se adentraron en ella, mientras
Montoya, Kounjaa y Mohamed Oulad esperaban en los coches. Pasados
unos cuarenta y cinco minutos regresaron ambos y Suárez Trashorras
le comentó a Jamal Ahmidan que se acordara de coger las puntas y
tornillos que estaban unos quince metros más adelante.
"Tras
esto regresaron a Avilés donde los forasteros compraron tres
mochilas, tres macutos o bolsas de deportes, tres linternas, dos
pares de guantes, alimentos y otros efectos en el centro comercial
Carrefour, tras lo cual se reunieron con Emilio Suárez Trashorras y
Montoya Vidal en la casa del primero, sita en la calle Llano Ponte".
Sentencia
de la Audiencia Nacional. HECHOS PROBADOS. Página 198.
El temporal
Emilio Suárez Trashorras |
El temporal
El
28 de febrero de 2004 tuvo lugar un fuerte temporal, siendo las
regiones del Norte las zonas más afectadas. A pesar de ello, el
Chino y sus acompañantes decidieron hacer el viaje desde Madrid a
Avilés en plena tormenta, para reunirse con Trashorras, con la
intención de robar explosivo en Mina Conchita. Ya de entrada,
resulta muy extraño que decidieran correr semejante riesgo. Tal y
como estuvieron las carreteras ese fin de semana, las posibilidades
de tener un accidente o quedarse atrapados en la carretera eran
elevadas. De hecho, los titulares de todos los periódicos del 28 de
febrero abrían su información con noticias del temporal.
En
los periódicos regionales asturianos se podía leer lo siguiente:
La
Voz de Asturias: “BAJO CERO. El anunciado temporal de nieve colapsa
Asturias.”
La
Nueva España: “La nieve cierra el Huerna, incomunica Asturias,
colapsa todas las carreteras y deja aislados a miles de asturianos.
Hoy será el peor día y hasta el martes no se prevé una mejoría.”
El
Diario de León abría así: “La nieve provoca el caos en las
carreteras y aísla a más de tres mil leoneses. 500 camiones quedan
bloqueados en la A-66 entre León y la Magdalena al cerrarse el
acceso a Asturias”.
Si
Trashorras debía proporcionarles el explosivo ese preciso fin de
semana, parece muy extraño que no avisara a sus compañeros de la
adversa situación meteorológica. Si lo llegó a hacer resultaría
todavía más extraño que a los marroquíes, que no es gente
habituada a conducir bajo semejante temporal de nieve, no les
importara en absoluto y decidieran emprender el viaje. Tampoco se
puede decir que les fuera difícil conseguir información sobre las
condiciones climatológicas y las predicciones para ese fin de
semana, ya que los telediarios de todas las cadenas y los periódicos
nacionales también avisaron del temporal:
El
País: “El temporal de nieve paraliza media España” .“El
temporal de nieve colapsa la mitad Norte”.
El
Mundo: “Tráfico desaconseja circular por la mitad Norte de España
durante el fin de semana”.
ABC:
“Sigue el temporal. Las fuertes nevadas caídas ayer, y que
continuarán durante el fin de semana, dejaron media España
paralizada”.
Concretamente,
la autopista de montaña AP-66 que comunica Asturias y León estuvo
cortada en diferentes tramos a lo largo de la noche anterior y parte
de la mañana siguiente, como en su día informó la Dirección
General de Tráfico y quedó registrado en los informes referentes a
aquellos días:
AP-66,
en el día 28 de febrero, nivel rojo (uso obligatorio de cadenas para
turismos, prohibida la circulación de vehículos articulados,
camiones y autobuses.) a causa de incidencia meteorológica entre los
puntos kilométricos 113+000 al 86+000, desde las 00:47 hasta las
7:23 horas. Intervalos de nivel negro (calzada cortada), desde la
1:56 hasta las 4:02 horas y desde las 7:23 hasta las 10:00.
También
en la AP-66 anunciaba las misma restricciones entre los puntos
kilométricos 68+000 al 84+000, desde las 04:00 lasta las 7:19 horas
y, posteriormente, entre estos mismos puntos kilométricos desde las
7:19 hasta las 12:44 horas.
Los
terroristas debieron salir de Madrid alrededor de las once de la
mañana, según los posicionamientos del teléfono de Jamal Ahmidan
"el Chino. Es decir, que cuando iniciaron el viaje, todavía se
mantenían los cortes de la autopista en Asturias y nadie podía
asegurarles que no se volvieran a producir a lo largo del día. En
cualquier caso, aunque encontraran las carreteras abiertas al
tráfico, su estado no era, ni mucho menos, el más conveniente para
circular.
La
foto siguiente, publicada en "La Voz de Asturias" el 29 de
febrero, muestra cuál era el estado de la Autopista AP-66
aproximadamente a la una de la tarde, poco antes de que los
terroristas tuvieran que pasar por ella, que debió ser entre las
15.30 y 14:00 horas.
Hilera de camiones después de que se autorizara la apertura de la vía |
Del
mismo modo, la foto que sigue fue publicada en el diario de León,
también el día 29 de febrero, ilustrando la noticia: “Quinientos
camiones quedaron bloqueados en la A-66 entre León y la Magdalena al
cerrarse el acceso a Asturias”.
Camiones en la autopista, en la que quinientos vehículos quedaron bloqueados durante la noche del 28 al 29 de marzo de 2004 |
Si
el temporal no pudo cogerles desprevenidos y el viaje fue producto de
una decisión consciente, aunque arriesgada, debe suponerse que irían
preparados para lo que les esperaba en Asturias, sobre todo sabiendo
que deberían subir a pie y de noche por el sendero de una montaña
nevada para robar los explosivos. Pero la lógica más elemental nada
tiene que ver con cualesquiera de las circunstancias relacionadas con
el 11-M. En la sentencia aparece que Trashorras tuvo que prestar al
Chino unas botas de montaña, porque éste apareció con zapatos
náuticos, según declaró Trashorras en el juicio. Más adelante
relata el juez Gómez Bermúdez que tras un primer viaje a la mina, fueron a
un centro comercial a comprar mochilas, guantes y linternas. Se nos
presenta como prueba un tícket de compra que marca las 21:26:14.
Este centro comercial cierra a las 22:00 h., no existiendo en Avilés
ningún comercio abierto a semejantes horas. Si hubiesen tardado un
poco más, o hubieran sufrido algún retraso en el primer viaje a la
mina, habría resultado imposible conseguir el material necesario
para llevar a cabo el robo de los explosivos.
De
compras en Carrefour
Al
margen de lo ilógico de semejante falta de previsión y de la compra
de material a última hora, el episodio resulta muy interesante,
porque la declaración de la cajera de Carrefour que les atendió esa
noche sirvió como prueba al Tribunal para situar a los terroristas
en Asturias durante el fin de semana. Examinemos con detalle sus
declaraciones, porque el asunto lo merece.
En
primer lugar, a la cajera de Carrefour se le llama a declarar casi un
año después de los hechos. Su primera declaración tiene lugar el
día 1º de febrero de 2005 a las 18:40 horas ante la Guardia Civil
de Avilés. Dice la cajera que recuerda a un grupo de al menos cuatro
o cinco hombres, que podrían ser cinco, que compraron tres mochilas,
tres bolsas, tres linternas, alimentos y otros efectos.
Respecto
a ellos recuerda que uno tenía bigote, pelo rizado, moreno y
delgado, de edad aproximada entre 30 y 40 años y también a otro más
joven de unos veinticinco años y que todos tenían apariencia de ser
marroquíes o árabes. No obstante, en el álbum fotográfico que se
le muestra no reconoce a las personas que efectuaron la compra antes
descrita. Es decir, que a la primera vez que examina las fotos no
reconoce a ninguno de los sospechosos. Pero, sorprendentemente, hora
y media después, a eso de las 20:00 horas, realiza otra declaración
en la que ya identifica a Jamal Ahmidan. Dice que la persona reseñada
en el álbum fotográfico con el número 15, con el pelo un poco más
largo y sin gafas, podría ser una de las personas que adquirieron
las mochilas y las linternas en el centro comercial Carrefour el día
28 de febrero de 2004.
Este
reconocimiento resulta bastante extraño, ya que en esa misma hoja
del álbum fotográfico, y con el núm. 2, figura otra foto de Jamal
Ahmidan como ella recuerda que iba ese día, sin gafas y con el pelo
más largo, pero no le identifica y, ¡oh millagro!, sí es capaz de
identificarlo en la foto que llevaba un año saliendo en los medios
de comunicación.
Foto núm. 2 |
Jamal Ahmidan, el Chino |
Posteriormente,
a las 11:40 horas del día siguiente, 2 de febrero de 2005, vuelve a
declarar y cambia su testimonio para decir que reconoce a Abdenabi
Kounjaa y también a la persona reseñada con el número 2 como al
que llevaba el carrito de la compra con las mochilas, las linternas y
los alimentos, junto a otras tres o cuatro personas más, volviendo a
puntualizar que todos ellos tenían aspecto árabe.
En
una cuarta declaración efectuada el día 18 de marzo de 2005 y
durante el juicio mantiene los reconocimientos, aunque introduce una
pequeña, pero importante variación: Ya no son cuatro o cinco
personas las que realizaron aquella compra, sino tres, como dice la
versión oficial, de las cuales recuerda a dos.
De
esta forma ratifica en el juicio los reconocimientos: "No
llevaban el aspecto de esa fotografía, pero sí, se parecen, sí,
son ellos...".
Causa
pasmo que la testigo sea capaz de reconocer a unos hombres que
atendió un año antes, durante apenas unos segundos, en unas
fotografías en las que ni siquiera tenían el mismo aspecto que
entonces.
Resumamos.
Hasta ahora tenemos lo siguiente: el día 28 de febrero de 2004, tres
marroquíes cruzan la mitad Norte de España en un automóvil
Volkswagen Golf en medio del mayor temporal de los últimos años,
camino de una mina con la intención de robar explosivos en plena
noche para cometer un atentado. Emprenden el viaje sin linternas, sin
el calzado adecuado y sin bolsas o mochilas donde cargar los
explosivos, siendo dos de ellos identificados de una manera un tanto
sospechosa por la cajera de un centro comercial después de un año
de que sucedieran los hechos. Extraño, ¿no?
Cómo
se robó la dinamita y las contradicciones del "Gitanillo”.
En
el apartado anterior hemos analizado las circunstancias en las que
realizaron el viaje a Asturias los supuestos terroristas del 11-M,
así como la falta de preparación del mismo que se refleja en la
compra de material en el centro comercial Carrefour situado a las
afueras de Avilés. Todo ello basándonos en el relato de los hechos
que hace el juez Bermúdez en la Sentencia emitida por la Audiencia
Nacional. Ahora nos vamos a centrar en cómo se realizó la operación
del robo de los explosivos.
Si
ya es extraño que decidieran realizar tan arriesgado viaje en
semejantes condiciones, cuenta la versión oficial que Trashorras
envió a Madrid varias bolsas de deporte llenas de explosivos
utilizando autobuses de la empresa ALSA, porque su modo de operar era
pagar a jóvenes de su entorno de Avilés que tuvieran deudas
pendientes para que llevaran los explosivos hasta Madrid en autobús
a Madrid. Eso es lo que nos cuentan, aunque no esté demostrado,
porque ninguno vio el contenido de las bolsas y Trashorras siempre ha
mantenido que transportaron drogas. No obstante, en el fin de semana
que nos ocupa varió el modo de actuar, de tal modo, que, en este
caso, fueron los terroristas los que viajaron a Asturias para
conseguir el explosivo. Esta vez serían ellos mismos los que harían
el trabajo, subir a la mina y robar la dinamita. ¿Qué fue lo que
les hizo cambiar y decidirse a realizar una operación tan arriesgada
en un fin de semana como ese? No lo sabemos. Pero si esto ya resulta
difícil de creer, lo realmente increíble es lo que pasó aquella
noche. Si leemos con detenimiento los hechos probados de la
Sentencia, vemos que no se realizó un solo viaje a la mina para
robar la dinamita, sino tres. Tres viajes, por la noche, con nieve y
por carreteras secundarias. Además no se movieron en un coche, sino
en tres. ¿Eran necesarios esos tres viajes y los tres coches para
llevar a cabo la operación? Veamos.
El
relato que hace Gómez Bermúdez de los hechos, se basa casi exclusivamente
en las declaraciones de Gabriel Montoya Vidal, conocido como “el
Gitanillo”. ¿Permiten sus numerosas declaraciones reconstruir los
hechos sin contradicciones? Las cosas sucedieron de la siguiente
manera según este testigo:
Como
ya ha quedado dicho, Jamal Ahmidan, Abdenabi Kounjaa y Mohamed Oulad
Akcha llegan a Avilés el 28 de febrero por la tarde en un Volkswagen
Golf negro y van a buscar a Trashorras a su casa. Éste y El Chino
montan en el Toyota Corolla que tenía Trashorras y pasan a buscar al
Gitanillo. Se dirigen entonces en un primer viaje a mina Conchita.
Una vez allí, Trashorras y el Chino se adentran en la montaña y
tras cuarenta y cinco minutos regresan con las manos vacías, aunque
antes de irse, “el Gitanillo” escucha como Trashorras le comenta
a Jamal Ahmidan que se acordara de coger las puntas y los tornillos
que estaban unos quince metros más adelante, aunque no lo hace en
ese momento. Regresan entonces a Avilés y se dividen: los moritos
van a hacer las compras a Carrefour en el Golf, mientras que el
Gitanillo y Trashorras van a casa de éste en el automóvil Toyota Corolla.
Veamos
lo que sucedió después. Así relata la Sentencia en base a las
declaraciones de el Gitanillo el segundo viaje a la mina:
"A
continuación, los cuatro, Montoya junto con Jamal Ahmidan, a bordo
de un Ford Escort de color blanco y Mohamed Oulad con Kounjaa en el
Volkswagen Golf, se encaminaron otra vez a la mina. Antes de llegar,
dejaron el Golf en un aparcamiento que hay pasado un puente y
siguieron camino los cuatro en el Ford Escort hasta la mina, donde se
adentraron con las mochilas y bolsas, salvo Montoya que se quedó
ocultando el coche tras unos arbustos.
"Pasadas
varias horas regresaron los tres forasteros con las bolsas y mochilas
cargadas y le comentaron a Montoya que se habían perdido y tuvieron
que llamar a Emilio. El cargamento fue introducido en el Ford y
emprendieron el camino de regreso a Avilés.
"En
el trayecto se cruzaron con Suárez Trashorras, que iba en el Toyota
Corolla. Este paró el vehículo y subió a Montoya con él. Con esta
distribución en los coches se dirigieron al garaje de Emilio en
Avilés y allí sacaron los explosivos de las mochilas que iban en el
Ford Escort y las pasaron al Volkswagen Golf.
Sentencia
de la Audiencia Nacional. HECHOS PROBADOS. Página 198-199.
Resulta
curioso que en el primer relato de su declaración en el juicio,
Gabriel no menciona que se hubieran perdido en el segundo viaje y que
Trashorras fuera a buscarlos en el Toyota Corolla, sino que es la
fiscal la que se lo tiene que recordar y el Gitanillo lo confirma. Es
entonces cuando entra en contradicción consigo mismo, ya que minutos
antes le había explicado a la fiscal cómo llegan a Avilés con la
primera remesa de explosivos y la introducen en el Toyota que estaba
en el garaje.
Está
claro que ese coche no podía estar en el garaje cuando llegaron a
Avilés si Trashorras lo había utilizado para ir a buscarlos. Y para
colmo, el propio Gabriel relata como él mismo se subió con
Trashorras en ese coche para regresar a Avilés.
Sigamos
con el tercer viaje. Así lo explica el juez:
"Seguidamente
volvieron todos, salvo Suárez Trashorras, a la mina por tercera vez
y repitieron la operación para regresar cargados al garaje de Emilio
Suárez Trahorras, desde donde, cerca del mediodía del 29 de
febrero, Jamal Ahmidan, alias el Chino, Mohamed Oulad Akcha y Kounjaa
emprendieron el viaje de vuelta a Madrid con los explosivos. El
primero iba solo en el vehículo Toyota Corolla y los otros dos en el
Volkswagen Golf.
"Tras
finalizar toda la operación Suárez Trahorras y Montoya Vidal se
fueron a desayunar a un bar conocido como Casa Tito y allí se
encontraron con una persona, a quien no afecta esta resolución,
llamada Rubén Iglesias".
Sentencia
de la Audiencia Nacional. HECHOS PROBADOS. Página 199.
Esta
vez el juez Gómez Bermúdez evita entrar en detalles de cómo se
desarrolló este último viaje, algo no de extrañar en vista del lío
que montó Gabriel en su declaración judicial ante la desesperación
de la fiscal, que previamente le había instruido acerca de lo que
debía declarar. Pero lo que relató en la vista oral fue totalmente
distinto a lo que declaró en la instrucción. Al juez Instructor,
Juan del del Olmo le contó que fueron en el Corolla por tercera vez
a la mina, que volvieron con más dinamita robada al garaje de
Trashorras, lo metieron todo en el Golf y regresaron a Madrid
utilizando, además, el Toyota Corolla, conducido por el Chino, como
lanzadera. Sin embargo, a Bermúdez le cuenta que fueron en el Golf a
la mina y que al regresar distribuyeron la dinamita entre el Golf y
el Corolla, para salir hacia Madrid a eso de las nueve de la mañana.
Merece
la pena recordar también lo que sucedió en su primera declaración
ante el juez Del Olmo y la fiscal Olga Sánchez el 16 de marzo de
2005: toda la primera parte de la declaración la dedica Gabriel a
desmentir lo que había contado ante la Guardia Civil y la Fiscalía
de Menores de la Audiencia Nacional. Dice que él no había ido a la
mina con Emilio Suárez y con las otras personas. Que fue un guardia
civil quien le indicó que declarase que él había ido también al
monte. Que lo dejaron en casa de Emilio Suárez y se fueron los tres
marroquíes a la mina con Emilio. Que no es verdad que él estuviese
en el coche cuando fueron a buscar los explosivos, sino que quien
estaba en el coche era Emilio. Minutos más tarde, en la misma
declaración vuelve a cambiar su versión y a reconocer que sí fue
con los marroquíes a Mina Conchita.
La fiscal Olga Sánchez |
Este
episodio salió a relucir en el juicio, durante el interrogatorio de
la defensa de Suárez Trashorras. Ante tantas declaraciones
contradictorias, el abogado Gerardo Turiel preguntó a Gabriel
Montoya: “¿Cómo sabemos cuándo nos dice usted la verdad?”. Y
aquí entra en escena Gómez Bermúdez, quien lo soluciona en el acto. Tras
declarar la pregunta de la defensa improcedente, pregunta el juez al
testigo: “¿Está usted hoy diciendo la verdad? ¿Hoy, aquí?”.
Evidentemente éste contesta: “Sí, toda la verdad”. La única
respuesta posible, claro, no le va a decir, “no señor juez, le
estoy contando una trola como una casa”.
Al
final al juez no le queda más remedio que hacer un combinado de
las múltiples versiones que da el testigo, ignorando sus
contradicciones. Todo esto nos muestra una vez más cómo vuelve a
dar credibilidad a testigos que dicen una cosa en sus declaraciones
durante la instrucción y afirman otras en la vista oral. Y además
se permite el cinismo de calificar las declaraciones de Gabriel
Montoya como "coherentes, concordes en todo aquello que es
esencial". De vergüenza, vamos.
Resulta
revelador lo que cuenta Fernando Múgica, periodista de El Mundo,
sobre este testigo fundamental de la Fiscalía: "El individuo
que lo interrogó, que es un miembro de la UCE 2 en Madrid, y del que
se sacó la declaración que luego fue al juez, personalmente aquella
semana me dijo a mí “bueno, mira, decía tantas cosas, lloraba
tanto, y era tan tarde, que nosotros cuadramos la declaración para
no marear al juez”. Palabras textuales.
Fernando Múgica |
También
cuenta Múgica un hecho aparentemente sin importancia, pero que
refleja muy bien como se han desarrollado las investigaciones del
11-M: "La Guardia Civil dice en su informe “un muchacho de
Avilés al que todos le conocían como Gitanillo". Pero la
palabra "Gitanillo" me la inventé yo mismo. Nadie le
conocía así en Avilés". Creo que sobra cualquier comentario
respecto a los informes policiales que sirvieron como base para la
elaboración del Sumario.
Dejando
a un lado el hecho de que lo que cuenta el Gitanillo tiene todas las
trazas de ser una historia que cuenta de oídas y que no ha vivido,
supongamos que los hechos sucedieran como los resume Bermúdez en la
Sentencia. Entonces veremos que su narración de lo que sucedió esa
noche resulta completamente absurda.
Imagínense
que unos ladrones quieren robar en una casa. Tienen un contacto que
trabajó anteriormente allí y que sabe cuándo la casa estará vacía
y cómo desconectar la alarma. Quedan una noche y éste les abre la
puerta y les conduce a donde los dueños guardan el dinero. Los
ladrones lo ven, pero no se lo llevan en ese momento. Se dirigen a un
centro comercial donde compran guantes, pasamontañas y una mochila
para guardar los objetos robados. Vuelven a la casa y llenan media
mochila con parte del botín. Abandonan de nuevo la casa y dejan lo
robado en su guarida. Vuelven por tercera vez a la casa y cargan de
nuevo la mochila con el resto de los objetos de valor. ¿Es posible
creer que alguien que va a robar algo haga tres viajes pudiendo
realizar el trabajo en uno solo? ¿Por qué triplicar el riesgo? ¿Por
qué no se llevaron ni un cartucho de dinamita en el primer viaje a
la mina? ¿Por qué usaron tres coches en la operación cuando toda
la dinamita cabía en uno? No hay que olvidar que finalmente, y según
la versión oficial, todo el explosivo robado lo transportan en el
Golf. En un solo viaje podrían haber realizado todo el trabajo, sin
embargo hicieron tres. Y esto resulta todavía más increíble si
tenemos en cuenta las condiciones meteorológicas de esa noche. Y es
que la zona más afectada por el temporal en Asturias fue,
precisamente, el consejo de Cangas de Narcea, en donde se registraron
esos días temperaturas mínimas de -4º y máximas de 6º. Este
consejo limita con el de Belmonte de Miranda, que es al que pertenece
Mina Conchita.
Aquí
vemos de manera gráfica lo que publicaba La Voz de Asturias el 28 de
febrero:
Previsiones meteorológicas |
Las
pruebas periciales y documentales
La
principal prueba documental en la que se apoya el Tribunal para dar
por probados los viajes de los terroristas a Mina Conchita son los
posicionamientos (BTS en que se registraron) del teléfono móvil
665040605 (atribuido a Jamal Ahmidan), en función de las llamadas
que realizó y recibió este teléfono.
En
una de las piezas separadas del sumario figura el estudio del
teléfono 665040605. Ahí podemos encontrar un listado, aportado por
la compañía Amena, de todas las llamadas emitidas y recibidas por
ese nº y las BTS’s a que se conectaba en cada momento. Fijándonos
en las direcciones de cada BTS, nos podemos hacer una idea de dónde
estaban Jamal Ahmidan y sus acompañantes la noche en la que nos
dicen que se robó la dinamita en Mina Conchita.
Este
es el listado de las llamadas correspondientes a los días 28 y 29 de
febrero desde que llegan a Avilés:
17.17.06
– AVILÉS - C/ AUSEVA
17.29.57
– PIEDRAS BLANCAS - CASTRILLÓN
19.26.21
– LLANECES DE LA BARCA
20.10.12
– PRAVIA - CALLE PICO ANDOLINAS
21.35.40
– AVILÉS - C/AUSEVA
21.37.11
– AVILÉS - C/ RUÍZ GÓMEZ
22.00.53
– AVILÉS - C/AUSEVA
22.03.27
– AVILÉS - C/AUSEVA
22.28.25
– PIEDRAS BLANCAS - CASTRILLÓN
00.10.10
– SALAS – MONTE EL REBOLLÍN
01.52.52
– SALAS – MONTE EL REBOLLÍN
01.53.48
– SALAS – MONTE EL REBOLLÍN
01.54.55
– SALAS – MONTE EL REBOLLÍN
06.16.43
– LLANECES DE LA BARCA
06.17.48
– LLANECES DE LA BARCA
06.18.20
– LLANECES DE LA BARCA
12.02.30
– SALAS - SAN MARTÍN
12.04.42
– SALAS - SAN MARTÍN
12.07.57
– SALAS - SAN MARTÍN
12.10.43
– GRADO – MONTE ENTRASBOSMONTES
12.37.15
– AVILÉS - C/ DR. JIMÉNEZ DÍAZ
Esta
prueba documental debería ser concordante con las declaraciones del
principal testigo de la fiscalía y de las acusaciones (Gabriel
Montoya). De hecho Bermúdez lo afirma así en su Sentencia:
"La
prueba sobre el resto de los hechos descansa sobre la declaración
del entonces menor Gabriel Montoya Vidal. Estas declaraciones, seis,
fueron cuestionadas por la práctica totalidad de las defensas
tachándolas de contradictorias, acomodaticias o inducidas. Sin
embargo, tras el análisis de todas ellas, el Tribunal concluye que
son coherentes, concordes en todo aquello que es esencial y, además,
están corroboradas por otras pruebas testificales, periciales y
documentales".
Vamos
a comprobar si realmente las declaraciones de Gabriel Montoya Vidal,
aparecen corroboradas por las pruebas periciales y documentales.
Los
terroristas tuvieron que salir hacia las diez menos cuarto del centro
comercial Parque Astur que está en las afueras de Avilés. Así se
deduce teniendo en cuenta la prueba documental del tícket de caja de
Carrefour, que marca las 21:26:14. Acto seguido se dirigieron a
Avilés a recoger al Gitanillo y sobre las diez y cuarto salieron
hacia Mina Conchita. A las 22:28:25 pasaban por la localidad de
Piedras Blancas, que está a unos 5 Km de Avilés. Hasta ahora lo que
cuenta el testigo parece que concuerda con la localización de las
BTS’s. Según su relato, fueron directos a Mina Conchita.
Era
ya el segundo viaje que hacían, después de haber ido con Emilio
Suárez Trashorras esa misma tarde. Teniendo en cuenta que de Avilés
a la mina hay aproximadamente 55 km, que esa noche había temporal,
que la carretera es secundaria y que además no la conocían,
tuvieron que tardar como mínimo unos 45 minutos (la Comisión
Judicial que reprodujo el viaje en marzo de 2005 tardó 1h y 25 min.
en llegar desde la mina hasta el Carrefour de Avilés). Supongamos,
entonces, que llegaron a la mina pasadas las once. Se adentraron en
la montaña mientras que Gabriel se quedó en el coche esperando. En
su primera declaración dice que tardan cinco horas en regresar, en
el juicio dice que hora y media o más y que se quedó dormido
esperándoles. La Sentencia concluye que pasadas varias horas
regresaron los tres forasteros con las bolsas y mochilas cargadas y
le comentaron a Montoya que se habían perdido y habían tenido que
llamar a Emilio. Pero a las 00:0:10 el móvil del Chino recibe un
mensaje bajo la cobertura de la BTS situada a las afueras de Salas,
localidad que está a unos 15 Km de Mina Conchita. A esa hora, según
la versión de los hechos de el Gitanillo, deberían estar ya en
plena montaña robando la dinamita. ¿Sería posible que hubieran
sufrido algún retraso y después de pasar por los alrededores de
Salas, hubieran llegado a la mina sobre las doce y media? Tampoco
cuadra, ya que el móvil de el Chino vuelve a registrarse bajo la
cobertura de la BTS de Salas otras tres veces, a la 01:52:52, a la
01:53:48 y a la 01:54:55, lo cual descarta la posibilidad de que
hubieran ido y regresado de Mina Conchita. Es decir, que el primer
robo tuvo que producirse a partir de las dos de la madrugada, sin
embargo el Gitanillo no habla en ningún momento de retrasos, ni de
que hubieran estado dos horas rondando por Salas.
¿Y
qué ocurre con esa llamada que nos dice Gabriel que tuvo que
realizar el Chino a Trashorras, porque se habían perdido en el
monte? La única posible es la llamada de la 01:53:48, ya que el
resto son mensajes, y esa es la única que recibe Trashorras en esa
madrugada (la siguiente es a las 06:15:23). Pero, como hemos visto,
esta llamada se realizó desde los alrededores de Salas, no desde la
mina. Como puede verse, no hay forma de cuadrar las declaraciones del
testigo con las pruebas documentales y periciales. La
única explicación que nos queda sería que la cobertura de esta
antena alcanzara a la zona de la mina. Esa BTS está situada a una
distancia de unos 10 Km en línea recta de Mina Conchita, a una
altura de poco más de 700 metros, en un monte llamado "El
Rebollín" situado a las afueras de Salas.
En
Mina Conchita tenemos varias alturas, según los peritos que
inspeccionaron el terreno. Casi todos los minipolvorines (siete)
menos uno, se encuentran en la galería base a 50 metros en vertical
desde la plaza de la Mina (donde paran los coches). Aquí se
localizan también la bocamina, el cargadero y la caseta de los
perros. El otro minipolvorín está en el nivel 2 a 420 metros en
vertical. Suponemos, según nos cuenta la versión oficial y como
mostraron los peritos en un vídeo de reconocimiento, que de la zona
de la galería base es de donde cogieron los explosivos y
detonadores. Basta inspeccionar el lugar para constatar que no hay línea de vista con
la antena de Salas, es decir, que debido a la orografía del terreno
sería muy difícil cuando no imposible que llegara hasta Mina
Conchita la cobertura de esa BTS. Esto fue corroborado por una
Comisión Judicial formada, entre otros, por la fiscal Olga Sánchez
y el juez Del Olmo. Ni Amena ni Vodafone tienen cobertura en la zona
donde se encuentran los minipolvorines. En el muy improbable caso,
por no haber camino practicable, de que los terroristas hubieran
escalado y llegado a la cima del monte y desde allí hubiera algo de
cobertura, que no lo sabemos, la recibirían antes de la BTS de
Llaneces de la Barca, que se encuentra 5 km más cerca que de la de
Salas. Hay que tener en cuenta también que Amena emite a una
frecuencia de 1.800 MHz, el doble que Vodafone y Telefónica. Eso
supone una peor cobertura, sobre todo en zonas de montaña y de
difícil acceso, ya que una mayor frecuencia implica una mayor
atenuación y distorsión de la señal. Además, también sabemos que
en los alrededores de Mina Conchita tampoco había cobertura de
Amena. Este hecho también fue comprobado por la Comisión Judicial,
que pudo constatar la innegable realidad de que ni Amena ni Vodafone
tenían cobertura desde la carretera S15 a menos de 3.200 metros de
la mina en dirección a Tineo y a 4.800 metros de la mina en
dirección a Salas.
En
base a las localizaciones telefónicas cabe concluir que, al menos
entre las 00:10:10 y la 01:54:55 de ese día ni el Chino ni su
cuadrilla podían estar en Mina Conchita y que, por lo tanto, toda la
primera parte del relato de el Gitanillo era necesariamente falsa.
Para
embrollarlo más, según el relato de la fiscalía, es en la
localidad de Salas donde se encuentran con Emilio Suárez Trashorras
después del segundo viaje y el primer robo de dinamita. Consciente
de la situación generada, así intentó cuadrar la fiscal Olga
Sánchez a su protegido, Gabriel Montoya, las localizaciones de la
BTS de Salas en el interrogatorio:
Ministerio
Fiscal: ¿Dónde se vieron?
Testigo:
Nos vimos en, no sé, un pueblecito, es que no sé, que no sé cómo
explicárselo.
Ministerio
Fiscal: ¿En Salas?
Testigo:
No sé, no sé cómo se llama.
Ministerio
Fiscal: ¿A mitad de camino entre Avilés y la mina?
Testigo:
Sí, más o menos.
Pero,
como hemos podido comprobar, atendiendo a las llamadas del teléfono
de Jamal Ahmidan, no les pudo dar tiempo a realizar el primer viaje y
llegar a Salas a encontrarse con Trashorras.
En
resúmen, que el relato de Gabriel Montoya no puede ser cierto por
las siguientes razones: 1º) Porque esa llamada que hicieron a Emilio
cuando se perdieron en la mina no se pudo producir desde allí, ya
que no existía cobertura. 2º) Porque la única llamada que recibió
Trashorras a esas horas fue la emitida bajo la cobertura de la BTS de
Salas a varios Kilómetros de la mina, y 3º) Porque el relato
temporal que hace el testigo sobre el segundo viaje no encaja ni a
martillazos con la prueba documental de las localizaciones por BTS.
Pero
esta no es la única incongruencia entre testigos y pruebas
documentales. Gabriel Montoya declara que finalizan el trabajo hacia
las nueve de la mañana del 29 de marzo y se marchan para Madrid,
mientras que él y Emilio se van a desayunar, lo que aparece
corroborado por el testigo Rubén Iglesias, quien quedó citado en
una cafetería de Avilés con Trashorras entre las 10 y las 12 de la
mañana para hablar acerca de un asunto relacionado con el tráfico
de hachís. Dice que cuando llegó ya estaban allí Trashorras y
Gabriel Montoya. Esto lo declara Rubén Iglesias ante la policía y
ante el juez instructor. En el juicio lo mantiene, pero sin concretar
la hora: "No sé la hora, pero sé que era temprano", dice.
Pero, ¿cómo es posible si a las 12:10:43 el Chino realiza una
llamada al teléfono de Trashorras bajo la cobertura de una BTS
situada en los alrededores de Grado, a unos 38 Km de Avilés? A esa
hora, según las localizaciones del teléfono del hino, 665040605,
todavía estaban regresando del último viaje a la mina junto con el
Gitanillo, por lo que no podía estar desayunando con Trashorras en
una cafetería de Avilés. ¿Podría ser una explicación que a esa
hora ya se iban hacia Madrid con el explosivo y que Gabriel no fuera
con ellos? Pero la respuesta es no, porque su siguiente localización
es de nuevo en Avilés a las 12:37, y Grado está en el sentido
opuesto al camino que debían realizar para regresar a Madrid Pero la respuesta es no, porque su siguiente localización es de nuevo en Avilés a las 12:37, y Grado está en el sentido opuesto al camino que debían realizar para regresar a Madrid. Y un "detalle" más de propina: El dueño de la cafetería de Avilés donde dicen que Trashorras se ha reunido con los marroquíes declaró durante el juicio que nunca había visto a esa gente en toda su vida, empezando por el propio Súárez Trashorras.
Todo
esto nos lleva de nuevo a la conclusión de que las declaraciones de
los testigos no cuadran en absoluto con las pruebas documentales.
Otro
dato importante que aportan las localizaciones del teléfono
atribuido a Jamal Ahmidan es el camino que siguieron para llegar a la
mina, en lo que también aparecen incongruencias. El camino más
lógico para llegar a Mina Conchita desde Avilés es coger la AS-16,
que pasa a llamarse AS-15 después de cruzar la Carretera Nacional,
como aparece en el mapa número 1.
Mapa núm. 1 |
De
hecho, según las localizaciones, siguen este trayecto, sin embargo
hay tres BTS’s, donde más llamadas o mensajes se recogen, que se
salen del trayecto lógico que lleva a Mina Conchita.
La
BTS más cercana a la mina es la de Llaneces de la Barca que está a
5 Km en dirección Tineo, es decir alejándonos de Avilés. Bajo la
cobertura de esta antena recibe una llamada, dos SMS del servicio de
mensajería de Amena y realiza una llamada a Trashorras. Para entrar
en el área de cobertura de esta BTS hay que alejarse de la mina en
dirección Tineo, es decir pasarse de largo, como mínimo 3 km 200 m,
según tuvieron ocasión de comprobar Olga Sánchez y Del Olmo como
miembros de la Comisión Judicial. ¿Para qué iban a ir en dirección
contraria a Avilés? Se podría pensar que se perdieron o se pasaron
de largo, pero no es el caso, ya que en el primer viaje que realizan
el 665040605 recibe una llamada a las 19:26:21 bajo la cobertura de
esta BTS, viaje en el que iban acompañados por Trashorras, lo cual
descarta que se extraviaran. Este hecho sucede otra vez hacia las
seis de la mañana, esta vez con el Gitanillo de guía.
Mapas con la ubicación de Mina Conchita
En
ningún momento menciona el principal testigo nada que pueda explicar
estos hechos que contradicen el relato oficial. Analizando las
numerosas declaraciones de Gabriel Montoya en relación a los hechos
sucedidos la noche del 28 al 29 de febrero de 2004 y comparándolas
con las pruebas periciales y documentales puede demostrase que,
atendiendo a las localizaciones del teléfono de Jamal Ahmidan, el
primer viaje para robar la dinamita no pudo ocurrir como relató el
testigo.
Los
otros teléfonos implicados
Hemos
hablado de cómo se estableció un relato de los hechos sucedidos la
noche del 28 al 29 de febrero de 2004, en parte basándose en las
localizaciones del teléfono de Jamal Ahmidan. Pero esa noche
supuestamente intervinieron en el robo de los explosivos otras dos
personas que le acompañaron desde Madrid, que eran, según dice la
versión oficial, Abdenabi Kounjaa y Mohamed Oulad Achka, ambos
fallecidos, junto con Jamal en la explosión del piso de Leganés, el
tres de abril de 2004 en la explosión de Leganés. Si esas personas
utilizaron sus teléfonos móviles esa noche, también se podría
saber sus localizaciones de la misma manera que tenemos las de Jamal
Ahmidan. Además, casualmente ambos utilizaban también tarjetas de
la compañía Amena. Veamos qué es lo que sabemos al respecto.
Por
el estudio de la tarjeta de Jamal Ahmidan sabemos que llama 10 veces
a Mohamed Oulad entre el 28 y el 29 en las horas en que supuestamente
estaban en Asturias. Pero cuando vamos a consultar las localizaciones
del teléfono de Oulad descubrimos, sorprendentemente, que sólo
figuran los posicionamientos por BTS a partir del 29 de febrero a las
14:55:03 y sólo de las llamadas salientes, y a esa hora ya se le
localiza en Cantabria (Villaufre-Rasillo). Bastaría que en la tabla
de llamadas figuraran las localizaciones de las llamadas entrantes
del 28 del 29, para probar que Oulad Akcha estuvo en Asturias ese fin
de semana, pero no figuran en el sumario. De hecho, en el informe
elaborado por la UCI el 15 de marzo de 2005 se dice: "Respecto
al tráfico de llamadas con Ubicación por BTS, entrantes, del número
considerado, y en las fechas señaladas, según los datos obrantes,
SE CARECE DE DATOS."
El
caso de Kounjaa es peor todavía. El único teléfono que se le
adjudica a Kounjaa es el 665393235. En el sumario figura el estudio
de esta tarjeta pero sólo tenemos las localizaciones por BTS de las
llamadas a partir del 2 de marzo. En las tablas de llamadas sin
localización, no hay tráfico ni el día 28 ni el 29. Salta del 27
al 2 de marzo.
En
el mismo informe de la UCI anteriormente citado se reconoce que, se
carece de tráfico con ubicaciones por BTS en el periodo interesado.
Y en las conclusiones se dice que "la carencia de ubicaciones de
Abdennabi Kounjaa nos impide afirmar, en base a la investigación de
los teléfonos, o rebatir su presencia en Asturias".
¿Y
qué ocurre con Trashorras? ¿Qué podemos deducir de los
posicionamientos de su teléfono cuando recibe cada una de las ocho
llamadas de Jamal Ahmidan los días 28 y 29 de febrero? Pues no lo
sabemos porque no figuran en el sumario. Y no será porque no haya
sido solicitado: el 11 de mayo de 2004 la Guardia Civil (UCE) envía
al juzgado nº 6 un oficio para que solicite a Amena, la localización
geográfica de los teléfonos móviles utilizados por Emilio Suárez
Trashorras. En concreto el 654839609 desde que técnicamente sea
posible y hasta las 24,00 horas del día 18.03.04. De este teléfono,
que es el que utilizó Trashorras ese fin de semana, no existe ningún
informe de localizaciones por BTS. Sin embargo, sí que podemos
encontrar las localizaciones del otro teléfono, el 656526727, a
partir del 1 de marzo.
En
relación a los informes telefónicos, el abogado defensor de
Trashorras, Gerardo Turiel, realizó el siguiente interrogatorio al
inspector Parrilla, una de las tres personas que participaron en la
detención de su defendido:
P:
Todos estos teléfonos o todas estas llamadas, las correspondientes a
última hora del día 28 y día 29, 1:53 Mowgli llama a Emilio,
Mowgli llama a Emilio está en Grado, está en Avilés, está en
Gijón, está en Burgos, está ¿eh?...Ustedes dicen aquí, Mowgli
llama a Emilio y Mowgli está en tal sitio. ¿Saben ustedes dónde
está Emilio, que es al que le llaman?
R:
Pues no lo sé.
P:
¿No lo sabe?
R:
Yo no lo sé.
P:
Ya.
R:
Yo, pero me imagino que en el informe de las BTS estará.
Pero,
naturalmente, el inspector Parrilla imagina mal, ya que como hemos
comentado antes, no aparece en el informe de las BTS porque ese
informe no existe para ese teléfono.
Asimismo,
en la declaración de los peritos sobe el informe de telefonía, el
abogado Turiel les pregunta por dos llamadas: la realizada por Jamal
Ahmidan (665040605) a Trashorras (654839609) a la 1:53 y a las 6:18
en la madrugada del 29 de marzo de 2004. Turiel quiere saber la
localización del receptor de la llamada, que es su cliente, pero le
responden que "la ubicación del receptor no viene en esa
información (…) Únicamente se conoce la situación del teléfono
en estudio. (…) El que termina en 0605.
Siguiendo
con la declaración de los peritos de telefonía, realizada el
16/05/07, Gerardo Turiel quiso saber cuáles fueron las BTS´s más
cercanas a Mina Conchita. Lo que le respondieron merece la pena
reproducirlo literalmente:
"Pues
precisamente pedimos...¡ehh!, un informe cuando hicimos la relación
de la reconstrucción de los hechos, ¡ehh! solicitamos al Juez que
se dirigiera a las compañías teleoperadoras y esa información
está, obra, en el Juzgado Central número 6. Nosotros no tenemos esa
información de las BTS más cercanas, entre otras razones aludían a
que eran..., era secreto decir qué BTS era de cada compañía y
dónde estaba ubicada".
Esto
ya es el colmo. Pero, ¿cómo va a ser secreto eso? Existe una página
web perteneciente al Ministerio de Industria, en donde cualquiera
puede consultar los niveles de exposición de las antenas de
telefonía móvil, que se van actualizando a medida que se realizan
las mediciones. Aquí figura el código de la estación base, así
como la dirección donde está ubicada, el operador al que pertenece
y hasta las coordenadas.
La
cuestión es que al final, solo disponemos de pruebas documentales de
la presencia de Jamal Ahmidan en Asturias, mientras que de
Trashorras, Kounjaa y Oulad no cabe afirmar nada. Se reconstruye el
viaje sólo con un teléfono, cuando hay implicados cuatro. Pero
además, esas pruebas documentales, que son las localizaciones del
teléfono 665040605, no son compatibles con las declaraciones del
principal testigo de la fiscalía, Gabriel Montoya Vidal, el
Gitanillo.
Mina
Conchita
En
abril de 2005, el Servicio de criminalística de la Guardia Civil
elaboró un informe sobre el terreno de Mina Conchita y alrededores.
En su declaración en la vista oral, los peritos que realizaron este
informe nos transmitieron la idea, aportando videos y fotografías,
de que debido a la orografía del terreno donde se ubica la mina y a
las condiciones meteorológicas de aquellos días, habría sido
imposible que alguien que no conociera el terreno pudiera haber
llegado por sí solo a la zona de los minipolvorines, y mucho menos
haber dado con el lugar donde estaba escondida la dinamita.
Ubicación de Mina Conchita |
Buena
muestra de las dificultades que ofrecía el terreno inspeccionado por
los peritos son estos comentarios, ofrecidos en la vista oral durante
la jornada en que prestaron declaración:
"…aquí
ya cualquier descuido puede suponer una precipitación al vacío.
"…hay
que conocer el terreno, hay que ser estar muy, ¡eh...!, muy próximo
y conocer digamos lo que es la orografía para intuir que eso es un
camino. Los que trabajan en la mina lo conocen, pero los que vienen
de fuera cuesta. También hay que resaltar una cosa y es que en la
noche del 27 y 28 de Febrero de 2004 se produjeron las grandes
nevadas de… en Asturias, de manera que lo que ahora ven ustedes,
que por la noche ya sería dificultoso véanlo a las… de madrugada,
que sería todo una un manto blanco, es decir, no hay caminos, no hay
referencias, no sé si estoy pisando una piedra o no, se complica.
"…la
única iluminación que puede haber en la mina por la noche es la
iluminación que viene de la presa, en este punto concreto sería
todo oscuro y de aquí, en principio, saldrían los caminos. Aquí
se, se ve claramente lo abrupto de, de lo que sería la mina, la mina
en sí".
Foto de los peritos donde se ve el sendero de acceso a la mina |
Estas
declaraciones son un arma de doble filo, ya que podrían ser
utilizadas tanto por la Fiscalía y las acusaciones para inculpar a
algunos de los asturianos, como por las defensas: por un lado,
refuerzan la idea de que alguien les tuvo que acompañar y de que
debió de haber un contacto en la mina que les indicara donde estaba
escondida la dinamita; y por otro supone un factor más que permite
poner en duda la veracidad de la historia del robo del explosivo por
los terroristas, por lo improbable, ilógico y arriesgado de la
operación, máxime si no se pudiera probar que hubo tal colaboración
por parte de trabajadores de la mina.
¿Y
quiénes eran los cómplices de los marroquíes en Mina Conchita?
Trashorras había trabajado en la mina durante varios periodos en los
años 2000, 2001 y 2002, que es cuando causa baja definitiva.
Necesitaba un contacto que trabajara en ese momento allí para que le
indicara dónde podía encontrar el explosivo.
Así
lo argumentan los peritos que declararon en el juicio:
"…el
explosivo no está ni en las veredas ni, ni lo puedes localizar.
Solamente la gente que lo conozca, conozca el interior, o pueda
entrar dentro de la mina podría localizar ese tipo de de cantidades,
(…). El terreno tiene tanto monte bajo, tiene tantas piedras
grandes que se podría esconder una cantidad grandísima –como
posibilidad- de explosivos sin que nadie, ni paseando –porque no va
por allí- se lo pudiera encontrar. Únicamente aquel que lo ha
escondido sería capaz de localizarlo".
De
la misma manera la fiscal Olga Sánchez, entre tartamudeos, explica
en su informe de conclusiones quienes eran los cómplices de
Trashorras en Mina Conchita: Emilio Llano (encargado y vigilante) y
Raúl González (minero). Estas son las declaraciones al respecto:
"A
través de José Emilio Suárez Trashorras, entramos en el grupo, en
el grupo de Asturias. A través de El Rulo... Perdón, de Raúl
González Peláez, que le denominaban Rulo, que conocía
perfectamente la dinámica de trabajo de la mina dónde él
trabaja... trabajaba en aquellas fechas, hasta finales de aquél año
en la Mina Conchita, (…) conocedores ambos de la desidia que había
en el control de los explosivos en Mina Conchita, del
descontrol que había en la entrega de los mismos y de los
detonadores, de la falta de profesionalidad del que era su vigilante,
Emilio Llano Álvarez; es cómo se pudo conocer, es cómo se pudo
obtener los explosivos que posteriormente sirvieron para los trágicos
sucesos de Madrid del año 2004 (…)
"A
través de Emilio Llanos Álvarez es cómo se conoce, cómo se
realizaban las entregas a los mineros, que no se anotaban las mismas,
la peligrosidad del material, los efectos devastadores que este
material podía producir, y era consciente de los fines ilícitos que
la sustracción constante de material explosivo que salía de la
mina, podía... y que podía ser utilizado (…)
"José
Emilio Suárez Trashorras y Raúl González Peláez, eran conocedores
de este descontrol, y este descontrol permitió que poco a poco Raúl
González Peláez, que cómo más tarde diremos por la relación que
tiene con otros del... con... ¡eh!... a través de las llamadas
telefónicas, era la persona que iba sustrayendo poco a poco los
distintos cartuchos que guardaba en cualquier lugar de la mina...
Además
de estas dos personas, inicialmente, había otro minero acusado de
suministro de explosivos y colaboración con banda armada, Javier
González Díaz, pero casi todas las acusaciones le retiraron los
cargos antes del fallo de la Sentencia.
Está
claro que Trashorras necesitaba cómplices dentro de la mina para
poder robar tal cantidad de explosivo y para hacerlo sin que se
dieran cuenta. A una parecida conclusión llegó también Bermúdez
en su sentencia, condenando a Raúl González a cinco años por el
delito de suministro de explosivos. Sin embargo absolvió a Emilio
Llano del delito de cooperador necesario. Queda por lo tanto un solo
cómplice de Emilio en la mina que sustenta las teorías de la
Fiscalía y de las acusaciones, pese a que, como no se cansó de
repetir su defensa, Raúl González dejó de trabajar en Mina
Conchita el 7 de diciembre de 2003. Así explica Bermúdez como se
realizaba el robo: "La diferencia de dinamita entre lo realmente
consumido y lo recibido y anotado en los libros se dejaba escondida
en el monte de la mina en un sitio previamente convenido, de donde
los recogía Emilio Suárez u otra persona por encargo de éste".
Pero
luego llegó la sentencia del Tribunal Supremo, que ratificó la
absolución de Emilio Llano así como a Raúl González, echando por
tierra toda la argumentación de la Fiscalía y del propio juez Gómez
Bermúdez, dejando sin explicar cómo se las ingenió Emilio Suárez
Trashorras para preparar el robo de semejante cantidad de explosivo
sin contar con ayuda de alguien de dentro, cuando hacía por lo menos
dos años que había dejado de trabajar allí.
Y
es que una cosa es distraer unos pocos cartuchos y otra es llevarse
mochilas llenas de explosivo sin que nadie se percate de ello. Este
es el cálculo estimado que hizo el Servicio de información de la
Guardia Civil de la cantidad máxima de goma 2 ECO proporcionada a
Jamal Ahmidan mediante la sustracción llevada a cabo entre el 28 y
29 de febrero de 2004 en Mina Conchita:
CANTIDAD
MÁXIMA DE EXPLOSIVO (GOMA 2 ECO) QUE PODRÍA HABERSE TRANSPORTADO EN
06 MOCHILAS (03 MOCHILAS TEIDE DE 45 LITROS y 03 MACUTOS
VAL2K1040090), EN DOS VIAJES CONSECUTIVOS: 270.000 gramos (270 Kg).
Esta
sería la cantidad máxima, aunque atendiendo a lo que declaró el
Gitanillo pudo ser un poco menos, ya que, según él, utilizaron
cinco mochilas, no seis.
Para
juzgar si esta cantidad es significativa debemos conocer el consumo
de explosivo en Mina Conchita por aquellas fechas. Si se consumían
1.200 kg en un mes, eso supone unos 300 kg a la semana. Por lo tanto,
de un día para otro desapareció de la mina casi lo que se consume
en una semana sin que nadie se diera cuenta. Parece una cantidad muy
elevada para poder hacerla desaparecer sin levantar sospechas de los
trabajadores, del encargado o del Ingeniero Técnico de Minas de la
empresa y, encima, sin contar con ayuda alguna dentro de la
explotación minera.
Primero
nos cuentan que, aprovechando la falta de rigor del encargado de la
mina Emilio Llano al apuntar la dinamita consumida, el minero Raúl
González iba distrayendo cartuchos de dinamita y escondiéndolos
para entregárselos a Trashorras a cambio de droga. Luego Bermúdez
absuelve al primero y el Supremo al segundo, pero nadie nos explica
cómo Trashorras consiguió sacar unos 270 Kg ese fin de semana, más
lo que se transportó a Madrid en autobús (unos 42 Kg). Pues así
hay que creérselo porque lo dice el juez. Un señor que lleva más
de dos años sin aparecer por la mina se hace con más de 300 Kg sin
ayuda de dentro y sin que nadie se entere.
Caolines de Merinés |
Más preguntas que conclusiones
Después
de analizar con detenimiento todo lo que rodea este viaje a Asturias,
en el que supuestamente se robaron la dinamita y los detonadores
utilizados en los atentados del 11 de marzo, nos damos cuenta de que
la historia oficial no se sostiene. El hecho de que lo que se
encontrara en Leganés y en otros escenarios fuera goma 2 ECO o
restos de envoltorios cuya numeración pudiera coincidir con la de
Mina Conchita no quiere decir, ni mucho menos, que el explosivo
utilizado en los trenes fuera el mismo o tuviera ese origen. Después
de todo lo que hemos visto no queda más remedio que desconfiar de la
información facilitada los días inmediatamente posteriores a los
atentados. Sin contar con que la instrucción está plagada de
incongruencias, pruebas que se demostraron falsas, otras que
desaparecieron, muchas ocultaciones y diferentes versiones para
explicar un mismo hecho.
Hoy
sabemos, gracias al informe del perito independiente Antonio
Iglesias, y aceptando la cadena de custodia de las escasas muestras
entregadas para realizar la pericial ordenada por Bermúdez, que, al
menos, una de las muestras de los explosivos señala que en algún
foco explotaría Titadine, no pudiéndose asegurar ya que se
utilizara goma 2 ECO. Pero, es preciso advertirlo, siempre que demos
crédito a las investigaciones recogidas en el sumario, para lo cual
hace falta una extrema candidez. Para colmo, el perito Iglesias
también demuestra en su informe que los restos de goma 2 ECO
encontrados en la Kangoo tienen el mismo origen que la muestra patrón
aportada por el Jefe de los Tedax Sánchez Manzano.
Estas
recientes revelaciones refuerzan la hipótesis de que el robo de
dinamita en Mina Conchita ese fin de semana de febrero nunca tuvo
lugar, lo que viene a reforzar que el explosivo utilizado en los
trenes no fue goma 2 ECO, a lo que es preciso añadir que en los
escenarios donde sí apareció esa sustancia existen tan graves
irregularidades en la investigación que inducen a pensar en el
falseamiento o manipulación de las pruebas presentadas.
La
versión oficial sobre el origen de los explosivos ha posibilitado
que, durante el juicio, se deslizaran acusaciones generales hacia los
mineros, como la que se realizó en la lectura de conclusiones de una
acusación particular:
"Emilio
Suárez Trashorras nos ha puesto de manifiesto que cualquier minero
por seis mil euros o por cinco mil euros se vende, y conocedor de los
vicios, de al menos, uno de sus antiguos de sus compañeros, Raúl González, evidentemente cambia, droga por los
explosivos como viene detallado efectivamente en, en las
declaraciones que se han venido prestando".
Sin
embargo, la intención de las palabras de Trashorras que dieron pie a
este comentario no era desacreditar a su antiguo gremio, sino
presuponer a los mineros las mismas tentaciones deshonrosas que al
resto de profesionales, por muy íntegros que aparenten ser. A la
pregunta: ¿Recuerda usted haber dicho que cualquiera puede sobornar
a un minero por cinco mil o seis mil euros?, ésta fue su respuesta:
"Igual que se puede sobornar a un juez o a un fiscal".
Hasta
aquí el magnífico trabajo de investigación de Lucía Velasco
publicado en la Voz de Asturias, que nos muestra de la forma
chapucera en la que se fabricaron las pruebas que fueron aceptadas
por el juez Bermúdez para dictar su vergonzosa sentencia. Si no es
verdad que los explosivos procedieron de Mina Conchita, todo lo que
se nos cuenta acerca de la explicación de los atentados se cae por
su propia base.
Queda
preguntarse por qué el Gobierno, la Oposición, los altos mandos de
los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y la Justicia fueron y
siguen siendo capaces de dar por bueno el resultado de un juicio
viciado desde el principio. ¿Por qué consintieron en que se
cerraran judicialmente las investigaciones sin ni siquiera haber
aclarado cuál fue el arma del crimen? ¿Por qué siguen estando
todos ellos dispuestos a respaldar la mentira, con tal de que no se
remueva lo que de verdad sucedió el 11 de marzo de 2004? ¿Por qué
hoy, día 15 de marzo de 2013, nos hemos enterado de que ayer el
Tribunal Supremo notificó a la Asociación de Ayuda a las Víctimas
del 11-M y a la AVT la sentencia en la que rechaza sus recursos
contra la decisión de la Audiencia de Madrid de cerrar el caso
Manzano? ¿Por qué el alto Tribunal ha puesto fin al intento de las
víctimas del 11-M de investigar la actuación del ex-jefe de los
Tedax y cerrar de esta forma lo sucedido en torno a los explosivos
utilizados en la masacre?
¿Tan
terrible es lo que se nos esconde como para que, después de nueve
años, todos sigan estando de acuerdo en que lo mejor es el silencio? ¿Qué
altos poderes se esconden tras el 11-M para que tanto el Gobierno de
España como el primer partido de la oposición estén de acuerdo en
que sea preferible no saberlo? ¿O acaso porque lo saben y no les
resulta posible asumir las consecuencias han convertido la autoría
de la masacre cometida en los trenes de cercanía de Madrid en el más
impenetrable secreto de Estado?
La
significativa cita con la que voy a terminar esta entrada es de Sir
Wiston Churchill, a quien nadie podrá acusar de ser amante de
fantasías conspiranoicas, dejó escrito el siguiente comentario:
"Complot y contra-complot, engaño y traición, doblez y triple
doblez, agentes verdaderos, agentes falsos, oro y acero, la bomba, el
puñal y el pelotón de ejecución, todo ello entretejido para formar
una trama. Increíble pero verdadero. Los oficiales de alta
graduación del Servicio Secreto se deleitan buceando en estas aguas
subterráneas y prosiguiendo su trabajo con una fría y silenciosa
pasión...”
Como
vemos, no hay nada nuevo bajo el sol, excepto lo que se ha olvidado.
Por eso, para escribir la Historia del presente también es preciso
echar mano de los hechos excluidos y considerados malditos. Y en el
11-M los hechos excluidos son todos los no investigados o los que
fueron productos de burdas falsificaciones fabricadas con el único y
exclusivo objeto de ocultar la verdad.
Me parece imprescindible para mantener una esperanza de justicia y democracia que no se olvide ni la masacre, ni sus consecuencias, ni su desconocida autoría. Gracias de corazón a los que siguen esforzándose.
ResponderEliminarFernandoVI.