CARTA A UN AMIGO ACERCA DE LOS ATENTADOS DEL 11-M
“No explico nada. Exploro”
Marshall McLuhan
“No explico nada. Exploro”
Marshall McLuhan
Portadas de la prensa de Madrid |
La carta
que sigue, de la que no he alterado más que el nombre de pila del
destinatario, la escribí en abril del año 2008 y se la dirigí a un
querido amigo y grandísimo escritor, ya fallecido, como respuesta a
la que de él recibí, ásperamente crítica, reprochándome la
interpretación que le hice llegar, largo tiempo trabajada y
meditada, acerca de los atentados con explosivos que ensangrentaron
las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia de Madrid a
primeras horas de la mañana del jueves 20 de marzo de 2004.
Es mi
propósito ir rescatando de mis archivos y colocar en este blog
algunas de los trabajos que hice acerca del 11-M, cuya importancia
capital para nuestro destino como nación va cobrando perspectiva
conforme pasa el tiempo, pues estoy absolutamente convencido de que
el desgraciado periodo histórico que entonces se inició todavía no
ha concluido. Desde entonces vivimos bajo la sombra fatídicamente
alargada de aquellos abominables atentados. Como alguien escribió ya
por aquel entonces: “Desde el 11-M de 2004, todo es 11-M”.
Tal vez
no sobre decir que la manifiesta discrepancia entre mi amigo y yo no
influyó en el afecto y respeto que nos teníamos y que nuestra
amistad perduró hasta el momento mismo de su muerte.
Vaya,
pues, esta carta como introducción para solicitar la firma a la
petición dirigida al Gobierno, al Congreso y a la Audiencia Nacional
para que sea reabierta la investigación del 11-M, y que dirijo a
todos los que sigan interesados en conocer hasta el fondo la verdad
de aquel aquelarre sangriento, quienes fueron sus autores
intelectuales, aquellos que idearon, coordinaron y, finalmente, llevaron a la
práctica su fatídico plan. Porque los que ocultaron, falsearon las
pruebas y juzgaron aquellos hechos los conocemos a todos, para su
vergüenza, con nombres y apellidos. La Historia los acabará marcando y condenando de manera inapelable. Tal como merecen, por
acción u omisión, sus miserables actos.
Este es
el enlace de petición de firmas para investigar los atentados del
11-M:
La carta
anteriormente referida es la que sigue:
Querido
Jaime:
No sé si recordarás que en 1985, cuando era Director del Instituto de Cultura en Jaén, fui invitado a apoyar con mi firma un manifiesto de intelectuales y personajes locales del mundo de la cultura que sirviera de "espontáneo" apoyo a la integración de España en la OTAN., para adornar con adhesiones personales el abrupto giro dado por el socialismo triunfante, bruscamente convencido de la necesidad de entrar en una organización militar liderada por EE.UU., que hasta entonces había sido considerada, como es bien sabido, foco de todos los males del mundo mundial, tanto habidos como por haber. Por bien de la Causa (del Partido Socialista, claro) y de sus esperadas mercedes, de las que muchos siguen comiendo glotonamente todavía, algunos se metieron sus anteriores posturas por el mismísimo culo y pusieron su firma al bodrio que llamaron pomposamente (¿cómo no?) “manifiesto”. En aquella ocasión, yo fui montaraz y muy poco "urbano", léase don Manuel (1), y fiel a la postura que entonces mantenía, me negué a firmar en parte alguna. Te acordarás del precio que pagué. Desde entonces sabes que la obediencia a los poderes terrenales no es virtud que yo haya practicado, bien que te consta.
Han pasado casi dos décadas y media desde entonces. Y sin que, por supuesto, necesite que suene a vanagloria, mi postura ante todas las cosas es exactamente la misma que en aquella ocasión: de total independencia. O de independencia elevada a la enésima potencia, me atrevería a afirmar, porque he llegado a ser un descreído radical respecto a las construcciones (sobre todo teóricas) de los humanos. No afirmo que no me importen estas cosas, digo que no espero nada bueno de ellas a estas alturas de mi vida. Como Marshall McLuhan, “no explico nada. Exploro”. Y lo hago sin brújulas o mapas facilitados por los integrados en el Sistema, ni sus representantes oficiales, sean gurúes personales, cofradías, logias, iglesias o partidos políticos, ya que, para rendir la propia singladura o justificar el anclaje neuronal en alguna tranquila cala que sirva de refugio a los helados vientos de la realidad, tanto vale una ventosa como un sinapismo. Los años bien merecen re-mansos: lo que yo llamo “Ley de Desarrollo Personal o de los Tres Estadios”: a saber, Sancho el Fuerte, Sancho el Bravo y Sancho Panza.
Por todo ello, tus descalificaciones absolutas acerca de mis conclusiones acerca del 11-M me dejaron igual de absolutamente tranquilo en lo pensante. La reciprocidad de nuestro afecto dejaba a salvo todo lo demás. Desde luego, no esperaba que aceptaras mis opiniones sin rechistar, pero tampoco creía que la ira divina te poseería por mor de la ideología política. Acepto siempre que mis razonamientos sean mejores o peores y que mi elección de los hechos significativos sea más o menos adecuada. Pero ser lanzado al basurero de los impíos por motivo de haber caído en el pecado de simonía es algo que le causa extrañeza a un descreído como yo, que se ha abstenido siempre de participar en el festín de “lo políticamente” correcto y lleva la mayor parte de su vida adulta meándose fuera del orinalito normalizado. Me consuela saber que hay cosas peores. En otros latitudes o épocas me habrían acusado de “desviacionismo”, eliminado del mundo de los vivos o internado en un psiquiátrico regenerativo: como es bien sabido, no comulgar con la Versión Oficial de la Cosa es consecuencia (para no cuestionar el valor de la Cosa-en-sí) de un seguro desajuste neuronal; que uno está majareta, vamos. En contrapartida, a los creyentes os queda ante la Historia o ante el Panteón Laico la justificación y el supremo consuelo de haber dado la vida o la cabeza por el Progreso Humano, al que se accede por la Recta Vía de la Izquierda, como aprendí durante mi época universitaria en el catecismo de la inevitable Marta Hanecker, a la que Santa Lucía no le otorgó, precisamente, el don de la vista. ¡Qué le vamos a hacer, para nosotros los réprobos serán molestias e inconsistencias derivadas del hecho de seguir vivos...!
Hablando ahora sin ningún matiz irónico y en base a mi experiencia personal, puedo decir que entre los inmensos movimientos contradictorios del alma humana y, sin duda, también del inconsciente colectivo, se representan tragedias de las cuales la Historia convencional no da cuenta, como por temor a quitarle el sueño a la sociedad con la presentación de ciertos documentos, evidencias o interpretaciones de determinados hechos significativos. Sin embargo, excavar en la historia prohibida es un ejercicio muy sano para el espíritu. Uno se desprende de sus repugnancias ante lo inverosímil, que es una tendencia natural, pero que a menudo ha paralizado al conocimiento. En mi opinión, los acontecimientos tienen a menudo razones de ser que las razones del momento desconocen, y las líneas de fuerza de la Historia pueden ser tan difíciles de ver y al propio tiempo tan reales como las fuerzas de un campo magnético.
De cosecha
propia, y tocante al 11-M, sólo voy a hacerte unas reflexiones muy
poco cabalísticas, aunque se trate de números que se relacionan con
un aspecto de la sentencia no muy comentado hasta ahora. Esos números
tiene que ver con una pregunta que resulta fundamental para ver en
qué han quedado esas maravillosas investigaciones judiciales y
policiales que tan contundente respaldo han recibido en la sentencia.
La pregunta es: ¿A cuánta gente se ha condenado por el 11-M?
Dantesco panorama en la estación de El Pozo. Ya sé que duele la vista, pero es preciso reavivar la memoria y activar las conciencias |
Repaso brevemente la historia:
A lo largo de la instrucción del sumario, se detuvo a un total de 116 personas por su presunta relación con los hechos. De éstas, sólo 29 personas (9 de ellas españolas) llegaron a juicio. Los demás, un total de 87 personas, fueron exonerados de cualquier tipo de cargo. Es decir, durante la instrucción del sumario se detuvo a 87 personas no relacionadas con la trama del 11-M.
De los 29 imputados que llegaron a juicio, sólo 28 lo terminaron y de ellos 7 han resultado absueltos por el tribunal, con lo que sólo ha habido 21 condenas. Cinco de esos 21 condenados ya están en la calle, al haber cumplido la pena de prisión que se les impuso. ¿Y cuántos de los condenados lo han sido por causa de haber participado en el 11-M? Pues exactamente tres: Emilio Suárez Trashorras, Jamal Zougam y Otman El Gnaoui. Todos los demás, de un total de 18, lo han sido por diversos delitos, pero no por hechos relacionados con el 11-M.
Es decir, que el resultado de tres años y medio de investigación policial y judicial es que se ha condenado a tres personas por el 11-M: un español y dos marroquíes. El español es Suárez Trashorras, un hombre tratado medicamente por esquizofrenia diagnosticada y que saldrá en no mucho tiempo por este motivo; de los dos marroquíes (ambos con los teléfonos intervenidos antes de la masacre), ninguno es o ha sido islamista y el primero de ellos, Jamal Zougham, ni siquiera conocía al resto de los imputados, cosa que ha quedado absolutamente probada en el juicio. Aunque mi opinión no la tengas en cuenta, creo que es el más inocente ─dicho en términos jurídicos, no que personalmente lo sea─ de todos los inculpados y que ha sido elegido para apechugar con la culpa precisamente por eso, porque no es relacionable con nada ni con nadie vinculado al 11-M. O sea, que puede ser acusado y condenado impunemente sin que se produzcan efectos “colaterales” no deseados, es decir, que sea necesario adentrarse en oscuridades peligrosas que es mejor evitar.
Jamal Zougam, el falso culpable |
Te puedo asegurar que no es una acrobacia en el aire decir que si estos tres desgraciados son los responsables de la masacre, yo soy el Gran Turco. No voy a anatematizar a nadie porque se lo crea; desde luego que hay gente para todo. Pero exijo respeto cuando afirmo que a otro perro con ese hueso. Porque, como ahora se dice, “¡aquí hay tomate!”. No es de extrañar que en los titulares de urgencia publicados inmediatamente después de la masacre, la prensa internacional no centrara su atención en si la teoría de la conspiración había sido derrotada o en si las condenas eran más altas o más bajas, sino en el hecho de que el 11-M se había quedado sin cerebros, al haber sido absueltos todos los acusados de ser autores intelectuales de la matanza, ¡aunque para algunos estuviera todo claro desde el principio y, a mayor abundamiento, confirmado después de tres años de investigaciones policiales y judiciales! Según la sentencia, ni ETA, ni Al-Qaeda aparecen por ninguna parte. Que es exactamente lo mismo que yo vengo sosteniendo desde que me metí de lleno a investigar el embrollo y quedé perplejo de horror por lo que empecé a vislumbrar.
Para terminar, quiero referirme a otra cuestión que no forma parte directa de los hechos, sino que puede ser considerada como una consecuencia analítica de ellos. En mi opinión, la sentencia es producto de un pacto de Estado entre PSOE y PP para evitar una crisis política de consecuencias incalculables. Lo que más sorprende de la sentencia, una vez leída en su totalidad, es comprobar que se trata de la mejor sentencia que el Partido Popular podría esperar después de ser acusado el Gobierno Aznar de haber mentido deliberadamente. Es decir, que los populares podrían lograr sin que se proceda a cuestionar el funcionamiento de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y sus servicios de Inteligencia durante su etapa de gobierno.
Como afirma
Luis del Pino —quien, según me confesaste, no tenías el gusto de
conocer—, toda la "verdad judicial", recogida en los
sucesivos autos del juez instructor, en los diversos escritos de la
Fiscalía y en los numerosos informes policiales, ha consistido en afirmar que ETA nada tenía que ver con el 11-M; que la masacre era un atentado
yihadista provocado como represalia por la guerra de Iraq; que la instrucción del
caso había sido correcta; que las pruebas eran verdaderas y
suficientes, que los inductores eran unos personajes claramente
vinculados a organizaciones islamistas, con nombres y apellidos
precisos... Y que, por tanto, estaba claro que el PP mintió entre el
11 y el 14 de marzo, cuando se empeñaba en atribuir el atentado a
una ETA de la que no había pista alguna en las investigaciones.
Después
del juicio, sin embargo, nos encontramos con un panorama radicalmente
distinto. Con una nueva "verdad judicial" que altera de
manera llamativa la posición que antes existía. La desaparición en la sentencia de
los autores intelectuales y la eliminación de la Guerra de Iraq como
motivación de los atentados convierten al PP en el gran beneficiario
de la misma. Si el PSOE afirma "No fue ETA", el PP
tiene ahora la respuesta: "Tampoco fue Al-Qaeda". Si el
Gobierno de Zapatero dice ahora que "Todo estaba claro", el PP contesta: "No
sabemos quién fue el que dio las órdenes, lo que demuestra que hay
que seguir investigando". Si alguien acusa al PP de mentir entre
el 11 y el 14-M, la respuesta es inmediata: "Entonces mintieron
también aquellos que vincularon la masacre con la Guerra
de Iraq".
Calvo y con toga |
En resumen,
que para mí el mensaje del Tribunal no puede estar más claro o, al
menos, yo he creído interpretarlo a la perfección: el
funcionamiento de los aparatos del Estado no se discute, su policía
ni se toca y los Servicios Secretos son como los ectoplasmas de los
espiritistas, que sólo aparecen si se les convoca. Y pobre del que
lo haga, porque será sometido a escarnio público en vivo y el
rebaño entero lo pondrá en la picota. Mensaje recibido, corto y
cierro.
Desde hace mucho tiempo sé que, en la mayor parte de los casos, el conocimiento es la ignorancia envuelta en risas. Pero soy muy testarudo o tal vez pase que no tengo nada que perder. Por eso, mientras que no encuentre otras evidencias, seguiré diciendo que las cloacas del Estado no son de izquierdas ni de derechas y que por eso no hay que removerlas bajo ningún concepto, aunque nos atufen con su insoportable pestilencia. No importa que el 11-M se haya quedado sin cerebros pensantes, sin motivaciones ideológicas o religiosas y casi sin ejecutores. La gente, según sea su adscripción política, se apuntará la ganancia, los familiares de las víctimas cobrarán la morterada pagada por el Estado con nuestros impuestos y el enigma permanecerá abierto hasta que nuevos hechos vengan a remover la conformidad colectiva cuando nosotros estemos muertos y la verdad pueda ser digerida sin protectores para el estómago. ¡Qué gratificante para muchas conciencias que la “verdad legal” suplante a la verdad real, que la Justicia salga fortalecida y que las dos principales fuerzas políticas queden empatadas y exoneradas de toda responsabilidad para seguir apostando por mantenerse en el Poder, sin tener que ahondar en lo que pasó! Ni en Disneylandia, vamos. ¡Puaffffff, qué tragaderas hay que tener...! ¿O no?
Auto de Fe de la Inquisición. GOYA, Museo del Prado |
Desde hace mucho tiempo sé que, en la mayor parte de los casos, el conocimiento es la ignorancia envuelta en risas. Pero soy muy testarudo o tal vez pase que no tengo nada que perder. Por eso, mientras que no encuentre otras evidencias, seguiré diciendo que las cloacas del Estado no son de izquierdas ni de derechas y que por eso no hay que removerlas bajo ningún concepto, aunque nos atufen con su insoportable pestilencia. No importa que el 11-M se haya quedado sin cerebros pensantes, sin motivaciones ideológicas o religiosas y casi sin ejecutores. La gente, según sea su adscripción política, se apuntará la ganancia, los familiares de las víctimas cobrarán la morterada pagada por el Estado con nuestros impuestos y el enigma permanecerá abierto hasta que nuevos hechos vengan a remover la conformidad colectiva cuando nosotros estemos muertos y la verdad pueda ser digerida sin protectores para el estómago. ¡Qué gratificante para muchas conciencias que la “verdad legal” suplante a la verdad real, que la Justicia salga fortalecida y que las dos principales fuerzas políticas queden empatadas y exoneradas de toda responsabilidad para seguir apostando por mantenerse en el Poder, sin tener que ahondar en lo que pasó! Ni en Disneylandia, vamos. ¡Puaffffff, qué tragaderas hay que tener...! ¿O no?
Te juro,
querido Jaime, que no pensaba añadir ni siquiera una línea de
cosecha propia. Solamente deseaba adjuntarte tres documentos que
descubrí anteayer, elaborados por un grupo de vanguardia de la
extrema izquierda extra-parlamentaria catalana. Podrás comprobar
que en mis conclusiones estoy en compañía de gente joven y, desde
luego, situada mucho más a la izquierda que tú, ¡vaya sorpresa!, ¿no? Quizá sobre decir que no
comparto algunos elementos de sus valoraciones, aunque se trata de
cuestiones puntuales que no afectan a lo esencial: que nos han mentido respecto a todo lo que hace referencia a los atentados cometidos en los trenes de cercanía madrileños. Desde luego, puedo afirmar que de todos los análisis
del 11-M que han caído en mis manos, el del colectivo “Kaos en la Red" titulado "Todos están mintiendo" (2) y publicado el día 13 de marzo de 2006 es el que, con pequeñas salvedades, más se acerca a mis propias conclusiones.
Tras la lectura de este documento, parece evidente que, respecto a las conclusiones de estos adalides de la izquierda extraparlamentaria, tu postura está pero que muy escorada a la derecha, por oficialista y representativa del Sistema. ¡Qué le vamos a hacer! ¿Cómo voy a reprocharte que pertenezcas a la vieja guardia del siglo pasado? Ya ves, viejo amigo, que amor con amor se paga.
En fin, ¡abramos paso a la juventud analítica y con super-conciencia de
clase! La vanguardia del gran frente anticapitalista, vamos. A lo que parece, ellos y
yo marchamos juntos a la conquista del futuro. En cambio, tú quedas apalancado en la tribuna de la carcundia del Inserso, que, por
pura vinculación partidista, has llegado a confundir con tu ortodoxia izquierdista de siempre. Delirios de la edad.
Recibe un
fuerte abrazo y vete preparando para los disgustos que vienen. O, para ser exactos, que yo veo venir.
(1) La referencia es al escritor y periodista D. Manuel Urbano Ortega, que después de haber mantenido siempre una postura contraria al ingreso de España en la Alianza Atlántica, firmó el manifiesto a favor de la OTAN promovido desde la Secretaría General del PSOE de Jaén, encabezada por D. Cristóbal López Carvajal, que por aquel entonces era también presidente de la Diputación Provincial.
(2) Este documento, el primero de una serie de tres artículos elaborada por el colectivo vasco Derek Unu, ha desaparecido de las páginas de kaosenlared.com sin dejar rastro, pero los tres pueden encontrase editados en pdf en el enlace siguiente:
https://www.scribd.com/document/274068968/Colectivo-Dek-Unu-investigacion-sobre-el-11-M
No obstante, y dado que no se trata de un enlace seguro, he creído oportuno transcribir el mencionado artículo, sin cuya lectura el sentido de mi carta resulta incompleto, advirtiendo que los subrayados son míos.
Colectivo DEK UNU, 11 de marzo de 2006
No obstante, y dado que no se trata de un enlace seguro, he creído oportuno transcribir el mencionado artículo, sin cuya lectura el sentido de mi carta resulta incompleto, advirtiendo que los subrayados son míos.
11-M:
TODOS ESTÁN MINTIENDO
Colectivo DEK UNU, 11 de marzo de 2006
Publicado
por kaosenlared.com el día 13 de marzo de 2006
Han
pasado más de dos años desde el operativo criminal que causó la
muerte de 191 personas en Madrid, pero no parece que muchas personas
se estén percatando de lo que está ocurriendo. La opinión pública
del Estado español sigue dividida básicamente en dos: aquellos que
aceptan sin rechistar la versión oficial que acusa de los hechos al
“terrorismo internacional” islamista y quienes quieren creer
que, si bien pudo haber participación de integristas islámicos, ha
podido haber intervención de ETA o de adversarios políticos del PP.
Ninguna
de estas tomas de postura entre la población tiene su origen directo
en el análisis de lo acaecido aquella mañana de marzo, sino en la
actitud que tomaron las organizaciones políticas ante aquellos
hechos pocas horas después. La proximidad de las elecciones y el
bipartidismo político y social que domina la vida política española
desde hace décadas son los factores que encendieron y avivaron la
polémica. La primera versión, impulsada por el PSOE y por medios de
comunicación próximos a él (El País, Cadena SER, etc.), es la que
conseguirá mayor credibilidad social, ya que va a contar con el
importantísimo respaldo de una investigación policial y judicial
dirigida desde el principio a confirmarla. De esta “investigación”
y del correspondiente juicio saldrá una sentencia pública que habrá
de ser asumida por todos como la verdad. Las otras hipótesis
mencionadas, cuyos principales defensores son personas próximas al
PP y su constelación de medios (El Mundo, La Razón, Cadena COPE,
Libertad Digital, etc.), sólo pueden aspirar a sembrar dudas, pero
sus propagadores saben que esas dudas serán indelebles.
Existen
también algunas pocas personas, entre las que nos encontramos, que
perciben cada vez con más claridad e indignación creciente que
ninguna de esas versiones explica lo ocurrido aquel jueves 11 de
marzo. Las versiones que conocemos están contaminadas desde el
principio por los mezquinos intereses políticos de los dos grandes
partidos y en ningún caso persiguen la verdad. Y no lo pueden hacer
porque lo que ocurrió fue algo muy distinto que no puede ser
asumido públicamente por ningún representante del sistema político.
La hipótesis que nosotras manejamos prácticamente desde el
principio y que a dos años vista creemos que debe cobrar cada vez
más fuerza es que los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid y
del 7 de julio de 2005 en Londres no responden a una clave local
sino internacional, y que fueron operativos especiales efectuados con
éxito por agentes pertenecientes a un organismo al servicio de la
administración estadounidense.
PSOE
y PP: dos años de encubrimiento
•
La
hipótesis que adjudica la autoría de los atentados de Madrid a un
grupo islamista sigue haciendo aguas por los cuatro costados.
Recapitulemos:
-
En una operación ejecutada con suma perfección, una serie de
artefactos de enorme potencia estallaron casi de forma simultánea en
cuatro trenes diferentes a una hora punta y provocaron el efecto
buscado: una matanza indiscriminada de civiles. Las características
de las deflagraciones y los daños causados en los vagones apuntan a
la utilización de explosivos de carácter militar colocados en la
parte inferior de los trenes durante las horas previas. A pesar de
que nadie sabe cómo efectuaron la huida, los asesinos, tan precisos
para ejecutar su acción y sortear la vigilancia de las estaciones y
los trenes, dejaron a la vista de todos un vehículo que contenía
referencias al Islam y detonadores y que ni siquiera intentaron
esconder o destruir. Si alguien opta por creer que los representantes
de una nebulosa inconexa formada por supuestos contrabandistas
locales de explosivos, un propietario de locutorio en Lavapiés,
traficantes de drogas, chorizos de barrio y diversos confidentes
policiales de todo pelaje ejecutaron esta extraña acción por
razones que ni ellos mismos han sabido explicar, está en su derecho
de hacerlo. Puede engañarse a sí mismo, pero no le vamos a
permitir que juegue con nuestra inteligencia.
-
A pesar de su supuesta militancia política y religiosa,
curiosamente ninguno de los detenidos y procesados ha admitido su
participación en los hechos o su militancia. Esto es algo
completamente insólito para todo aquel que conozca mínimamente los
rasgos de cualquier movimiento islamista. Ni rastro del orgullo
del muyahidin: los detenidos por el 11-M no sólo no han justificado,
defendido o explicado su acción sino que han negado en todo momento
cualquier relación con lo sucedido. Ni siquiera han realizado una
defensa de sus supuestas convicciones ideológicas. Y no es que
guarden silencio, ni mucho menos: cada uno de ellos ha declarado para
defender su inocencia. Y las únicas pruebas que la policía dice
tener son afirmaciones del tipo de “existen testigos protegidos que
han reconocido a varios de ellos” (no hace falta deducir que nadie
sabe ni sabrá nunca quiénes son tales testigos), “hay huellas”
(claro que hay huellas de los detenidos y de todo el mundo en muchas
partes, pero veremos cómo ninguna está vinculada a los escenarios
concretos de los crímenes), “compraron y utilizaron móviles”, y
“W conocía a X, éste habló una vez con Y, y éste tenía
relación con Z, que es uno de los muertos en Leganés”…
-
Como consecuencia de lo anterior, los testimonios de los encarcelados
y las “pruebas” no producen una reconstrucción de los hechos. La
supuesta reconstrucción ha tenido que ser realizada de acuerdo al
guión previamente elaborado por los encargados de la
“investigación”, y en ella tiene un papel clave la operación
policial de Leganés. Los responsables policiales sabían casi desde
el primer momento que les estaba vetado acceder a los verdaderos
autores, así que necesitaban cuanto antes unos cuantos cadáveres
que sirvieran como cabezas de turco: si se anunciaba que la autoría
material correspondía principalmente a unos terroristas que se
habían inmolado, sería mucho más sencillo cerrar posteriormente el
caso.
-
En la Comisión de Investigación creada en las Cortes los
responsables policiales negaron la autoría de “Al Qaeda” y se
inclinaron por acusar a otra entelequia islamista. Pero, de hecho,
nadie ha podido certificar la autenticidad de ninguna de las
supuestas reivindicaciones, y no se ha podido vincular a ningún
detenido con ellas.
•
Las
hipótesis sostenidas por los sectores de la extrema derecha (el PP y
su órbita mediática) tampoco alcanzan el menor grado de
verosimilitud:
-
Insinuar a estas alturas la participación de ETA sólo puede
provocar vergüenza ajena, más aún cuando los dirigentes del PP,
incluidos sus responsables de interior, son buenos conocedores de la
realidad de ETA y por tanto saben perfectamente que esa relación no
existe. Ni una sola de las características de los atentados de
Madrid puede remitir a la intervención de la organización vasca, y
por ello los esfuerzos por relacionarla con el 11-M han desembocado
en la nada. Lo mismo ha ocurrido con las insinuaciones que algunos de
esos sectores han realizado respecto a la posible complicidad de
gobiernos como el marroquí o el francés; en realidad, la única
razón por la que recelan de ambas administraciones es que las
relaciones de éstas con el gobierno de Aznar no eran buenas, pero no
han sabido ir más allá y tampoco han podido relacionar a ambos
países con el 11-M.
-
La acusación de que los autores de los atentados querían provocar
un cambio en el gobierno es una patética estratagema que entre otras
cosas pretende vincular al PSOE con las bombas y maquillar los
terribles errores del gabinete de Aznar. Esta acusación la sostiene
el PP desde poco después de la victoria socialdemócrata en las
elecciones, pero en ningún momento la formuló entre el 11 y el 14
de marzo. Y es que, como bien sabe el PP, la derrota electoral no fue
producto de los atentados, sino de la movilización de un sector de
la población que decidió votar PSOE para sacar a un gobierno que
una vez más hacía uso de la mentira como instrumento político. Lo
que llaman “vuelco electoral” había comenzado antes del 11 de
marzo: el PP, que disfrutaba de mayoría absoluta, estaba realizando
una pésima campaña y el día 10 de marzo algunas encuestas
señalaban que ambos partidos estaban en posiciones muy igualadas. En
esas circunstancias, la obsesión contra ETA se convirtió en un
boomerang letal para el PP: si en lugar de enredarse en la
manipulación informativa el PP hubiera reaccionado ante el atentado
con serenidad quizás Mariano Rajoy sería hoy presidente del
gobierno español con una mayoría más holgada que la que le
pronosticaban las encuestas de inicio de campaña. Una de las
propiedades aparentemente contradictorias del terrorismo
indiscriminado en las sociedades occidentales es la de fortalecer al
sistema imperante: recordemos que la actitud del primer ministro
conservador australiano le permitió conseguir la mayoría absoluta
tras el atentado de Bali en el que murieron decenas de sus
compatriotas, y la amenaza terrorista también fortaleció en su
momento a Bush y a Blair.
-
Las elucubraciones del entorno del PP no buscan esclarecer los
hechos, sino atacar al PSOE. El PP es muy consciente de que la
versión oficial, como no puede ser de otra manera, está llena de
agujeros. Esa es la munición que usa y va a seguir usando en su
ajuste de cuentas con aquellos que le “arrebataron” el poder
político. Es abyecto que esta extrema derecha diga que quiere saber
la verdad. Aunque sea una obviedad, hay que recordar que el PP era
el partido en el gobierno antes, durante y después de la masacre, y
ese gobierno, como confirmó Aznar posteriormente, accedió a los
informes que le facilitaron los servicios secretos del Estado. El
PP no debe pedir la verdad, sino decir lo que sabe, pero podemos dar
por hecho que nunca lo hará: sólo pretende zarandear al gobierno
actual de cara a las próximas elecciones.
Lo
que nadie quiere contemplar
-
Las únicas acciones terroristas en Europa comparables a las
ocurridas en los últimos años en Madrid y Londres son las masacres
de civiles ocurridas en Italia desde finales de los años 60 hasta
casi la mitad de los años 80 del siglo XX, y que provocaron
alrededor de 150 muertos. Años más tarde una investigación oficial
italiana concluyó que la “red Gladio” fue la autora de muchas de
estas masacres dentro de la estrategia de la tensión encaminada a
destruir el peligro comunista en Italia, y que esta red estaba
vinculada a personas que trabajaban para la Agencia Central de
Inteligencia de EE.UU.
-
Las masacres de Madrid y Londres, y con toda seguridad algunas otras
que han ocurrido en diferentes partes del mundo, sólo pueden
explicarse en el marco de la estrategia política internacional del
bloque dirigido por EE.UU. y sus aliados (principalmente Gran Bretaña
e Israel). Esta política utiliza como eje la “lucha contra el
terrorismo” y sus objetivos principales son la ampliación,
cohesión y control interno del bloque y el mantenimiento de su
hegemonía militar, política y económica en las zonas estratégicas
del globo. Estos operativos especiales cumplen en este esquema la
función de hacer presente al supuesto enemigo.
-
Es necesario investigar la relación del operativo de Madrid con un
simulacro de atentado de la OTAN que estaba realizándose durante
aquellos días en otro punto de Europa con una estimación de 200
muertos. En Londres una empresa privada estaba realizando un ensayo
antiterrorista en el mismo momento y lugar en que explotaron las
bombas del 7 de julio del pasado año. Ambos ensayos, siendo
diferentes, pudieron servir de cobertura para perpetrar las masacres.
-
A pesar de que en 2004 era una de las capitales del mundo con mayores
recursos y efectivos destinados a la lucha antiterrorista, el
atentado se perpetró en Madrid entre otras cosas porque los
criminales disponían de infraestructuras y podían moverse sin
dificultades y porque la participación del Estado español en la
ocupación de Iraq apuntalaría la hipótesis islamista, como así ha
sido. Esta última razón también se tuvo en cuenta al elegir
Londres como objetivo un año más tarde. De esta forma, cada uno de
los “tres de las Azores” ha tenido en su propio territorio un
atentado indiscriminado contra civiles (2001, 2004, 2005).
-
Los organizadores del operativo no comunicaron su ejecución al
gobierno local. El gobierno español, a pesar de ser aliado, no debía
estar al tanto del asunto porque eso conllevaba riesgos. De
cualquier forma, el lugar del atentado, las características de éste,
el carácter simbólico de la fecha (día 11, a dos años y medio
exactos del 11-S) y la furgoneta con los versículos coránicos y
detonadores eran claves que se facilitaron para que el gobierno local
reaccionase correctamente a la agresión terrorista. Además,
durante durante las horas inmediatamente posteriores a la matanza
servicios secretos de otros países (incluidos, por supuesto, los
estadounidenses) advirtieron a sus homólogos españoles cuál era la
dirección que debían tomar en la investigación. El PP se
percató pronto de lo que ocurría pero no supo actuar con agilidad;
sin embargo, el efecto colateral de la discusión interna no supuso
un contratiempo para los asesinos y ha contribuido hasta hoy a
ocultar la verdadera autoría. Por lo demás, a la postre se ha
demostrado que el gobierno del PSOE sigue en lo fundamental a las
órdenes del comando central del Imperio: por un lado España sigue
apoyando a EE.UU. política y militarmente en multitud de frentes
(Haití, Afganistán…) y colabora de facto en la ocupación iraquí
(forma a la policía del régimen creado por los ocupantes); por otro
lado, EE.UU. mantiene relaciones fluidas con el gobierno español y
Condolezza Rice acaba de dar su apoyo a la idea de la “alianza de
civilizaciones” formulada por Zapatero.
-
Los objetivos de los asesinos se han cumplido: los atentados de
Madrid y Londres se efectuaron con éxito, prácticamente nadie
parece haber detectado su verdadera autoría y sus efectos políticos
en la Unión Europea y en otros países son perfectamente visibles
en las políticas internas, en los cambios de legislación y en la
continuidad de la cuestión antiterrorista como prioridad social y
política de las diferentes cancillerías.
-
Los dirigentes del PP, el gobierno del PSOE y las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado no han sido culpables ni cómplices
de los asesinatos, pero con el tiempo se han convertido en
encubridores y protectores de los criminales: es obligado pensar que
tras el 11-M los máximos representantes políticos del PP y del PSOE
obtuvieron información sobre lo que pudo haber pasado a través de
la policía y de los servicios secretos. Sin embargo, por evidentes
razones de Estado ocultaron la verdad, de forma que siguiendo las
orientaciones facilitadas por servicios vinculados a los asesinos,
tuvieron que zurcir apresuradamente una rocambolesca historia que
apuntara al islamismo radical como culpable.
-
Con el ánimo de cerrar el caso herméticamente y de aparentar que no
podía quedar un resquicio para la duda, los responsables policiales
y judiciales exageraron el resultado de la “investigación” hasta
lo grotesco: 80.000 folios de sumario, 116 imputados, 400 “pruebas”
y 200 perfiles de ADN. Pero atención: aunque pueda parecer
increíble, a pesar de este gigantesco volumen de información que
constantemente se filtra a los medios la policía reconoce que “falta
mayor concreción en determinar todo lo relacionado con la
planificación”… No hay que ser un lince para deducir que la
supuesta mochila que no estalló, el uso de móviles, el artefacto
del AVE, la cinta de video junto a la mezquita, la operación de
Leganés, la implicación de una red de tráfico de explosivos desde
Asturias y absolutamente TODOS los demás aspectos de la
“investigación” oficial no son sino colosales patrañas cuyo
único objetivo es ocultar la verdadera identidad de los criminales y
fabricar una explicación aceptable para la opinión pública. El
tiempo demostrará que ni las personas que se dice que murieron en el
piso de Leganés (¿quiénes eran?, ¿qué se hizo con ellos?, ¿qué
se inhumó hace sólo unas semanas en los nichos del cementerio de
Leganés?) ni ninguno de los detenidos tiene nada que ver con la
comisión de los atentados. El carácter de confidentes y
delincuentes comunes de algunos de éstos se explica simplemente por
la necesidad que tenía la Policía de recolectar “culpables”
entre delincuentes que podían ser procesados por otros motivos y que
por tanto no iban a quedar libres rápidamente. El PP, a pesar de
sus titubeos iniciales, contribuyó decisivamente a la construcción
de esta explicación oficial. Precisamente por eso sabe que es una
teoría con los pies de barro y ahora, en el colmo de la abyección y
la hipocresía, no tiene escrúpulos en usarla como arma arrojadiza
contra el gobierno (“queremos saber quién ha sido por dignidad
nacional”, dicen), con la confianza que da tener la certeza de que
el PSOE también debe obediencia a los criminales y que no puede dar
marcha atrás.
Un
nuevo orden
En
el reverso de las monedas de dólar, además de la fecha de
nacimiento de Estados Unidos y de diversos símbolos, hay una
inscripción que reza así: “Novus Ordo Seclorum”. Joe Vialls,
desde Estados Unidos, vinculó en un artículo los atentados de
Madrid a una supuesta organización estadounidense que llevaría ese
nombre, pero no se conocen pruebas que confirmen ese dato. Sin
embargo, sí existen indicios muy importantes que vinculan los
operativos de Madrid y Londres con el mando central del Imperio.
En
todas las guerras hay vencedores y vencidos, y la Guerra Fría fue
ganada por EE.UU. El comunismo ha perdido por ahora la categoría de
principal adversario y las condiciones que justificaban aquel
conflicto han desaparecido, pero la administración norteamericana y
sus aliados han trabajado desde entonces sin descanso para definir un
nuevo enemigo de nuestra civilización: el terrorismo islamista. Y
ante la inactividad en suelo europeo de ese enemigo fantasmal, la
administración imperial no ha dudado en realizar un par de
operaciones especiales que personificaran el Mal ante los ojos de una
aturdida población. El objetivo no habría sido otro que colocar
la estrategia de la “guerra contra el terrorismo internacional”
como punto central en las agendas de los países europeos, de forma
que se produjeran, entre otros, los siguientes efectos: modificación
de legislaciones antiterroristas, progresivo recorte de libertades
sociales y políticas y dependencia de la política internacional
europea hacia el liderazgo mundial de EE.UU. Esto es exactamente
lo que ha ocurrido en los últimos años.
Descubramos
a los asesinos
La
vía hacia la consolidación del nuevo orden continúa mientras los
movimientos pacifistas y antiimperialistas europeos no son capaces de
reaccionar. La mayor parte del movimiento pacifista y
antiimperialista ha demostrado carecer de honestidad e inteligencia
política. Su única respuesta ante la descomunal manipulación de
las autoridades ha sido el silencio, cuando no el alineamiento en el
sector socialdemócrata de la infamia. Y aunque hay quien intuye que
la extrema derecha no ha sido la única que ha mentido, hemos
preferido tragar todos los anzuelos antes que pensar por nosotros
mismos y actuar en consecuencia. El ejercicio del derecho a
autoengañarnos y el temor al vacío han adquirido prioridad frente a
cualquier otra cosa, y, junto a la mentira, el único vencedor ha
sido el modelo político que responde a un sistema y dos partidos.
De
todos modos, tampoco basta con encajar las piezas. Aunque ni los
políticos, ni los jueces, ni los medios quieran hacerlo, necesitamos
pruebas materiales que confirmen lo que cada vez más personas
sospechan que ocurrió. Es por ello que hacemos un llamamiento a todo
el mundo, y especialmente a los trabajadores y ciudadanos de Madrid,
para que intenten obtener información. Es preciso saber si hubo
movimientos no habituales en torno a las cocheras de los trenes los
días previos a los atentados, especialmente la noche del 10 al 11 de
marzo de 2004. ¿Observó algún trabajador la irrupción de
efectivos de seguridad o de otro tipo en las instalaciones? ¿Alguien
sabe de la realización de una inspección o revisión extraordinaria
durante las horas previas a los atentados? ¿Las personas que
trabajaban aquella mañana controlando la circulación de los trenes
percibieron algo llamativo antes de las 7:30? ¿Existe la posibilidad
de acceder a declaraciones de personas relacionadas de alguna manera
con los sucesos de Leganés (policías, efectivos de bomberos,
vecinos…)? ¿En esos testimonios aparecen contradicciones respecto
a la versión oficial? ¿Qué información existe sobre el GEO que
supuestamente murió, fue inhumado, desenterrado, quemado y
posteriormente incinerado por la familia?
En cualquier otro caso diríamos que las personas que tuvieran nuevos datos sobre los sucesos deberían hacerlos llegar al juez; sin embargo, en este caso, y ante el papel de encubridores que juegan las instituciones policiales y judiciales, creemos que esos datos deben hacerse públicos. Es comprensible que algunos representantes de las víctimas deseen que el actual sumario se cierre cuanto antes, pero el dolor no puede cegarnos ante la farsa: por más que se quiera entronizar el papel de la Audiencia Nacional –la misma que acaba de calificar el asesinato de José Couso como “acción de guerra” y que ha exculpado a sus asesinos– no habrá justicia para las víctimas si se condena a a una perpleja multitud de árabes inocentes.
Aunque estamos plenamente convencidos de que los hechos no sucedieron como unos y otros dicen que ocurrieron, no somos tan ingenuos como para pensar que alguien va a confesar lo que realmente sabe. De hecho, es muy probable que pasen décadas antes de que las versiones oficiales comiencen a desmoronarse a los ojos de la opinión pública. En un país en el que, por ejemplo, se sigue aceptando con infantil ingenuidad la versión oficial de lo sucedido el 23 de febrero de 1981, es muy difícil encontrar personas con arrestos para investigar hechos de la magnitud de los de Madrid. Pero dada la importancia de lo ocurrido y la trascendencia de conocer la verdad, queremos hacer un llamamiento a luchar contra la cobardía. Dejemos de autoengañarnos, destruyamos las mentiras de la policía, de los jueces, de los principales partidos y de los medios de comunicación e intoxicación que sólo funcionan como correas de transmisión de los grandes partidos y denunciemos de una vez a los asesinos y a todos sus encubridores. Que nadie en el futuro pueda acusarnos de haber permitido con nuestra inacción el triunfo de la barbarie imperialista.
En cualquier otro caso diríamos que las personas que tuvieran nuevos datos sobre los sucesos deberían hacerlos llegar al juez; sin embargo, en este caso, y ante el papel de encubridores que juegan las instituciones policiales y judiciales, creemos que esos datos deben hacerse públicos. Es comprensible que algunos representantes de las víctimas deseen que el actual sumario se cierre cuanto antes, pero el dolor no puede cegarnos ante la farsa: por más que se quiera entronizar el papel de la Audiencia Nacional –la misma que acaba de calificar el asesinato de José Couso como “acción de guerra” y que ha exculpado a sus asesinos– no habrá justicia para las víctimas si se condena a a una perpleja multitud de árabes inocentes.
Aunque estamos plenamente convencidos de que los hechos no sucedieron como unos y otros dicen que ocurrieron, no somos tan ingenuos como para pensar que alguien va a confesar lo que realmente sabe. De hecho, es muy probable que pasen décadas antes de que las versiones oficiales comiencen a desmoronarse a los ojos de la opinión pública. En un país en el que, por ejemplo, se sigue aceptando con infantil ingenuidad la versión oficial de lo sucedido el 23 de febrero de 1981, es muy difícil encontrar personas con arrestos para investigar hechos de la magnitud de los de Madrid. Pero dada la importancia de lo ocurrido y la trascendencia de conocer la verdad, queremos hacer un llamamiento a luchar contra la cobardía. Dejemos de autoengañarnos, destruyamos las mentiras de la policía, de los jueces, de los principales partidos y de los medios de comunicación e intoxicación que sólo funcionan como correas de transmisión de los grandes partidos y denunciemos de una vez a los asesinos y a todos sus encubridores. Que nadie en el futuro pueda acusarnos de haber permitido con nuestra inacción el triunfo de la barbarie imperialista.
Madrid,
11 de marzo de 2006.
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