viernes, 15 de mayo de 2015

   OTAN: LA BANDA ESTÁ BORRACHA


A pesar del descarado apoyo del gobierno de Erdogan a los yihadistas del Estado Islámico, sin el cual son difícilmente explicables sus éxitos contra el bien pertrechado ejército de Bashar Al-Assad, los países miembros de la Alianza Atlántica no han mostrado empacho alguno para encontrarse en Turquía. El pasado martes día 13 tuvo lugar el inicio de las dos jornadas que han reunido en la ciudad costera de Antalya a los altos mandos de la OTAN, presididos por su secretario general, el noruego Jens Stoltenberg, y a los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros de la Alianza con la finalidad principal de preparar la agenda de la cumbre de 2016 en Varsovia.

Jens Stoltenberg posa junto a los ministros
de Exteriores de los Estados miembros de la OTAN,
durante la tradicional foto de familia.

En la apertura de la reunión, el secretario general de la OTAN, ha coincidido con Kerry (¿cómo no?) al afirmar ante los periodistas que la Alianza Atlántica debe hacer más para luchar contra el Estado Islámico y, siguiendo el guión de satanizar nuevamente a Vladimir Putin para mantener la nueva Guerra Fría declarada por Obama, ha instado a que cese la integración en Rusia de Crimea, aunque no ha ha dicho nada, como también es natural, de las acciones de desestabilización e injerencia permanente de la OTAN en Ucrania, que provocaron el derrocamiento de su último gobierno democrático, presidido por Viktor Yakunovich, y la situación de división y guerra generada, que hace presagiar todavía peores males de cara al inmediato futuro.



No hace falta enumerar los grandes problemas que Europa debe afrontar en estos momentos, desde el insostenible polvorín ucraniano a la creciente desestabilización de Afganistan, pasando por la terrible embestida que supone el yihadismo terrorista del Estado Islámico para que Siria siga existiendo como nación, desde que los dirigentes de Washington decidieron convertirla en otro Irak, así como el caos imperante en Libia desde cuando estos mismos países de la Alianza Atlántica siguieron las órdenes de Washington para hacer desaparecer a sangre y fuego el régimen de Muhammar El-Gadafi, guiados por la voluntad de repartirse los yacimientos libios de petróleo y gas natural, con la terrible consecuencia de producir la catástrofe humanitaria que alimenta esa inacabable oleada de inmigrantes que un día sí y el otro también dejan sus vidas en las aguas mediterráneas en su intento desesperado de escapar del infierno y llegar a las costas europeas.





Los párrafos que anteceden no son más que el marco referencial para encuadrar las imágenes del vídeo en el que puede verse cómo los representantes de un poder del que depende la vida o la muerte de centenares de millones de personas aprovechan sus encuentros “de trabajo” por la causa de la paz para organizar parrandas en las que, con la falsa euforia que produce la excesiva ingesta de alcohol, proclaman a grito pelado su obscena creencia de ser los los dueños del mundo, mientras corean la célebre canción de Michael Jackson “We are the world”: “Nosotros somos el mundo”, por si alguien no entiende el inglés.

Los ministros de Exteriores,  junto al secretario general de la OTAN
 y la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.



Vean y pásmense con el vídeo (PINCHAR AQUÍ). Produce muchísimo miedo pensar en manos de qué gente estamos y, sobre todo, comprobar cada día la ignorancia de la mayor parte de la gente que, viviendo en la inopia, cree a pie juntillas la versión de los asuntos internacionales que nos ofrecen unas agencias de información controladas por esta banda y sometidas a los dictámenes de la propaganda que presentan como información fidedigna.


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