GRECIA
HACE HISTORIA
Por
Carlos Alfredo Dávila
“…la
verdadera política es exactamente lo contrario:
es el arte de lo
imposible, cambia los parámetros
de los que se
considera posible en la situación existente.”
Slavoj Zizek
El pasado domingo 5 de julio Grecia tuvo una cita con la Historia, una cita que tendrá enormes repercusiones en Europa y que marcará el mundo de los próximos años. La continuidad del gobierno de Ángela Merkel en Alemania, el futuro de las elecciones generales en España del próximo año, el futuro del proyecto de integración de la Unión Europea y el posible resurgimiento de la izquierda en Europa dependían en mayor o menor medida del resultado de esta cita.
El referéndum
convocado valientemente por el primer ministro Alexis Tsipras, electo
apenas el pasado enero, se trataba de una consulta simple (pero
crucial) para un país devastado por la crisis económica: aceptar o
rechazar las condiciones del plan de rescate financiero presentado
por sus acreedores internacionales. Dicho plan de ayuda implicaba que
el gobierno griego siguiera con las políticas de “austeridad”
que el Fondo Monetario Internacional (como de costumbre) y el Banco
Central Europeo han estado imponiendo a los países en crisis como
condición para acceder al crédito: recortes al gasto social,
recortes a las pensiones, retracción de derechos laborales,
impuestos sobre el consumo de productos de primera necesidad y
privatización de bienes nacionales. La misma Grecia había estado
adoptando este tipo de políticas en los gobiernos anteriores, las
cuales sólo sirvieron para profundizar la crisis hasta llegar a
niveles de verdadera tragedia humanitaria.
Para un nuevo gobierno
que asume las riendas de un país en bancarrota, la situación era
extraordinariamente difícil: aceptar las condiciones del rescate
europeo y traicionar todas las promesas de campaña, con las que
llegó al poder apenas hace unos meses; o negarse y empezar un
periodo de gobierno aislado políticamente, sin acceso al crédito y
en quiebra. Seguir las medidas impulsadas por el FMI, BCE y el resto
de sus acreedores no estimularían a la economía griega para
recuperarse. Como han advertido economistas como Piketty, Krugman o
Stiglitz, sin inversión ni gasto público no cabe generar empleo, ni
consumo, ni se incentiva la actividad económica, mientras que las
privatizaciones hipotecarían el futuro de las nuevas generaciones de
griegos durante décadas, como ya se ha hecho en países como México.
Tras varias reuniones
en las que se buscó llegar a un acuerdo con las instituciones
europeas para renegociar la impagable deuda equivalente al 130% del
PIB griego, los acreedores no dieron su brazo a torcer; permitir a un
país salir adelante sin anteponer los intereses de los bancos y
aprobar las reformas neoliberales del FMI sería un ejemplo peligroso
para el resto del mundo. Ejemplo especialmente peligroso para los
demás países periféricos de la Unión Europea que están en
situaciones similares (e incluso para América Latina). Ante este
contexto queda claro que la postura de las instituciones europeas y
del FMI no es sólo económica, sino
eminentemente política.
De hecho, ya se había sentado un precedente similar hace un par de años, aunque con menos reflectores, en Islandia cuando tras la crisis de 2008 se negó a aceptar las condiciones iniciales del FMI para su rescate, dejó quebrar a los bancos y rechazó los recortes y las políticas de austeridad. Actualmente el país está en vías de crecimiento del 2.7% anual y ha reducido la tasa de desempleo hasta el 4%, a pesar de la considerable deuda que aún tiene. Aunque el FMI se ha visto obligado a reconocer el éxito de Islandia siguiendo todo lo contrario a sus recomendaciones, sus dirigentes, junto con un buen número de economistas y gobernantes, se niegan a pasar la página del dogma de la economía neoliberal de los 80’.
En medio de la complicada situación, el gobierno de Tsparas aguantó firme la presión del ultimátum de sus acreedores y sin rendirse dio una lección de audacia, de astuacia política y de democracia: someter la decisión a consulta popular. El 27 de junio anuncia su resolución dirigiéndose en un mensaje televisado al pueblo griego:
"Durante este difícil período de negociaciones nos han pedido implementar unas medidas que el pueblo griego ha rechazado categóricamente en las elecciones pasadas. Sin embargo, ni por un momento pensamos en
rendirnos, eso sería traicionar su confianza. (…)
"Compañeros griegos, al chantaje del ultimátum que nos pide aceptar severas y degradantes medidas de austeridad sin fin y sin perspectiva de recuperación social y económica, yo les pido responder de una forma soberana y digna, como la historia de Grecia demanda. (…) Al autoritarismo y la áspera austeridad, nosotros responderemos con democracia, de manera calma y decisiva. Grecia, la cuna de la democracia mandará una respuesta democrática que resonará en Europa y en el mundo.”
"Compañeros griegos, al chantaje del ultimátum que nos pide aceptar severas y degradantes medidas de austeridad sin fin y sin perspectiva de recuperación social y económica, yo les pido responder de una forma soberana y digna, como la historia de Grecia demanda. (…) Al autoritarismo y la áspera austeridad, nosotros responderemos con democracia, de manera calma y decisiva. Grecia, la cuna de la democracia mandará una respuesta democrática que resonará en Europa y en el mundo.”
A pesar de las
campañas del miedo que instaban al pueblo griego a aceptar las
condiciones, la respuesta fue un “NO” lleno de dignidad y de
orgullo. Resulta evidente que las complicaciones que habrá de
afrontar el gobierno griego son enormes. En los próximos días se
definirá si esta resolución conducirá o no a la salida del euro y,
por consiguiente, a las gigantescas complicaciones de relanzar una
moneda nacional en medio de una economía en crisis. Las arcas del
Estado siguen prácticamente vacías y para un gobierno entrante, con
cuatro años por delante, el panorama no es en absoluto alentador.
Sin embargo, el respaldo popular al programa de soberanía y de
economía social de Tsipras le da una fuerza de legitimidad
imprescindible para empezar a trabajar durante los primeros meses,
que serán los más duros.
Si el joven gobierno
griego tiene éxito o fracasa está por verse. Por lo pronto, ya han
hecho lo impensable: someter los intereses de los capitales
internacionales y los sectores financieros a la soberanía popular. Y
eso, tendrá consecuencias enormes para el mundo de los próximos
años.
Celebración en Plaza Syntagma de que ha ganado el NO en todas las regiones de Grecia |
Acerca del autor
Carlos Alfredo
Dávila es becario del Institut d’Études Politiques de Rennes y
dentro de un semestre se graduará en la licenciatura de Ciencias
Políticas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey, México.
Conocí al autor de
este artículo hace escasas semanas. Como la tarde romana era
calurosa, busqué refugio en el frescor de la Basílica de Santa
Maria degli Angeli e dei Martiri, que, pese a su pasmosa arquitectura
interior, restaurada por Miguel Ángel, está fuera de los
itinerarios de las hordas turísticas que invaden tantos lugares de
la Ciudad Eterna. Fue en el patio adjunto a la basílica, gracias al
maravilloso don compartido de nuestra lengua común, trabé amigable
conversación con dos jóvenes estudiantes mexicanos, Carlos Alfredo
y Brandon.
Si ya me sorprendió
que procediesen de París y, más todavía, encontrarlos en aquel
lugar, no menos fue que coincidiéramos en apreciar el contraste
entre la frialdad parisina y la suntuosa calidez romana. No tardamos
en darnos cuenta que otras muchas cosas teníamos en común: ambos
eran estudiantes de Ciencias Políticas y yo hace años que impartí
esa materia en la Universidad de Málaga. Dicho esto, se comprende
que el interés de ambos por las circunstancias políticas, sociales
y económicas por las que España atraviesa se correspondiera con
el mío respecto a la actual situación latinoamericana, en general,
y mexicana en particular.
Apuramos la conversación todo lo que pudimos y tras la foto para el recuerdo, nos separamos. En el día de ayer Carlos Alfredo tuvo la gentileza de enviarme el artículo que antecede y, tras su consentimiento, he procedido a insertarlo en este blog, en la certeza de que su magnífica síntesis, publicada en “El Periódico de Saltillo”, servirá para mejor entender la la crisis griega, tan sectaria e interesadamente manipulada por estos pagos. Al fin y al cabo, tal vez sea cierta aquella preciosa frase de Theilard de Chrdin, cuando escribió que “todo lo que sube, converge”.
Apuramos la conversación todo lo que pudimos y tras la foto para el recuerdo, nos separamos. En el día de ayer Carlos Alfredo tuvo la gentileza de enviarme el artículo que antecede y, tras su consentimiento, he procedido a insertarlo en este blog, en la certeza de que su magnífica síntesis, publicada en “El Periódico de Saltillo”, servirá para mejor entender la la crisis griega, tan sectaria e interesadamente manipulada por estos pagos. Al fin y al cabo, tal vez sea cierta aquella preciosa frase de Theilard de Chrdin, cuando escribió que “todo lo que sube, converge”.