SIRIA: EL SINIESTRO PAPEL DE FRANCIA
El primer ataque
contra Libia fue realizado por un avión francés al atacar un
vehículo militar del ejército libio. Fue el pistoletazo de salida
para derrocar el régimen de Muammar el Gadafi, tal como fue
anunciado a bombo y platillo por el Ministerio de Defensa de Francia el día 21 de marzo de 2011. Los horrores que vinieron a continuación
ya lo sabemos: bombardeos indiscriminados por los aviones franceses y
británicos de la OTAN, matanza de decenas de miles de civiles, la
partición del país, un regreso al tribalismo representado por las
bandas armadas que pululan por doquier y un caos generalizado que,
tras destrozar la nación con mayor renta per cápita de África, la
prensa occidental se ha puesto de acuerdo en denominar "Estado
fallido", como si en vez de haber sido objeto de una agresión
exterior minuciosamente calculada y realizada, la destrucción de
Libia hubiera sido producida por un "tsunami" imprevisible
o por cualquier otra hecatombe natural. Desde la caída del régimen de El-Gadafi,
la avalancha de emigrantes y refugiados que procedentes de las costas
libias se lanzan al mar para llegar a las costas italianas es una
catástrofe absoluta que ha convertido al Mediterráneo en la mayor
fosa de cadáveres del planeta y que no lleva trazas de disminuir
mientras en Libia siga el desgobierno absoluto que las naciones vinculadas a la OTAN han ocasionado siguiendo las directrices de Washington.
El provocado "estado-fallido" libio, el recrudecimiento de la guerra tribal, la
pérdida de bienestar social y el auge del islamismo radical,
demuestran que la realidad no era la que nos vendieron Obama,
Cameron, Sarkozy o Zapatero, cuya justificación de la guerra “por
razones humanitarias” para liberar al pueblo libio de su dictadura
no fue más que una propaganda llena de mentiras. La situación de
Libia sigue empeorado en términos de inseguridad y pobreza, mientras
que la existencia de milicias armadas impide la estabilización del
país y la ausencia de seguridad en las fronteras es
aprovechada por las redes de tráfico ilegal de personas y por el
terrorismo yihadista alimentado por Occidente. Y es que, por desgracia, el demonizado coronel
tenía razón cuando advirtió durante el conflicto que la aniquilación
de su régimen conduciría al incendio del Mediterráneo y al auge del
islamismo radical en la región.
Después de haber
jugado Francia un papel protagonista en la destrucción de Libia,
acuciado por las pésimas previsiones electorales para 2012, Sarkozy
necesitaba un golpe de efecto que le permitiera subir en las
encuestas, por lo que decidió seguir su papel de ejecutor principal
al servicio de la estrategia decidida por Washington. El primer
testimonio fehaciente de cuáles eran los planes respecto a Siria del
pequeño Napoleón data del 6 de septiembre de 2011, cuando recibió
en el Palacio del Elíseo a Su Beatitud Bechara Boutros al-Rahï,
Cardenal Patriarca Maronita de Antioquía. En la tensa y tormentosa
reunión adelantó dos hechos cruciales a la máxima autoridad de la
principal iglesia oriental vinculada a Roma: que la guerra contra
Bashar al-Assad estaba decidida y que se impondría en el poder a los
Hermanos Musulmanes. En concordancia con esta postura de firmeza
mostrada por un alto representante de la Iglesia, en la última
semana de febrero de 2013, en los difíciles momentos finales de su
pontificado, el Papa Benedicto XVI tuvo suficientes arrestos para
negarse a recibir en el Vaticano a los representantes de la oposición
siria, pese a las fuertes presiones del embajador de Francia ante la
Santa Sede, Bruno Jouber. La Secretaría de Estado vaticana alegó
que el Papa no podía recibir a una delegación en la que estaban
integrados grupos yihadistas responsables de los ataques contra los
cristianos de Siria.
Bechara Boutros Al-Rahï, Cardenal Patriarca de Siria y arzobispo de Antioquía |
Cuatro meses después
de haber soportado las iras del cardenal católico-maronita, Sarkozy
anunció a la cúpula militar sus planes bélicos contra Siria el 4 de
enero de 2012, durante la presentación de sus felicitaciones del Año Nuevo a las Fuerzas Armadas. En aquella ocasión ya echó mano de la
retórica que viene siendo habitual: acusó al gobierno sirio de
haber desencadenado una bárbara represión, exigió la dimisión de
su homólogo sirio Bashar al-Assad y reclamó a la comunidad
internacional que asumiera sus responsabilidades, es decir, que interviniese militarmente en Siria para derrocar al gobierno de
Damasco. El personaje del que se valió el presidente de la República
para mover los hilos fuera de Francia fue Alain Juppé, quien en 2004
había sido condenado por la justicia francesa a catorce meses de prisión y a un año de inhabilitación por corrupción, tiempo que pasó de vacaciones en Canadá. Cuando este dechado de honestidad fue
rescatado del infierno político por Sarkozy, los medios de
comunicación occidentales olvidaron su pasado en un ejercicio de
desmemoria que evidencia su subordinación a los poderes políticos
de los que se alimentan.
Ratificando la
voluntad de proseguir la agresión emprendida contra Siria, el 17 de
febrero, Nicolas Sarkozy y David Cameron firmaban una declaración
común en la que, entre otras cosas, se declaraba que “Francia y el
Reino Unido subrayan que las personas responsables de los actos de
violencia en toda Siria no deben dudar de que llegará el día en que
tengan que responder por sus actos. Francia y el Reino Unido
reafirman su determinación de hacer que se recojan debidamente
elementos probatorios sobre los crímenes con el fin de que las
personas que ordenaron o cometieron atrocidades tengan que rendir
cuentas”. Conviene subrayar que, a falta de obligaciones
establecidas a través de tratados pertinentes, la guerra emprendida
por el presidente Sarkozy y su gobierno constituía un acto sin
precedente en la historia de la V República, ya que violaba el
artículo 35 de la Constitución de Francia, constituyendo un crimen
de Estado que caía dentro de la jurisdicción penal del Tribunal de
Justicia de la República (artículo 68).
A los pocos día de la
declaración conjunta franco-británica, durante la toma de un
bastión yihadista en el barrio de Baba Amro, en Homs, el ejército
sirio hizo más de mil quinientos prisioneros, en su mayoría
extranjeros pertenecientes al Ejército Sirio Libre (ESL), entre los
que había 120 soldados franceses, de los cuales una docena
reclamaron la categoría de prisioneros de guerra, dando a conocer
sus identidades, sus grados militares y las unidades a las que
pertenecían. Entre los prisioneros franceses se encontraba un
coronel del servicio de transmisiones de la DGSE (Dirección General
de la Seguridad Exterior), es decir, la agencia de Inteligencia
exterior de Francia. La agencia de noticias siria Dampress lo anunció
en un comunicado emitido el día 23 de febrero: "Los servicios
especiales sirios arrestaron en Zabani a un batallón francés de
transmisión que constaba de 120 soldados”. La agencia de noticias
agregó que "esto explica el nuevo cambio de tono de París, que
ahora adopta un perfil bajo por temor a que este caso afecte a la
campaña electoral de Nicolás Sarkozy. Alain Juppé, fue el
responsable de negociar con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, para
encontrar una solución y liberar a los 120 soldados franceses."
Según la misma fuente
"Sarko envió un arsenal militar a los opositores a Al-Assad,
pero la información recogida por los servicios de inteligencia
franceses confirma que la mayor parte del material cayó en manos del Ejército Sirio."
Casi sobrará decir
que la agresión francesa había sido preparada con mucha antelación
y que formaba parte de la campaña diseñada por el Pentágono para
llevar a la práctica su política del “caos controlado” diseñada
por el asesor presidencial estadounidense Zbigniew Brzezinski e
intervenir en el Oriente Medio con la anunciada intención de modificar las fronteras existentes en función de sus intereses
geoestratégicos en la zona.
De manera resumida
cabe decir que Brzezinski ofrece la siguiente estrategia en la que el
Oriente Medio juega un papel clave:
1. Fomentar el caos y
la guerra en la región, apoyándose en la fuerza del "despertar
democrático global", en este caso de las "primaveras otánicas".
2. Declarar la guerra
contra el terrorismo y trasladar la carga a Rusia y China,
aprovechándolos en un conflicto sin esperanza o fecha de acabamiento en la región.
3. Mantener o incluso
aumentar la presencia militar estadounidense bajo el pretexto de "preservar la estabilidad" en el Oriente Medio.
Como telón de fondo
de semejante estrategia fue preciso desarrollar y coordinar una
campaña de propaganda sin precedentes a través de los medios de
comunicación occidentales, en la que la cobertura de los
acontecimientos en Siria viene siendo sometida a un tratamiento
caricaturesco válido para todos los países de la OTAN y los
pertenecientes al Consejo de Cooperación del Golfo. Para ellos, lo
que hay en Siria –como anteriormente en Libia– es «un dictador
sanguinario que está masacrando a su propio pueblo». Ante ese
dictador se alza una valiente oposición, desvalida y pacífica, que,
marchando sobre las huellas de la «primavera árabe», trata de
emanciparse de una vil dominación. Los centenares de miles de
muertes que se han producido desde el comienzo de la crisis se deben,
en su enorme mayoría, a los crímenes de las tropas leales al
régimen de Damasco. Con relación a Francia, esa es en esencia, la
información que desde que comenzó la agresión a Siria vienen
emitiendo el canal de televisión TF1, el diario Le Monde, la radio
France Internacional, el semanario Le Point y la mayor parte de los
diarios nacionales como Libération, Le Figaro, etc. Todos ellos
funcionan de manera conjunta como una aplanadora encargada de imponer
a la opinión pública una versión oficial que nada tiene que ver
con la verdad y de acallar todo punto de vista que contradiga esa
versión.
Pero lo que los medios
de comunicación no han dicho es que el 2 de noviembre de 2010 –es
decir, antes de la «primavera árabe»–, Francia y el Reino Unido
firmaron una serie de documentos conocidos como los Acuerdos de
Lancaster House. Los negociadores franceses de estos acuerdos fueron
Alain Juppé y el general Benoit Puga, éste último ardiente
partidario de reiniciar la aventura colonial que Francia tuvo que
abandonar cuando Siria alcanzó su independencia el día 24 de
octubre de 1945 con la admisión de Siria como miembro fundador de
las Naciones Unidas, en pie de igualdad con el país ocupante, cuyas
tropas fueron totalmente evacuadas en la primavera del año
siguiente.
La parte pública de
esos acuerdos anunciaba que Francia y el Reino Unido pondrían en
común sus “fuerzas de proyección”, o sea, sus tropas
coloniales, mientras que en la parte secreta se preveía atacar Libia
y Siria el 21 de marzo de 2011. Pero Francia se adelantó a su aliado
y atacó Libia dos días antes, provocando la indignación de
Londres. En cambio, el ataque frontal contra Siria nunca llegó a
concretarse debido al cambio de planes decidido por Obama, presionado
por sus generales, cuando se descubrió que el pretexto de usar el supuesto ataque con gas sarín en abril de 2015 por las tropas del gobierno de Damasco era un montaje que podría acarrear las mismas consecuencias que acabó produciendo la falsa acusación de poseer armas de destrucción masiva al régimen de Sadam Hussein para justificar la invasión de Iraq y que ocasionó el descrédito y el final de la carrera política del premier británico Tony Blair.
El 29 de julio de
2011, Francia creó el Ejército Sirio Libre (los llamados «rebeldes
moderados»). Contrariamente a lo que se ha divulgado oficialmente,
los primeros elementos de esa formación no fueron sirios, sino
libios miembros de Al-Qaeda. El coronel Riyad el-Asaad, presentado
como jefe del Ejército Sirio Libre, no pasaba de ser el rostro
encargado de darle al grupo un barniz sirio y fue escogido para ese
papel únicamente porque su apellido se parece al del presidente
Bashar al-Assad, con quien no tiene parentesco alguno. Sin embargo,
pasando por alto el hecho de que los dos apellidos ni siquiera se
escriben de la misma manera en árabe, la prensa atlantista presentó
a ese coronel como la «primera deserción en el seno del régimen».
El Ejército Sirio
Libre (ESL) fue puesto bajo la dirección de miembros de la Legión
Extranjera francesa, concretamente del general Benoit Puga, en aquel
entonces Jefe de Estado Mayor del presidente Sarkozy. Posteriormente,
el ESL sirvió para ocultar bajo su denominación a tropas
mercenarias encargadas de realizar “operaciones especiales”
planeadas por Francia. Como sucede en los demás países
occidentales, Francia persiste en establecer una distinción entre
yihadistas «moderados» y «extremistas». Pero en realidad son los
mismas mesnadas y sus comportamientos son idénticos. Fue el
llamado Ejército Sirio Libre el que inició las ejecuciones de
homosexuales arrojándolos desde lo alto de edificios, así como
quien divulgó el vídeo de uno de sus jefes en pleno acto de
canibalismo, comiéndose el corazón y el hígado de un soldado
sirio. La única diferencia entre los supuestos «moderados» y los "extremistas" es la bandera que usan: una imitación de la bandera
oficial siria en el caso de los primeros y el estandarte de la yihad
por parte de los segundos.
General Benoit Puga |
Cuando en julio de
2012 llegó François Hollande a la Presidencia de la República mantuvo en su cargo –por primera vez en la historia de la V
República– al Jefe del Estado Mayor de su predecesor, el general
Benoit Puga, fervoroso partidario de proseguir la guerra contra Siria. Hollande retoma la
retórica y la gesticulación paternalista de la antigua colonización
francesa y declara que la República Árabe Siria es una «dictadura
sanguinaria» –lo cual significa que hay que «liberar un pueblo
oprimido»– y que la minoría alauita acapara el poder –lo cual
implica que hay que «emancipar» a los sirios de esta horrible
secta. También hay que prohibir que los sirios residentes en Europa
participen en las elecciones convocadas en Siria y Hollande decide
–en lugar del pueblo sirio– que su legítimo representante es el
autoproclamado Consejo Nacional Sirio. Laurent Fabius, ministro de
Relaciones Exteriores de Hollande, tuvo la desvergüenza de declarar
que el presidente elegido por los sirios, Bashar al-Assad, “no
merece estar sobre la Tierra”.
Con Hollande también
llegó a Francia la oleada de atentados cometidos por presuntos
militantes, declarados, encubiertos o medio pensionistas, del Estado Islámico, cuya
extraña estrategia se ajusta tan sospechosamente a la estrategia de
tensión promovida en Europa por la OTAN. Como escribe Joe Quinn (1):
“Los ataques
terroristas como estos nunca son "al azar", al menos no en
el sentido de que no tienen un fin. Si parecen ser al azar, entonces
eso es, sin duda, parte de la estrategia que los impulsa. Los
gobiernos y los grupos utilizan el terrorismo para lograr un objetivo
específico, por lo que siempre hay un fin. Para entender cuál es el
fin, sólo hay que saber quién es realmente responsable.
“Ya nos han dicho
que el "EIIL" (Estado Islámico de Irak y el Levante) ha
reivindicado la autoría de los atentados de París, una reclamación
en parte respaldada por el descubrimiento conveniente de un pasaporte
sirio en el cuerpo de uno de los "terroristas suicidas"
(¿por qué estos terroristas siempre llevan consigo la identificación a sus
misiones suicidas?). Pero dado que la mayoría de los terroristas del
EIIL en Siria son mercenarios extranjeros, esto no es realmente
evidencia de nada, excepto, tal vez, de que algunos terroristas del
EIIL estaban escondidos entre los refugiados sirios que transitaron a
través de Grecia este verano (...) Este es el punto clave, y no es
ninguna teoría de la conspiración: el EIIL y otros "rebeldes
sirios" son casi en su totalidad creaciones del gobierno de
Estados Unidos y de sus aliados en el Medio Oriente. Sin su apoyo, como
se ha señalado por muchos medios de noticias relevantes, el EIIL
habría desaparecido de las páginas de la historia hace mucho
tiempo. En un artículo anterior he esbozado la estrategia
geopolítica llevada a cabo por Washington y sus aliados del Medio
Oriente al financiar una "revolución siria" para derrocar
al gobierno de Assad; todo se trata de tuberías de petróleo y gas a
Europa y Asia, así como de frustrar la expansión rusa.
"De este modo, teniendo en
cuenta que el "EIIL" está siendo derrotado efectivamente
por ataques aéreos rusos y el Ejército Árabe Sirio, ¿por qué los
líderes del EIIL optarían por añadir más a sus problemas
masacrando a civiles franceses y provocando la esperada respuesta
militar de Francia contra el EIIL en Siria e Irak? Quiero decir,
¿acaso estas personas realmente disfrutan de que caigan bombas
occidentales, además de las rusas, sobre sus cabezas?”.
En
resumen, que como denunció Robert Fisk en The Independent del
18 de noviembre de 2015, Francia grita "¡Guerra al ISIS!"
mientras le vende armas a sus patrocinadores (2).
Constituye un hecho más que evidente que mientras las
carnicerías humanas tengan lugar en Afganistán, Iraq, Libia o Siria
la reacción de la opinión pública occidental suele ser de una
contemplativa pasividad, pero si en el suelo europeo se producen
atentados presuntamente vinculados al islamismo las cosas cambian,
los medios de comunicación se desatan con el pretendido choque de
civilizaciones, tan grato a Samuel Huntington y con el supuesto
antagonismo radical entre un Occidente judeo-cristiano y un Oriente
árabe-musulmán. Este argumento tan desmoralizador como fantasioso
ha causado estragos entre bastantes intelectuales occidentales y
musulmanes. La teoría de Hungtinton no es sino un delirio racista
heredado del siglo XIX que alumbró el III Reich de Adolfo Hitler y
que dividió al mundo en dos entidades imaginarias: la raza noble y
refinada de los arios y la raza inferior de los semitas con un
espíritu torpe que para Ernest Renan se encarnaba en el islam. Tales
doctrinas han servido para justificar y legitimar las invasiones de
Afganistán e Iraq por parte de coaliciones armadas dirigidas por
Estados Unidos, así como las guerras delegadas de Libia y Siria.
Ahora bien, la lucha contra el terrorismo siempre se ha llevado a
cabo por los medios policiales clásicos y de infiltración en los
grupos que los llevan a cabo. Hasta ahora nunca se había visto
desplegar ejércitos e invadir u ocupar países con el pretexto de la
lucha contra el terrorismo (3).
Un nuevo término ha
entrado a formar parte del vocabulario usual del europeo medio: el
de “yihadista”. Los grandes medios de comunicación abordan
diariamente el tema y difunden un marco de interpretación que modela
la opinión pública, orientando las reacciones y suscitando tomas de
posición avaladas por falsos especialistas tras los cuales se
esconde una unidad de análisis tan previsibles como incendiarios con
una función social y política concreta: producir temor a la opinión
pública. Así, la fábrica del miedo funciona a todo trapo con su
más que evidente consecuencia: la renuncia a cualquier explicación
racional, lo que, por una parte, favorece las reacciones emocionales
y, por la otra, la demanda de seguridad, que resulta aceptada incluso
en detrimento de las libertades esenciales, que primeramente fueron
sometidas a cuarentena en los Estados Unidos con la Patriot Act
decretada por el presidente George W. Bush, cuyo ejemplo ha seguido
la Francia del socialista Hollande y que Macron sigue manteniendo.
No se trata ya de perseguir los objetivos fundamentales expresamente
declarados, sino que la escalada de una lógica perversa basada en la
seguridad se instale en nuestras sociedades, mecanismo que ha sido
perfectamente descrito por Serge Quadruppani: “El antiterrorismo es
la punta de lanza, la vanguardia conceptual y la práctica de una
política del miedo que tiende a infiltrase en todos los rincones de
la sociedad. Esta política de producción simultánea de temores y
de controles supuestamente justificados para frenarlos y contenerlos,
está condenada a inventarse constantemente nuevos enemigos: después
del terrorista serán los jóvenes de barrios populares o simplemente
los jóvenes, los niños, el internauta, el loco, el inmigrante, el
extranjero, el musulmán, el gitano...” (4).
Hay en el estado de
excepción decretado en Francia desde hace año y medio toda una
metáfora de la situación actual a nivel local y global. La realidad
trota desbocada derrochando medidas que endurecen las condiciones de
vida de la gente y que provocan hartazgo social, movilizaciones y respuestas populistas de uno y otro signo. Ante ello quienes quieren seguir llevando las
riendas necesitan posponer acontecimientos, perpetuar al máximo una
imagen congelada de la Historia. Todo quieto y parado. Un bonito estado
de excepción que Macron ya ha dicho que mantendrá “si la
seguridad lo requiere”. Y qué duda cabe que lo requerirá si las conveniencias estratégicas de la OTAN así lo exigen.
Por muy políticamente
correcto que se sea y por mucha candidez que se le eche al asunto, la
autoría de los atentados terroristas de Francia “reivindicados”
por el ISIS no es capaz de resistir cualquier investigación
medianamente seria. En reciente artículo publicado en el diario El
País, Javier Lesaca, tras revisar los 1.320 vídeos publicados por
el Estado Islámico, llega a la conclusión de que tienen mucho más que
ver con los videojuegos populares que con las mezquitas: “El ISIS
es el grupo yihadista menos islamista de la historia”, acaba
diciendo (5).
Desde Francia no se oyen muchas voces críticas a las actuaciones de sus gobernantes respecto a la cuestión terrorista y al lamentable papel que juega Francia en su guerra particular contra la nación siria. Por eso, especial atención merece Bruno Guigue, profesor de la Université La Réunion–Saint-Denis, reconocido politólogo y ensayista que ha centrado parte de su trabajo en las relaciones internacionales, especialmente con los países árabes, quien levantó una notable polvareda cuando en julio del pasado año 2016 publicó su demoledor artículo “Lettre ouverte à François Hollande, le Frankenstein de la République” (6), cuyo texto apareció traducido al español en Diario16:
"Después de este
nuevo atentado terrorista que sacude gravemente nuestro país, ha
expresado en nombre de toda la nación, con emoción y dignidad, la
compasión por sus víctimas. La inmediata identificación del
culpable, y suponiéndole bien informado, llamó a los franceses a
hacer una prueba de unidad y solidaridad contra el “terrorismo
islamista”. Invitándonos a cerrar filas y hacer frente,
movilizando todas nuestras energías en contra de esta terrible
amenaza (7).
"Pero este legítimo
recurso a la cohesión nacional en un momento cuando todo el país se
siente herido, no puede negar a los ciudadanos cuestionar su
política. Desde su elección, ha dicho pretender luchar
implacablemente contra las organizaciones terroristas. Pero, en
realidad, todo hace pensar que ha hecho exactamente lo contrario.
Porque en lugar de luchar contra el mal, usted concentra sus
esfuerzos en contra de aquellos que estaban tratando de derrocarlo.
Nos dijo que estaba luchando contra el terrorismo, pero no ha cesado
de demonizar y luchar contra la Siria de Bashar al-Assad.
"Este Estado
soberano, odiado por sus amigos americano-sionistas, porque niega a
someterse a sus dictados, fue señalado ciegamente por la venganza de
los mismos criminales que ametrallaron las terrazas de nuestros
cafés. Los mercenarios de la yihad buscaban un objetivo, señalando
cínicamente a Damasco. Sí, miles de jóvenes fueron alentados, por
su propaganda de guerra, a ir a luchar contra este odiado estado que
soñaba aniquilado bajo las bombas. Fue su ministro de Asuntos
Exteriores, Laurent Fabius, quien dio la señal de esta cura, cuando
dijo que Assad “no merece vivir” y que la rama siria de Al-Qaeda
había hecho un “buen trabajo” en Siria.
"Por más que
intenta ocultar sus responsabilidades, todo el mundo ve que los
ataques en Francia son el resultado de su política. ¿Por qué no
hay atentados en Italia, Argentina, o Japón? ¿Los franceses conocen
su negativa a cooperar con los servicios sirios para identificar los
yihadistas franceses que podrían volver a Francia? ¿Nuestros
compatriotas saben que usted prohíbe cualquier transferencia de
fondos para la mayoría de los sirios que viven en las zonas bajo el
control del gobierno? ¿Se dan cuenta de que usted nunca ha tenido
una palabra de compasión por las numerosas víctimas sirias de los
ataques de Al-Qaeda, y que usted continúa imponiendo sanciones
económicas al pueblo víctima del terrorismo de masas?
"Usted decidió
tomar partido en el conflicto sirio, y lo hizo con pretextos
humanitarios que se han derrumbado como un castillo de naipes,
exhalando el olor acre del hidrocarburo. Usted se embarra, y con esta
rutina que debería haber sido precavidamente evitada, ha expuesto a
los franceses a un efecto boomerang. Esta violencia que ha desatado
en otros por su política neocolonial, ¡la ha traído a casa!
"Dudo que los
franceses le agradezcan, especialmente aquellos que perdieron algún
hijo en este asunto trágico. A raíz de esta tragedia, señor
Hollande, pasado el momento de compasión delante de las cámaras y
la celebración de la unión patriótica, ¿va a poner nuevas
medallas a los banqueros del terror? Condenando el crimen terrorista,
¿irá a cenar con sus patrocinadores saudíes? Con George W. Bush,
los EE.UU. tuvieron su doctor Frankenstein, el aprendiz de brujo en
el caos geopolítico. Con usted, estamos empatados. Los franceses
tienen ahora el suyo. […]”.
Tras la llegada a la Presidencia de Emmanuel Macron la actitud francesa respecto a Siria no parece haber experimentado variación alguna, toda vez que, siguiendo el ejemplo de su mentor François Hollande, en más de una ocasión se ha declarado partidario de utilizar la fuerza militar para derrocar al gobierno de Bashar al-Assad.
Luego de haber puesto sucesivamente en el Palacio del Elíseo a un delegado de la
CIA (Sarkozy) y a un lacayo de Qatar (Hollande), los franceses
vuelven a dejarse engañar –por tercera vez–, y en esta ocasión
el engaño viene de un producto de la influencia israelí. Aún creen
los franceses haber ahuyentado el espectro del fascismo votando por
un candidato que goza del respaldo de la OTAN, de los Rothschild, de
todas las grandes empresas de la Bolsa de París y de los grandes
medios de prensa. Lejos de darse cuenta de su error, todavía se
hallan bajo los efectos de una hipnosis, de la que probablemente no
tardarán mucho en salir, cuando se encuentren gobernados por un
poder irresistible sin apenas oposición política en las instituciones francesas.
Con autorización del
autor, me satisface poner el broche a este entrada con “La ridícula
carta al presidente Macron de un colectivo pro-terrorista”, otro
artículo de Bruno Guigue que ha tenido amplia repercusión en Francia
y que ha sido traducido por Nathalie Galiana expresamente para este Blog.
He aquí el texto de Guigue (8):
"Un grupo de auto
proclamados “expertos” acaba de remitir una carta al Sr. Macron
cuyo titulo oxímoron nos haría mucha gracia de no tratarse de un
asunto tan serio: «Señor Presidente, mantener a Assad es apoyar al
terrorismo» declaman esos supuestos intelectuales desde las columnas
del diario «Libération», propiedad del millonario franco-israelí
Patrick Drahi. ¡Es como para creer que estemos soñando! Justamente
cuando el Ejército Sirio, sujeto a los bombardeos
americano-sionistas, está llevando a cabo un furioso combate contra
el Estado Islámico, estos charlatanes se atreven a decir que las
Fuerzas Armadas sirias hacen el juego al terrorismo. Sin ningún tipo
de escrúpulos, escupen sobre la soberanía siria, el valiente país
que lleva pagando tan alto precio por su lucha contra los yihadistas
“made in CIA”.
"¿Cuántos entre
estos falsarios serían capaces de luchar contra los terroristas que
acaban de ensangrentar a Damasco una vez más? (8) Por supuesto que
ninguno. Porque son los primeros en avalar ese terrorismo, el mismo
que mata inocentes en París, Bagdad o Bamako. Vuelven a sacar el
viejo argumento según el cual los occidentales habrían dejado
prosperar el yihadismo por negarse a bombardear Damasco. Argumentan
que esta negativa «no deja otra alternativa que el exilio, la muerte
o el acercamiento a los grupos más radicales para todos los
opositores al régimen» ¿Está claro, verdad?: ¡La única
alternativa que queda es unirse a los cortadores de cabezas! No
parece coincidencia que entre los firmantes de la carta aparezca
François Burgat, uno de los escasos elementos de la pandilla que
interviene regularmente en hablar acerca de la tragedia siria.
"¿No os suena el
nombre de François Burgat? Es ese investigador del CNRS (Centre
National de la Recherche Scientifique) quien declaraba el 9 de agosto
del 2016 en Radio Francia Internacional: «Pienso que uno de los
principales retos de los occidentales es el de ser capaces de apostar
por las fuerzas políticas que habrán de ser consideradas como
aceptables. Y creo que, desde luego, el Frente al-Nusra debe de ser
considerado como fuerza política aceptable".
"Es curioso que en
un texto donde se acusa al presidente sirio de estar a favor del
terrorismo lo firme un «investigador» que preconiza la cooperación
de las potencias occidentales con la rama siria de Al-Qaeda. Es
conveniente saberlo. Sr. Burgat, si usted recomienda una alianza con
los terroristas, ¿por qué culpáis a Bashar Al-Assad de apoyar al
terrorismo ? En realidad, usted sabe perfectamente que el Ejército
Sirio, junto a sus aliados, es el único que combate a los
terroristas. Pero como lleva treinta años diciendo que el mundo
árabe debe convertirse al islamismo, ve en la guerra siria el
cumplimiento de su sueño. Lleva treinta años haciendo la apología
de la sharía y ahora le toca jugar el de secretario de prensa de
Al-Qaeda. Pienso que hasta un niño de cinco años seria capaz de
meterle la nariz en la mierda.
"Pero
el Sr. Burgat y sus amigos no ceden. Regodeándose con la
«democracia» y en los «derechos humanos», esos recaderos del
neocolonialismo exigen al Presidente francés que sancione a un
pueblo por ser culpable de apoyar a su Gobierno: ¡Por favor, señor
Presidente, bombardeen Damasco para apoyar esta falsa revolución!
Repitiendo las consignas de la propaganda occidental, esos papagayos
de la CIA acusan al Gobierno de Damasco de los crímenes más
inverosímiles. Sin pudor alguno llaman llaman a Bashar Al-Assad
“enemigo de la humanidad”. Sin reírse, le atribuyen “el 90%
de las violencias de esta guerra empezada en el 2011” y repiten ad
nauseam
la acusación de ser responsable de otra “masacre química” de
la que Seymour M. Hersh nuevamente ha demostrado su carácter
grotesco (Leer el artículo La
línea roja de Trump).
Bruno Guigue |
"Resulta muy
ilustrativo que estas marionetas del imperialismo no lean los
artículos de Hersh, el laureado periodista de investigación y
Premio Pulitzer, que denunció los crímenes de Estados Unidos en
Vietnam y, en cambio, se nutran con los comunicados de la Casa Blanca
que les sirven de alimento intelectual. Al igual que sus maestros,
creen que existen buenos y malos, y que hay que castigar a los
segundos arrojándoles bombas. Dicen hablar en nombre del pueblo
sirio, al que no han visto jamás y que ni siquiera conocen.
Insignificantes desechos universitarios que creen ser estrellas
cuando no son más que plumillas de tres al cuarto al servicio de los
«think tanks» del otro lado del Atlantico, defensores supuestos de
una causa palestina que, sobre todo, les sirve para llenarse los
bolsillos (o para que se les llene la cuenta bancaria), oponentes
«off-shore» al Gobierno de Damasco, «charlatanes de la revolución
siria» remunerados en dólares para dormir en los lujosos hoteles de
Doha. Como viejas momias alineadas a lo largo de los caminos,
seguirán jalonando el trayecto que conduzca a la nación siria hacia
esa victoria que está consiguiendo y por la que viene pagando tan
alto precio”.
Antes de poner el
punto final a esta entrada, creo interesante decir que el artículo
“La línea roja de Trump” a que hace referencia Giguet es el
último artículo de investigación de Seymour M. Hersh, el más
acreditado periodista de investigación de su generación desde su
descubrimiento de la masacre de May Lai perpetrada en Vietnam por las
tropas norteamericanas en 1968 y, posteriormente, de las torturas y
vejaciones cometidas con los prisioneros iraquís en la prisión de
Abu Ghraib. A
pesar de sus inigualables credenciales, la prensa occidental se ha
negado a publicar el citado artículo “La línea roja de Trump”,
en el que prueba la falsedad de los ataques con gas sarín
supuestamente realizados el día 4 de abril por las Fuerzas Armadas
sirias en la población de Khan Sheikhun, en la provincia de Idlib.
Ataque que, según los informes divulgados por los medios
occidentales, habría dejado más de 80 víctimas mortales y 200
heridos, incluyendo niños entre los heridos o fallecidos y que fue
utilizado por Donald Trump como pretexto para que el día 7 del
pasado mes de abril ordenase el ataque con 59 misiles-crucero
Tomahawk lanzados desde dos destructores de la Marina de Guerra
contra la base aérea siria de Ash Shairat.
Seymour M. Hersh |
En
un artículo que acompaña la denuncia de Seymour Hersh sobre la
falsedad del referido ataque con armas químicas, el diario alemán
Welt am Sonntag (9) informa que Hersh no pudo lograr que su informe
se publicara en ninguna publicación estadounidense y ni siquiera en
la London Review of Books, que había publicado sus dos célebres
artículos anteriores sobre el falso ataque con gas sarín del 21 de
agosto de 2013 en Ghouta, del fue acusado el Gobierno de Bashar
al-Assad. La Review finalmente lo rechazó, después de haber
financiado el trabajo de Hersh y la investigación de la evidencia,
“como le dijeron a Hersh, debido a su inquietud de que la revista
podría verse sujeta a críticas de que pareciera estar tomando
partido por los gobiernos sirio y ruso en lo que se refiere a los
ataques del 4 de abril en Khan Sheikhoun”.
Ray Mcgovern, ex-analista de la CIA, en el artículo publicado en Consortium
News sobre el informe de Hersh, escribe que lo más probable es que
el relato del insigne periodista sea rechazado por todos los medios de comunicación
occidentales, simplemente porque coincide con la versión de Moscú
sobre lo que sucedió y es por lo tanto, ipso facto, “errado”.
“Pero los rusos (y los sirios) saben lo que sucedió y si realmente
no hubo bombas con gas sarín, ellos conocen el uso temerario hecho por Trump
de los Tomahawks y los intentos para encubrir al Presidente. La falta
de cobertura en los “medios tradicionales” del artículo de
Hersh, dice Mcgovern, “es un indicio de la naturaleza conformista
de los medios occidentales de hoy, en donde un análisis alternativo
que ponga en tela de juicio la sabiduría convencional —incluso
cuando provenga de un periodista tan prestigiado como Sy Hersh—
enfrenta tanta dificultad para encontrar un lugar donde se publique”.
En cualquier caso, el lector interesado puede acceder al texto original en
ingles del artículo de Hersh pinchando aquí: "Trump´s Red Line".
NOTAS
(1) Ataques
en París revelan extraña estrategia del Estado Islámico y
estrategia de tensión de la OTAN en Europa. 15.11.2015
Joe Quinn es autor de
varios libros sobre temas de actualidad, anfitrión de The Sott
Report Videos y coanfitrión del programa de radio 'Behind the
Headlines' en el Sott Talk Radio Network.
(2) Francia bombardea
al EI en territorio sirio haciendo gala de la típica prepotencia
occidental. 16 nov 2015
Robert Fisk,
corresponsal del diario The Independet con base en Beirut, ha vivido
en Oriente Próximo casi tres décadas y es uno de los mayores
expertos en los conflictos de la zona. Considerado unos de los
mayores reporteros internacionales de la actualidad, esa autor de
numerosos libros sobre el tema y ha sido galardonado con numerosos
premios periodísticos. Su monumental obra “La gran guerra por la
civilización. La conquista del Oriente Próximo” está considerada
como una obra de consulta indispensable. Existe una edición
publicada en español por la Editorial Crítica, Barcelona, 2015.
(3) Charlie Hebdo: Je dis merde...! 12 de enero de 2015
(3) Charlie Hebdo: Je dis merde...! 12 de enero de 2015
(4) Serge Quadruppani: La politique de la peur, Ed. Seuil, París, 2011, p. 24.
(5) Javier Lesaca: “El
ISIS es el grupo yihadista menos islamista de la historia”, El
País, 30 de junio de 2017
(6)
Bruno Guigue: “Lettre ouverte à François Hollande, le
Frankenstein de la République”, 15 de julio de 2016
(7) El autor se
refiere al atentado con coche-bomba cometido en Damasco el pasado
domingo, día 2 de julio, con el resultado de ocho muertos y doce
heridos.
(8) La
lettre ridicule d’un collectif pro-terroriste au président Macron
Par
Bruno Guigue. 3 juillet 2017
(9)
La prensa le huye a Hersh, bajo la presión de la histeria antirrusa.
27 de junio de 2017.
https://es.larouchepac.com/es/20170628-4
© Copyright José Baena Reigal
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Fantástico trabajo, el despertar de la sociedad aborregada es necesario con artículos como estos.desde hoy un fiel seguidor de su trabajo.
ResponderEliminarAcabo de descubrir este blog y espero más noticias tan bien argumentadas y con tantos datos como las presentes. Gracias
ResponderEliminarMuy buen articulo sobre los verdaderos motivos de la guerra de Siria. Un saludo
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