viernes, 8 de noviembre de 2013

         EL 11-M Y LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA

                          1. El Gran Hermano

 "Periodismo es difundir aquello que alguien no
quiere que se sepa. El resto es propaganda".

                                                             Verbitsky            
         


El jueves día 25 del pasado mes de abril, abrí en este blog una entrada que titulé “Saga-fuga del mayor atentado de nuestra Historia”.

11-M: SAGA-FUGA DEL MAYOR ATENTADO DE NUESTRA HISTORIA

Anteriormente me había referido a los atentados de Madrid en otras dos entradas, una primera en la que describí mi enfoque de tan turbio asunto en abril de 2008, a los cuatro años de la masacre, mientras que en la otra analicé la imposibilidad absoluta de la procedencia asturiana de los explosivos utilizados, como aparece en la investigación oficial y en la sentencia por la que el caso se dio por cerrado, a pesar de que los autores intelectuales de la masacre no aparecieron por ningún sitio.

CARTA ÍNTIMA A UN AMIGO ACERCA DE LOS ATENTADOS DEL 11-M


11- M: EL HUMO NEGRO ASTURIANO




En mi última entrada, junto a otras consideraciones, aludí a una circunstancia que me pareció obvia desde el mismo momento en que tuvimos noticias de la enorme envergadura de la masacre cometida en los trenes de cercanías de Madrid y que pasará a la Historia como “los atentados del 11-M”. Me refiero a la convicción de que era imposible creer que ninguna de las redes de espionaje que operan en España tuviera noticia alguna de datos vinculados a la preparación y realización de una masacre de tal envergadura, sabiendo como sabemos que los teléfonos de la mayoría de los imputados pertenecientes al comando islamista que fueron acusados de los atentados estaban intervenidos desde muchos meses antes de que tuviera lugar el sangriento episodio.

Entonces escribí:

Otro dato a considerar es si los servicios de inteligencia de países extranjeros llegaron a saber ya por aquel entonces lo que ocurrió aquí verdaderamente. Bajo esta perspectiva, y en mi opinión, carece de duda que las cúpulas gobernantes de Francia, Rusia, Reino Unido, Israel y, por supuestísimo, antes que nadie, de Estados Unidos, supieron muy pronto que la versión oficial que en España se dio acerca de quienes prepararon y ejecutaron los atentados y, sobre todo, por qué y para qué fueron cometidos, era absolutamente falsa. Lo que ocurre es que todos los Estados tienen trapos sucios que ocultar y nadie se ocupa en desmentir las “verdades oficiales” de los países extranjeros y aliados, a no ser que afecte directamente a su propia seguridad: “asuntos internos de España”, sentenciaron, al igual que sucedió cuando el asesinato de Carrero Blanco. Máxime cuando la versión española favorecía y hasta justificaba la invasión de Iraq decretada por Bush para "neutralizar" las supuestas (?) bases operativas del terrorismo islamista y contentar con un despliegue bélico a una buena parte de la opinión pública, pero, sobre todo, para enderezar las malas expectivas que mostraban las encuestas para su reelección y reforzar los controles informáticos de las agencias secretas estadounidenses a través del espionaje a escala mundial, empezando por el propio pueblo norteamericano, así como eliminar cualquier atisbo de presencia rusa en el Oriente Medio y fortalecer el control estadounidense de los inmensos campos petroleros y de gas natural situados en una zona caliente de vital importancia geoestratégica para las comunicaciones entre el Mediterráneo y el Asia Central, la histórica "Ruta de la Seda", pasillo natural para la construcción de oleoductos y gasoductos entre Oriente y Occidente.

"De todo lo dicho es posible deducir que la conspiración de silencio que lleva protegiendo los secretos de los atentados de marzo de 2004 es, de alguna manera, global, al menos por la importancia de los poderes encubridores. Así pues, y pese a que la operación de inteligencia que está detrás de la voluntad de abortar cualquier investigación veraz de lo que sucedió, así como de sus antecedentes, su gestación y las motivaciones que determinaron su planeamiento y ejecución en las vísperas de unas elecciones generales sea de exclusiva autoría española, para justificar que la tapadera de silencio no haya estallado es preciso echar mano a la connivencia de otras “inteligencias” que, por sus ámbitos de actuación, son de más allá de nuestras fronteras”.



Si se analizan detenidamente los párrafos transcritos, podrá observarse que de mis palabras se derivan las conclusiones siguientes:

1º) La certeza de que servicios de información o espionaje extranjeros nos vigilan de manera permanente a través de los controles informáticos que permite el desarrollo de la tecnología digital de nuestros días.

2º) Que tales controles eran plenamente operativos en marzo de 2004, fecha de los atentados del 11-M.

3º) La especial importancia que concedo al espionaje llevado a cabo por Estados Unidos, la gran superpotencia global, en cuya órbita de influencia se mueve España, sobre todo a partir de nuestra integración militar en la OTAN.

4º) La convicción de que las operaciones de encubrimiento de la masacre del 11-M son de incuestionable autoría española. Y por “española” quise decir de ejecución autóctona, con lo cual, si bien no excluía que los atentados hubieran sido perpetrados por islamistas vinculados a Al-Qaeda, estos habrían tenido que actuar con conexiones internas, aunque esta tesis se fue revelando falsa conforme, ¡oh, paradoja!, los medios policiales la adoptaban como "verdad oficial", excluyendo a ETA gracias a "pruebas" de burda ejecución que fueron revelando su absoluta falsedad con antelación a las sesiones del Juicio de la Casa de Campo, en cuya sentencia no aparece reflejada la autoría de Al-Qaeda, aunque todavía demasiada gente perteneciente al mundo de la política y a los medios de (des)información no haya querido darse por enterada. Lo cual no deja de resultar chocante.

5º) Que la trama oculta, el desconocido núcleo o “cerebro” que planeó y llevó a cabo los atentados de Madrid actuaba dentro de una matriz global, lo que en el terreno práctico se traducía en la certeza de que podrían llevar a cabo sus criminales planes con relativa seguridad gracias a que, con esta cobertura, la investigación posterior para descubrir el fondo de la trama y las motivaciones últimas de la masacre jamás serían descubiertas, pasando a formar parte de las acciones que suelen incluirse en el capítulo que solemos denominar “enigmas de la Historia”. Dicho de manera sintética, que sus actos quedarían impunes.

Cuando incluí en mi blog la entrada a la que me vengo refiriendo, no podía suponer que seis meses después, una circunstancia imprevista viniera a certificar la validez de mis conclusiones. Me refiero a un nuevo e importante dato que hemos conocido gracias al testimonio que ahora aporta José María Aznar en la segunda entrega de sus memorias “El compromiso del poder” (Edit. Planeta). Una de las prerrogativas que le confiere haber sido presidente del Gobierno cuando tuvo lugar el 11-M es que disponga de toda la información entonces disponible por los servicios de inteligencia españoles, así como las procedentes de las inteligencias de los países de nuestro entorno, que son las que he mencionado anteriormente, empezando, lógicamente por los servicios secretos de Estados Unidos, especialmente vinculados con los españoles desde hace décadas.


En su libro, Aznar rememora una conversación con Jorge Dezcallar, ex-diplomático y entonces director del CNI. En la víspera del domingo electoral, jornada de reflexión, el ex-presidente recibió el informe sobre el atentado y la cuestión de la autoría encargado a Dezcallar. “Se trata de un informe personal, no clasificado”, escribe Aznar en el capítulo titulado Mis diarios del 11-M. Después de una serie de consideraciones, como conclusión, el informe dice textualmente lo siguiente: “No estamos en condiciones de respaldar o rechazar ninguna de las dos grandes alternativas en presencia”, en alusión a que ETA estuviera detrás de los atentados o a que los responsables fueran terroristas vinculados a movimientos islamistas. Y añade: "Ni antes ni después del atentado se ha detectado absolutamente nada ni dentro ni fuera de España que pudiera indicar una preparación o satisfacción por lo que ha ocurrido. El silencio es total, como atestiguan todos los contactos mantenidos con los servicios de Inteligencia de nuestro entorno o el mundo árabe. Nadie ha detectado nada, ni antes ni después (y eso que la NSA de Estados Unidos lleva veinticuatro horas dedicada a este tema con la máxima prioridad)”, resume Aznar sobre ese informe.

Que lo que dice Aznar sea cierto, no me cabe duda, aunque semejante percepción solamente tenga validez para las horas siguientes a los atentados. No es menos cierto que a veces no hay peor mentira que una verdad a medias. Y es que estas revelaciones últimas contenidas en sus memorias son una parte infinitesimal de otra verdad que el ex-presidente tuvo que conocer después de los momentos iniciales de desconcierto que le tocó vivir, aunque solamente sea por el hecho, indudable a estas alturas, de que las operaciones de encubrimiento que siguieron al atentado fueron elaboradas mientras que él siguió presidiendo el Gobierno en funciones, hasta el traspaso de poderes a Rodríguez Zapatero. Como todos los demás que vivieron la tragedia instalados en los puestos de máxima relevancia del Estado, Aznar no aclara nada que sirva para arrojar luz sobre la autoría del 11-M y su finalidad última, una cuestión a la que nunca se referirá porque ya no está en condiciones de poder hacerlo. También cabe preguntarse por qué se le olvida mencionar un hecho especialmente significativo: que en la tarde del viernes 12 de marzo, el entonces presidente de EE.UU., George W. Bush, advirtió al embajador de España en Washington, Javier Rupérez, que los autores de los atentados perpetrados la víspera en Madrid podrían ser islamistas y no perpetrados por miembros de ETA, como venía sosteniendo el Gobierno de José María Aznar. Rupérez revela esa conversación en su libro "Memoria de Washington" (La Esfera de los Libros, 2010).   

http://www.elpais.com/articulo/espana/Bush/advirti... 





José María Aznar durante una entrevista en Antena 3 TV

Jugar con la hipótesis de cómo habría actuado el Partido Popular en el caso de haber ganado las elecciones de marzo de 2004 supondría un ejercicio de imaginación absolutamente voluntarista y, por encima de todo, inútil, que los historiadores conocemos como el símil de "la nariz de Cleopatra". Pero, en buena lógica, cabe aventurar que en el terreno económico, el único que interesa a la inmensa mayoría, parece claro que la crisis que padecemos no habría sido tan dramática y que algunos otros males actuales no tendrían la carga de virulencia que hoy amenaza nuestra convivencia. Pero también tengo claro que, con respecto a la investigación del 11-M, poco o nada habría cambiado. La noble obsesión de Aznar consistente en que España desempeñara un rol destacado en el marco de la política internacional, creyendo que podría cambiar esta situación para mejor, desbordó peligrosamente el papel subalterno que en el "Gran Juego" tenía asignado el Reino de España. Sencillamente, estaba equivocado y los poderosos enemigos que generó su política le hicieron pagar muy cara su osadía. El 11-M fue una llamada imperativa al orden. Sí, al Nuevo Orden Mundial en el que la Unión Europea entera, ¡y no digamos España!, está condenada a ser, en todo caso, un área de libre comercio y parque temático para el turismo global. Por eso no es de extrañar que “su amigo” el presidente George W. Bush, en su libro de memorias Momentos decisivos (Decision points), considere a José María Aznar un “visionario” de la política mundial. A buen entendedor...

José María Aznar y George Bush el 12 de junio de 2001

Porque resulta esclarecedor ante el terrible panorama de nuestro presente, no me he resistido a transcribir el magistral y premonitorio artículo que publicó el periodista Enric Juliana el 3 de marzo de 2003, en plena invasión de Iraq.

Atlantis contra Carolingia

Atlantis, por darle un nombre wagneriano, podría ser la nueva alianza que difumine a la Unión Europea.

La guerra ha dejado como una neblina de autosatisfacción moral en las sociedades europeas, particularmente en los grandes centros urbanos, donde más intensa ha sido la movilización pacifista de las clases medias y las nuevas generaciones en fase de educación contemporánea, que identifican como un peligro para su porvenir el nuevo curso del mundo.

Pero, entre cánticos a Atenas, al cristianismo de Pablo de Tarso, a la multitud internáutica como nuevo sujeto histórico y a la renovada caligrafía de la fraternidad, puede que no se perciba con total nitidez la realidad más inmediata: EE.UU. no ha convencido, pero ha vencido. El ala más dura e ideologizada de la Administración Bush ha ganado la apuesta, porque las cosas en Iraq han discurrido, un muerto más, un muerto menos, conforme a los planes de D. Rumsfeld y sus asesores del American Entreprise Institute.

Siempre es interesante imaginar cómo se ven las cosas desde el otro lado. Desde la perspectiva de los “halcones”, el momento es wagneriano: nada impide, al menos a corto plazo, que su nueva visión imperial abandone el plano de lo teórico y se despliegue como una auténtica voluntad de poder, tal y como la entendía Nietzsche: “Todas las formas de poder de la vieja sociedad habrán saltado por los aires, porque todas estaban basadas en la mentira. Habrá guerras como jamás las hubo sobre la Tierra. Solamente entonces habrá en el mundo una gran política”.

Es el nuevo paradigma entendido como destino manifiesto y voluntad de conflicto continuo, como en la vieja partitura de Lev Davidovich Bronstein “Trotsky”, figura que, según nos ilustra William R. Polk, fue el mito juvenil de parte de los ideólogos del “nuevo siglo americano” (y de algunos conspicuos intelectuales vasco-españoles muy influyentes en el entorno de Aznar).

El pragmático Colin Powell, maltrecho después de su rotundo fracaso en la ONU, parece como un dique de contención a punto de derrumbarse. No es extraño, por tanto, que Tony Blair siga emitiendo señales de inquietud y no alardee de la victoria como su sonriente acompañante de las Azores. Y es que algo nuevo apunta en el horizonte atlántico. Algunos esbozos son ya imaginables: la OTAN reconvertida en nuevo instrumento de policía mundial y marco de una alianza política más potente y amplia que la Unión Europea, acaso condenada a no ser mucho más que un gran espacio de libre intercambio económico con la moneda común como máximo icono ideológico. La “cosa” ­digámosle Atlantis, para darle un nombre propio­, además de Turquía podría incluir al Gran Israel resultante de la reconfiguración de Oriente Medio. Atlantis sería el nuevo formato político de Occidente,

Se esboza, también, un contrapunto, aunque con notables contradicciones internas y una voluntad de poder algo más mórbida. La cumbre de ayer de Francia y Alemania, con Bélgica y el ducado de Luxemburgo, apunta a la condensación estratégica de un espacio central europeo bien comunicado con Rusia y China. Para seguir fantaseando, digámosle Carolingia.

Quizás no sean las únicas líneas de puntos hoy imaginables, pero parece claro que se acercan momentos “fundacionales”, en los que difícilmente va a poder subsistir la hueca retórica europeísta de los últimos años. Las debilidades estructurales de Carolingia son bien conocidas (¿querrá la economía renana embarcarse con el estatalismo francés en un común destino histórico?), pero la perspectiva Atlantis tropieza con un obstáculo de extraña dimensión física, que se contrae y dilata según el momento: la opinión pública. La multitud educada que gusta del cántico ateniense. ¿Y Roma? ¿Cómo se ubicará la Roma pontificia?... ¿Y la pequeña Marca Hispánica?

El Imperio Carolingio y la Marca Hispánica

Hubo que esperar un año para que la pregunta última formulada por Juliana tuviera respuesta: para ubicarla en su verdadero espacio, a la Marca Hispánica le estaba reservada el mayor atentado terrorista cometido en la Historia de Europa.

Para rematar el asunto de la autoría islamista es preciso añadir que, como ya he dejado dicho, los teléfonos móviles de los acusados de pertenecer al supuesto grupo de los moritos vinculados a Al-Qaeda, no solamente estaban intervenidos desde hacía meses por la policía, sino que de la mayor parte de ellos sus actos venían siendo controlados por ser confidentes de la misma. No menos grave es que estas escuchas fueran, precisamente, levantadas en las vísperas mismas del atentado, como para prevenir que no pudieran ser utilizadas como pruebas en favor de la inocencia de los vigilados respecto a los atentados que todavía no habían sido cometidos. Con semejantes antecedentes no queda más remedio que rendirse a la evidencia de que estas simples consideraciones bastarían, aún en ausencia de otras complementarias o de mayor fuste, para descartar que los “suicidados” de Leganés tuvieran algo que ver con la trama de falsos islamistas que decidió y llevó a cabo la matanza en los trenes madrileños.

El piso de Leganés, en la calle Carmen Martín Gaite

Otro hecho muy significativo, que no pasó desapercibido en su momento, pero en el cual la prensa del Sistema prefirió no ahondar, fue que el recién elegido presidente Obama no incluyó los atentados del 11-M entre los realizados por Al-Qaeda en su discurso de toma de posesión en las gradas del Capitolio. Pensar que se trató de un olvido es vivir en las nubes, porque las consecuencias de cada frase, de cada palabra habían sido ponderadas con mucha antelación por el mejor equipo de asesores del “establishment” estadounidense. Su omisión fue un recordatorio a la casta política española, algo así como el famoso “lo sé todo de todos”, que un buen día se le escapó al inefable Rubalcaba en el Congreso de los Diputados. Dicho queda.

Barak Obama

A la sagacidad y buena información de Julio Anguita, el que fuera Secretario General del Partido Comunista de España (1988-1998), Coordinador General de Izquierda Unida y parlamentario en el Congreso de los Diputados por esta formación (1989-2000), tampoco se le escapó que la autoría islamista del 11-M fue un montaje pactado entre PP y PSOE. Como testimonio, transcribo el enlace con las declaraciones que a este respecto hizo en la entrevista realizada en noviembre de 2009 por Luis del Pino en EsRadio. En aquella ocasión, Anguita denunció el control de ETA por parte de los servicios secretos del Estado, quienes la estarían utilizando para fines políticos propios, desde hacía mucho tiempo. También dijo que detrás del 11-M hay puntos muy oscuros, todos los cuales apuntan a que los atentados fueron obra de poderosas fuerzas políticas y que las dos versiones que se manejan oficialmente en España (ETA - Al Qaeda) son falsas.

Obsérvese que durante la entrevista, Anguita deja sagazmente caer que sus fuentes de información son fidedignas, que puede demostrar lo que dice y que las pruebas que posee están guardas en lugar seguro. No cabe duda de que se trató de un mensaje dirigido a quienes podrían utilizar sus palabras para querellarse judicialmente contra él, dada la gravedad de sus acusaciones. El resultado es que dijo lo que le vino en gana y no pasó nada. Un lujo que Anguita pudo y puede permitirse dada su situación de jubilado político, ya que me resulta imposible de creer que se hubiera atrevido a emitir estos  tremendos juicios desde un sillón del Congreso.

Julio Anguita

Declaraciones de Julio Anguita en noviembre de 2009 respecto al 11-M: “No ha sido ni ETA ni Al-Qaeda” :
Con estas declaraciones de Anguita hemos pasado de la autoría islamista y de la etarra, ya que D. Julio descarta como falsas las dos. Y es que, si nos fijamos bien, los mismos elementos de análisis aplicados a los terroristas de Al-Qaeda son aplicables a los de ETA y por las mismas razones, afianzadas todavía más, si cabe, por la intensa colaboración existente entre la inteligencia española y los servicios de espionaje estadounidense, que por orden del presidente George Bush pusieron a disposición de España el sistema Echelon de espionaje a través de satélite para vigilar expresamente, según se informó cuando fue implantado en el año 2001, a la organización terrorista vasca. Casi no se precisa añadir, porque cae por su propio peso, que cualquier sistema de vigilancia es susceptible de ser utilizado como convenga a su dueño, ya que por el enorme grado de eficiencia de que disponen son susceptibles de infinitos usos complementarios o alternativos. 

Edward Snowden

Tampoco hace falta llegar a las filtraciones de Edward Snowden respecto al espionaje masivo llevado a cabo por la NSA estadounidense, que tanta falsa indignación y tan escasas reacciones oficiales han provocado en el Gobierno de Rajoy, para saber que la estrecha colaboración entre los servicios secretos españoles y norteamericanos viene de muy antiguo, así como el interés de la CIA, de la NSA y de otras agencias de inteligencia estadounidenses por conocer desde dentro las interioridades más secretas de la vida política española, como prueba la operación Gino, por la que fue neutralizada la intención de los agentes de la CIA instalados en España de colocar un micrófono al entonces vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. Los hechos ocurrieron en 1984 y, por circunstancias que no vienen al caso, la operación fue detectada por Juan Alberto Perote, entonces coronel del CESID y posteriormente condenado por la práctica de escuchas ilegales, quien informó del asunto al director de “la Casa”, el general Emilio Alonso Manglano, el cual lo puso en conocimiento de Felipe González, presidente del Gobierno.

Juan Alberto Perote
General Emilio Alonso Manglano

En cuanto tuvo noticia del escándalo, González decretó la expulsión de la plana mayor de la CIA en España. En total fueron una veintena de personas las que fueron “invitadas” a abandonar Madrid a lo largo del segundo semestre de 1984, operación que fue llevada a cabo con la discreción más absoluta para no desprestigiar demasiado al “amigo americano”.

La reacción fulminante de González contrasta con la de Rajoy ahora, quien apenas se ha inmutado ante las escuchas masivas de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), realizadas con la colaboración española, según hemos sabido por las revelaciones del general Keith Alexander, que la dirige desde 2005. El martes, día 29 de octubre, ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Alexander rompió  una de las reglas no escritas sobre las que se fundamenta la confianza entre los servicios secretos: no revelar nunca las relaciones con sus homólogos extranjeros y, menos aún, desviar hacia ellos sus responsabilidades.

El directos de la NSA, general Keith Alexander testifica en el Capitolio

El general Alexander explicó que los millones de metadatos —registros de llamadas telefónicas, SMS, correos electrónicos, WhatsApp, buscadores de Internet y redes sociales— que figuran en los documentos filtrados por Snowden, el ex-analista estadounidense refugiado en Rusia, no fueron recolectados por la NSA, sino por agencias de países amigos. Es decir, que el rastreo de 70,3 millones de comunicaciones de Francia y 60,5 de España fue obra de la DGSE francesa y del CNI español, respectivamente, quienes trasvasaron la información a la NSA, lo que habla bien a las claras del grado de colaboración existente entre los servicios de inteligencia de estos tres países. Pero lo que no cuenta Alexander es que, además de la que le facilita el CNI, la NSA recoge su propia información en España, en donde la agencia dispone de una oficina en la Embajada de EE.UU. en Madrid, además de utilizar también instalaciones en el consulado de Barcelona y en la base de Rota (Cádiz). El CNI está al margen de la Ley de Protección de Datos, por lo que puede almacenar indefinidamente los registros de comunicaciones. Son estos grandes paquetes de metadatos en bruto los que facilita a la NSA, aunque teóricamente no puede figurar ningún residente en España sin permiso judicial. Los agentes del CNI cumplen la ley, o eso dicen, pero a la agencia EE. UU. las leyes americanas no le prohíben espiar en el extranjero, como tampoco la española se lo impide al CNI. Así que, entre unos y otros pueden vigilar todo lo que se propongan.

Edificio del CNI español

La existencia de un Gabinete de Escuchas, con ese u otro nombre, es tan antigua como el propio servicio secreto español. El exdirector del CESID (antecesor del CNI) Emilio Alonso Manglano se sentó dos veces en el banquillo por la interceptación de conversaciones a numerosas y relevantes personalidades (empezando por Mario Conde o Pedro J. Ramírez y terminando por el mismísimo Rey Juan Carlos) entre 1983 y 1991. Aquel sistema, servido por los llamados "esclavos" —funcionarios permanentemente a la escucha—, que captaba las señales de telefonía móvil en una zona de Madrid es un artilugio de museo comparado con los equipos de los que dispone hoy el CNI, que funcionan automáticamente y permiten controlar millones de comunicaciones.

Según estimaciones de analistas especializados, por aquel entonces operaban en España unos mil quinientos miembros de la CIA, incluyendo los agentes incrustados en instituciones oficiales o privadas, además de los colaboradores fijos u ocasionales, algunos de ellos pertenecientes al espionaje español, ya que, como revela Alfredo Grimaldos en su libro "La CIA en España. Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington" (Ed. Debate, 2006), el pluriempleo a dos bandas se consideraba normal”.

En el prólogo de su libro, el autor afirma taxativamente que Como se dice en su introducción, “los hombres de la CIA están detrás de casi todos los principales acontecimientos políticos y militares de nuestra historia reciente”. La CIA interviene en la instalación de las bases militares estadounidenses en nuestro suelo, la transición del franquismo a la Monarquía, el golpe de Estado del 23-F o la definitiva integración del Estado español en la estructura militar de la OTAN.


El libro repasa las principales operaciones de la CIA que han ayudado a modular nuestra historia y llevarnos a la situación actual: el apuntalamiento del franquismo tras el final de la guerra mundial a cambio de convertir España en una zona de libre circulación para la CIA, la Operación Lolita para colocar a Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco, los preparativos militares previos al 23-F, la toma del control del PSOE en Suresnes en 1974 o la disposición diligente del PNV como tontos útiles al servicio de la agencia para combatir el comunismo en España durante el franquismo.

La lectura de este libro resulta demoledora porque echa por tierra muchos de los tópicos interesados que se mantienen en la sociedad española, como la animadversión entre el franquismo y los gobiernos estadounidenses, algo absolutamente falso. La CIA fue fundamental en el apoyo a Franco y la cesión de soberanía hacia la agencia por parte del régimen franquista fue casi absoluta: “Los militares norteamericanos empieza a ganar adeptos en las filas del Ejército español, cada vez más colonizado, y los hombres de la CIA financian, sin ningún recato, a los propios servicios de información de Franco, para tenerlos completamente bajo sus órdenes. (…) Ambos tienen el mismo enemigo: el comunismo ateo”. También podemos saber a través de esta obra, el papel español en la red Gladio, el plan creado por la CIA para evitar que la izquierda llegara democráticamente al poder en los países de la Europa Occidental, especialmente en Italia, así como los vínculos de esa red con la guerra sucia contra ETA, y la complicidad de los gobiernos de Suárez y de Felipe González.

Descubrimos sorpresas tales como el papel de la CIA para promover a Manuel Fraga en la transición española como la figura liberal que el país necesitaba en esos momentos o la intervención de EE.UU. para lograr que Marruecos se adueñara del Sahara mediante la “Marcha Verde” organizada por el propio gobierno marroquí, con la aquiescencia del entonces príncipe Juan Carlos, en aquel momento Jefe del Estado en funciones y Comandante en Jefe del Ejército, por enfermedad de Francisco Franco.


La Marcha Verde organizada por Hassán II de Marruecos 


El entonces Príncipe de España saludando al hoy rey Mohamed VI de Marruecos 

Sin duda el capítulo más espectacular es el titulado “Isidoro y Mr. Pec”. En él se desvela el apoyo activo de Carrero Blanco a Felipe González y su equipo para viajar al congreso de su partido en Suresnes y la preparación conjunta de ese congreso con los servicios secretos de Carrero (SECED) con el objetivo de permitir el desarrollo del PSOE como estrategia para ahogar al comunismo del PCE: "en Suresnes había más espías que militantes socialistas", según el general Fernández Monzón, que también formó parte del SECED. Como escribe Grimaldos: “Los servicios secretos norteamericanos y la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la dirección de la Transición española con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y aniquilar a la izquierda comunista. Este fino trabajo de construir un partido de izquierdas, para impedir precisamente que la izquierda se haga con el poder en España, es obra de la CIA, en colaboración con la Internacional Socialista”. Incluso –afirma Grimaldos- “algunos socialistas no esperan que la CIA llame a su puerta y son ellos mismos los que ofrecen espontáneamente sus servicios a los norteamericanos”. Se trata de un capítulo magistral donde se relata con detalle y profusión de datos, fechas y nombres, el asalto al viejo Partido Socialista por quienes tendrían como misión cumplir las órdenes de la CIA en España, alguna de ellas con vistas a varios años después, como la entrada en la OTAN, e incluso poner un español al frente de ella, como sucedió cuando fue promovido Javier Solana a la Secretaría General de dicho organismo.


Felipe González: un montaje espléndido de la CIA


Año 1982: Más que cambio, "cambiazo"...

Para apoyar la permanencia en la OTAN, González y su equipo movilizan a los medios de comunicación, a intelectuales en nómina, a adjuntos al poder de los más variados tipos y a personajes del mundo de la cultura y el espectáculo. Fernando Fernán Gómez relataba en cierta ocasión su visita a la Bodeguilla de La Moncloa, invitado por González, junto con otros profesionales del cine y la cultura, durante las fechas previas a la celebración del referéndum. En un determinado momento de la reunión, González les dijo: "He cambiado de opinión, porque cuando llegué a La Moncloa, Suárez me enseñó la "caja de los truenos" y había muchos misiles soviéticos apuntando a España". El director de cine Manuel Gutiérrez Aragón le llamó cínico.

Los servicios de inteligencia estadounidenses siguieron al minuto la campaña a favor del "Sí", desplegando su enorme y compleja red de influencias en apoyo del gobierno socialista. Como escribió Pablo Castellano, en aquellas fechas cruciales "el Pentágono tomó nota de quienes eran de verdad sus amigos. A buenas horas se le iba a escapar a la privilegiada mente conocedora de todos los entresijos del 23-F, del GAL y de Filesa, un referéndum así".       


La rectificación del PSOE sobre la permanencia de España en la OTAN, comprometida por Felipe González con el Rey desde antes del inicio de su mandato, revalidó y reforzó la condición del Estado español como socio del Imperio, culminando una deriva secreta que llevó al PSOE a incumplir el programa electoral mantenido antes de las elecciones, trampeando las resoluciones del Congreso de su partido y engañando a los españoles, partidarios mayoritariamente del "No", que el propio González siempre había defendido de cara a la galería. 

Como escribió Goethe, "hay épocas significativas de las que sabemos muy poco, situaciones cuya importancia sólo se nos hace manifiesta por sus consecuencias. El tiempo que transcurre con las semillas bajo tierra es esencial en la vida de las plantas". Y no solamente de las plantas, me atrevo a añadir...  



"Lasciate ogni speranza, voi che'entrate..", Dante. El Infierno 







14 comentarios:

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    1. Hay gente que se dedica a escupir en casa ajena utilizando seudónimos, cosa muy frecuente en Internet. Este comentario no aportaba otra cosa que la fiebre que padecía quien lo escribió. Por eso he considerado oportuno eliminarlo.

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  2. Comentario que puse al art. en el blog de Luis del Pino:
    Muy bueno el blog de José Baena, como todo lo de Luis del Pino sobre el mismo tema.
    Como investigador oficioso de los 2 bombazos de Buenos Aires(1992 embajada de Israel y 1994 edificio AMIA) ciento sana envidia por lo que ocurre en España. Acá ni un sólo periodista de nota ha sido capaz de seguir el tema.
    Unos pocos lo empezaron a hacer y cuando descubrieron que los coches bomba eran una construcción falsa a partir de ostensibles pistas falsas plantadas(como lo de la mochila de Vallecas) para culpar a los musulmanes, lo cual lleva las sospechas como por un tubo a los enemigos de estos, se borraron o sacaron de de la galera disparatadas hipótesis para distraer la atención de la más probable.
    Nuestros bombazos se puede decir que fueron el inicio del engendro que luego del 11/9 se llamó "el terrorismo internacional" y al que el I...mperio yanki le declaró la guerra("drôle de guerre" dirían los franceses). El culpable propiciatorio en estos fue Irán, el primer candidato a "enemigo necesario" del Imperio, cuando se quedó sin ninguno por la implosión del rival soviético en 1991, que luego de "la AMIA" fue descartado por el más fácil Irak y la más funcional "AlQaida".
    Todo indica que el 11M ha sido parte de ese "fenómeno", es decir que la causal "internacional" ha debido de estar por encima de la "local", aunque ésta no haya sido desprecialble.
    El completo art. de Baena sobre "los servicios" para mi confirma este aserto.
    Parecería que entre "las cloacas de los servicios" a nivel internacional existiera subterráneamente una suerte "de red global terrorista"(vasos comunicantes entre ellos que escapan a los controles de los mismos gobiernos) controlada por la CIA. "Red gloabal terrorista" que es la que "se ocupa" de esos peculiares "atentados": indiscriminados, transnacionales y sin reivindicación o falsamente reinvindicados(como los nuestros) y sin un mensaje o destinatario claro, y otros menesteres que interesan al Imperio yanki.
    Como si hubieran reciclado Gladio(creada por la NATO al finalizar la 2º GM para "combatir" el comunismo en Europa) pero a nivel mundial, y esta vez para enfrentar a un enemigo "fabricado": la entelequia "AlQaida"/"ben Laden".

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  3. Este vídeo, del que pongo el enlace a continuación, muestra al comando de etistas (etarras) que perpetraron el atentado de Atocha. En él aparece el etista Asier Eceiza Ayerra como uno de los autores.

    ¿Cómo se compagina esto con la teoría de la autoría por parte de un servicio secreto?

    El vídeo:
    http://www.youtube.com/watch?v=uIN7bz15Z-4

    En el canal de Youtube de este vídeo hay otros, sobre el 11-M, también interesantes.

    El canal de Youtube del vídeo:
    http://www.youtube.com/user/yavaapareciendo7654

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  4. He leído su interesantísimo comentario, amigo Petro, que le agradezco en lo que vale. “Todo lo que sube, converge”, escribió Teilhard de Chardin. Casi sobra decir que su breve texto lo confirma de tal manera que podríamos hablar de “complementariedad circular” entre su enfoque y el mío respecto a los atentados de falsa bandera. No sé si habrá leído en mi Blog las entradas que he dedicado al holocausto sirio, cuyo horrible trasfondo conozco de primera mano. Por si le interesa, le transcribo el enlace de uno de estos artículos sobre la verdad, impublicable por estos pagos, del verdadero trasfondo de lo que en Siria viene ocurriendo desde que pusieron en marcha ese engendro que tan apresuradamente se llamó “la primavera árabe”. La manipulación de la información es la base desde donde los siniestros poderes que nos gobiernan asientan sus planes, un denominador común que vale tanto para sustraer a las masas la verdad de lo que en Siria viene sucediendo, como para ocultarnos el vertiginoso trasfondo de los atentados del 11-M.

    EL HOLOCAUSTO SIRIO: POR EL BIEN DEL IMPERIO

    http://elsacodelogro.blogspot.com.es/2013/01/holocausto-sirio-porel-bien-del-imperio.html

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  5. Amigo Jorge Campos, le aseguro que esos vídeos tan viejos forman parte de la campaña de intoxicación que sirvió para que la atención inicial se polarizara entre dos autorías tan falsas como la identificación de los explosivos utilizados para cometer la masacre. Ya sabe que prevaleció la voluntad de los que apostaron por los moritos de Leganés.

    En la segunda entrada que he puesto sobre el 11-M, he dado un paso más para aclarar el enfoque desde donde debemos mirar todo lo relacionado con la masacre. Lea los esclarecedores artículos que en fechas inmediatas a los atentados escribió Fernando Múgica en los que descubre el pastel envenenado que nos sirvieron entones. Múgica se detuvo en los umbrales de la autoría: su vida corrió un serio peligro, como él mismo declaró con posterioridad. Más adelante volveré sobre esto, porque esta serie no está acabada. El hilo conductor está en lo que yo llamo "la complementariedad circular" . Desde luego que seré tan claro como pueda, pero no más, aunque usted también deberá realizar un ejercicio de "inteligencia. Espero que lo comprenda.

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  6. Vea esto: http://pepmasip.wordpress.com/2013/05/07/de-como-manipular-una-foto-y-unos-hechos-historicos/

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  7. Le agradezco su respuesta, José. Por supuesto leeré atentamente tanto al texto ya publicado al que se refiere, como a los que le quedan por publicar.

    Sea como sea, gracias por su labor y un saludo.

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  8. Me parece conveniente decirle que mi manera de proceder es y será la de un historiador, que es lo que soy, entre otras cosas. Por lo tanto, no descubro en estas entradas nada nuevo: trabajo con material conocido y publicado. El trabajo del historiador no es el de los cuerpos policiales que trabajan para descubrir la autoría de un determinado delito. El historiador no descubre nada, su tarea es la de revelar interpretaciones nuevas y explicativas de los hechos que selecciona, que, por así decirlo, rescata de aguas, turbias a veces o interesadamente enturbiadas, devolviéndoles lo que resulta más valioso, su más auténtico significado.

    Por eso, elogiar a un historiador por la precisión de sus datos es como encomiar a un arquitecto por utilizar, en la construcción de su edificio, vigas debidamente preparadas o cemento de buena calidad. Ello es condición necesaria de su obra, pero no su mérito esencial. En un primera observación hay que decir que los datos utilizados, que son comunes para todos los historiadores, más bien son materias primas del historiador que pertenecer a la esencia de la historia misma. La segunda observación que debo hacer es que la necesidad de fijar estos datos básicos no se apoya en ninguna cualidad de los hechos sino en una decisión que formula el historiador a priori. Solía decirse que los hechos hablan por sí solos. Es falso, por supuesto. Los hechos sólo hablan cuando el historiador apela a ellos: él es quien decide a qué hechos se da paso, y en qué orden y contexto hacerlo. Fue un personaje de Pirandello quien dijo que un hecho es como un saco: no se tiene de pie si no metemos algo dentro.

    Como cualquier investigador científico, el historiador es necesariamente selectivo. La creencia en un núcleo óseo de hechos objetivos con independencia de la interpretación del historiador es una falacia absurda, pero dificilísima de desarraigar. La condición de hecho relevante depende siempre de una cuestión de interpretación. El investigador de la Historia (de las muchas historias de la Historia) debe acercarse al objeto de su estudio revestido de humildad, de una necesaria ignorancia, tanto más cuanto más se aproxima a su propia época y, sobre todo, cuando examina sucesos que le son contemporáneos. Le incumbe la doble tarea de encontrar los pocos datos relevantes y convertirlos en elementos válidos para su interpretación, y de descartar los muchos datos carentes de importancia porque sólo servirán para que pierda el rumbo de su investigación. Separar el polvo de la paja. Pero esto es exactamente lo contrario de la herejía decimonónica, según la cual la historia consiste en la compilación de la mayor cantidad posible de datos refutables y pretendidamente objetivos. Quien caiga en tal herejía, o tendrá que abandonar su investigación por considerarla tarea inabarcable y dedicarse a coleccionar sellos o cualquier otra forma de coleccionismo, o acabará en el manicomio.

    Con estas reflexiones, quiero que comprenda lo fácil que resulta manipularlo todo, sobre todo cuando existen intereses sobrados para que determinados sucesos nunca sean aclarados y lo proclive que son las masas a ser conducidas o manejadas, ya que, en general, sus creencias no son reflexivas, sino simplificadoras, sencillamente porque abordar la complejidad exige preparación intelectual, mucha dedicación, tiempo y una voluntad férrea de mantenerse ajeno a mediatizaciones sectarias o interesadas. Cosas todas que pertenecen al ámbito de lo individual, jamás al de lo colectivo.

    Dado que estas entradas acerca del 11-M han sido visitadas ya por más de cinco mil personas de innumerables países, espero que estas reflexiones sirvan a cualquiera que las leyere, para acercarse a la problemática de lo que debe entenderse por investigación histórica.

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  9. Francamente, he leído bastante sobre el 11 M simplemente por interés personal, como otros lo tendrán por Jack el Destripador, por ejemplo. Pero quiero señalar 2 cosas: 1) No encuentro el comentario esencial y básico sobre el 11 M; y 2) Me parece absurdo que haya sido un atentado atlantista ( léase de USA), ya que no veo qué interés podía tener USA en atentar contra un aliado. Confieso sí, como entendido en la materia, que lo soy, que el proceso judicial es infumable, desde la instrucción ( destrucción del cuerpo del delito) hasta la sentencia ( que no puede identificar el tipo de explosivo usado, es decir , el arma mortal).
    Me encantaría encontrar el artículo básico sobre el tema.
    Saludos.

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  10. Gracias por poner este enlace como respuesta a mi inquietud. Pero la verdad es que no me aclara nada. O casi nada. La tesis parece ser: la OTAN o un ente misterioso ligado a ella, que es lo mismo que decir ligado a USA, cometió el atentado para poner a España en su sitio. Porque un atenbtado atlantista sin la anuencia de USA es imposible. Pues en ese caso no se entiende por qué USA iba a realizar o permitir un atentado de esas características contra un aliado como España en el asunto Irak, por más que no hubiera mandado tropas. Que servicios secretos españoles colaboraron en marear la perdiz, no hay duda, pero lo del cerebro atlantista no tiene asidero. Por otra parte, si no fuera un atentado atlantista sino de Francia o de Marruecos, hay que pensar que los españoles carecen totalmente de cojones al no tomar las medidas de represalia que correspondían, al menos, poner en evidencia a los autores, si no se creía estar en condiciones de responderles bélicamente. Además y para no ser muy largo, no hay que ser muy inteligente para darsae cuenta, que el mensaje de Dezcallar a Aznar es de una supina estupidez. Que un servicio secreto diga que no tiene idea si fue ETA o los islamistas, , ni idea, es para jubilarlos a todos sin derecho a pensión.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Amigo Eddie:

      Las conclusiones derivadas de la lectura de los once artículos que he dedicado en este Blog al 11-M no conducen a atribuir su autoría a instancias supranaturales ajenas a los procedimientos de investigación habituales, basados en los principios de causalidad e interpretación lógica usados instrumentalmente en la investigación histórica de rango universitario, que es el marco obvio en donde debe encuadrarse la masacre de los trenes de Madrid, su antes y su después. Porque, como alguien escribió “después del 11-M, todo es 11-M”.

      En nuestro mundo nada ocurre por casualidad: el azar es solamente la medida de nuestra ignorancia. Las circunstancias que determinan los hechos históricos de una magnitud semejante a la masacre de Madrid están enraizadas en el sustrato mismo de nuestra realidad contemporánea, que, en el ámbito mediterráneo y europeo vienen dadas por el control atlantista que, a su vez, es el instrumento usado por los poderes de Washington para imponer su orden imperial, en el que, para hablar con propiedad, no cabe referirse a “aliados”, sino a “vasallos”.

      Al 11-M he dedicado en este blog once artículos encadenados, en los que he ido delimitando un escenario de actuaciones y unos comportamientos geoestratégicos del poder estadounidenese que vienen repitiéndose, con ligeras variantes, desde el fin mismo de la Segunda Guerra Mundial, que perduran en nuestros días y cuyas manifestaciones más alarmantes y esclarecedoras son los casos de Siria y Ucrania, a cuyo análisis he dedicado varias entradas. Mi atención a Siria viene dada por mi personal conocimiento del país, de su historia reciente, de la naturaleza de su régimen, de su realidad social, política y económica y hasta del carácter de sus gentes, las peculiaridades de las visiones del Islam profesadas en su ámbito y hasta de su geografía. Con esto quiero decir que también en el estudio y análisis de los acontecimientos que vienen ensangrentado Siria y Ucrania hay elementos comunes a los atentados presuntamente islamistas, al menos para la información oficial y manipulada que se nos sirve, que tuvieron lugar en Nueva York, Madrid y Londres. Con ellos, nuestro mundo ha entrado en una nueva era que, en la terminología aceptada, podríamos caracterizar como del “Nuevo Orden Mundial”, para cuya caracterización es preciso recurrir a lo que, en el ámbito de la Física, se conoce como “complementariedad circular”.

      (Sigue)





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    2. (Continuación)

      Como es natural, el conjunto de relaciones, complejidades estratégicas, actuaciones políticas, militares o diplomáticas, junto a otras variables que sería preciso examinar, exigiría un grueso volumen con citas a pie de página y un largo apéndice documental. Porque en ningún caso, la complejidad puede resumirse en dos palabras sin caer en el reduccionismo, que es la peor enfermedad que padecemos para comprender, en su cabal integridad, nuestra realidad contemporánea. Un reduccionismo que da cabida a todas las manipulacuiones, sectarismos, mentiras flagrantes y neurastenias ilumistas que proliferan como hierbas venenosas en nuestra sociedad hasta suplantar cualquier atisbo de racionalidad.

      Dicho todo lo que antecede, creo sinceramente que en el conjunto de las entradas de este blog a las que me he referido está la respuesta a esa pregunta que usted se hace, tanto acerca de la autoría como de las causas que determinaron la comisión de nuestro 11-M. Cierto es que es posible explicitar con mayor claridad no ya la autoría de la masacre, que, perdóneme usted, me parece más que evidente, a la luz de lo mucho que llevo escrito acerca de este espeluznante asunto y sobre esa “complementariedad circular” a la que he hecho referencia (en la que incluyo el “caso” del acorazado Maine como prototipo de atentado de falsa bandera y guerra de diseño o por encargo), sino las causas últimas (complementarias entre sí) de que fuese elegido nuestro país para la comisión de tan criminal atentado. Es algo que he ido dejando pendiente porque otros asuntos han acaparado mi atención y mi tiempo, entre ellos, viajar. Es decir, vivir. Lo cual no quiere decir que haya renunciado a hacerlo, desde la responsabilidad de saber que todo lo que escribo es público y que me expreso poniendo, como no suele hacerse, mi nombre y dos apellidos por delante.

      Otro detalle, ya final. En el diseño y comisión del 11-M, Marruecos nada tuvo que ver. Si se examina bien esta posibilidad, resulta hasta impensable. La relación con Francia es indirecta, aunque exista. Pero eso nos llevaría lejos, mucho más lejos. Tanto como a Dezcallar.

      Gracias por la atención que ha dispensado a mis escritos y reciba mi más cordial saludo.

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