LA
VERDAD SOBRE EL ESTADO ISLÁMICO
(Segunda Parte)
Invasión de Irak y
desestabilización de Siria
La guerra de Irak estaba en la agenda de los halcones del Pentágono desde la segunda guerra del Golfo. El camino hacia Bagdad era la ruta marcada hacia la supremacía global estadounidense. Como menciona Theodore Roszak en un impecable y bien documentado estudio, “ya en 1996, en Estados Unidos había elementos derechistas que hablaban acerca de imponer una "hegemonía global benévola" en el mundo. La frase pertenece a Robert Kagan y William Kristol, y apareció en Foreing Affairs. Iraq ofrecía esa oportunidad. Al resistirse a lo que la Administración Bush pretendía, las Naciones Unidas no hicieron más que acelerar el momento en el que Washington se sintió libre para desechar la Organización, junto con la OTAN y la Unión Europea, como irrelevante. Había llegado el nuevo siglo estadounidense, y cuanto antes lo reconociese el mundo, mejor" (21).
La decisión de imponer la guerra a Siria fue adoptada por el presidente George W. Bush en una reunión en Camp David celebrada el 15 de diciembre de 2001, cuando después de los atentados de Nueva York y de Washington fue incluida Siria en el "Eje del Mal". En aquel momento inicial, lo previsto era comenzar la intervención militar en Siria y en Libia para demostrar que las fuerzas norteamericanas podían actuar de manera simultánea en dos teatros bélicos, un detalle que conocemos por el testimonio del general de cuatro estrellas Wesley Clark, ex-comandante supremo de la OTAN, quien se opuso al proyecto. Atacar Afganistán fue la solución adoptada mientras se preparaba la Guerra de Iraq para derrocar a Sadam Hussein y controlar sus inmensas reservas petroleras, aunque hay que esperar a 2003 para que el Congreso estadounidense, con ocasión de la caída de Bagdad, aprobara las disposiciones legales que facultaban a Bush para que el Pentágono preparara una guerra contra Libia y otra contra Siria, la “Syria Accountability Act” (22), que servirían de prólogo al gran objetivo ambicionado por la estrategia estadounidense: Irán, segundo productor mundial de petróleo y de gas natural.
El testimonio del
General Wesley Clarck resulta tan sorprendente como ilustrador
respecto a los planes bélicos del equipo con el que Bush se había
rodeado. Según contó el general en varias entrevistas y
conferencias, algunos días después de los atentados del 11 de
septiembre de 2001, durante una visita al Pentágono, se enteró de
que estaba tomada la decisión de atacar Irak. Muy extrañado,
preguntó a su informador la causa de tal decisión y si había
alguna información nueva que vinculara a Sadam Hussein con Al-Qaeda:
“No, señor” fue la respuesta, para añadir seguidamente que, en
su opinión, el motivo era que no se sabía cómo actuar ante el
terrorismo, pero que teniendo tan gran ejército resultaba posible
derrocar al gobierno que quisieran. En una nueva visita al Pentágono
dos semanas más tarde, cuando ya se habían iniciado los bombardeos
sobre Afganistán, Clark volvió a conversar con el mismo
funcionario, interesándose por conocer qué pasaría con Irak,
recibiendo la respuesta siguiente, según refiere el propio general:
“La cosa es mucho peor. A continuación me mostró unos folios con
información reservada que acababa de recibir de la Oficina del
Secretario de Defensa, Paul Wolfowitz, mientras decía: Esta nota
describe cómo vamos a atacar siete países en cinco años,
comenzando con Irak, luego seguirán Siria, Líbano, Libia, Somalía,
Sudán y finalmente Irán”. A la pregunta de si se trataba de
información confidencial, su interlocutor repuso con un lacónico:
"Sí, señor".
El
general confiesa que se quedó estupefacto, pero que guardó silencio
cerca de seis meses y medio por tratarse de una información
confidencial, añadiendo acto seguido que entonces se dio cuenta de
quienes eran las personas que habían tomado el poder en Estados
Unidos, porque recordó un comentario que en el año 1991 le hizo
Wolfwitz mientras ocupaba el cargo de subsecretario de Defensa, es
decir, el número tres del Pentágono: “La verdad es que deberíamos
de habernos librado de Sadam Husein y no lo hicimos cuando se produjo
el levantamiento chiita que nosotros mismos habíamos provocado, para
luego no intervenir con nuestras tropas. Sin embargo, una cosa
aprendimos: Que podemos emplear nuestros ejércitos en Oriente Medio
y los soviéticos no nos pararán. Disponemos de cinco o diez años
para limpiar todos esos regímenes clientelares soviéticos que son
Siria, Iraq e Irán antes de que se consolide un gran poder que pueda
desafiarnos”. “¿Acaso el cometido del ejército es comenzar
nuevas guerras o cambiar gobiernos en vez de evitar los conflictos?
¿Vamos a invadir países?”, confiesa el general Clark que se
preguntaba lleno de perplejidad mientras la cabeza le daba vueltas
(23).
Como
el mismo Wesley Clark escribió, “no se presentó ninguna prueba
de que Irak representara una amenaza inminente para Estados Unidos o
su aliados, E “inminencia” era la palabra clave. La
administración hizo lo posible para demostrar su tesis ―ante un
pueblo predispuesto a aceptarla, pero no había ningún factor que la
avalara (…) En cambio, iba a ser una causa de guerra “preventiva”;
una idea que Estados Unidos siempre había rechazado para sí mismo y
había condenado en otros” (24). Siguiendo puntualmente el guión
referido por el general Wesley Clark, después del asesinato de
Rafik Hariri, primer ministro libanés, el 14 de febrero de 2005,
Washington trató de provocar la guerra contra Siria, pero no
encontró excusa alguna para hacerlo (25). No obstante, como el
propósito seguía siendo invariable, en 2006, los servicios de
inteligencia norteamericanos comenzaron a preparar la revolución
siria mediante la creación del Syria Democracy Program, por el que
se trataba de crear y financiar grupos de oposición, como el
Movimiento por la Justicia y el Desarrollo, vinculado a los Hermanos
Musulmanes, con el objetivo de servir como bases operativas para
coordinar las actuaciones contra el gobierno de Damasco. Al
financiamiento oficial del Departamento de Estado se agregó una
aportación secreta de la CIA a través de una asociación
californiana llamada Democracy Council (26). Dos años después, en
2008, durante la reunión que la OTAN organizó bajo el patrocinio
del Grupo Bilderberg, fueron expuestas las ventajas económicas,
políticas y militares de una posible intervención de la OTAN en
Siria.
En
esa línea, en 2009, la CIA organizó varios instrumentos de
propaganda dirigidos hacia Siria, como los canales Barada TV, con
sede en Londres, y Orient TV, con base operativa en Dubai. La trama
continuó con la celebración en El Cairo, durante la segunda semana
de febrero de 2011, de una reunión a la que asistieron el senador
John McCain, Joe Lieberman y el mascarón “filósofo” de la OTAN,
Bernard-Henri Lévy, en la que se dio la señal para iniciar las
operaciones secretas que comenzaron simultáneamente en Libia y en
Siria: el 15 de febrero en Bengasi y el 17 en Damasco, bajo la
cobertura propagandística de “las primaveras árabes”, que
deberían llamarse “primaveras otánicas”. Finalmente, en mayo de
2012, la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) crearon el
Working Group on Economic Recovery and Development of the Friends of
the Syrian People, bajo la co-presidencia de Alemania y de los
Emiratos Árabes Unidos. En el marco de ese grupo, el economista
sirio-británico Ossam al-Kadi elaboró un programa para repartir las
riquezas sirias entre los países miembros de la coalición, que
sería aplicado a partir del “día siguiente” a la caída del
gobierno de Al-Assad (27), que por aquel entonces parecía inminente.
Mutaciones de Al-Qaeda y aparición del Estado Islámico
En la historia de la Guerra Contra el Terror impuesta por Bush para
perpetuar una nueva Guerra Fría de duración indefinida y de
carácter global, la guerra afgana fue importante no solo porque
sirvió como modelo de referencia para las intervenciones en Irak,
Libia y Siria, sino también porque incorporó las nuevas
características diseñadas por los estrategas del Pentágono y de la
CIA, la primera de las cuales fue ideologizar el conflicto para
presentarlo al mundo como una guerra religiosa contra el Imperio del
Mal, en vez de mostrarla como una guerra por la libertad, tal como el
mismo Reagan hizo cuando en 1981 firmó la Decisión Ejecutiva de
Seguridad Nacional 17, en la cual autorizaba a la CIA para reclutar,
entrenar y dirigir grupos paramilitares (“contras”) denominados
“rebeldes”, para combatir al gobierno sandinista de Nicaragua,
cuyas hazañas fueron particularmente brutales, similares a las
llevadas a cabo por los famosos “escuadrones de la muerte” en El
Salvador, cuya organización corrió a cargo de un siniestro y
misterioso personaje, el coronel James Steele (28), en donde
coincidió con David Petraeus para formar el dúo mortal que algunos
años después desempeñó un papel tan crucial como nefasto en Irak.
Está
exhaustivamente documentado que Petraeus como general al mando de la
Fuerza Multinacional y el coronel Steele al frente de los escuadrones
de la muerte chiitas, que sembraron el terror entre la población
sunita tras la caída de Sadam Hussein, actuaron siguiendo al pie de
la letra las instrucciones del secretario de Defensa, Donald
Rumsfeld. Como lógica reacción defensiva, su actuación originó la
resistencia armada suní, que sirvió de base para crear Al-Qaeda de
Irak, que pasó a llamarse EIIL (Estado Islámico de Irak y Levante)
cuando se expandió por el centro y norte del territorio iraquí, y
finalmente ISIS o EI, cuyo líder, Abu Bakr al-Baghdadi, se
autoproclamó califa el 29 de junio de 2014 en la recién conquistada
Mosul, en cuya mezquita principal declaró a su organización Estado
independiente y reclamó que todos los musulmanes del mundo le
juraran fidelidad. No cabe duda de que la oscura y enigmática figura
del “califa” Al-Baghdadi es el mejor icono fabricado por los
diseñadores de la campaña de propaganda global para poner un rostro
al más fanático y despiadado personaje del terrorismo islamista
después de que Bin Laden se evaporase y pasara a formar parte de los
archivos más oscuros de la Historia (29).
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Al-Baghdadi, el misterioso "califa" hace tiempo evaporado |
¿Pero
quién es en realidad Abu Bakr al-Baghdadi, cuya imagen ha sido tan
sospechosamente ocultada en Occidente? En junio de 2014, el general
de brigada Kevin Bergner, veterano portavoz militar estadounidense,
dio una sorprendente explicación a la capacidad de Al-Bahgdadi para
escapar de los ataques: que comparte con el ectoplasma de los
espiritistas la cualidad de no existir. Según un artículo publicado
en The Washington Post, “era un personaje de ficción cuyas
declaraciones en audio las realizó un actor de edad avanzada llamado
Abu Abdullah al-Naima” (30). Según fuentes próximas al espionaje
ruso y las revelaciones de Edward Snowden, el verdadero nombre del
“califa” del Estado Islámico es Shimon Elliot, hijo de padres
judíos y agente del Mossad israelí que lo introdujo como topo en el
ámbito yihadista (31).Su nombre falso: Irahim ibn Awad Ibn Ibrahim
Al-Badri Arradoui Hoseini", alias Abu Du’a, un dato que
concuerda con las declaraciones que hizo Emil Lahud, ex-presidente
libanés, quien en una entrevista emitida el sábado 9 de septiembre
de 2014, aseguró que el grupo terrorista Estado Islámico de Irak y
Levante (EIIL o Daesh) es un proyecto diseñado por la inteligencia
israelí y financiado conjuntamente por EE.UU. y otros países
árabes, un hecho que también ha sido ratificado por el general
Wesley Clark, ex-Comandante Supremo de la OTAN, quien en el año 2007
no tuvo empacho en declarar en una entrevista realizada por Amy
Goodman emitida por la cadena CNN, que el Emirato Islámico (también
conocido como Daesh, ISIS, ISIL y anteriormente como EIIL) fue
“creado por nuestros amigos y aliados para vencer a Hezbollah”
(32).
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El senador MacCain se reúne en Siria con miembros del Ejército Sirio Libre, entre los cuales estaba el futuro "califa"Abu Bakr al-Baghdadi |
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McCain en Siria el día 28 de mayo de 2013 |
En
mayo de 2013, el senador John McCain, unos de los más feroces
belicistas dentro de los “halcones” de Washington, líder de los
republicanos en el Congreso y promotor de las “primaveras árabes,
estuvo ilegalmente cerca de Idleb, en territorio sirio (33), donde
llegó a través de Turquía para reunirse con el estado mayor del
Ejército Sirio Libre (ESL), brazo armado de la “oposición
moderada siria”, para verificar la entrega de armamento desde
Turquía, en un viaje que sólo se hizo público cuando hubo
regresado a Estados Unidos. La estancia de McCain en territorio sirio
fue organizada por la Syrian Task Force, que contrariamente a lo que
sugiere su nombre, es una organización pro-israelí vinculada al
America's Pro-Israel Lobby (AIPAC) (34). En las fotos de dicha
reunión aparecen Mohammad Nur, portavoz de la Brigada Tempestad del
Norte, integrada en el Frente Al-Nusra (o sea, Al-Qaeda en Siria),
que había secuestrado y aún retenía en su poder a once peregrinos
chiitas libaneses en Azaz, el general Salem Idriss, jefe del Ejército
Sirio Libre y finalmente Ibrahim al-Badri, el mismo personaje que al
año siguiente saltaría a la fama como “califa” del Estado
Islámico bajo el nombre de Abu Bakr al-Baghdadi.
Según puede verse, al senador McCain no le importó que Ibrahim al-Badri figurase desde el 4 de octubre de 2011 en la lista de los cinco terroristas más buscados por la justicia estadounidense (Rewards for Justice), con una recompensa de hasta 10 millones de dólares para quien contribuyese a su captura, ni que desde el 5 de octubre de 2011, Al-Badri fuera incluido en la lista del Comité de Sanciones de la ONU como miembro de Al-Qaeda. Y es que basta saber quiénes asistieron a la entrevista organizada por el senador MacCain para comprender que todas las canicas pertenecen al mismo saco, es decir, que en el campo de batalla sirio no han existido diferencias entre Al-Qaeda, el Ejército Sirio Libre, el Frente al-Nusra, el Emirato Islámico de Irak y Levante, el Estado Islámico, etc., etc. El aparente rompecabezas deja de serlo en cuanto comprobamos que todas esas organizaciones igualmente terroristas están lideradas por los mismos individuos, que cambian constantemente de nombre y de bandera para confundir a la desinformada opinión pública occidental. Cuando sus líderes dicen ser miembros del Ejército Sirio Libre agitan la bandera de la colonización francesa y sólo hablan de derrocar al “perro Al-Assad”, cuando dicen ser miembros de Al-Nusra, agitan la bandera de Al-Qaeda y pregonan querer imponer el islam –el de ellos– en todo el mundo. Y cuando se declaran miembros del Emirato Islámico, hacen ondear la bandera del Califato y anuncian que expulsarán de la región a todos los infieles. Pero, sea cual sea su etiqueta, han cometido las mismas atrocidades, que es, en esta maldita historia, lo único que hay de verdad.
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Columna motorizada del Estado Islámico en la ciudad de Mosul |
En
su obsesión por lograr el derrocamiento de Bashar al-Assad, el
senador MacCain pasó por alto las críticas que recogió tras su
reunión de mayo de 2013 en Idlib y en febrero del año siguiente
volvió a reunirse, esta vez en Turquía, con representantes de la
oposición contra el gobierno de Damasco para, según declaró
“conseguir una estrategia integral con respecto al ISIS y la guerra
civil Siria”. Que fuese creíble o no es lo de menos, lo obvio es
que algo tenía que decir (35).
Otro
testimonio de absoluta solvencia acerca del origen estadounidense del
Estado Islámico es el aportado por otro militar de la más alta
jerarquía del Pentágono, que fue ignorado por los medios de
comunicación occidentales. Durante una entrevista realizada a
principios de agosto de 2015 en el programa “Head to Head” de la
cadena Al-Jazira, el teniente general Michael Flynn, ex-director de
la DIA, Agencia de Inteligencia de la Defensa (la principal
organización militar para el espionaje en el extranjero de Estados
Unidos), forzado a dimitir como asesor de Seguridad de Donald Trump a
las pocas semanas de su nombramiento, realizó unas extraordinarias
revelaciones. Según dijo, cuando ejercía como director de la DIA
llegó a sus manos un informe que anunciaba ya en 2012 la voluntad
norteamericana de crear “un Estado Islámico” en Siria, así como
que su posterior expansión no fue debida a un despiste o a un error
de cálculo, sino a una decisión explícita y consciente de la
Administración Obama (36).
El
periodista Medhi Hasan, que hacía de entrevistador, insistió para
que el general aclarase la gravísima afirmación que acaba de hacer.
Sin empacho alguno, Michael Flynn insistió en que, a pesar de que el
informe de la DIA estaba bien elaborado y procedía de fuentes muy
fiables, la Administración no le hizo el menor caso. El diálogo
discurrió en los siguientes términos:
―Hasan:
Usted está diciendo que por sus manos pasó el informe de la DIA que
afirmaba que esos grupos estaban ahí (ISIS y Al-Nusra), que usted
también lo veía claro y que advirtió de ello. Entonces, ¿quién
no hizo caso de esas informaciones?
―Flynn: Creo que la
administración.
―Hasan:
¿Así que la administración hizo la vista gorda ante su análisis?
―Flynn:
No creo que hicieran la vista gorda: creo que tomaron una decisión.
Creo que fue una decisión deliberada.
―Hasan: ¿Una decisión
voluntaria para apoyar a una insurgencia formada por salafistas, Al
Qaeda y los Hermanos Musulmanes?
―Flynn: Fue una decisión
deliberada para hacer lo que están haciendo.
En
un determinado momento de la entrevista, Hasan sostiene una copia
impresa de ese informe de la DIA de 2012 que había sido
desclasificado y leyó en voz alta pasajes claves, tales como “existe
la posibilidad de establecer un principado salafista declarado o no
declarado en Siria oriental y esto es exactamente lo que los poderes
que apoyan a la oposición pretenden con el fin de aislar al régimen
sirio”. Después de todo lo expuesto, no creo que haya nadie capaz
de poner en duda que la decisión de la Casa Blanca era utilizar a
combatientes yihadistas, que bajo el nombre de Al-Qaeda o de
cualquier otra denominación, crearían las condiciones para la
aparición y ascenso del autodenominado Estado Islámico, con la
intención de utilizarlo en Siria para ocupar la parte asignada a los
sunitas (Sunistán) en la desmembración y posterior reparto de
Siria, según el plan elaborado conjuntamente por Estados Unidos e
Israel para diseñar el nuevo mapa del Oriente Medio: una ancha
franja que ocuparía toda la zona central del suelo sirio a partir de
la inexistente frontera sirio-iraquí, coincidente con la
prolongación hacia el Oeste del espacio adjudicado a los sunitas de
Irak, pero sin salida al mar. Al lector avisado no le pasará
desapercibido el hecho de que dentro de semejante demarcación están
los principales campos petroleros, tanto de Siria como de Irak. No
cabe olvidar que el control energético mundial es clave fundamental
de la geoestrategia de Washington.
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Hillary Clinton en Libia con elementos de Al-Aaeda, tras el asesinato de El Gadafi |
La
contundencia de las gravísimas acusaciones del general Flynn
obligaron a que Hillary Clinton tuviera que salir a la palestra, ya
que ella ocupaba la Secretaría de Estado cuando tuvieron lugar los
hechos más abominables de la guerra sucia realizada contra Libia y
Siria durante el primer mandato de Barack Obama. Así, en una
entrevista concedida a la revista The Atlantic, buscó justificarse
con una argumentación tan cínica como falsa: "El fracaso a la
hora de ayudar a construir una fuerza de combate creíble con los
autores de las protestas contra el presidente sirio, Bashar al-Assad,
[…] dejó un gran vacío que los yihadistas ahora han llenado".
También agregó que la situación en Siria podría estar
desarrollándose de un modo muy distinto "si hubiéramos tardado
menos en entrenar y equipar al grupo central del Ejército Libre de
Siria". De haber sido así, el gobierno de Estados Unidos "por
un lado habría tenido un mejor conocimiento de lo que estaba pasando
en el terreno y, por otro, habría ayudado a poner en pie a una
oposición política creíble" (37).
Como
anteriormente he dejado dicho, la invasión de Irak de 2003, que
siguió a la Segunda Guerra del Golfo, tuvo unos efectos
determinantes para que grupos fundamentalistas y la propia Al-Qaeda
pudieran aparecer y ganar fuerza, ya que durante el gobierno de Sadam
Hussein no habían tenido ninguna posibilidad. Pero esta presencia no
fue consecuencia indirecta de la invasión, sino que los servicios de
inteligencia estadounidenses, con el embajador Negroponte a la cabeza
y su segundo, Robert. S. Ford, promovieron los ya citados escuadrones
de la muerte, con el fin de hundir el país en el caos y eliminar
cualquier posible resistencia a la ocupación. Al igual que el
general Petraeus y el coronel Steele, Negroponte tenía ya un
siniestro historial creando escuadrones de la muerte en América
Central en la década de los ´80 del siglo pasado. Robert S. Ford
se convertiría en embajador norteamericano en Siria y enseguida
comenzaron a actuar estos escuadrones criminales también en
territorio sirio. En esos momentos de la invasión de Irak, ya había
en Siria sectores extremistas que apoyaban y daban cobijo a esos
grupos paramilitares, que actuaban en conexión con Nawal Fares,
embajador de Siria en Irak. Se estaba creando el nido de víboras que
no tardarían en extender e inocular su veneno por la tierra siria.
En
informes emitidos por el West Point Combating Terrorism Center del
ejército de Estados Unidos se mostró de dónde procedía el flujo
principal de yihadistas de Al-Qaeda que llegaban a Irak. En ellos se
veía que el primer suministrador en número era Arabia Saudí, pero
que en proporción de habitantes lo era Libia, en concreto
procedentes de la zona de Cirenaica, cuya capital es Bengasi, justo
donde años más tarde comenzaron los disturbios en Libia que
acabarían con la destrucción del régimen de El-Gadafi. Salta a la
vista la conexión entre los centros de acumulación de combatientes
de Al-Qaeda y demás grupos afines con el comienzo de las acciones
violentas que los medios de información occidentales calificaron
como revueltas de “manifestantes pacíficos” tanto en Libia como
en Siria poco tiempo más tarde. Las rutas que los yihadistas
utilizaban para llegar a Irak fueron prácticamente las mismas que
poco después fueron usadas para llegar a Siria. Todo ello bajo el
control de Estados Unidos y la colaboración de sus principales
socios en la OTAN, especialmente Francia (38) y el Reino Unido, así
como con la eficaz ayuda de Israel, Jordania, Turquía, Arabia Saudí
y Qatar.
En
esos mismos informes también aparecía cuales eran los principales
núcleos donde se acumularon los terroristas de Al-Qaeda en
territorio sirio durante la guerra contra Irak: Dayr Al-Zawr, en la
frontera iraquí, Idlib, cerca de Alepo, y Deraá, junto a la
frontera jordana, los mismos sitios que, no por casualidad, fueron
precisamente los epicentros donde tuvieron lugar los primeros
disturbios que sirvieron como señal de salida para fabricar el
conflicto sirio. De manera resumida, podemos decir que los
estadounidenses patrocinaron en Irak a las milicias chiitas y su
instrucción en técnicas de guerra sucia, mientras que, por otro
lado, permitían el fortalecimiento del yihadismo sunita. Esa fue la
misión encargada a Al-Qaeda, sus filiales y demás agrupaciones
salafistas vinculadas a los Hermanos Musulmanes. Mientras que la
organización estuvo dirigida en Irak por Abu Musab al-Zarqaui no fue
más que un recurso transitorio, que fue eliminado por las tropas
norteamericanas en junio de 2006 en cuanto se convirtió en un
estorbo tan molesto como peligroso para estrategas de la CIA cuando
decidieron que había llegado el momento de inyectar nueva savia al
tronco seco de Al-Qaeda para hacerla operativo otra vez con la
colaboración incondicional de sus aliados saudíes y qataríes, cuya
obsesión principal no era otra que intervenir en Siria para derrocar
a Bashar al-Assad, su enemigo declarado.
Aunque
se trate de una figura de menor importancia mediática que Bin
Laden o que el “califa” Al-Baghdadi, conviene señalar que
también Al-Zarqaui comparte con ellos el ser un títere creado por
los servicios secretos occidentales. Reclutado en Jordania por “la
Base” o “Al-Qaeda” para servir en las filas de las milicias
yihadistas que luchaban contra los soviéticos en Afganistán, poco
importa para la propaganda servida por los medios de comunicación
occidentales que fuera “un conocido borracho y drogadicto para los
fundamentalistas islámicos financiados por Arabia Saudí y los
Emiratos del Golfo” (39),ya que sin personajes como Bin Laden,
Al-Zarqaui, Al-Baghdadi o los sucesivos recambios que la fábrica de
monstruos necesite seguir fabricando, la “guerra contra el
terrorismo” perdería buena parte de su razón de ser. Por otra
parte, todos estos elementos propios del decorado escénico que
necesitan los actores de cara a la representación global tienen en
común que desaparecen de la función en cuanto dejan de ser servir
para la finalidad que motivó su creación. Es lo que ocurrió con
Al-Zarqaui. Tras su eliminación, el núcleo yihadista iraquí de
Al-Qaeda fue renovado con el fin de que centrara su acción combativa
en Siria, para lo que tuvo que cambiar de camisa, como las
serpientes, pasando a ser el Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS)
y convertirse en la fuerza armada principal de los musulmanes
sunitas capaz de contribuir de manera decisiva a consolidar la
desintegración de Iraq y conseguir el derrocamiento de Al-Assad. De
este modo, convirtieron el posible frente contra la ocupación
norteamericana de Irak en una guerra entre sunitas y chiitas, que
supuso de facto la partición del país, a la que también
contribuyeron los kurdos ubicados en el Norte del territorio iraquí,
cuyos líderes, insatisfechos con la amplia autonomía de la que
gozaban, vieron el momento que ni pintado para lograr un Estado kurdo
independiente del iraquí, naturalmente con el beneplácito de
Washington.
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Tulsi Gabbard, congresista demócrata estadounidense por el Estado de Hawaii |
Como
puede verse, la estrategia aplicada a Siria es una extensión de la
que tan exitosamente se venía representando hasta entonces en Irak y
que tan buenos resultados obtuvo en Libia. Es lo que la Secretaria de
Estado norteamericana, Condolezza Rice, tuvo el cinismo de definir
como “caos creativo”, es decir el plan encaminado a conseguir “un
nuevo Oriente Medio” (40). Su visión de esta zona de importancia
crucial dentro de la estrategia de Washington la definió de manera
simple: “De cierta manera, lo que estamos viendo es el comienzo de
las contracciones previas al nacimiento de un nuevo Oriente Medio y
tenemos que estar seguros de que todo lo que hagamos vaya en el
sentido de ese nuevo Oriente Medio y no que suponga el regreso al
anterior”. La destrucción de naciones enteras, que ha producido la
mayor catástrofe humanitaria acaecida desde la Segunda Guerras
Mundial, con centenares de miles de muertos y heridos, millones de
desplazados internos, así como las incontenibles oleadas de
refugiados que huyeron de sus hogares para buscar la salvación en
las costas europeas y que han convertido el Mediterráneo en la mayor
fosa de cadáveres del planeta (41) son parte de una inmensa
catástrofe humanitaria que a Condolezza Rice no le preocupa en
absoluto.
CONCLUSIONES
La
realidad del Estado Islámico es la de un saco, que no se tiene en
pie si alguien no mete algo dentro. Y ese alguien es quien construyó
el saco y en cada momento decide qué es lo que coloca en su interior. Si
Al-Qaeda fue una gran obra de ingeniería de los servicios secretos
estadounidenses y saudíes hace más de treinta años, el Estado
Islámico no es más que la última fase de esta nebulosa mutante,
que se disgrega y se vuelve a concentrar cuándo y dónde convenga en
función de las circunstancias geopolíticas que son interpretadas
por quienes manejan desde Washington o Londres los hilos del invento.
El
Estado Islámico, como antes lo fue Al-Qaeda, no es más que una
pantalla, otra más, de las muchas creadas por los Servicios de
Inteligencia de Estados Unidos para llevar a cabo con absoluta
impunidad sus operaciones encubiertas y los atentados de falsa
bandera, cuya ejecución resulte necesaria para mantener donde más
convenga el miedo hacia el terrorismo islamista y encendido el fuego
de la hoguera bélica desencadenada en Oriente Medio en función de
los planes diseñados por Estados Unidos con anterioridad a los
atentados de septiembre de 2001, consistentes en intervenir
militarmente para modificar a su antojo el actual mapa del Oriente
Medio en función de sus intereses geoestratégicos, que son
fundamentalmente dos: el primero, controlar los riquísimos
yacimientos y conducciones de petróleo y gas de aquella zona del
mundo, y el segundo, impedir que Rusia tenga acceso a ellos,
cercándola e impidiendo su presencia como potencia mundial en el
Oriente Medio. El general Leonid Ivashov, que el 11 de septiembre de
2001 ocupaba el cargo de jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas
rusas, lo resume con exactitud cuando dijo que “el actual
terrorismo internacional es un fenómeno que combina el empleo del
terror por parte de estructuras políticas estatales y no estatales
como medio para alcanzar sus objetivos políticos mediante la
intimidación, la desestabilización social y psicológica de la
población, la anulación de la voluntad de resistencia de los
órganos del poder y la creación de condiciones propicias para
manipular la política del Estado y la conducta de sus ciudadanos".
La
supuesta “Guerra contra el Terror” debería ser vista por lo que
realmente es, un pretexto para mantener el descomunal ejército
estadounidense con presencia en todo el planeta. Los dos grupos más
poderosos en la creación de la política exterior estadounidense son
el lobby de Israel, el cual dirige la política de EE.UU en Oriente
Medio y lo que el presidente Eisenhower designó como “complejo
industrial-militar”, que se beneficia de las decisiones que son
adoptadas por los miembros que integran el grupo anterior. Como dice
el escritor y periodista de investigación Serge Quadrupanni, “la
lucha contra el terrorismo es al mismo tiempo vanguardia conceptual y
punta de lanza de una estrategia basada en el miedo, que tiende a
ocupar todos los rincones de las naciones occidentales. Esta política
de fabricación simultánea de temores y de controles supuestamente
justificados para nuestra seguridad está condenada a inventarse
continuamente nuevos enemigos” (42).
Karl
Rove, uno de los neocons de Bush Jr., dijo: “Ahora somos un imperio
y cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad”. A eso habría
podido agregar que para eso están los medios corporativos que
dominan la comunicación global como portavoces del imperio,
apuntalando las nuevas realidades virtuales que la opinión pública
internacional acepta sin discusión alguna, exactamente como se
describe en la novela 1984 de George Orwell. Karl Rove agregaba que
Estados Unidos iba a crear nuevas realidades “y ustedes, todos
ustedes no tendrán más que estudiar lo que nosotros hacemos”. ¡A
la fuerza!, olvidó de puntualizar el personaje. George Orwell lo expresó hace
tiempo y con menos palabras: "La guerra es la paz, la libertad
es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza". Y en este mundo
orwelliano ya estamos instalados.
NOTAS
21.Theodore
Roszak: "¡Alerta Mundo! El nuevo imperialismo americano",
Ed. Kairós, Barcelona, 2004, p. 37.
22.
Syria Accountability and Lebanese Sovereignty Restoration Act of
2003. Public Law 108–175—Dec. 12, 2003.
https://www.usip.org/sites/default/files/file/resources/collections/peace_agreements/syria_accountability.pdf
23.
Wesley K. Clarck: Conferencia pronunciada el el Commonwealh Club de
San Francisco (California), el 3 de octubre de 2007.
https://www.youtube.com/watch?v=mIFxB3yk9io
24.
Wesley K. Clark: ¿Qué ha fallado en Irak? La guerra el terrorismo y
el imperio americano, Edit. Crítica, Barcelona, 2004, p. 143.
25.
Thierry Meyssan: Revelaciones sobre el asesinato de Rafik Hariri, Red
Voltaire, 29 de noviembre de 2010.
26.
2002-2009 Archive for the U.S. Department of State. Syria Democracy
Program Announcement:
https://2002-2009-mepi.state.gov/61533.htm
27.
José Baena: El holocausto sirio: Por el bien del imperio. Blog El
Saco del Ogro, 20 de enero de 2013
http://elsacodelogro.blogspot.com.es/2013/01/holocausto-sirio-porel-bien-del-imperio.html
28.
De El Salvador a Irak: el "asesor" de los escuadrones de
la muerte, BBC Mundo, 7 de marzo de 2013.
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/03/130306_irak_salvador_steele_am
.Bajo el título “Guerra sucia en Irak”, el espacio “La Noche
Temática”, TVE ofrece dos magníficos documentales: "En busca
de Steele" y "Médicos del lado oscuro".,
http://www.rtve.es/television/20160802/noche-tematica-guerra-sucia-irak/893361.shtml
29.
Benazir Bhutto, dos veces primera ministra de Pakistán, en una
entrevista para Al-Yazira, realizada por el periodista David Frost en
noviembre de 2007, pocas semanas antes de su asesinato, afirmó:
“Osama Bin Laden ha sido asesinado por Omar Sheik, un ex-miembro de
los servicios secretos paquistaníes”.
30.
Terence MacCoy: How ISIS Leader Abu Baakr al-Baghadi Became the
World's Most Powerful Jihadist Leader, The Washington Post, 11 de
junio de 2014.
31.
Veterans Today: Simon Elliot, aka Al-Baghdadi, son of Jewish parents,
Mossad agent, 4 de agosto de 2014
http://www.veteranstoday.com/2014/08/04/french-report-isil-leader-mossad/
32.
Daniel McAdams: Gen. Wesley Clark: “ISIS Got Started With Funding
From Our Closest Allies”, Ron Paul Institute, 19 de febrero 2015
www.ronpaulinstitute.org/archives/peace-and-prosperity/2015/february/19/gen-wesley-clark-isis-got-started-with-funding-from-our-closest-allies/
33.
Thierry Meyssan: John McCain, el organizador de la “primavera
árabe” y el Califa, Red Voltaire, 18 de agosto de 2014.
http://www.voltairenet.org/article185089.html
34.
Red Voltaire: Syrian Emergency Task Force, otra máscara del
sionismo, 7 de junio de 2013.
http://www.voltairenet.org/article178797.html
35.
Kristina Wong: McCain meets Syrian rebels, presses for military aid
to fight ISIS, The Hill, 7 de febrero de 2914
http://thehill.com/policy/defense/211186-mccain-meets-syrian-rebels-presses-for-military-aid-to-fight-isis
36.
Mehdi Hasan: Who is to blame for the rise of ISIL?, entrevista al
general Michael Flynn emitida por la cadena Al-Jazira el 29 de julio
de 2015 dentro del programa “Head to Head”.
http://www.aljazeera.com/programmes/headtohead/2015/07/blame-isil-150728080342288.html
37.
Jeffrey Goldberg: Hillary Clinton: 'Failure' to Help Syrian Rebels
Led to the Rise of ISIS, The Atlantic, 10 de agosto de 2014.
https://www.theatlantic.com/international/archive/2014/08/hillary-clinton-failure-to-help-syrian-rebels-led-to-the-rise-of-isis/375832/?single_page=true
38.
José Baena: Siria, el siniestro papel de Francia. Blog El Saco del
Ogro, 11 de julio de 2017.
http://elsacodelogro.blogspot.com.es/2017/07/
39.
Wayne Madsen Report: “ISIL/ISIS: Another Contrivance Brought to you
by Mossad, MI6, and the CIA. Part. I”, 8-9 de septiembre de 2014.
40.
Tony Karon: Condi in Diplomatic Disneyland, Time Magazine, 26 de
julio 2006.
http://content.time.com/time/world/article/0,8599,1219325,00.html
41.
José Baena: Los náufragos de la OTAN, Blog El Saco del Ogro, 22 de
abril de 2015.
http://elsacodelogro.blogspot.com.es/2015/04/de-la-otan-un-dia-si-y-el-otrotambien.html
42.
Serge Quadrupanni: La politique de la peur, Ed. Seuil, París, 2011,
pag. 24.