El Vaticano haría bien en callar antes que
defender a los Hermanos Musulmanes
defender a los Hermanos Musulmanes
Concentración de los Hermanos Musulmanes en el campamento de la plaza de la Mezquita al-Adawiya, de El Cairo |
Partidarios de Mursi |
Un lema que lo dice todo |
No
hace falta ser muy listo o estar bien documentado para saber que los
cristianos en general y los católicos en particular no solamente
carecen de los derechos más elementales para practicar libremente su
religión en la mayor parte de los países del Oriente Próximo, a
excepción de Israel y de la Siria anterior al desastre que la asola
desde hace más de dos años, sino que, con mucha mayor frecuencia
son hostigados y hasta sangrientamente perseguidos en todos los
territorios donde la barbarie islamista viene actuando.
En
el “Informe sobre libertad religiosa en el mundo 2012” realizado
por “Ayuda a la Iglesia Necesitada”, se denuncia una situación
altamente problemática en aquellos países cuya constitución hace
preceptiva una religión oficial que no deja espacio a otras
creencias, como es el caso de Arabia Saudí, o en estados donde se
expulsa legalmente a personas de diferentes credos, como sucede en
Tayikistán.
En
Arabia Saudí, centro del wahabismo, no es admitida la existencia de
ningún otro culto, estando prohibida incluso las reuniones de amigos
en domicilios particulares con finalidad religiosa. Arabia Saudí es
una de las dictaduras más férreas que existen en el mundo, pese a
ser el gran aliado de Estados Unidos y estar bien vista por las
naciones de la Unión Europea. El petróleo y su ostentosa familia
real son vistas con buenos ojos mientras se silencia la flagrante
vulneración de derechos humanos que sufren los que allí residen.
La
petromonarquía saudí es firme defensora del wahabismo, la
interpretación más radical del islam, donde la sharia es la ley
oficial que aplica el Estado. Cualquier vestigio de libertad
religiosa es una quimera. Incluso los musulmanes que no profesan esta
corriente son perseguidos en el país, lo que permite imaginar cómo
viven los cristianos que habitan en Arabia Saudí. La persecución
religiosa en el país va más allá de lo imaginable, mientras la
monarquía real saudí financia la construcción de mezquitas por
todo Occidente, en su país no pueden existir iglesias ni sinagogas.
Todo lo que se salga del wahabismo oficial debe vivirse de manera
clandestina y expuestos siempre a la policía religiosa, que está
formada por más de cinco mil hombres.
Oficialmente
los sacerdotes no pueden entrar en el país y no pueden celebrarse
cultos más que en las sedes de algunas embajadas. Los católicos
pueden rezar sólo en sus casas, sin reunirse con otras personas,
incluso si son parientes o amigos. Si algún sacerdote es descubierto
será inmediatamente encarcelado hasta su expulsión del país.
Camille Eid, experto en iglesias de Oriente Medio y profesor de la
Universidad de Milán, que ha vivido en Yeddah durante dos años,
cuenta que tenía miedo de felicitar la Navidad incluso por teléfono,
porque temía que alguien pudiera estar escuchando, estando prohibida
vender cualquier postal con temas no musulmanes.
El profesor Camille Eid |
A
pesar de que los cristianos, con cerca de un millón de creyentes,
en su mayor parte trabajadores extranjeros, son el mayor grupo no musulmán
en el país, Eid confirma que “está prohibido tener Biblias,
imágenes religiosas o rosarios, y si se detectan en el aeropuerto
son confiscados de inmediato“. Cualquiera que vaya a Arabia Saudí
debe saber que todos los residentes están sometidos a la sharía y
nadie puede oponerse a ella, ya que equivale a oponerse al islam. De
este modo, a su llegada al aeropuerto se le informa de inmediato de
que debe cumplir las estrictas leyes islámicas. La persecución a
los cristianos puede llegar hasta la muerte, si se trata de un
converso procedente del islam, lo que es considerado apostasía. Los
cristianos filipinos, indios y eritreos son torturados en las
prisiones si se descubre que practican su religión, como ha sido el
caso de Mussie Eyob, un cristiano eritreo que se enfrenta a la pena
de muerte después de ser arrestado por haber compartido su fe con
musulmanes. El 12 de febrero de 2011 fue detenido por las autoridades
en una mezquita de Yeddah, la segunda ciudad en habitantes de Arabia
Saudita, adonde fue con el fin de contactar con los musulmanes
locales después de haber estado hablando sobre el cristianismo en la
Embajada de Eritrea durante tres días. Eyob fue arrestado por
predicar a los musulmanes, un delito que conlleva la pena de muerte
en Arabia Saudita. Semejante osadía hizo dudar inicialmente de su
salud mental, pero los médicos sauditas confirmaron que es apto para
el juicio y la sentencia. Luego fue trasladado a la prisión de
alta seguridad de Briman.
Musie Eyob |
El
Observatorio de los Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en inglés)
condenó la detención y la tortura de los treinta y cinco cristianos
etíopes que fueron arrestados en Arabia Saudí el 30 de diciembre
del año pasado. HRW a través de un comunicado exigió a las
autoridades saudíes que liberara a estos detenidos y que no los
deportara del territorio saudí.
El
grupo de etíopes, entre ellos veintinueve mujeres, se reunieron en
el domicilio de uno de ellos el pasado 15 de diciembre para celebrar
el Adviento previo a la Navidad, cuando la policía irrumpió en la
casa y los arrestó por blasfemia y ateísmo. HRW también acusó al
país árabe de haber sometido a registros corporales arbitrarios a
las mujeres que formaban parte del grupo que fue detenido.
Mientras
los islamistas, financiados por Arabia Saudita y/o Irán mayormente,
exigen que se les deje predicar en las iglesias europeas e incluso
poder disponer de ellas para sus servicios religiosos, en Irán y
Arabia Saudita se aplica la horca y la decapitación,
respectivamente, a quien tiene la osadía de convertirse a otra
religión, el peor pecado que un musulmán puede cometer: la apostasía.
Decapitación en Arabia Saudí |
La horca, en Irán |
En
cuanto al “pacificado y democratizado” Irak, la violencia
terrorista generalizada y la marginación social, agravada por la
falta de libertad religiosa y la pobreza, han propiciado una huida
masiva de la comunidad cristiana iraquí, que ha pasado de un millón
a quinientos mil fieles en los últimos diez años, según explica el
obispo iraquí monseñor Shelmon Warduni, quien gráficamente resume
la situación diciendo que en la actualidad “hasta los fetos
quieren emigrar”, de tal manera que “más de la mitad de la
población católica está ahora mismo fuera del país".
En
Siria, que tradicionalmente ha sido el único país del Próximo
Oriente en el que los cristianos han venido manteniendo los mismos
derechos e idéntica protección que las demás comunidades
religiosas, las cosas cambiaron radicalmente en cuanto los
yihadistas, que por aquí se prefiere llamar “rebeldes”,
convirtieron a los barrios cristianos de Damasco y Alepo en el centro
de sus ataques con coches-bombas y terroristas suicidas, mientras
que en las zonas ocupadas vienen aterrorizando a los cristianos con
sus permanentes atrocidades, desde secuestros masivos a
degollaciones, como la del padre Murad, franciscano perteneciente a
la Custodia de Tierra Santa.
Desde
que los rebeldes sirios y los grupos yihadistas se hicieron con el
control de una docena de barrios en Alepo, la vida de los cristianos
de esta ciudad milenaria se ha vuelto imposible. La mayoría han
huido a localidades que están bajo control del régimen de Bashar
Al-Assad y los pocos que quedan apenas se atreven a salir de sus
casas. Muchos de los dueños de las fábricas de Sheij Nayar, el
cinturón industrial de Alepo, eran cristianos que se vieron
obligados a cerrar sus factorías cuando grupos yihadistas como el
Frente al Nusra o Ahrar Al Shams les obligaron a pagar un impuesto
revolucionario a cambio de protección.
Yihadistas sirios ante una vidriera con la imagen de San Jorge |
Yihadistas en Alepo, el jueves día 9 de julio de 2013 |
Los nuevos dueños de Alepo |
Yihadista arrojando un cóctel molotov en al-Din, un suburbio del norte de Alepo, el día 8 de julio de 2013 |
Hasta
hace un año, Alepo era una ciudad tranquila dentro del avispero
sirio, pero desde que llegaron los combatientes de Liwa al-Tawhid y
el Frente al- Nusra (la principal milicia salafista en Alepo), la
ciudad se está islamizando por la fuerza. En los barrios de Harare,
Al-Shaar, Saif al-Daula y Tariq Al Bab (todos ellos bajo control
rebelde) se ha implantado la saharía
islámica. En las mezquitas, los sheij (clérigos musulmanes) han
prohibido a las mujeres conducir y les obligan a llevar el hijab
(pañuelo musulmán) y planean la creación de una policía religiosa
al estilo de Arabia Saudí o el Irán chiita de los allatolah.
Yihadistas, llamados aquí "rebeldes", en una calle de Alepo |
Grupo de yihadistas en el entierro de un compañero caído en combate cerca de Alepo |
La
extinción de los cristianos sirios:
Mensaje
de los rebeldes sirios a los cristianos: “Convertíos al islam o
morid”:
Por
citar un solo ejemplo, en Rableh, situado en la provincia de Homs,
fueron secuestrados ciento cincuenta greco-católicos, según
denunció Gregorios III Lahan, Patriarca Melquita de Damasco.
El Patriarca Greco-católico de Damasco, Gregorios III Lahan |
Tras
los atentados con explosivos acontecidos el 21 de febrero en Damasco,
Gregorios III lanzó una petición que que no ha sido atendida:
"Hacemos un llamamiento al mundo entero para que se detenga el
envío de armas a Siria".
En Egipto la situación ha sido muy parecida hasta que se produjo el derrocamiento del gobierno presidido por Mursi:
Los Hermanos Musulmanes, contra los cristianos
El
número de personalidades musulmanas que han amenazado a los
cristianos egipcios es significativo: en diciembre de 2012 Safuat
Hegazy, un destacado predicador de los Hermanos Musulmanes, amenazó
a todo cristiano que se atreviera a votar en contra de la
Constitución propugnada por Morsi, fuertemente influida por la
sharia. En este vídeo Hegazy amenaza:
Un
mensaje a la iglesia de Egipto de un musulmán egipcio: le digo a la
Iglesia -por Alá, y, de nuevo, por Alá- que, si conspira y se une a
los despojos [la oposición] para derribar a Morsi, la cuestión será
otra [gritos de "¡Alá es grande!", "¡Nuestra alma,
nuestra sangre, te damos, oh islam!"] (…) Hay líneas rojas, y
la nuestra es la legitimidad del Dr. Mohamed Morsi. A quien salpique
agua sobre él, nosotros le salpicaremos con sangre" [más
gritos enfervorecidos de "¡Alá akbar!"].
Ver
vídeo:
Hace
pocos meses, mientras comentaba las protestas que se estaban
produciendo contra Morsi, el jeque Abdulá Badr, erudito de Al-Azhar
y profesor de exégesis islámica, afirmó lo siguiente en una
emisión en directo:
Juro
por Alá que… el día que quienes salieron [a protestar],
encabezados por los cristianos… lo digo con toda la fuerza de mi
voz… el día que crean que se acercan al Dr. Morsi, yo… nosotros…
les sacaremos los ojos, y [a] todos los que les apoyan, incluso de
América. Y América arderá, con todos sus habitantes. Tenedlo por
seguro, el día en que una mano cualquiera, relacionada con quien
sea, toque al Dr. Morsi, por Alá que ese día será el último para
nosotros. No los dejaremos, ni les mostraremos clemencia alguna.
El éxodo
cristiano de los países musulmanes:
Creo
que después de los testimonios absolutamente verificados que he
dejado expuestos, sin necesidad de echar mano a lo que sucede en
otros países islámicos, como Pakistán, Sudán, Libia, Túnez,
Nigeria, Mali y tantos otros, cabe decir que, como afirmé al
comienzo de esta entrada, no es preciso ser una eminencia gris para
saber que los cristianos son víctimas de la yihad islamista en medio
mundo. Por eso causa asombro y hasta vergüenza que el cardenal
Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias
Orientales, resumiera hace pocos días la posición de la Santa Sede
sobre los acontecimientos que vive el país del Nilo diciendo que:
"El renacimiento de Egipto debe surgir del respeto recíproco de
todas las religiones. No se puede hacer uso de la fuerza, la
violencia, el terrorismo o el poder militar para resolver asuntos que
conciernen la fe".
Cardenal Leonardo Sandri |
No
deja de sorprender que la declaración combine en la misma frase
"terrorismo islamista" y "poder militar", pese a
que los cristianos egipcios consideran a los militares como sus
protectores. La Iglesia Copta Católica ha sido blanco predilecto de
los ataques dirigidos por los Hermanos Musulmanes y denunció a los
partidarios de Morsi por haber atacado e incendiado cincuenta y
ocho iglesias e instituciones cristianas.
Interior de la Iglesia Príncipe Tadros, en Minya, Egipto |
Exterior de la misma iglesia |
El
padre Rafic Greiche, portavoz del episcopado católico egipcio,
espera que el Vaticano logre establecer un diálogo entre Estados
Unidos y Europa para que entiendan que en Egipto se está llevando a
cabo una guerra contra el terrorismo islamista.
En
declaraciones a la agencia I-Media, el religioso invitó a Naciones
Unidas y al Consejo de Europa a evitar tomar medidas contra el nuevo
Gobierno y a no recortar la ayuda. "Como cristianos, preferimos
que Occidente no intervenga. Para los Hermanos Musulmanes, una
intervención extranjera justificaría el regreso del régimen de
Mursi", comentó.
Pero,
por lo que se ve, para la Santa Sede es más importante apuntarse a
la política buenista que la Unión Europea mantiene sobre Egipto,
exactamente la contraria que defiende respecto a Siria, que ponerse
de parte de sus fieles perseguidos y hasta masacrados.
Aunque seguramente le adornan otras virtudes, aparte de esa pregonada
voluntad de pobreza que tan bien ha calado en las masas, pero que para mí no deja de ser parte de esa retórica pueril, por previsible, tan propia de la corrección política
imperante, no parece que el Papa Francisco tenga la altura y claridad intelectual de Benedicto XVI, ni tampoco su aguda visión de los problemas que
conlleva la ideología islamista no solamente para los cristianos,
sino para todo el mundo.
El Papa Francisco con la camiseta de su equipo favorito, el San Lorenzo de Almagro |
El Papa Rantzinger ya fue víctima de una dura campaña de desprestigio por parte de muchos dirigentes y organizaciones del mundo islámico y, como suele suceder, de todos aquellos que en Occidente son partidarios de esconder la cabeza y se niegan a reconocer el peligro que para la paz mundial supone el islamismo. La controversia de Benedicto XVI con el islam comenzó el 12 de septiembre de 2006, cuando el Pontífice impartió una conferencia titulada «Fe, razón y la universidad: memorias y reflexiones» en la Universidad de Ratisbona (Alemania), en donde fuera profesor de Teología. Entonces, en el contexto de su discurso, el Papa refirió una cita histórica («duras palabras», según Benedicto) procedente de un diálogo de 1391 entre el erudito emperador bizantino Manuel II Paleólogo y un persa culto acerca del tema religión, razón y la guerra santa. Estas fueron las palabras del emperador: “Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba”.
Nuevas
descalificaciones tuvieron lugar después de que durante la recepción
al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede con motivo del
Año Nuevo de 2011, Benedicto XVI pidiera a las autoridades de Irak y
a los jefes religiosos musulmanes que "sus conciudadanos
cristianos puedan vivir con seguridad y puedan seguir dando su
aportación a la sociedad de la que son miembros con pleno derecho".
En el caso de Egipto, el Pontífice había recordado el atentado
ocurrido días antes en Alejandría contra "los fieles reunidos
en oración en una iglesia". Según el Papa, "esta sucesión
de ataques es un signo más de la urgente necesidad de que los
gobiernos de la región adopten, a pesar de las dificultades y
amenazas, medidas eficaces para la protección de las minorías
religiosas". En este sentido, reiteró que en Oriente Próximo
"los cristianos son ciudadanos originarios y auténticos, leales
a su patria y, por ende, cumplen con sus deberes nacionales",
por lo que "es normal que puedan gozar de todos los derechos
como ciudadanos".
Cristiano copto protegido por miliares egipcios después de que fuera agredido por los partidarios del destituido presidente Mursi |
Como
reacción a esta defensa explícita, el Gobierno de Egipto pidió a
su embajador ante el Vaticano que fuera a El Cairo para evacuar consulta,
por considerar que las declaraciones papales tocaban asuntos internos
egipcios y suponían una “interferencia inaceptable”, según
manifestó en una declaración remitida a la Agencia Reuters el
entonces portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio,
Hossam Zaki.
En
concordancia con esta postura firme ante las persecusiones islamistas,
en la última semana de febrero de este mismo año de 2013, en los
momentos últimos y difíciles de su pontificado, el Papa Benedicto XVI tuvo suficientes arrestos para negarse a recibir en el Vaticano a los representantes
de la oposición siria, pese a la fuerte insistencia del embajador de
Francia ante la Santa Sede, Bruno Jouber.
El
portavoz vaticano explicó que la audiencia papal no sería posible
mientras el máximo representante de la oposición siria no condenara
la violencia de los insurgentes contra los civiles en general y la
minoría cristiana, en particular. La fuente vaticana añadió que la
Secretaría de Estado del Vaticano tenía la intención de recordar
al embajador francés que esta oposición expresó
claramente su apoyo a Al-Qaeda, representada por el "Frente
Al-Nusra", que juega un importante papel en los ataques librados
contra los cristianos en Siria, así como también lo hacen grupos
armados de la Hermandad Musulmana, que constituye la columna
vertebral de la coalición opositora.
Aunque no cabe pretender que la diplomacia vaticana se pronuncie con la
claridad que lo ha hecho Milad Sedky, sacerdote lazarista egipcio y
analista del Oasis Center, quien ha afirmado que llamar “golpe de
Estado” a lo sucedido en Egipto con la destitución de Morsi por
los militares es propio solamente de la propaganda de los Hermanos
Musulmanes, tampoco creo que lo más oportuno sean los juicios
emitidos por el cardenal Sandri, también argentino y perteneciente
al entorno más próximo del Papa Francisco.
Ambos,
el cardenal Sandri y el propio papa Bergoglio harían muy bien en
leer atentamente un librito, de muy fácil lectura, escrito por un
laico, Marcello Pera, catedrático de Filosofía de la Ciencia en la
Universidad de Pisa, y por un gran teólogo católico, Joseph
Ratzinger, antes de convertirse en Benedicto XVI. Me refiero a “Sin
raíces, Europa, relativismo, cristianismo, islam”, publicado en
España por Ediciones Península, en el año 2006.
Pese
a partir de posiciones distintas, el profesor Pera y el teólogo y
también profesor universitario Joseph Ratzinger, están de acuerdo
en que la Europa de hoy es la que predica la idea relativista de que
no existen valores universales, ni siquiera esos grandes principios
que civilizaron al mundo. La que se manifiesta por la paz incluso
cuando se le advierte que la “guerra santa” del fanatismo
islamista y la que, para no llamar a los problemas por su nombre,
utiliza un “lenguaje políticamente correcto”.
El profesor Marcello Pera |
De
entre sus alumbradoras páginas, me he atrevido a entresacar los
siguientes párrafos (páginas 44 a 46) en los que se intenta
responder a la pregunta de por qué actúa Europa como lo hace ante
el terrorismo islamista:
“Porque,
no sabiendo encontrar una identidad propia, Europa, cuando se trata
de su fe y de su seguridad, no sabe expresarse con una sola voz,
dotarse de una estrategia común, hacer valer un interés
supranacional o estratégico; a lo sumo, alguna veleidad de hegemonía
local. ¿Por qué? Porque hace un análisis equivocado del terrorismo
islámico, creyendo que se trata de un fenómeno circunscrito y
rápidamente reabsorbible. Porque considera que la del terrorismo es
una guerra reactiva, no agresiva. Porque ha experimentado y
disfrutado de la paz durante sesenta años y propende a creer que la
paz es un estado de naturaleza y un derecho natural, o que puede
existir una “paz perpetua”. Porque de que garantizar la seguridad
es un tarea que compete a los demás. Porque piensa que ningún
precio es demasiado elevado para conseguir la paz, aún a costa del "appeasement," o de estragos sufridos en territorio propio, o de tener que levantar
las manos frente a los terroristas. Porque es impotente y extrae un
principio de su propia impotencia...
Pero
cabe preguntarse, ¿por qué combatir y arriesgar? ¿Acaso se trata de
una guerra? Mi respuesta es sí,
existe una guerra, y creo que es responsabilidad nuestra reconocerlo
y decirlo, aunque parezca políticamente correcto silenciarlo.
De
Afganistán a las Filipinas, pasando por Cachemira, Chechenia,
Dagestán, Osetia, Arabia Saudí, Sudán, Bosnia, Kososvo, Palestina,
Egipto, Marruecos, en buena parte del mundo islámico y árabe,
importantes grupos fundamentalistas, radicales, extremistas
talibanes, Al Qaeda, Hezbollah, Hamas, Hermanos Musulmanes, Yihad
Islámica, Grupo Islámico Armado y otros muchos ̶
han cdeclarado una guerra santa a Occidente, la yihad. Lo han dicho,
escrito, comunicado, predicado y difundido con letras muy claras.
¿Por qué no tomamos nota?
Se
dirá: no es propiamente una guerra, sino un conflicto declarado por
algunos grupos minoritarios. Y yo respondo: no; aunque sea un
conflicto, es un conflicto armado. Se dirá aún: son actos de
terrorismo por parte de unos fanáticos. Y yo respondo: no; el
terrorismo es el instrumento de la guerra combatida, y “unos
fanáticos” son en realidad muchísimos terroristas. Se objetará
finalmente: nosotros no podemos combatir a nuestra vez con las armas.
Y yo respondo: espero sinceramente que no tengamos que hacerlo, pero,
¿por qué excluir lo? Si fuera una guerra, y esta fuera justa y en
defensa propia, ¿no justifica acaso la guerra el propio cristianismo
cuando ésta se hace en legítima defensa? ¿No ha librado el propio
cristianismo guerras parecidas en otras épocas y también en época
reciente?
Que
no se me malinterprete por no haberme prestado debida atención o
incluso deliberadamente. No estoy lanzando aquí una declaración de
guerra o estado de guerra de
Occidente. Estoy diciendo otra cosa, que a mí me parece también más
importante: estoy hablando de ser conscientes de la existencia de una
guerra declarada a
Occidente. No estoy en absoluto pidiendo el rechazo del diálogo,
especialmente importante con esos países islámicos que desean
mantener con Occidente unas relaciones de convivencia recíprocamente
beneficiosas. Estoy pidiendo una cosa más fundamental: a saber, que
seamos conscientes de que el diálogo no sirve para nada si, de
antemano, uno de los dialogantes ha declarado que una tesis es igual
que la otra.
S.S. Benedicto XVI |
Quiero
cerrar esta larga cita y también ir acabando ese artículo de mi
Blog con la siguiente reflexión de Joseph Ratzinger: “Aquí hay un
odio a Occidente a sí mismo, que es extraño y que se puede
considerar como algo patológico; Occidente intenta, de manera
loable, abrirse lleno de comprensión a valores externos, pero ya no
se ama a sí mismo; de su propia historia sólo ve lo que es
execrable y destructivo, mientras que ya no está en situación de
percibir lo que es grande y puro”.
Dos niños católicos coptos rezan en una iglesia calcinada |
Como europeo y español que soy, siento, a la vez, tristeza y angustia al comprobar cómo la España de hoy es exponente, mejor que otras naciones europeas que conozco, de este desolador panorama que nos muestran Pera, el filósofo, y Ratzinger, el teólogo. Así como que la Alianza de Civilizaciones creada por Rodríguez Zapatero a imágen y semejanza de su iluminismo pueril e infantiloide, pero tan dañoso, es el mejor espejo de todos los males que denuncian estos doctos varones.
Finalmente,
y para decirlo todo, mucho me temo que, por lo que llevamos visto,
poco o demasiado según quien lo observe, tanto el cardenal Leonardo
Sandri como el Papa Bergoglio estén más próximos a la Alianza de
Civilizaciones zapateril que a las ideas expuestas con tanta lucidez
por los dos ilustres autores del libro al que tan extensamente me he referido. Por eso, tanto a Sandri como a Bergoglio, me
atrevería a pedirles que examinen el mapa para que se aperciban
bien del punto geográfico dónde se ubica Roma, bastante alejado,
por cierto, de los barrios bonaerenses de La Boca o de Palermo. Y
todo para que no confundan al Vaticano con el estadio ese que llaman
“la Bombonera”. O con el “Nuevo Gasómetro” del San Lorenzo,
que tanto da. Aunque sea el preferido del Papa Francisco.
BUENOS AIRES. Estadio llamado el "Nuevo Gasómetro" del San Lorenzo de Almagro |
ESTADO DE LA CIUDAD DEL VATICANO. Basílica de San Pedro |
Y es que debo reconocer que cuando vi al Papa Bergoglio a la vuelta de su periplo por Brasil, entrando a la Archibasílica de Santa Maria Maggiore con una pelota de playa verde "amarelha" y la depositó sobre el altar como si fuera la ofrenda más natural del mundo, por las noches tengo extraños sueños que, por el momento, prefiero no divulgar para no asustar a nadie.
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