domingo, 27 de enero de 2013


ESPAÑA, TRAS LA ESTELA DE LA CAMORRA




Cada vez que se abre cualquier periódico uno queda atufado del olor a podrido que desprenden los pormenores minuciosamente descritos de la corrupción galopante que asola el país en destructivas oleadas, como si fueran tsunamis de mierda. Aún sin los seis millones de parados existentes, la cota de corrupción alcanzada resultaría obscena, sobre todo si consideramos que oficialmente “no pasa nada”, porque en esta España de nuestras culpas “nunca pasa nada” a los responsables de las bandas de ladrones que campean a sus anchas en el entorno de los partidos políticos. 


Pero lo más escandaloso del asunto es que ante sus desafueros, la Justicia se muestre tan torpe y lenta, por decirlo con la mayor suavidad posible, y hasta que resulte sospechosa en demasiados casos de enjuagues inconfesables que delatarían su sumisión fáctica a los privilegiados intereses de las más altas jerarquías del Sistema.



En su libro “Gomorra”, publicado hace cinco años, Roberto Saviano escribe: “La Camorra napolitana, el Sistema, es una organización empresarial con ramificaciones por todo el planeta, incluyendo muchas ciudades españolas. Se ocupa de negocios muy diversos: desde la industria textil hasta el reciclaje de residuos, pasando por la droga o la especulación inmobiliaria”, para afirmar con contundencia en una de sus páginas que en España las terminales mafiosas operan desde dentro del Estado mismo.

La información que al respecto nos llega a cuentagotas, aireada, sobre todo, por algunos periódicos de tirada nacional, resulta más que apabullante. Veamos: Apariciones de cuentas multimillonarias secretas en Suiza, en Liechtenstein, en los paraísos fiscales de Islas Vírgenes y Caimán, Bahamas, Andorra, islas de Guernsey y Mann, así como en otros lugares que viven del blanqueo y reciclado del dinero negro que aflora a espuertas cada día que pasa; conexiones con la mafia china descubiertas en el Ayuntamiento de Fuenlabrada, con posibles extensiones en la Comunidad Valenciana, durante la investigación de la “Operación Emperador”, entre cuyos imputados aparece el inspector Miguel Ángel Gómez Gordo, Jefe del Grupo V de la Brigada Provincial de Extranjería de Madrid, especializado en mafias chinas y al que se le concedió primero la medalla blanca y, después, la medalla al Mérito Policial con distintivo rojo, según la Orden General 1911 del 27 de septiembre de 2011, firmada por el ex ministro de Interior, Antonio Camacho, y dotada con una pensión vitalicia del 10% del sueldo desde el mismo momento de su concesión.

José Borras, concejal de Seguridad Ciudadana
del Ayuntamiento de Fuenlabrada 

La pestilente lista no concluye en la mafia china, ya que la mafia rusa también aparece en escena dentro del marco de la “Operación Mercurio”, en cuya investigación han sido imputados, entre otros, Manuel Bustos, alcalde socialista de Sabadell, el breve alcalde accidental, Juan Carlos Sánchez, así como el diputado Daniel Fernández, secretario de Organización del PSC, cuyo caso habrá de ser juzgado por el Tribunal supremo, dada su condición de aforado, otro privilegio intolerable que es urgente suprimir cuando se trata, como es el caso, de delitos comunes.



Para no abandonar Cataluña, al parecer “Tierra de Promisión” de todas las mafias habidas y por haber, nos encontramos con la “Operación Clotilde”, que investiga las presuntas conexiones existentes entre el Ayuntamiento de Lloret de Mar durante los años en que fue alcalde el convergente Xavier Crespo, hoy diputado del parlamento catalán, acusado de recibir pagos de la mafia rusa, cuyo líder visible, Sergei Petrov fue detenido, así como su colaboradora, Jessica Holguer y Pilar Gimeno, una arquitecta que trabaja en una inmobiliaria de Lloret. Las vinculaciones inmobiliarias parecen ser las claves más importantes de este turbio asunto, que guarda mucha analogía con la pestilencia destapada en la localidad costasoleña de Estepona con ocasión de las investigaciones policiales llevadas a cabo en la "Operación Astapa”, en la que se practicaron veinticinco detenciones, entre ellas la del alcalde socialista Antonio Barrientos, el sexto mejor pagado de España, que se hizo con el cargo gracias a un pacto de gobierno con otros partidos contra el Grupo Independiente Liberal (GIL) que fundara el fallecido ex-alcalde de Marbella Jesús Gil. Todos los detenidos aparecen presuntamente relacionados con un supuesto caso de corrupción vinculado a financiaciones irregulares de los responsables políticos del ayuntamiento, consistente, como sucedió en el caso de Marbella destapado con la "Operación Malaya", en la recalificación de terrenos del municipio, que eran concedidos a promotores inmobiliarios a precios muy inferiores a los del mercado a cambio de comisiones.

Registro del Ayuntamiento de Estepona dentro de la Operación Astapa

Antonio Barrientos, ex-alcalde de Estepona conducido a los Juzgados

José Flores, Jefe del Gabinete de la Alcaldía caminito de los Juzgados

Es justo señalar que la corrupción municipal española goza de una tradición bien asentada, que se inauguró nada más estrenarse la democracia, allá por 1979, cuando Alonso Puerta, entonces secretario regional de la Federación Socialista Madrileña y Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Madrid, tuvo las agallas de denunciar la adjudicación corrupta de los contratos de limpieza (una predilección mafiosa, según las investigaciones de Saviano), que le valieron ser suspendido de militancia por el PSOE y posteriormente expulsado del Partido por el guerrismo triunfante, fiel en todo momento a las consignas de omertá declaradas por el propio Alfonso Guerra con la célebre frase de “quien se mueva no sale en la foto”.

Alonso Puerta, en su época de Teniente Alcalde
del Ayuntamiento de Madrid

La referencia a Estepona me ha ha llevado, casi sin darme cuenta a la Andalucía de mis pesares, en donde el PSOE lleva gobernando sin interrupción durante treinta y tantos años, casi los mismos que duró la dictadura de Franco y en donde la corrupción permanente, deliberada y constante constituye una enredadera venenosa en muchísimos municipios, gobernados por los socialistas en su mayor parte, y que un día sí y el otro también asoman en las páginas de los periódicos, como es el "Caso Medina Elvira", en la que aparecen como imputados los dos últimos alcaldes del municipio granadino de Atarfe, sin contar que la prevaricación y el nepotismo a gran escala son prácticas comunes para colocar ilegalmente a los familiares y amigos, como ha sucedido en el municipio gaditano de Chipiona, en el que la alcaldesa Dolores Reyes dio el visto bueno a la contratación irregular de trescientos cuarenta y cinco enchufados nada menos. Si a estas prácticas mafiosas añadimos los escandalosos emolumentos "legales" percibidos por muchos de estos ediles y sus "asesores" nombrados a dedo, no cabe duda alguna de que la administración local es el gran chollo de los políticos, al mismo tiempo que la primera fábrica de destrucción de empleo, ya que el impago a los proveedores es una de las causas fundamentales del cierre de las pequeñas y medianas empresas que constituyen el núcleo sobre el que se asienta el tejido industrial español.      



De esta putrefacción general no se libran ni siquiera algunos mandos policiales. No hace falta más que recordar que después de cinco años sigue en los juzgados, y sin aclarar, el robo de ciento cuarenta y ocho kilos de cocaína y heroína cometido en los depósitos de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla, que fue descubierto en mayo de 2008. Para hacer memoria, recordemos que la sustitución por yeso y talco de los alijos confiscados obligó a dejar en libertad a siete presuntos traficantes que se enfrentaban a condenas de hasta doce años de cárcel, pues los contra-análisis de los alijos únicamente detectaron yeso, talco o harina.

Agentes de policía a la entrada del depósito portuario de Málaga
de donde fueron robados quinientos kilos de cocaína

Este robo de droga perpetrado en Sevilla fue el primero de otros cuatro robos cometidos en depósitos judiciales andaluces, de los que el más escandaloso, por su cuantía, que asciende a varias decenas de millones de euros (posiblemente el mayor sucedido en el país), fue el que tuvo lugar en el depósito de Málaga, de donde fueron robados unos quinientos kilos de cocaína por una banda altamente profesionalizada que usó una lanza térmica (soplete de gran capacidad) para abrir la cámara blindada donde se guardaba la droga sin que nadie se diera cuenta. En este caso, que sigue sin aclarase, causa especial alarma que cinco días después de conocerse el robo, Hilario López Luna, entonces subdelegado del Gobierno socialista en la provincia y máximo responsable político de la instalación portuaria en la que se guardaba la droga, cargara a los jueces con la responsabilidad de la sustracción. Casi sobra decir que al día de hoy, transcurrido más de un año, nada hemos sabido de que se haya progresado un ápice en la investigación.

Si cambiamos de tercio y de de Andalucía saltamos a las tierras gallegas, nos encontramos con uno de esos casos que hacen época, por representar el dudoso paradigma característico de la Camorra calabresa, esto es, la ramificación arborescente de varias tramas diversas injertadas en un mismo tronco común, que, en este caso, todo induce a señalar como perteneciente al frondoso jardín de José Blanco, alias “Pepiño”. La imputación al ex-ministro en la “Operación Campeón” reviste caracteres de pandemia, ya que por sus manos al frente del Ministerio de Fomento pasaron miles de millones de euros en adjudicaciones de obras. Como aperitivo a la investigación en marcha, el ex-ministro ha reconocido como la cosa más natural del mundo y sin que se le caiga la cara de vergüenza, que se reunió con el empresario Jorge Dorribo, también imputado en este caso, en una gasolinera de Guitiriz (Lugo), poco después de que éste entregara a un primo político del ministro, Manuel Bran, un sobre con 200.000 euros en billetes de 500 con la evidente intención de que el dinero fuera a parar al ex-titular de Fomento.

"Pepiño" Blanco, ex-ministro de Fomento, imputado en la "Operación Campeón"  

La posible extensión a Cataluña de esta trama de origen gallego pasa por Sant Boi de Llobregat para favorecer, presuntamente, una concesión industrial auspiciada por su alcalde, Jaume Bosch (acerca de quien preguntó Blanco en una conversación grabada “¿Es de los nuestros?”), contando, además, con la financiación del Banco Europeo de Inversiones, del que su antecesora en el Ministerio, Magdalena Álvarez, es nada menos que Vicepresidenta (una canonjía que le reporta al mes 20.000 suculentos euros), a pesar de que en su larga y tremebunda trayectoria dejó a AENA (presidida por Manuel Azuaga, hombre de su confianza y hoy Director General de la Unicaja presidida por Braulio Medel) con un agujero, del que no se habla para nada, de más de 12.000 millones de euros, sin mencionar que el Tribunal de Cuentas, máximo órgano fiscalizador del Estado, en un informe remitido al Congreso y que ocupó más de veinte folios, enumeró los casos en los que Fomento cometió una innumerable serie de irregularidades en la tramitación de los expedientes de adjudicaciones de obras, concluyendo el citado Tribunal que entre tan “significativas omisiones” y “numerosas deficiencias” observadas resultaba evidente que los órganos de contratación del citado Ministerio de Fomento “no han cumplido correctamente con las previsiones de la ley de contratos del Estado” y han impedido la fiscalización completa de las adjudicaciones. Lo que no ha sido óbice para pasaportar a Luxemburgo con todos los honores a Lady Aviaco, agraciada con una paga multimillonaria y otra nueva Visa oro en la boca.

Magdalena Álvarez y José Blanco, dos buenas patas para un banco

Para completar el círculo trazado por la investigación policial en la “Operación Campeón” hasta hay indicios que permiten entrever la alargada sombra de Oriol Pujol, secretario general adjunto de Convergència Democràtica de Catalunya, implicado en el caso Campeón por un compañero de clase y por el ex consejero delegado de la empresa Applus. Como ha revelado la prensa con detalles dignos de figurar en el manual del perfecto camorrista, el mayor de los hermanos Pujol es el principal implicado en infinidad de tramas corruptas que enlazan a Cataluña con la las Islas Vírgenes, haciendo escala en la isla británica de Guernsey, en un entramado venenoso que abarca a la actual la cúpula dirigente de la Generalidad casi al completo, empezando, ¿cómo no?, por Artur Mas, pobre muñeco histriónico manejado entre bastidores por el molt honorable Jordi Pujol, verdadero muñidor de la Cataluña que en nuestros días emerge desde las profundidades de las más pestilentes cloacas.

Faro de la isla de Guernsey, que alumbra las rutas de su paraíso fiscal



A cualquier observador imparcial, bastaría esta saga ponzoñosa, junto a la de los ERE irregulares de Andalucía y el escándalo protagonizado por Luis Bárcenas, amo y señor de las finanzas del Partido Popular durante demasiados años, que induce a pensar, al contrario de lo que se ha venido creyendo, que no es que Bárcenas formase parte de la “trama Gürtel”, sino que Gürtel era parte de la “trama Bárcenas”, para llegar con desaliento a la conclusión de que la tragicomedia a la que estamos asistiendo supone la quiebra absoluta de un Sistema con más de seis millones de parados a las espaldas, un 52% de los jóvenes en paro, sin un futuro a la vista, el desprestigio de la clase política ganado a pulso, escasas alternativas europeas y controlado por unos gobernantes que reaccionan ante el expolio de la nación con maniobras de distracción y juegos florales para escurrir el bulto y esperar que escampe, con la esperanza de encubrir una vez más las prácticas delictivas que se van revelando a trancas y barrancas. 


A estas alturas, no cabe duda de que a los partidos solo les interesa la corrupción si les sirve de munición contra el rival, teniendo que tragar la ciudadanía con la clamorosa impostura de quienes hablan cuando deberían callar y que, estando metidos en fregados similares, lanzan proclamas incendiarias contra los abusos ajenos sin querer barrer la inmundicia acumulada en sus cotos cerrados de ámbito municipal, autonómico y nacional, con la complicidad evidente de los dos grandes sindicatos nacionales en demasiadas ocasiones.


La razón de la enfermedad de España es el mantenimiento a ultranza de un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio. En España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista. Esta es la realidad que los partidos políticos se niegan a reconocer y que nos está conduciendo al mayor desastre nacional desde la Guerra Incivil.



Los casos Pallerols (que muestra la financiación irregular de Unió Democràtica de Catalunya, el partido de Duran Lleida), Palau (que homologa a la cúpula entera de Convergència Democràtica de Catalunya con la camorra calabresa), más las tramas irregulares detectadas en Baleares, Castilla-La Mancha, Canarias, Comunidad Valenciana, Murcia y tutti quanti, complementan un panorama nacional en el que la corrupción no es la excepción sino la regla, sencillamente porque está en la naturaleza misma del sistema clientelar en el que nuestra clase política ha convertido una democracia que de formal ya no conserva ni siquiera las apariencias.

He dedicado demasiadas horas de mi tiempo a realizar esta especie de sinopsis acerca de la corrupción nacional con la idea principal de que me sirva a mí mismo, siquiera sea como base referencial para guiarme por las principales tramas corruptas y poder abarcarlas en una perspectiva de conjunto. Porque confieso que muchas veces me encuentro desorientado para identificar a qué caso concreto se refieren los nombres dados por las fuerzas policiales a las diversas operaciones que llevan a cabo para detectar, investigar y poner en manos de los jueces a las bandas de ladrones de guante negro que aparecen un día sí y el otro también a lo largo y ancho de nuestra geografía en los aledaños de los partidos políticos que se reparten el poder.



Creo que con este apresurado trabajo y con el artículo que dediqué hace unos meses al saqueo de las Cajas de Ahorros, AL FINAL DE LA ESCAPADA: TODOS SON CULPABLES DEL SAQUEO DE LAS CAJAS DE AHORROS http://elsacodelogro.blogspot.com.es/2012/05/sindicato-revista-el-dedo.html ,hasta los más despistados estarán en condiciones de comprender la dimensión del expolio que padecemos y que tanto tiene que ver con una situación económica desesperada que cada día que pasa nos empobrece un poco más a todos los españoles. Y si así fuera, daría el esfuerzo y el tiempo dedicado a escribirlos como bien empleado, ya que como ciudadano que ha ido toda su vida de por libre, sin someterse a los designios de ninguna mafia política (y en mi caso, bien que lo he pagado) no se me ocurre otra cosa mejor que hacer para concienciar a mis conciudadanos y colaborar a la gestación de la gran catarsis que España necesita para salir adelante. Habiendo empezado a descomponerse por la cabeza, como el pescado, el pudrimiento del Sistema abarca ya la cola, una larga cola de apestados entre los que, pese al linchamiento mediático, el yerno del Rey es apenas una mota en el inmenso océano de la corrupción en el que zozobra la nave del Estado, sin necesidad de que los independentismos catalán y vasco le den la puntilla apuntando sus torpedos a la misma línea de flotación, precisamente en unos tiempos en que a la crisis devastadora que ha desmoralizado a nuestra sociedad se ha sumado el desprestigio de sus instituciones nacionales y el debilitamiento de la credibilidad efectiva que las sustenta.



A medida que la democracia ha ido deviniendo en partitocracia, con los partidos designando a dedo hasta a los chóferes de sus dirigentes (el reciente caso del Valderas, líder comunista y Vicepresidente de la Junta de Andalucía todavía resuena), y la descentralización de las competencias estatales pasó a las autonomías para trocarse en un neocaciquismo que supedita los presupuestos públicos a la finalidad de alimentar la tropa clientelar que perpetúa el poder de la casta, la termita de la corrupción devora con hambre insaciable las instituciones públicas y los millares de organismos creados con la única finalidad de acaparar fondos y oscurecer su uso a unos controles legales que han mostrado su radical ineficacia para los fines que determinaron su creación. La amenaza es interna y la solución ha de depender de nosotros mismos, aunque la falta de liderazgo del Gobierno, pese a una mayoría absoluta que no volverá a repetirse, me parece lo más preocupante. La presión europea podrá afectar a las decisiones económicas pero el colapso político de las instituciones hay que resolverlo desde dentro mediante un compromiso de regeneración urgente que no se vislumbra por ningún sitio porque la casta dirigente vive ensimismada en los problemas que ella misma ha ido creando y, lo que es peor, acumulando, a lo largo de las últimas décadas, acentuados por los dos catastróficos mandatos de Rodríguez Zapatero, uno de los peores gobernantes de nuestra Historia Contemporánea.




Como escribe Francisco Rosell en su brillante artículo publicado ayer domingo en El Mundo de Andalucía, el dilema al que nos enfrentamos es: “o el sistema se regenera sitiando el delito político o éste hace fenecer el régimen constitucional, provocando una situación de emergencia similar a la que condujo a Ortega a su aldabonazo político Delenda est Monarchia y a proclamar en 1930: “Somos nosotros y no el Régimen mismo; nosotros gentes de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe: ¡Reconstruidlo!."



                   

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