LA
JUNTA DE ANDALUCÍA
O EL EXPOLIO QUE NO CESA
¡Para qué hablar, si la palabra estalla! |
Esta
foto me la remitió ayer un buen amigo. Mientras en Andalucía falta
presupuesto para lo más indispensable, la Junta sigue derramando sin
control alguno nuestro dinero en Marruecos, entre otros muchos países
en los que la transparencia democrática brilla por su ausencia. ¿Qué
oscuros intereses se esconden tras este incalificable despropósito?
Juzguen ustedes mismos, porque la imagen habla por sí sola. Maldita
sea una y mil veces esta gentuza que nos desgobierna sin que haya
justicia alguna que intervenga.
Basta
asomarse a las páginas del BOJA para ver que una parte nada
desdeñable de las remesas que llegan desde el Gobierno central, así
como las procedentes de los fondos comunitarios, la Junta de
Andalucía las transfiere a países extracomunitarios en concepto de ayudas al desarrollo. ¿Con qué
cara nos piden los políticos más esfuerzos y solidaridad a los
ciudadanos? ¿Quién garantiza que de estas partidas para la
Cooperación Internacional (?), dependientes directamente de la Consejería de la Presidencia, no se pierde en buena parte por el
camino, siendo Marruecos, como es bien sabido, uno de los países más
corruptos del mundo? ¿Quienes son los políticos de la Junta para financiar proyectos en
el extranjero, cuya fiscalización efectiva cae dentro de los ámbitos jurisdiccionales del Derecho Internacional, en los que ninguna comunidad autónoma tiene competencias para actuar? ¿Quién gana qué para mantener contra viento y marea
semejante despilfarro, con la que está cayendo? ¿Acaso no supone un
insulto a la inteligencia vincular motivaciones limpias o solidarias
a semejante escándalo? ¿Por qué no se interviene a Andalucía ya
para detener este expolio que no cesa? ¿Por qué no se procede de
igual manera con Valencia o Cataluña, comunidades en las que también
hasta el aire apesta a corrupción?
No
es de extrañar que los españoles estemos descorazonados y furiosos. Si a base de recortar salarios, pensiones y prestaciones
sociales a los más desfavorecidos el actual Gobierno de la Nación consiguiera
enderezar nuestra torcida economía, será para que los mismos que
han provocado la terrible situación por la que atravesamos sigan
enriqueciéndose todavía más descaradamente y con mayor impunidad. Con sus prácticas
mafiosas, este Régimen post-franquista ha prostituido la idea misma
del Estado de Derecho y ya no cabe vuelta atrás, porque todas sus
instituciones, empezando por la Justicia, están completamente
desacreditadas. Y no vemos recambio inteligente por ningún sitio. Da
vértigo pensar en las ingentes cantidades de dinero que durante las
tres últimas décadas el Gobierno socialista andaluz ha detraído de
las arcas públicas, es decir, de nuestros bolsillos, para ponerlo en
manos de organizaciones, asociaciones particulares y grupos de
dudosos intereses asentados en muchos de los países en los que la
corrupción más perversa e inimaginable campa por sus respetos, como
es el caso de Marruecos, en donde no hay papel o licencia que se
mueva sin la correspondiente “mordida” institucional, algo que ponen de
manifiesto diariamente los aduaneros del puesto fronterizo de Ceuta a
cualquier automovilista que cruce la barrera que separa el territorio
marroquí del español.
Pero
lo más desasosegante del asunto es que esta chusma política
asentada en las instituciones públicas andaluzas siga abonando y
capitalizando con su propaganda diaria, que también pagamos todos, el enfrentamiento entre ricos
y pobres, colocándose sus adalides, entre los que medran individuos más ladrones que Caco, como
representantes de esa "igualdad" pregonada a
cada paso como un mantra sagrado, a pesar de que choca frontalmente con el
mantenimiento de unos privilegios que si siempre fueron injustos,
ahora revisten tal obscenidad que habría que incluirlos directamente
en la “Historia Universal de la Infamia”, en cuyas páginas el
desvalijamiento de las Cajas de Ahorros ocuparía un capítulo
entero.
A estas alturas, no me cabe duda alguna de que algún día la política de despilfarro, desviación y apropiación de caudales públicos, evasión fiscal a gogó, venalidad, subvenciones mafiosas, financiación ilegal de los partidos políticos, nepotismo y clientelismo sectario que soportamos los españoles desde hace demasiadas décadas aparecerá reseñado en los libros de texto como el mayor y más continuado expolio acaecido en la Historia de España. Yo no lo veré seguramente, pero ocurrirá, porque los historiadores siempre terminamos poniendo las cosas en sus sitio. Lo malo es que hasta las verdades más apabullantes suelen ser reconocidas como tales con demasiado retraso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario