jueves, 31 de enero de 2013


EL PESCADO EMPIEZA A
 DESCOMPONERSE POR LA CABEZA





Hay cosas que no pueden comprenderse porque escapan a la imbecilidad por sentido común (como la llamó D. Miguel de Unamuno) que por estos lares se estila, sin olvidarme del sectarismo cainita y subvencionado, además de la ignorancia supina a la que nos condenan nuestros desgovernantes. Por eso, la mayoría de la gente carece de elementos de juicio para poder captar la verdadera gravedad de la mayor parte de las cosas tremendas que deliberadamente se nos han ocultado en las últimas décadas. La clase política en su conjunto es la única y gran responsable de la miserable situación de desvertebración que padece España, empezando por la corrupción absoluta del Sistema, de arriba a abajo, que hace ya mucho tiempo comenzó a descomponerse por la cabeza, como el pescado, por lo que no es de extrañar que el pudrimiento abarque ya hasta la cola. 

"Los acontecimientos venideros proyectan su sombra por anticipado", escribió Goethe. Guardo muchos testimonios irrebatibles de que algunos ya pronosticamos esta hecatombe en marzo de 2004, a raíz del mayor atentado terrorista ocurrido en Europa, cuando la clase política en su conjunto pactó de manera oprobiosa, con la colaboración necesaria de la Injusticia, para que no se supiese la verdad acerca de quiénes, cómo y por qué planearon, decidieron y ejecutaron aquella horrible masacre. Lo que quedó desde entonces de manifiesto es lo miserable que es buena parte del país: Los que hicieron campaña electoral con el asunto tras los atentados, el partido entonces gobernante, que por causas oscuras se tragó el marrón y, desde luego, la misma ciudadanía que olvidó bien pronto lo sucedido y a la que le importó y le sigue importando un pimiento que los dos grandes partidos, PSOE y PP, se pusieran de acuerdo para manejar la investigación policial y que haya sido una parte ínfima de la prensa la encargada de informarnos de lo poco o mucho que sabemos.




Vagones del 11-M destruidos y hechos desaparecer
 sin que se exigieran responsabilidades

Al margen de los vaivenes contradictorios del alma humana, y también, sin duda, de las fijaciones del inconsciente colectivo, en nuestro mundo se producen sucesos de los cuales la historia convencional no da cuenta, como por temor a quitarle el sueño a la sociedad con la presentación de ciertos documentos y de ciertas interpretaciones. Excavar en la historia prohibida es un ejercicio muy sano para el espíritu. Uno se desprende de sus repugnancias naturales ante lo inverosímil y que a menudo ha paralizado la investigación y el conocimiento. No cabe duda de que muchos importantes acontecimientos obedecen a razones de ser que la razón desconoce y que las líneas de fuerza que mueven la Historia pueden ser tan difíciles de ver y al propio tiempo tan reales como las líneas de fuerza de un campo magnético.

En lo referente al 11-M sólo voy a hacer unas reflexiones muy poco cabalísticas, aunque se trate de asuntos que se relacionan con aspectos de la sentencia del Juicio de la Casa de Campo no muy comentados hasta ahora y que tienen que ver con una pregunta que resulta fundamental para ver en qué han quedado esas maravillosas investigaciones judiciales y policiales que tan contundente respaldo han recibido en la sentencia. La pregunta es: ¿A cuánta gente se ha condenado por el 11-M?

Repaso la historia:

A lo largo de la instrucción del sumario, se detuvo a un total de 116 personas por su presunta relación con los hechos. De éstas, sólo 29 personas (9 de ellas españolas) llegaron a juicio. Los demás, un total de 87 personas, fueron exonerados de cualquier tipo de cargo. Es decir, durante la instrucción del sumario se detuvo a 87 personas no relacionadas con la trama del 11-M.

De los 29 imputados que llegaron a juicio, sólo 28 lo terminaron y de ellos, 7 han resultado absueltos por el Tribunal, con lo que sólo ha habido 21 condenas a individuos que ya están en la calle, al haber cumplido ya las penas de prisión impuestas. ¿Y cuántos de los condenados fueron condenados por su implicación en por el 11-M? Pues exactamente tres: Emilio Suárez Trashorras, Jamal Zougham y Otman El Gnaoui. Todos los demás condenados, un total de 18, lo han sido por diversos delitos, pero no por los hechos del 11-M, por lo que no tendrán que indemnizar a las víctimas de la masacre.

Es decir, que el resultado de tres años y medio de investigación policial y judicial es que se ha condenado a tres personas por el 11-M: un español y dos marroquíes. El español es Suárez Trashorras, un hombre tratado médicamente por esquizofrenia diagnosticada y que saldrá en no mucho tiempo por este motivo; de los dos marroquíes (ambos con los teléfonos intervenidos antes de la masacre), ninguno es islamista y el primero de ellos, Jamal Zougham, no conocía al resto de los imputados, cosa que quedó absolutamente probada en el juicio, así como que las testigos rumanas lo implicaron pasado un año de la masacre, lo hicieron con testimonios contradictorios y con muy serios indicios de haber mentido para recibir los beneficios que se les ofreció. Aunque mi opinión personal no sea tenida en cuenta, creo que es el más inocente ─si así fuera correcto decirlo, que no lo es─ de todos los inculpados y que ha sido elegido precisamente por eso, porque no es relacionable con nada ni con nadie, es Jamal Zougham. O sea, que ha podido ser acusado y condenado impunemente sin que se hayan producido efectos “colaterales” no deseados.





Desde luego que no es una acrobacia en el aire decir que si estos tres desgraciados son los responsables de la masacre, yo soy el Gran Turco. No voy a anatematizar a nadie porque se lo crea; desde luego que hay gente para todo. Pero creo merecer respeto cuando afirmo eso de "que a otro perro con ese hueso", porque, como ahora suele decirse, ¡aquí hay tomate”. No es de extrañar que en los titulares de urgencia publicados inmediatamente después del Juicio, la prensa internacional no centrara su atención en si la teoría de la conspiración había sido derrotada o en si las condenas eran más altas o más bajas, sino en el hecho de que el 11-M se había quedado sin cerebros, al haber sido absueltos los acusados de ser autores intelectuales de la matanza, aunque oficialmente el asunto quedara resuelto para no dejar en entredicho tres años de investigaciones policiales y judiciales, a pesar de que, según la sentencia, la autoría de ETA o de Al-Qaeda aparecen por ninguna parte. Que es exactamente lo mismo que yo vengo sosteniendo desde que me metí de lleno a investigar el embrollo y quedé perplejo de horror por lo que empecé a vislumbrar.

Para aclarar mis visión de este tenebroso asunto, quiero referirme a otra cuestión que no forma parte directa de los hechos, sino que puede ser considerada como una consecuencia analítica de ellos. En mi opinión, la sentencia fue producto de un pacto de Estado entre PSOE y PP para evitar una crisis política de consecuencias incalculables que habría afectado a los dos grandes partidos entre los que el poder se reparte. Lo que más sorprende de la sentencia, una vez leída en su totalidad, es comprobar que se trata de la mejor sentencia que el PP podría lograr sin entrar a cuestionar el funcionamiento de los aparatos del Estado, bajo su directa responsabilidad en el momento del atentado.

Toda la "verdad judicial", recogida en los sucesivos autos del juez instructor, en los diversos escritos de la Fiscalía y en los diversos informes policiales, afirmaba que ETA no tenía nada que ver con el 11-M; que el 11-M era un atentado yihadista provocado por la guerra de Irak; que la instrucción del caso había sido correcta; que las pruebas eran verdaderas y suficientes, que los inductores eran unos personajes claramente vinculados a organizaciones islamistas, con nombres y apellidos precisos... Y que, por tanto, estaba claro que el PP mintió entre el 11 y el 14 de marzo, cuando se empeñaba en atribuir el atentado a una ETA de la que no había pista alguna en las investigaciones.

Después del juicio, sin embargo, nos encontramos con un panorama radicalmente distinto. Con una nueva "verdad judicial" que altera de manera llamativa la posición que antes existía. La desaparición de los autores intelectuales y la eliminación de la Guerra de Irak como motivación de los atentados convierten al PP en el gran beneficiario de la sentencia. Si el PSOE afirmó "No fue ETA", el PP respondió: "Tampoco fue Al-Qaeda". Si el Gobierno de Zapatero dijo que "Todo estaba claro", el PP contestó: "No sabemos quién fue el que dio las órdenes, lo que demuestra que hay que seguir investigando". Pero si alguien sigue acusando al PP de haber mentido entre el 11 y el 14-M, la respuesta es inmediata: "Entonces mintieron también aquellos que vincularon la masacre con el tema de la Guerra de Irak".

En resumen, que para mí el mensaje del Tribunal no pudo estar más claro o, al menos, yo he creído interpretarlo a la perfección: el funcionamiento de los aparatos del Estado no se discute, su policía ni se toca y los Servicios Secretos son como los ectoplasmas de los espiritistas, que sólo aparecen si se les convoca. Y pobre del que lo haga, porque será sometido a escarnio público en vivo y el rebaño entero lo pondrá en la picota. Mensaje recibido, corto y cierro. Desde hace mucho tiempo sé que, en la mayor parte de los casos, el conocimiento es la ignorancia envuelta en risas. Pero soy muy testarudo o será que no tengo nada que perder. Por eso, mientras no encuentre otras evidencias, seguiré diciendo que las cloacas del Estado no son de izquierdas, ni de derechas y que no hay que removerlas bajo ningún concepto, aunque nos atufen con su pestilencia. No importa que el 11-M se halla quedado sin cerebros pensantes, sin motivaciones ideológicas o religiosas y casi sin ejecutores. La gente, según sea su adscripción política, se apuntó la ganancia, los familiares de las víctimas cobraron la morterada por sus asesinados y el enigma permanecerá abierto hasta que nuevos hechos vengan a remover la conformidad colectiva cuando nosotros estemos muertos y la verdad pueda ser digerida sin protectores para el estómago. ¡Qué gratificante para muchas conciencias que la “verdad legal” suplante a la verdad real, que la Justicia salga fortalecida y que las dos principales fuerzas políticas queden empatadas y exoneradas de toda responsabilidad para seguir apostando por el Poder, sin tener que ahondar en lo que pasó! Ni en Disneylandia, vamos. ¡Puaffffff, qué tragaderas hay que tener...! ¿O no?


Yo me enteré de la sentencia del Juicio de la Casa de Campo elaborada por el juez Gómez Bermúdez durante una estancia en El Cairo. Desde allí escribí:

"Si a partir de hoy alguien duda de que estamos ante una maniobra de altísima inteligencia, minuciosamente planeada y perfectamente ejecutada, deberá ir al psiquiatra de inmediato. Con tremendas dificultades y tras muchas horas de porfía, consigo entrar en la Red desde un ciber-café situado a miles de kilómetros de distancia. Me he quedado absolutamente helado, a pesar de que aquí estamos a casi 40º. Sinceramente, no me esperaba esta parodia de sentencia. ¿Tanto corrompe o atemorizan los poderes fácticos?

Mi conclusión es la misma a que llegó Rosemary Woodhouse en “La semilla del Diablo”, después de conocer la verdadera identidad del doctor Sapirstein: “Todos ellos brujos. Todos ellos son brujos”. Me va a costar mucho trabajo regresar a España y enfrentarme a lo que nos espera. El Golpe de Régimen ha sido jurídicamente revalidado. ¡Qué futuro tan tenebroso nos espera...!

Enviado el día 31 de Octubre de 2007 a las 15:39



Juez Gómez Bermúdez

William Faulkner escribió una vez que el pasado todavía está sucediendo. Puede que esto ocurra siempre y en todas partes, pero en la España de nuestros días es particularmente cierto. Aunque las imágenes de los muertos y heridos despanchurrados entre la chatarra de los trenes de cercanías de Madrid hayan sido vetadas en las pantallas de las televisiones para que no perturben nuestras digestiones, en una manifestación más de lo que resulta políticamente correcto, a pesar de que, utilizando una expresión machaconamente repetida por nuestra clase política, “hay que pasar página” y, sobre todo, pese a que a los gobiernos de Zapatero y Rajoy les ha olido a chamusquina cualquier referencia, indagación o investigación contraria a la sostenida por la versión oficial de lo que ocurrió, todos los días vienen siendo repetición de aquel tiempo inmisericorde que transcurrió entre el jueves 11 de marzo de 2004 y el domingo 14, cuando a primeras horas de la noche conocimos el vuelco del electorado español que, bombardeado hasta la náusea durante la jornada de reflexión electoral del sábado 13 por la maquinaria del Partido Socialista y sus prolongaciones mediáticas ─fundamentalmente la Cadena Ser y el diario El País─, concedió a las huestes del hasta entonces insignificante D. José Luis Rodríguez Zapatero la mayoría relativa que le permitió acceder a la Presidencia del Gobierno de España.





No hace falta se un lince para ver que la misma maniobra de descrédito al Gobierno de la nación que protagonizó Rubalcaba, cuando en plena jornada electoral compareció en la televisión para acusar al ejecutivo de Aznar de mentir a los españoles y organizar su acoso en la calle, es lo que ahora está volviendo a realizar este siniestro personaje con ocasión del asunto Gürtel a través de sus incendiarias declaraciones para calentar los ánimos de esos que permanentemente están dispuestos a causar disturbios siempre que no sean los socialistas los que estén en el poder, sin importarle el descrédito de la imagen exterior de España, algo especialmente dañino en las especiales circunstancias de crisis económica por las que atravesamos.






A mi juicio, todas estas consideraciones son pertinentes respecto al 11-M para señalarlo como elemento clave para la comprensión de nuestro presente. Tan es así que, sin el 11-M no resulta explicable nada de que lo viene sucediendo en nuestro país desde entonces, desde la aceleración de la espiral separatista catalana, la instalación de Bildu en las instituciones vascas, la excarcelación de Bolinaga o el reciente anuncio de negociaciones por parte del Gobierno de Rajoy para ceder al gobierno vasco las competencias sobre las prisiones ubicadas en aquella autonomía. La dinámica política y el tremendo enfrentamiento social que, fomentado desde las más altas instancias del poder, viene desarrollándose a una velocidad que produce escalofríos, vienen determinados por la existencia misma del 11-M y por la voluntad evidente de los dos grandes partidos de mantener a toda costa el pacto de sangre por el cual mantienen su hegemonía, impidiendo cualquier cambio que revierta en una democratización auténtica de nuestra vida política, como sería el urgente cambio de la ley electoral para anular la ventaja que ésta  confiere a los partidos nacionalistas vasco y catalán, así como una verdadera reforma del Poder Judicial que lo libere de su yugo respecto al Poder Ejecutivo. Que el resultado de esta alianza contra natura sea el imperio de la omertá mafiosa ante la corrupción galopante que enfanga todas las instituciones españolas, desde los ayuntamientos y autonomías hasta las concesiones opacas de obras estatales, como ya dejé anotado en mi anterior entrada en este Blog, es algo que no debe de sorprender a nadie.


ESPAÑA, TRAS LA ESTELA DE LA CAMORRA

http://elsacodelogro.blogspot.com.es/2013/01/espanaun-estado-que-va-tras-la-estela.html    





Si ya es suficientemente grave que los destinos de una nación vengan determinados por la sangre de los inocentes sacrificados en la masacre, lo es mucho más que los mecanismos democráticos, asentados en sus instituciones, se hayan mostrado incapaces de resolver las terribles incógnitas del 11-M y poner en evidencia las contradicciones y flagrantes mentiras a las que tuvieron que recurrir muchos de los más altos responsables de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para ocultar la verdadera historia de este sangriento atentado. Sin el 11-M tampoco resulta explicable el "Caso Faisán" y, muchísimo menos, que después del cambio de gobierno, sigamos sin aclarar las responsabilidades últimas de aquella traición criminal al Estado que señalan inequívocamente a quien entonces era titular del Ministerio del Interior, el mismo Pérez Rubalcaba que desde su puesto de jefe de la oposición sigue actuando de la peor manera posible a los intereses de España.



          

El resultado de toda aquella miseria pactada entre PP y PSOE es la situación a la que la nación ha llegado como consecuencia del rumbo disparatado que se inició el 11-M. Aquellos barros trajeron estos lodos. Desde aquel sangriento mes de marzo de 2004, todas las grandes decisiones de la política nacional están corrompidas desde su misma base, formando parte de la película de serie negra que comenzó entonces y en cuyos entresijos todavía se deciden los asuntos más importantes que afectan al país desde los oscuros poderes que anidan en las cloacas y que han convertido a España en uno de los países más corruptos de Europa: "Hay épocas significativas de las que sabemos muy poco, situaciones cuya importancia sólo se nos hace manifiesta por sus consecuencias. El tiempo que transcurre con las semillas bajo tierra es esencial en la vida de las plantas", escribió también el sabio Goethe.

En España hace demasiado tiempo que arraigó una planta venenosa cuyas semillas están esparcidas hoy por todas partes. Por eso, acontecimientos todavía más terribles nos aguardan, porque la putrefacción que corrompe nuestro sistema político no puede ser arreglada por la misma clase política que la ha producido.

     

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