jueves, 7 de febrero de 2013


RUBALCABA – CEBRIÁN, UN TÁNDEM CON MUCHA PRISA






Al igual que a otros muchos millones de españoles conscientes de la grave situación por la que atraviesa la nación, me preocupa sobremanera el tsunami institucional, agravado cada día que pasa por la corrupción desatada, tanto como  el naufragio de nuestra economía nacional, preocupación acentuada por ser pensionista de un sistema de la seguridad social más que quebrado y en cuya bolsa metió mano el gobierno de Rodrígez Zapatero del mismo modo que ahora la está metiendo el de Rajoy, lo que ya de por sí constituye un exoplio incalificable. Sin embargo, lo que me escandaliza hasta lo insoportable son las mentiras incendiarias de Rubalcaba en su intento de atribuir la hondura del precipicio sobre el que estamos suspendidos a la actuaciones de un Gobierno cuya gestión dura poco más de un año, frente a los casi ocho del gobierno anterior en él actuó de factotum bajo las blandas alas de Zapatero, y cuyas directrices de contención del gasto público no han sido ni siquiera aplicadas en algunas de las autonomías más deficitarias, como sucede en los casos de Cataluña y Andalucía, en los que al derroche más inimaginable en subvenciones y otras partidas innecesarias se añade la corrupción generalizada.




Pero es la actuación reciente respecto al escándalo suscitado por los papeles de Bárcenas protagonizada por este siniestro personaje que es Rubalcaba, más propio de una obra de terror gótico que de encabezar la jefatura de la oposición en un país democrático, cuando la demostración de su falta de escrúpulos ha alcanzado el alarmante nivel de constituir una seria amenaza para la estabilidad del Gobierno de la nación, con lo que ello representa en la difícil tesitura económica, social y política que nos situa al borde de una situación límite. No es mi intención entrar ahora en el oscuro y viejo asunto de la financiación de los partidos políticos, porque es de dominio público que todos los partidos que se reparten el poder se financian de modo irregular gracias a unas bien lubrificadas redes clientelares, que bien podríamos denominar “mafiosas”, gracias a las cuales se reparten prebendas y se adjudican contratas a cambio de dinero contante y sonante. No obstante, debo de advertir a los despistados que no solo el Partido Popular aparece relacionado con la trama Gürtel, sino que también el Gobierno de Zapatero adjudicó a Teconsa, empresa propiedad del empresario leonés José Luis Martínez Parra e investigada en el caso Gürtel, un contrato millonario para construir una planta experimental de procesamiento de dióxido de carbono en la Ciudad de la Energía de Cubillos del Sil, en El Bierzo, gracias a una adjudicación más que sospechosa, ya que el proyecto de Teconsa era el más caro de las veinte ofertas presentadas.

Volviendo al caso de los papeles de Bárcenas, lo que parece haber, después del ruido y la furia desatados, no es más que un inmenso bluff mediático que se está desinflando por momentos en cuanto hemos sabido que la “información” publicada por el diario “El País” está montada en base a fotocopias, posiblemente manipuladas, cuyo valor probatorio es jurídicamente nulo. Que la letra de esos documentos sea o no la de Bárcenas no deja de ser un asunto anecdótico, ya que, sin ninguna otra prueba que avale la exactitud de las anotaciones, no resultará posible demostrar fehacientemente su autenticidad.


Ana Palacio

Ana Palacio, que está en la lista de perceptores, ha negado haber cobrado nunca ni un solo céntimo, afirmación que puede demostrar sin lugar a dudas, toda vez que ella se encontraba en Nueva York el día en que, según aparece en las anotaciones, cobró su sobresueldo. Como su caso no es único, y con uno solo bastaría, el testimonio de esta señora para mi es definitivo: si ella dice que no ha cobrado nada es absolutamente verdad, lo que demuestra, sin necesidad de mayores honduras, que la documentación publicada en El País ha sido manipulada. En cualquier caso, esas dudosas fotocopias constituyen una base informativa muy pobre que ningún periódico serio se habría atrevido a utilizar para acusar de prácticas corruptas a todo un partido político y, muchísimo menos, a varios ministros e incluso al Presidente del Gobierno, lo que le otorga al caso una trascendencia política que convierte su ominoso proceder en una cuestión de Estado.

Hasta el menos avisado sabe que con cualquier documento original pueden hacerse todas las falsificaciones que se quiera por el simple procedimiento de cortar, pegar y fotocopiar después el texto así obtenido; pero si consideramos que el mundo digital ofrece la posibilidad de retocar, sustituir, añadir y, en definitiva, falsificar lo que se quiera, parece evidente que el primer escalón para conceder, al menos inicialmente, una cierta pretensión de autenticidad a cualquier tipo de documento es que aparezca la versión manuscrita original, jamás una fotocopia, por más pruebas caligráficas que los mejores expertos sean capaces de hacer.





La simultaneidad de la exclusiva de “El País” con la furibunda arremetida del Partido Socialista contra el Presidente del Gobierno muestra bien a las claras que estamos ante una operación planeada conjuntamente y tan concertada como la maniobra que a raíz de los atentados del 11-M sirvió para entronizar en el Gobierno de la nación a Rodríguez Zapataero y a su Corte de los Milagros, operación en la que el Grupo Prisa y Rodríguez Rubalcaba jugaron los papeles protagonistas, reservándose para el segundo el indigno papel de asomarse a nuestros hogares desde la ventana de los televisores españoles para acusar al atribulado Gobierno de José María Aznar de mentir en plena jornada de reflexión electoral, iniciando a partir de ese momento una campaña fulminante de acoso y derribo contra el Partido Popular, difundida a través de los teléfonos móviles dirigidos desde Ferraz y sus ramificaciones provinciales y locales.

Con la misma cara de enterrador de película del Far West, tampoco su rostro se inmutó cuando amenazó, más que dijo, aquello de “lo sé todo de todos”, escupió Rubalcaba su recusación a Rajoy, como si él y su partido estuvieran en condiciones de recusar a alguien. Sabiendo sus manejos, los españolitos de a pie podemos decirle a él: “No se canse, Sr. Rubalcaba, que nosotros también lo sabemos todo de usted”. Mejor dicho, casi todo, porque este hombre es único en el arte de hacer marrullerías y hasta algunas cosas peores. Creo poder afirmar, sin posibilidad alguna de equivocarme, que no existe otro político en nuestra historia reciente que haya mentido tanto, en asuntos tan graves y durante tanto tiempo a la nación española como este imitador del Gran Hermano orwelliano, a quien no se le ocurrió otra cosa para resolver los problemas que afectan a nuestro sistema energético que limitar la velocidad en las autopistas a 110 kms por hora. ¡De juzgado de guardia, oiga!


Superagente Rubalcaba: Espía como puedas

Que sea precisamente Rubalcaba quien cuestione la legitimidad de Rajoy para seguir al frente del Gobierno de la nación porque desestabiliza a nuestras instituciones y a nuestra democracia es un escupitajo más a la inteligencia y un insulto a la memoria de unos hechos recientes que están en todas las hemerotecas. La penal no es la única responsabilidad en que puede incurrir un gobernante. Para que lo entiendan los populares: es indudable que Rajoy es responsable de haber nombrado a Bárcenas tesorero del PP. Para que lo entiendan los socialistas: Felipe González fue el responsable del nombramiento de Roldán como director general de la Guardia Civil, de Barrionuevo como ministro del Interior y de Mariano Rubio como gobernador del Banco de España. De igual modo, Zapatero fue responsable haber elegido a José Blanco número dos del partido y Rubalcaba lo fue de dejarse la mano en el brasero respaldando su honestidad.





Aquí falta vergüenza y sobra ese sentido de la justicia sumarísima y asamblearia tan del gusto de las turbas callejeras y de Cayo Lara, siempre dispuestas a cercar "espontáneamente" las sedes del Partido Popular. Todos se reprochan mutuamente sus corrupciones y todos tienen razón. El PP debería querellarse contra Bárcenas, no por unos presuntos apuntes cuya autoría niega, sino por las dos cuentas en Suiza, cuyos fondos han de proceder necesariamente de las arcas ocultas del PP. Pero ese melón no interesará abrirlo y deberemos contentarnos con exigir que aparezcan los verdaderos autores de los papeles de Bárcenas y conocer los individuos que se los ofrecieron a El País para desestabilizar al Gobierno en estos momentos de crispación nacional, acentuada por la convicción de que la clase política en su conjunto se dedica, entre otras aficiones, a saquear las arcas públicas y a las que durante más de un siglo fueron cajas de ahorros, bancarizadas por el Desgobierno de ZP en uno de sus ataques de socialismo letal.

Para comprobar cómo el tinglado montado con los dichosos papeles se está viniendo abajo basta con ver la deriva de El País hacia posiciones de retaguardia, motivada, aparte del gatillazo en sí, por la revelación de los presuntos elementos que construyeron y pasaron al diario prisaico los papeles que hizo pasar por la contabilidad secreta del partido del Gobierno. Según se va sabiendo, fue el resentimiento de dos personajillos vinculados a este partido y despechados en sus aspiraciones de grandeza los que montaron el Retablo de las Maravillas bajo la sombra alargada del ex-juez Garzón.





Es evidente que no puedo menos que empezar por deplorar y rechazar con toda rotundidad las trapacerías aque pueda haber realizado el Partido Popular o cualquiera de sus miembros en el escándalo que viene conociéndose como caso Bárcenas. Si viviéramos en un país normal, bastaría con enunciar este rechazo o, incluso, ni siquiera sería menester que un ciudadano independiente proclamara en voz alta su rechazo. Pero sucede que no vivimos en un país normal, sobre todo porque las cadenas de televisión —único alimento espiritual de la gran masa de españoles— lo están volviendo a utilizar como ya hicieron con el chapapote en el caso Prestige o con la masacre, aun por explicar, del 11-M.

Pero sucede que, de nuevo, estamos viendo la calle Génova asaltada por el populacho tal y como la vimos en el caso del Prestige y tal como la vimos en el del 11-M, al mismo tiempo que esas televisiones, que callan como muertas ante los escándalos de corrupción de otros partidos, muy especialmente el socialista, están jaleando de manera escandalosa a las masas para que protagonicen algaradas ante las sedes del Partido Popular en diversas localidades españolas.

Mi voluntad al redactar estas líneas es afirmar que hay algo peor que la corrupción misma y es la utilización miserable de esa corrupción de la forma vilmente partidista en la que lo hace Rubalcaba y sus medios de comunicación afines. Fíjense que no estoy diciendo que la corrupción no sea denunciable. Ni digo que al pueblo español no le sobren razones para estar hasta las narices de su clase política. Lo que digo es que muchísmos españoles estamos hartos de ver como las corruptelas socialistas se disimulan en las mismas televisiones —casi todas— que editorializan de manera escandalosa las culpas del Partido Popular y, aun más, fomentan disturbios callejeros que tendrán de todo menos de democráticos.

Es preciso recordar ahora que, desde la financiación ilegal del PSOE sancionada por los Tribunales de Justicia, a los crímenes de los GAL, pasando por el infame montaje del Bar Faisán para encubrir las complicidades del Ministerio del Interior con la ETA o las mentiras proclamadas en la televisión durante la jornada de reflexión que sucedió a la matanza de Atocha, hasta llegar a la ocultación del déficit público ante Bruselas, ante todos los españoles y ante el Gobierno del PP salido de las últimas elecciones, Rubalcaba ha mentido siempre y, a lo que parece, seguirá mintiéndonos hasta que nuestra paciencia reviente y la situación social se vuelva inmanejable, que es, lo único que procura con la desaforada colaboración de Elena Valenciano (¡que mintió hasta en su expediente académico!) y de los sindicatos subvencionados, creyendo que en el río revuelto que se ve venir los desaguisados cometidos durante siete largos años por el Gobierno del que ha sido Vice-Presidente Primero, no pasarán más altas facturas que las ya pagadas a esa turba de fariseos, secuaces y compinches en la que ha convertido el partido político del que es hoy Preboste General.



EL GRAN HERMANO

Lo de Iñaki Gabilondo cuando el 11-M me parece un juego de niños viendo estos días las noticias del mediodía de la Cuatro. Es aburrido y, sobre todo, penoso, tener que señalar que hace apenas unos días, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha anulado, sin posibilidad de recurso, la llamada ley del enchufismo, de Griñán, que ha supuesto la entrada en la Administración de la Junta de 26.000 empleados laborales, de los cuales casi dos mil son los llamados enchufados por ser, en la mayoría de los casos, personas afiliadas, simpatizantes o familiares de miembros y altos cargos del PSOE, UGT y CC.OO.

¡Hace escasos días! ¡Sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía! ¿Se han enterado ustedes de eso? ¿han visto ustedes tumultos organizados y teledirigidos en la calle de Ferraz o en Sevilla ante el palacio de San Telmo?




Frente a estos medios de comunicación en connivencia interesada con el Partido Socialista tenemos escasos ejemplos de independencia en la prensa escrita, única posibilidad de enterarnos de por dónde pueden ir los tiros en este embrollado asunto. A la cabeza de ellos está el diario El Mundo. Fue este periódico el que, hace unos días, desveló, con entera imparcialidad —sería inimaginable que El País hubiera hecho algo semejante con una información parecida referente al partido socialista—, el escándalo Bárcenas. Pero, después de la jugosa Carta del Director del pasado domingo, es conveniente hojear la página 21, en la sección “Otras Voces”, en la que Rafael Ansón no se anda por las ramas cuando titula su primera carta “La sombra de Garzón es alargada”, que seguidamente transcribo íntegra:

Querido presidente…

¿Le entregó el sinuoso Bárcenas a Baltasar Garzón la documentación que El País ha hecho pública ¿Quiso el tesorero felón ganarse el favor del juez entonces estrella, hoy estrellado? ¿Dejó en manos de Garzón además de lo ya publicado, los recibís que pondrían en marcha la caravana de las dimisiones? ¿Los guardó para quedarse con la última carta del chantaje al Partido Popular?



Luis María Ansón

Como es natural, en El País niegan que el confidente filtrador haya sido Baltasar Garzón, aunque saben que, desde hace dos años, el juez guardaba la documentación relacionada con el escándalo. Todo son conjeturas que meten también en el ajo a Cristóbal Páez y, después de las declaraciones de Bárcenas ante el Fiscal, a Jorge Trías Sagnier, elementos ambos desafectos del propio Partido Popular, porque en él no encontraron el encumbrmiento que colmara sus desaforadas aspiraciones.



Jorge Trias Sagnier a su salida del Juzgado Anticorrupción


Cristóbal  Páez, ex-gerente del Partido Popular

En su edición de hoy, El Mundo revela que Jorge Trías Sagnier, abogado y ex-diputado del PP declaró que Bárcenas le había mostrado documentos con la contabilidad B del partido, algo que negó el ex-tesorero, asegurando que los dirigentes del PP cobraban complementos de sueldo, pero siempre dentro de la contabilidad oficial del partido, añadiendo un interesante detalle: que Trías le había ofrecido un encuentro con Garzón, quien estaba dispuesto a echarle una mano ante el juez Pedreira cuando fue imputado en la Trama Gürtel.

Los aque pensaron que Baltasar Garzón estaba abrasado se equivocan. La vanidad se aplasta pero no se liquida. Pocos personajes existen en España con mayor afán de protagonismo y de venganza que Garzón, junto a una ambición tan desmesurada y pocvo escrupulosa. Es la vanidad misma que galopa hacia la anhelada silla curul y, desde luego, no será fácil desmotivar al jinete del venablo vengador. El juez proscrito aspira a retornar por la puerta grande de la política, cerrados para él los portones de la judicatura. Jugará en cuanto le sea posible la carta de encabezar una coalición de la izquierda radical. Si la coyuntura  económica consiguiera enderezarse y España recuperara el pulso del crecimiento habría Mariano Rajoy para rato. De ahí los frenéticos ataques capitaneados por Rubalcaba sin medir que sus actos pueden volvérsele del revés y darle la puntilla de una puñetera vez, porque jugar con fuego termina pasando factura, por muy incombustible que sea el jugador.

Atizar el fuego fue lo que hizo, apenas iniciada la singladura de la II República, su compañero de partido Francisco Largo Caballero (el Lenin español), quien no vaciló en entregar el poder republicano al populacho para reconvertir el modelo liberal, representado por el parlamentarismo democrático y liberal, en una dictadura proletaria hecha a imagen y semejanza de la que el atroz Josef Stalin lideraba por aquel entonces en la Rusa soviética y cuyas consecuencias no ignoramos los que todavía no hemos sucumbido a la lobomotización colectiva producida por la propaganda política que hoy usurpa la enseñanza de esa asignatura pendiente que un día lejano se llamó Historia de España.

La partida que se juega con los papeles de Bárcenas no ha terminado. La necesaria depuración de las responsabilidades en las que haya caído cualquier partido político no pueden jamás justificar que éstas sirvan de motivo para que Ferraz y sus televisiones afines sigan empleando la agit prop, como la han venido utilizado en las dos legislaturas anteriores en las que gobernó el Partido Popular para derribar al poder legítimamente constituido. Antes de atender a la solución del problema de la corrupción es, a mi modo de ver, mucho más importante el que se mida a todos los integrantes del juego político por el mismo rasero. De no ser así, la corrupción, además de ser un problema en sí mismo, será un problema mucho más esencial al convertirse en medio envenenado de combate contra el enemigo político. Será rizar el rizo: la corrupción de la corrupción. Y esto me parece infinitamente más grave que la corrupción en sí misma, porque, o jugamos todos con las cartas limpias, o se rompe la baraja.






Quiero rematar esta entrada con la inserción de los siguientes comentarios escritos durante la mañana de ayer en el muro de Facebook de Luis del Pino y que hacen referencia al caso Bárcenas, que también hoy sigue acaparando las primeras páginas de los periódicos nacionales, así como la portada de todos los informativos de nuestras radios y televisiones:



Luis del Pino

Luis Del Pino

Parece que los papeles de El País sobre Bárcenas son tan rigurosos como sus intoxicaciones sobre el 11-M o la foto de Chávez. Pero permítanme los amnésicos que les haga un recordatorio: quien destapa la existencia de sobresueldos en el PP no es El País, sino El Mundo. Los papeles de El País se publican muchos días después. Y el PP no se ha querellado contra El Mundo por afirmar que existían sobresueldos. Ni se querellará.

Miércoles 6 de febrero 9:10 horas


José Baena

Una cosa es cobrar sobresueldos, compensaciones, pluses o como diablos se les quiera llamar y otra mucho más grave es manipular unas fotocopias de fotocopias para intentar, mediante un golpe mediático, poner en cuarentena al Gobierno de una nación, empezando por su Presidente, sin reparar en el inmenso daño que se le está haciendo a España, es decir, a los españoles en su conjunto. Por otra parte, ¿en cuántas ocasiones "El País" ha filtrado documentos de diligencias procedentes de los juzgados en causas que siempre perjudican al PP? El tándem golpista "El País-Rubalcaba" tiene que ser desmantelado y sancionado con rigor por fomentar un enfrentamiento civil que todavía puede causarnos peores daños que los que ya tenemos que afrontar.

Miércoles 6 de febrero 11:15 horas


Luis Del Pino

Don José Baena, permítame un cuento conspiranoico: yo destapo una corrupción en la que usted está involucrado, y entonces vd se las arregla para que otro medio de comunicación que se supone que es enemigo suyo (pero al que vd, por alguna razón, siempre ayuda) saque unos papeles falsos que indican que vd es un corrupto. Luego se demuestra que esos papeles son falsos y la denuncia original de corrupción queda enterrada por la falsedad de la segunda denuncia de corrupción. Y todos contentos. Colorín, colorado.

Miércoles 6 de febrero 11:47 horas


José Baena

Muchas gracias, D. Luis, por su inteligente comentario. El caso de nuestra sociedad es que la verdad que todos los españoles merecemos, nos es negada sistemáticamente por el Sistema entero, medios de comunicación incluidos. La cosa viene siendo así desde hace decenios, pero la pregunta del millón es ¿cuántos 11-M puede aguantar España sin que saltemos todos en pedazos como aquellos trenes que fueron borrados del mapa? Desde entonces vivimos en el desasosiego de un golpe de Estado permanente que afecta a la estructura entera del Régimen, y eso no hay nación del mundo que lo resista sin descomponerse.

Miércoles 6 de febrero 12:10 horas


La señal para la movilización general en contra del Gobierno ya ha comenzado con la huelga, ¡de tres días nada menos!, de los estudiantes de los Institutos, en una manipulación que me atrevo a clasificar como "pornografía infantil", porque ¿en qué país de nuestro entorno europeo los niños se manifiestan y organizan en piquetes "informativos" para atacar al Gobierno legalmente constituido? A continuación vendrán otra vez las acampadas salvajes de los del 11-M. O el Gobierno se pone de una vez en su sitio y agarra por los cuernos los gravísimos retos que tiene planteados o aquí nos vamos todos al carajo. Dicho queda.











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